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sábado, 9 de julio de 2016

GEII: interdisciplina, múltiples proyectos y actividades de extensión

El Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental lleva adelante múltiples proyectos interdisciplinarios. La interesante visión de la docencia.

Antiba, Borrero, Carbone y Caparrós durante la entrevista (Foto: C. Pairoba).




El Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental (GEII) depende de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA).

Con una larga trayectoria en distintos temas, que abarcan desde la medicina a la informática, pasando por las energías renovables, sus integrantes llevan adelante su trabajo con gran esfuerzo y en condiciones complicadas.

En el GEII, Cristian Antiba está al frente de un grupo de estudiantes de distintas carreras de la FCEIA, quienes con dedicación absoluta concretan proyectos al mismo tiempo que aprenden y se nutren en un espacio interdisciplinario. Sus proyectos involucran también a otras facultades y llegan a formar interacciones fructíferas con estudiantes secundarios.

El GEII trabaja con distintas cátedras de la FCEIA en base a un enfoque específico de la docencia.
Cristian Antiba: Además de lo que aparece en el texto sobre el trabajo en el grupo (ver archivo adjunto “Educación, experimental innovativa”), trabajamos con cátedras regulares. Ya hicimos dispositivos para Física Experimental de la licenciatura, donde se construyó un estroboscopio. Después se trabajó con Electromagnetismo de cuarto año, para las clases del Dr. Riera donde se construyó un equipo que todo el mundo había visto en el pizarrón pero no en la práctica.

Interaccionamos con Estructural con el Ing. Rubinstein. Hasta que se jubiló el contacto fue permanente año tras año . Se construyeron equipos y se dieron clases prácticas. También para Hidráulica (Recursos Hídricos III), donde hacen un trabajo práctico con nosotros.

Todo eso a la facultad no le costó nada, ni siquiera cargos docentes. Se hizo todo ad-honorem. Tampoco los recursos, ya que todo el desarrollo que se hizo está autofinanciado por el GEII.

¿Cómo es la ubicación del GEII en la estructura de la facultad?
CA: Pertenece a la Secretaría de C y T, nuestra directora es la Dra. Sonia Concari. Los dos cargos docentes simples del GEII los tengo yo. El decano nombró al Dr. Reinaldo Berti como director del grupo. En la comisión también están el Ing. Oscar Sadosky de Brasil (el primer director del reactor nuclear de la FCEIA) y el Prof. Guido Macky quienes son nuestros consultores. También el primer director de este grupo, que fue Danilo Gomez. Este grupo nació como el Grupo Caos y después gracias a la Dra. Ing. Nora Pouey se convirtió en el Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental.

¿Cuando nace el GEII?
CA: En el 2000, cuando ingresa Danilo Gomez, quien fue el primer director del grupo. Yo estaba desde el año 88 y me formé en Física. El Dr. Lewis me contacta con Gomez y allí arranca todo.

¿Quiénes son los alumnos adscriptos que te acompañan?
Paula Borrero: estoy en cuarto año de la Licenciatura en Cs. de la Computación, y formo parte del grupo desde hace un año y medio. Mi primer proyecto tuvo que ver con un proyecto en papanicolao.

Nicolás Caparrós: estoy haciendo tercer año de Ing. Mecánica. Ingresé al GEII este año. Ya lo conocía pero esperé a tener más conocimientos básicos de otras cosas. Ayudo en lo que falte en otros proyectos y me involucro en todos ellos. Mi hermano mayor, Sebastián Caparrós, es ingeniero industrial y participó de este grupo también.

Nicolás Carbone: curso el primer año de Ingeniería Electrónica y pertenezco al GEII desde hace más de un año. Participé en el armado del sonómetro que se puede ver en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. Este equipo se armó originalmente para la semana del sonido.

¿Cómo es el tema del sonómetro?
CA: El Ing. Federico Miyara le encarga el GEII la construcción de este dispositivo. Si no fuera por los adscriptos, sobre todo Nicolás Carbone, el proyecto no hubiera sido posible. En cada proyecto son los adscriptos los que lo llevan adelante y ellos son el grupo. Pueden incorporarse alumnos de primero a quinto año sin problemas. Dentro del proyecto del papanicolao robótico tenemos a dos médicos: Giulia Márquez y Nicolás Sauro. También al Ing. Valderrey, todo dentro de un proyecto de vinculación. Todos trabajan de manera gratuita y porque lo quieren hacer. Como dijo la Dra. Pouey, hay que recordar la interdisciplinariedad del grupo. También hemos trabajado con gente de Biotecnología en un proyecto que lamentablemente no se concretó. Hace unos 4-5 años atrás se trabajó en plásticos degradables. Presentamos soluciones que ahora tienen vigencia por lo de las bolsas de supermercados. Nosotros propusimos hacer bolsas de nylon biodegradables con el excremento humano en las aguas servidas. Con esas bacterias obteníamos el plástico para las bolsas pero no logramos financiación.

El enfoque de la docencia
Además del intenso trabajo experimental, el GEII lleva adelante una idea del trabajo docente que puede leerse en el archivo adjunto (Educación Experimental Innovativa). El mismo se presentó como póster en las Segundas Jornadas de Innovación en Educación, con la autoria de C Antiba, D. Gomez y N. Pouey.

En base al cambio propuesto en el texto sobre educación, ¿cómo es el estado de ese cambio y cuál ha sido su recepción?
CA: Hasta hace unos años se hacía como aparece en el texto. Yo me basaba en la pizarra y discutíamos sobre distintos temas, había que ir a clases primero. Actualmente estamos tratando de hacerlo a medida que se van haciendo los proyectos. Dejamos que el estudiante se maneje solo y si se equivoca, que se equivoque. Al cuerpo docente de la facultad le encanta pero no tenemos el apoyo de cargos, lo cual es desesperante.

¿Cuánta gente conforma el grupo?
CA:
La composición cambia año tras año. El año pasado teníamos muchos chicos de Ingeniería Electrónica, este año los adscriptos que tenemos son los aquí presentes más Andres Miyara, Lucas Liendo y Nicolás Montenegro. También tenemos graduados como los que te nombré. Además la Física Ana Pioto y al Dr. Volmaro consultando por motores, lo que son actividades de colaboración normal.

A nivel terciario también colaboramos con la gente del profesorado del Normal 1.

¿Tienen proyectos con escuelas secundarias?
CA:
Con los chicos del secundario tenemos dos proyectos financiados por la Secretaría de Extension de la FCEIA. El proyecto de ritmo cardíaco y el de bomba de agua resonante a calor solar.

Ahora también estamos trabajando en el tema de crecimiento de cristales. Fui a hacer una capacitación a la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas en este tema. Este año vamos a participar a nivel nacional con la escuela San Francisquito del tema crecimiento de cristales, dentro del Programa Voc.Ar del CONICET.

¿Sobre qué cuestiones te parece que hay que trabajar?
CA:
Un problema de la universidad es que genera un filtro: igualdad y semejanza al docente. El que no es así recibe un rechazo tan intenso que hay estudiantes que no se lo bancan. Hay alumnos de alto rendimiento que no pueden soportar las penurias que tendrían que pasar para acceder al año siguiente. En la secundaria muchos chicos van obligados pero en la universidad se supone que los chicos van porque les gusta. Tendrían que ir a ser felices, a disfrutar y en una gran parte de los casos van a sufrir al docente. Un docente bueno te enseña cualquier cosa y el estudiante aprende lo que sea. Es todo un círculo vicioso donde se van cansando, los más brillantes se van atrasando y mucho terminan desertando.

¿Por qué ingresaron al GEII?
Paula Borrero:
A mí me invitó otro adscripto. Desde el principio me gustó poder trabajar en proyectos reales con gente de otras carreras porque cada uno aporta su visión al proyecto y a la vez aprendés cosas que en la facultad no aprendés porque son otras áreas. Hasta ahora me gustó meterme en todos los proyectos un poco y la forma de trabajar. En el proyecto de la escuela secundaria otro de los adscriptos, Andres Miyara, hizo una parte del trabajo y después nos complementamos. Yo hice un programa que te dejaba ver la parte electrónica en computadoras. Él hizo la parte electrónica y yo hice la visualización.

CA: Se trabajó así porque era imposible comprar las pantallas táctiles y se truncaba el proyecto. Entonces por la genialidad de Paula, la noche anterior solucionaron la parte de graficación. Estábamos en el horno.

¿Sobre qué es el proyecto de la escuela secundaria?
CA:
Un analizador y visualizador de ritmo cardíaco. Es para que los dispensarios de la Argentina tengan a muy bajo costo un dispositivo para una alerta temprana ante alguien que va con una arritmia o ritmo acelerado y puedan derivarlo o no a un centro de máxima complejidad. Este dispositivo que es carísimo lo hacen nuestros adscriptos por muy bajo precio. Esto se les enseña a los chicos de la secundaria, cuestiones de programación y otras cosas. Esto se hizo en la escuela San Francisquito.

PB: Otra cosa importante es que a los profesores de la secundaria se les generó el incentivo para enseñar otras cosas y nos preguntaban cómo hacer para innovar. Qué libros de Física usar, cómo mejorar. También trabajamos con estudiantes de medicina, ya recibidos. Me gustó poder conocer gente de la Facultad de Cs. Médicas, interactuar con ellos me incentivó a conocer más.

CA: Hay otro proyecto en la parte de salud. Son veinte muestras de papanicolao a la vez las cuales se ejecutan robóticamente. El equipo permite hacer el diagnóstico por imágenes, con dos tipos de aumento las cuales se envían por celular. Competimos en TecnoTour el año pasado y fuimos una de las 28 universidades que ganaron.

¿Cómo entraron al grupo?
Nicolás Carbone:
Entre por casualidad. Al principio del 2015 me acerqué a una chica y me comentó sobre el GEII. Asistí a la reunión, me presentaron a otros integrantes y colaboré con el proyecto del sonómetro. Me he quedado noches enteras armando circuitos, diseñando partes de las etapas de potencia que tiene ese instrumento. Todo por una vocación que tengo, me encanta experimentar y armar cosas. En casa tengo un taller propio y de chico estoy metido con cosas de la electrónica. También pude colaborar porque tengo algunos conocimientos técnicos, me recibí como técnico electrónico.

Fui a Buenos Aires con el proyecto de la EcoVan, que ganó acá en Rosario dentro del TecnoTour Estuvimos en las oficinas de Microsoft. Había competidores de varias provincias y llegamos a esa instancia.

Nicolás Caparrós: Yo conocía al grupo por mi hermano, quien también entró en tercer año de su carrera. Le preguntó a un profesor dónde podía hacer algo manual y lo derivaron al GEII. Empecé la facultad sabiendo que en algún momento quería venir. Decidí cerrar primero el ciclo básico para tener los conocimientos teóricos necesarios y este año decidí ingresar. Empecé a intentar hacer cosas en casa. Sentía que quedás limitado a lo que te quiere enseñar el profesor. No solo aprendo de otras áreas cosas nuevas que me enseñan los compañeros, si no cosas de mi misma carrera que aún no ví.

¿Tienen actividades extracurriculares?
PB:
Antes tenía muchas actividades. Por ejemplo estudié inglés desde chica. También soy scout y me gusta la parte de voluntariado, colaborar con la gente. Tomé cursos de base de datos y en Colón (Entre Ríos) hacía escuela de doble turno. Mis padres tienen un periódico y siempre había algo que hacer. Aprendí a revelar por ejemplo.

N. Carbone: Me recibí en la ex Escuela Téçnica Nº2 (Tucumán y Pueyrredon). Ahí estaba todo el día, doble escolaridad, pero en mis ratos libres siempre me he quedado armando circuitos. Me gusta mucho la parte de audio, la electroacústica y la electrónica orientada a amplificadores de potencia, convertidores de corriente continua alterna. Con mis ahorros he comprado algunos instrumentos que tengo en un taller. Me gusta experimentar en mis ratos libres, es mi distracción, es como un hobby y también aprendo cosas. Experimento en distintas áreas siempre aplicando la electrónica.

En tercero de la secundaria hice un curso de programación en microcontroladores PIC en el Politécnico. Después no mucho más por una cuestión de tiempo. Entraba 7 de la mañana y salía 7 de la tarde. Me dedico básicamente a la facultad.

N. Caparrós: Yo iba a un colegio humanístico doble turno. Me quedaba poco tiempo y lo dedicaba a la música y a hacer deporte. Hoy me queda menos tiempo. A veces trabajo en algún proyecto de electrónica, simple. Cuando tengo tiempo música, y hago deportes todas las semanas. Toco el bajo y la guitarra. Soy de Venado Tuerto.

CA: Durante la primaria estudié piano y cuando terminé séptimo grado me recibí de profesor de piano.

Mi tesis de maestría es sobre cómo acceden al conocimiento los estudiantes con alto rendimiento académico. Y tiene que ver con lo que hicieron de chiquitos y como lograron llegar a la universidad en lo que les gustaba. Y hay mucha tarea en paralelo.

Proyectos en los que están trabajando
Algunos de los proyectos generados desde el GEII incluyen:

1. Bomba de agua resonante
2. Sonómetro libre gigante
3. Dron zeppelín
4. Visualizador de ritmo cardíaco de muy bajo costo
5. Vehículo ecológico multihíbrido multiregenerativo
6. Papanicolao robotizado a distancia

El listado también puede verse aquí.

sábado, 2 de julio de 2016

Será obligatorio un examen para detectar la ceguera infantil


Así lo dispuso una ley provincial. El test, llamado reflejo rojo pupilar, permite detectar y resolver el 80 por ciento de esos casos.

La medida deberá ser implementada en todas las maternidades, tanto públicas como privadas.


El examen de reflejo rojo pupilar será obligatorio para los bebés recién nacidos en toda la provincia, tanto en los efectores públicos como privados. Se trata de un testeo que ya se lleva adelante en algunos centros de salud y que no sólo previene enfermedades oftalmológicas como cataratas congénitas, tumores, glaucomas y anomalías retinarias, sino que además permite resolver el 80 por ciento de los casos de ceguera infantil.

El proyecto había sido presentado originalmente en 2012 en la Legislatura provincial y, tras un largo derrotero, fue aprobado en las últimas semanas. Sólo resta su reglamentación para que a través del Ministerio de Salud de la provincia se incorpore a todas las maternidades santafesinas.

El principal motor e impulsor de la iniciativa desde hace años es el oftalmólogo rosarino y titular de la cátedra en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Alejo Vercesi, que insiste desde hace años en que este examen "es clave para los diagnósticos en recién nacidos". Más aún, consideró que "así como se mide la temperatura, debe hacerse este chequeo ocular, y tendrían que incorporarlo los médicos generalistas".

El diputado por la Coalición Cívica, Ariel Bermúdez, que impulsó la propuesta desde la Cámara de Diputados, aclaró que "es un examen para nada oneroso" e indicó que "el instrumento que se necesita para llevarlo adelante es un oftalmoscopio, que tiene un costo que apenas supera los mil pesos".

El examen
La prueba del rojo pupilar consiste en la iluminación de la pupila en un ámbito oscuro con el haz de luz del oftalmoscopio para observar el reflejo que devuelve la pupila.

Vercesi detalla que se trata de "una maniobra que indica los medios transparentes del ojo y permite ver si el reflejo es normal o no", y afirma que este test debe sumarse "al fondo de ojo, que ya se lleva adelante como prueba de rutina".

Lo más importante es que este nuevo examen que se incorporará en las maternidades santafesinas permite detectar tempranamente las afecciones que provocan la ceguera infantil.

"El 80 por ciento de las cegueras infantiles en general son evitables, el problema es que la única manera de determinarlas es a través de este examen, que ahora recién se realiza a los 4 años", agregó.

Entre las afecciones de mayor incidencia, según detalló el especialista, se cuentan "la catarata congénita, el retinoblastoma, glaucomas, desprendimientos de retina y, en menor medida, la toxoplasmosis congénita".

En ese punto, recalcó, es importante no sólo la prevención de estas afecciones, sino sobre todo "la posibilidad de resolver el 80 por ciento de los casos, cegueras que pueden abordarse con tratamientos más simples y menos costosos, algo que se dificulta con la detección tardía y cuando las enfermedades están más avanzadas".

Implementación
La normativa aprobada en la Legislatura, y que ahora debe ser reglamentada por el Ejecutivo, establece la obligatoriedad de la práctica en niños y niñas recién nacidos en la provincia, tanto en las maternidades públicas como privadas.

Además, indica que el resultado no sólo debe ser comunicado a los padres del recién nacido, sino paralelamente debe informarse al Ministerio de Salud, quien debe organizar todos los datos en un registro.

En este punto, Vercesi explicó la importancia de poder tener estadísticas hasta ahora inexistentes. "Esto nos permitiría empezar a saber qué porcentaje de nacidos vivos presenta alteración del reflejo del rojo pupilar y a partir de allí, de cuáles son las enfermedades que producen alteración en el reflejo y cuáles tienen mayor incidencia en la provincia", destacó el oftalmólogo.

Un paso más
Paralelamente al impulso que el proyecto tuvo a nivel provincial, Vercesi también llevó la iniciativa al Congreso de la Nación, donde ya tiene media sanción del Senado de la Nación.

"Está a consideración de la comisión de Salud de la Cámara de Diputados", indicó. Lo cierto es que de lograr su aprobación en la cámara Baja, el examen entraría en vigencia para todo el país.

Fuente

domingo, 26 de junio de 2016

Paoletti: visibilizando lo invisible

Biotecnóloga y artista plástica, Luciana Paoletti ensaya nuevas formas de abordar el mundo de los microorganismos recurriendo a herramientas de ambas disciplinas. Temporalidad y visibilidad como temas convocantes. 





¿Cuál es tu tema de investigación científica?
Ahora trabajo con la Dra. Claudia Banchio en biología celular y molecular de lipidos. Estamos abordando un nuevo modelo de diferenciación neuronal y su relación con la señalización lipídica. En otras palabras, la importancia de los lípidos en la señalización neuronal.

¿Cuál es tu formación?
Estudié Licenciatura en Biotecnología en la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas (Universidad Nacional de Rosario, UNR). Cuando terminé la carrera hice el doctorado en el área de microbiología con el Dr. Diego de Mendoza. Ahí es cuando arranqué con lo de arte. No sé como surge, ya que no tengo antecedentes familiares por el lado artístico. Mientras hacía el doctorado empecé a estudiar Bellas Artes a la noche. Cuando estaba haciendo la tesina de licenciatura (el último trabajo que se hace para la carrera de grado), me dirigía el Dr. Hugo Gramajo. Su esposa es artista plástica, y terminando la carrera comencé a ir a su taller a pintar. Ella es docente de la Facultad de Humanidades y Artes (FHumyAr, UNR) y hacían reuniones de trabajo cuando yo estaba en su taller. Escuchando esas reuniones me decidí a estudiar Bellas Artes. Ellos me llevaban a muestras que tenían de sus alumnos, lo cual me encantó.

¿Cómo compatibilizabas ciencia y arte?
Empecé a estudiar a la noche y durante el día yo tenía beca de CONICET e iba al laboratorio. Y de ahí me iba a cursar. Mi carrera científica siguió y fui cursando lo que podía de arte. No hacía todas las materias, si no las que me interesaban. Cursé como cinco años así. Hice todo mi doctorado yendo a la noche a la FHumyAr.

Cuando curso una materia de cuarto año que la sigue dictando Roberto Echen, ahí es como que empecé a utilizar lo que yo hacía en el doctorado con las bacterias, en microbiología, para la parte de arte. Comencé a armar mis proyectos con eso. Y ahí dije “con esto sigo” y tuve que dejar de cursar arte porque no podía hacer todo.

En Arte hacía talleres específicos que yo necesitaba mientras seguía con mi doctorado. Así arranqué y me di cuenta de que lo que yo hacía en ciencia lo tenía que usar en arte, que iba a ser mi herramienta y con eso iba a trabajar.


¿Cómo fueron tus primeros proyectos?
Lo primero que hice fue utilizar las bacterias. Primero capturarlas de un montón de lugares, era como que siempre me quedaba con lo invisible. Empecé a tener cantidad de bacterias que no sabía qué eran, pero que me impactaban por el color, la textura o como crecían. Estando en el laboratorio las podía congelar, aislar, obtener en cantidad. Y las empecé a usar como pigmentos para dibujar.

Ahí arranqué. Obviamente tuve que montarme un taller aparte que era como un laboratorio. Y seguí mezclando estas dos cosas. Aunque yo en ciencia no trabajo más con bacterias, en arte es como que esa herramienta la seguí utilizando. Sentía que tenía un gran poder ya que podía trabajar con cosas que nadie veía, lo cual me resultaba muy atractivo y seductor.

¿Cómo se usan las bacterias como pigmentos?
Tengo distintos proyectos. Los proyectos hasta ahora nunca les di un cierre y creo que eso tiene que ver con mi visión más científica. Un tema nunca está cerrado, siempre se continúa y en arte es como que mis proyectos son bastante abiertos.

Arranqué aislando bacterias, obtenía un paisaje y capturaba los microorganismos de ese paisaje. Les tomaba fotografías a esos organismos que formaban colonias a simple vista. Empecé a ver que había bacterias que me gustaban por los colores, por cómo crecían. Hay muchísimos colores diferentes. Entonces, usando técnicas de microbiología, aislaba las bacterias que me interesaban y obtenía gran cantidad. Con esa gran cantidad de bacterias veía cómo crecían, mezcladas o no y me armaba bocetos. Trataba de respetar estos bocetos pero muchas veces lo que crecía era totalmente distinto, ya que la pintura estaba viva. Entonces en nuevos soportes con medios de cultivo para que crezcan las bacterias, yo pintaba con estos cultivos bacterianos y con hongos.

Al principio no se ve nada. Los incubas a 30-37º C y a los días empiezan a crecer los microorganismos haciéndose visible el dibujo, generalmente cosas abstractas. Eso crece hasta un punto y luego va a morir. En el momento en que consideraba que la imagen estaba lista, realizaba la toma fotográfica y esto era la pintura.

Esas fotos las imprimí y hasta el día de hoy sigo buscando lo que más me cierra. Porque no son fotos impresas en papel fotográfico, si no en un papel de acuarela o en tela, porque juega con esto de ser pintura más que fotografías.

¿Está también la idea de lo efímero?
En este tipo de trabajos que surgen de estos proyectos donde yo pinto y dibujo con las bacterias, el nombre de la obra resultante es “Pintura número X”. Pero la foto no es nunca una pintura, es siempre una fotografía, lo cual marca lo efímero de la pintura.

Una sola vez mostré los microorganismos en vivo, en un proyecto para una bienal Kosice. Lo que había presentado en la convocatoria lo llamé estampados biodinámicos, los cuales se generaban por el crecimiento de los microorganismos en la tela. Yo los presentaba encapsulados en unos marcos tipo caja con vidrio adelante. Fue la única vez que presenté las bacterias en vivo en la obra. Después siempre fueron fotografías y una vez video.

¿Qué proyectos tenés en estos momentos?
Ahora estoy empezando a dibujar y me estoy corriendo un poco de los microorganismos y yendo a los detalles invisibles de otras cosas como las plantas. Pero esto es más reciente y todavía no lo mostré. Siempre me impactó la imagen científica, y disfrutaba mucho de eso. Me parecía que eso lo tenía que mostrar. Tengo fotos de mi doctorado que no servían para nada y a mi me parecían tan atractivas visualmente y me las guardaba porque en algún momento las iba a usar para algo. Por eso terminé haciendo esto. En ciencia este tipo de imágenes no son arte. Desde los primeros microscopistas, son resultados de investigaciones. ¿Y por qué no son una obra de arte? Porque el científico no lo hizo con ese fin. Yo pretendo hacer cosas similares pero con un fin artístico. Entonces uso una metodología científica antigua o actual pero ya buscando un fin artístico último.

¿Has participado en muchas muestras?
En general, pocas muestras individuales y muchas colectivas. Mientras pude y de a poquito. Siempre fui más lenta en la parte de arte que en la de ciencia porque no tenía tiempo. De a poco fui creciendo.

¿Cuál es la reacción de la gente en las muestras?
Obviamente la gente no te va a decir no me gusta. En general, bien. Es como que a la gente le sorprende pensar que esos son bacterias y le gusta poder ver un poco de esto que no ven a simple vista. En realidad los pigmentos se vuelven visibles cuando crecen, pero nos rodean porque generalmente son bacterias que están en el aire o en el suelo. De todas formas nadie los podría usar como pigmentos porque ni siquiera se ven. La gente se engancha con el juego de poder ver más de lo que ven a simple vista.

¿Has participado en algún espacio donde puedan asistir alumnos secundarios?
En general sí, porque alguna vez expuse en el Castagnino, en el CEC. No sé si fueron con el colegio, pero sí asistieron chicos de secundaria. Ahora en el Museo Gallardo con la gente de Comunicación Institucional del CCT se organizó una muestra con imágenes de resultados de distintas instituciones del CONICET, lo cual me parece bárbaro porque lo puede ver la gente que no es científica. Si no me parecía, como que esto que a mí me encantaba sobre el poder ver cosas tan maravillosas quedaba reducido a un grupo mínimo.

¿Hay trabajos tuyos en la muestra del Museo Gallardo?
No hay imágenes mías. Yo las ayudé en la organización y en la selección de las imágenes. Esto me parece bárbaro porque ahí se le muestra a la gente lo que ve el científico al microscopio. La idea de la muestra es que las imágenes están agrupadas pero no por temática, si no por una cuestión visual. No hay contenido científico. De las imágenes hay un título y un link armada para la muestra. Quien quiere saber más puede ir a esa página y saber más sobre los grupos de investigación que generaron las imágenes. Pienso que hay gente que de ver cosas, para mí maravillosas, llega a que te interese la ciencia.

¿Como se relaciona tu trabajo con el bioarte?
En realidad es distinto de lo que yo hago. En bioarte es un artista plástico que arma un proyecto en el cual la ciencia está involucrada de alguna manera. A veces son proyectos reales, otras veces no. Y que convocan a un científico que les hace esa parte científica.

Lo mío es muy diferente. Empecé a ver por qué era diferente. Es como que yo soy o juego a ser la artista que diseña el proyecto, pero también soy la científica que lo lleva a cabo y el hecho de poder ser la científica es como que me daba la posibilidad de alterar los protocolos científicos en busca de una resultante artística, que no es lo que hace un proyecto en bioarte. Me gustó ver que puedo jugar con esto de alterar los protocolos y que eso es como una ventaja que me da el hecho de poder hacer arte desde la ciencia. Estoy trabajando proyectos donde ya muestro no tanto una obra final que es el dibujo o la foto, si no jugando con este quehacer científico-artístico modificado. Estoy armando proyectos donde le doy mucha importancia al protocolo, a cómo lo hago. Y no solo terminar mostrando un dibujo si no una instalación de cómo yo estoy extrayendo información de cosas que habitualmente las vemos y punto. Mis próximas muestras van a estar más enfocadas al quehacer más que a un producto final.

¿Hay otra gente trabajando en la temática en la Argentina?
Tal cual lo hago yo, no conozco. Cuando empecé arte, recuerdo que en Pintura I, nos hicieron llevar algo y yo llevé unas placas de Petri con bacterias. Era como que yo copiaba lo que crecía en la placa. Me acuerdo que mi docente de ese momento me dijo que mire obras de Mauro Machado, de acá de Rosario. Él trabajaba mucho con pigmentos orgánicos que cambiaban el color con el tiempo. También trabajó aislando microorganismos. De esas obras nunca llegué a ver fotos y no sé como fueron las resultantes. Cuando me contaron sobre ese trabajo, me pareció que era un trabajo más artesanal y menos científico. Pensé que había alguien conocido que trabaja con bacterias, entonces las abandono. Las retomé cuando llegué a cuarto año de la facultad, diciendo que son lo mío.

Ví algunas obras y fotos, pero de la parte de pigmentos. Pero de la parte de bacterias solo ví dibujos. Y son muy distintos a lo que yo veo.

¿En otros países hay gente trabajando en esta temática?
Tal cual lo mío, no. Pero sí ves en Internet que hay muchos congresos de ciencia que siempre tienen una parte artística donde terminan utilizando bacterias para hacer cosas con ese enfoque. Pero siempre son como anexo a congresos científicos o cuestiones científicas.

Después en arte, te encontrás con proyectos bioartísticos. Creo que en Australia hay armado un laboratorio de arte en el medio de una facultad. Todo el tiempo hacen residencias para gente que quiere trabajar con proyectos artísticos y científicos. Pero son estos proyectos bioartísticos. En estos proyectos la resultante en general, es tener obras que podrían estar tranquilamente en un laboratorio y sin embargo terminan mostrándose como una obra de arte. Pero no son meramente pertenecientes al campo artístico. Siempre la resultante va más en un laboratorio que en un museo. Esto es muy distinto a lo que hago yo. Yo uso las técnicas del laboratorio pero hasta ahora los resultados pertenecían estrictamente al campo del arte. Los otros proyectos son super interesantes pero no es lo que a mí me atrae hacer.

¿Es común que gente de las ciencias experimentales se interese de esta manera por el arte?
No son muchos, pero hay gente en la parte de ciencia a la que le interesa el arte. En distintos rubros. Tal vez no les interesa con ciencia hacer arte, pero que hacen cosas medio híbridas o que les interesa el arte, me encontré con mucha gente. De hecho me los encuentro en las muestras. Más de lo que yo esperaría.

Gente de ciencia que se dedique a arte utilizando ciencia, también hay. Por ejemplo, conozco a alguien de Buenos Aires que es científico y hace cosas de arte que también une las dos cosas de manera totalmente diferente a lo que yo hago, pero muy interesante también. Cada vez descubro más y creo que tiene que ver con esto de que estamos llenos de imágenes que son maravillosas. Si tenés el minimo interés no podés no verlo.

¿Y la gente del arte se acerca a la ciencia experimental?
Veo que hay artistas que se interesan cuando se les cuenta sobre el trabajo científico. Creo que lo que facilitaría el mostrar las investigaciones científicas de otra manera, es buscar la interacción entre el artista y el científico. Decirle a un artista, decirle “mirá, yo descubrí esto. “¿Vos cómo lo mostrarías?” y que participe un artista plástico. Para mí sería extremadamente enriquecedor. Que la gente termine teniendo acceso a la información científica pero que se lo muestre de otra manera.



A título personal
Licenciada en Biotecnología
Doctora en Cs. Biológicas – Universidad Nacional de Rosario
Investigadora Asistente del CONICET
Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (UNR-CONICET)
Docente de Microbiología – Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas
Universidad Nacional de Rosario
Blog con trabajos: visible-in-visible.blogspot.com

sábado, 18 de junio de 2016

El GEII instaló un sonómetro digital

Federico Miyara, uno de los integrantes del Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental, comenta el logro.
 
El sonómetro está instalado en el CC Fontanarrosa (Foto: GEII).



Consultado por ESPACIO SeCyT, el Ing. Miyara, miembro del Consejo Asesor del Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental (GEII), destacó la labor del grupo para concretar un proyecto de larga data. El GEII depende de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura (Universidad Nacional de Rosario) y sus integrantes desempeñan sus tareas en la citada unidad académica.

“Mi agradecimiento público a Cristián Antiba que desde el GEII dirigió el grupo de adscriptos que hicieron realidad un sueño de muchos años, el disponer en un espacio público de Rosario de un sonómetro digital gigante, de manera que los rosarinos podrán "pasar de la teoría a la práctica" y relacionar esa palabrita tan vapuleada como mal entendida, "decibel", con lo que se percibe auditivamente” destacó el docente-investigador de la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura.


¿Dónde está ubicado el sonómetro?
El sonómetro está instalado en la fachada del Centro Cultural "Roberto Fontanarrosa" (CCRF). Hasta donde sabemos, es el primero en el país, con excepción del que hay en el MALBA de Buenos Aires, que más que un sonómetro es un vúmetro, ya que sólo marca con una barra de luces, sin ninguna cifra. El que se instaló en el CCRF tiene un indicador numérico legible desde 80 m y sus dígitos cambian de color según el grado de riesgo que implica cada nivel. Los niveles inocuos se muestran en verde, los de precaución en amarillo y los que a largo plazo provocan daño auditivo, en rojo.

¿Quiénes más participaron del proyecto?
Debo agradecer a Reinaldo Welti, quien dirige el GEII, a Nora Pouey, que fue siempre fuerza inspiradora y de contención ante las dificultades, a Rafael Ielpi, director del Centro Cultural, que acogió la idea de instalarlo allí, a Graciela Miraglia, también del CCRF, a Daniela Mastrangelo y Bibiana Navarro de la Municipalidad y, por supuesto a los adscriptos (alumnos de Ingeniería Electrónica) que intervinieron en diferentes etapas del proyecto: Darío De Caneva, Nicolás Carbone, Juan Ignacio Cornet, Juan Pablo Curuchet, Franco Di Rosa, Luca Liendo, Andrés Pedro Miyara, Agustín Oyola, Emanuel San Martín.  Antes de su instalación definitiva se pudo apreciar en el hall de Pellegrini, luego en el estacionamiento del polo científico del Centro Universitario Rosario, donde se encuentra el GEII, y en el hall del CCRF durante la realización de la Semana del Sonido.

¿Fuentes de financiamiento para concretar el proyecto?
Esto es difícil de responder con la respuesta convencional que se esperaría. Se usó dinero de subsidios de proyectos de investigación PID, de esos que llegan 2 años después de ejecutado el proyecto. Me refiero a proyectos que si bien están vinculados porque tienen que ver con cuestiones acústicas (por estar involucrados grupos que se dedican a la acústica y el ruido), en realidad se trata de otros proyectos diferentes.  También hubo algunas donaciones y dinero propio de integrantes del equipo. En algunos casos es dinero ahorrado, por ejemplo a algunas actividades de investigación de campo se les asignan viáticos que en su momento los investigadores donaron a un fondo común para afrontar situaciones como ésta, en las que la oportunidad no da para esperar una convocatoria en la cual encuadre lo que uno quiere lograr. Después estuvo el trabajo ad honorem de los adscriptos, que si bien es el subproducto de una actividad extracurricular de aprendizaje, no deja de ser un aporte en fuerza laboral.

¿Hasta cuándo estará instalado en el CCRF?
En forma permanente. La idea es que quede allí. Se eligió la ubicación por ser un lugar muy concurrido y donde se dan además multitud de eventos culturales, sociales, cívicas y políticas, con diversidad de paisajes sonoros. El otro día, por ejemplo, en la marcha "Ni una menos" se estrenó en una manifestación popular muy sentida, donde por la gran aglomeración de personas presentes en la convocatoria se pudo apreciar que los niveles eran entre 10 y 15 decibeles superiores a los de un día cualquiera, y cuando en dos o tres oportunidades sonaron bombas de estruendo, la marca trepó momentáneamente por encima de los 90 dBA

Está la idea de diseñar e implementar otras versiones más pequeñas para ubicar en lugares interiores con acceso de público (Facultades, distritos de la Municipalidad, estaciones) e inclusive el GEII presentó un proyecto Innovar para darle continuidad al proyecto.

miércoles, 8 de junio de 2016

Olivieri: el mundo de la quimiometría está arrancando en la Argentina

El docente-investigador de la Universidad Nacional de Rosario nos cuenta sobre su trabajo en esta especialidad, sus inicios y proyectos actuales. Los debates en torno a la docencia y la percepción de los científicos por la sociedad. 

Olivieri trabaja en Quimiometría, una especialidad con grandes oportunidades de inserción laboral (Foto: C. Pairoba).




Docente-investigador de la asignatura Química Analítica, Alejandro Olivieri tiene, además, la capacidad de escribir interesantes textos  de divulgación sobre cuestiones relacionadas con el ámbito académico y científico. Una actitud digna de ser explorada por sus colegas de las ciencias experimentales.

En un reciente artículo Alejandro Olivieri escribió en tono de ciencia ficción una situación docente futura en la cual se redescubre las ventajas de la forma de enseñanza actual.

¿Cómo surgió la idea de escribir el artículo?
En reuniones que estamos teniendo por distinas cuestiones surgió el tema de que los estudiantes no participan y no van a las clases teóricas. Y la carga recae un poco sobre los docentes, quienes no sabemos bien que es lo que pretenden de nosotros para que los estudiantes vayan a clases.

Es como que esta generación de jóvenes necesita otra cosa. Nadie sabe bien qué es, pero parece que la clase tradicional no es lo que ellos precisamente necesitan. A raíz de eso escribí el artículo.

Un investigador de derecho me decía recientemente sobre la necesidad de que los estudiantes presencien las clases por los diálogos que pueden generarse.
Esto es especialmente importante en las carreras de ciencias experimentales, donde es prácticamente imposible hablar a distancia, manejarse por Internet o por teléfono. En el año 92 estuve en España haciendo una pasantía de 6 meses en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid). La UNED tiene prácticamente todas las carreras, pero me sorprendió la carrera de Química ya que los alumnos no van a la facultad. Y una carrera de Química que no tiene laboratorios….Van una semana al año para cada materia, aproximadamente. Los profesores decían” hoy tenemos consulta”. Se sentaban al lado del teléfono, y durante esa hora el profesor contestaba y hablaba de mecanismos de reacciones orgánicas por teléfono, atendiendo a las consultas de los estudiantes. Y esos estudiantes se graduaban y tenían el título de Licenciado en Química tan válido como cualquier otro. Era una cosa muy extraña. Yo estuve ahí 6 meses y nunca ví un estudiante adentro de la facultad, porque no coincidía con la semana al año en que venían a hacer la práctica al laboratorio.

Contanos sobre tu formación.
Estudié en la Facultad Católica de Química (Rosario) porque en aquella época no existía una carrera de Licenciatura en Química en la ciudad. Tenía que elegir entre irme a Santa Fe (UNL) o a Buenos Aires o La Plata. Entre en el 76 y me recibí en el 81. La carrera de Licenciatura en Química empezó en la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas (FBIOyF, Universidad Nacional de Rosario) en el 85.

Luego vine a la FBIOyF e hice el doctorado en Química Orgánica con el Prof Ruveda que ya está jubilado. Me doctoré, me fui a Buenos Aires a hacer un post-doc de un año y pico, después estuve en Illinois, EEUU, en la Universidad de Urbana, Champagne. Luego volví a fines del 88 y ahí concursé un cargo de profesor asociado que después se transformó en titular en Química Analítica, en donde trabajo desde entonces.

Hice el doctorado con beca de CONICET, siguiendo todas las etapas (doctoral, post-doctoral, externa) hasta llegar a la situación actual cuando soy investigador Superior del CONICET. He tenido y tengo la actividad clásica de un docente universitario que al mismo tiempo es investigador y que tiene que repartir su tiempo entre docencia de grado, de posgrado, extensión, servicio, investigación, etc.

Lo cual hace todavía más valorable que tengas ganas de escribir un artículo para un diario.
Me gusta escribir. He hecho talleres de literatura acá en Rosario con la poetisa Celia Fontán. Hasta el año pasado seguíamos yendo a talleres de manera informal dado que ella se jubiló pero quería seguir en actividad. Así que nos encontrábamos en un bar, donde leemos textos y leyendo lo que escribimos en nuestras casas. Siempre me gustó eso. Esto no es literatura científica pero siempre alguna cosita de ciencia aparece en lo que escribo porque es un defecto profesional. Tengo varios artículos de divulgación escritos para la revista Ciencia Hoy.

¿Es común que un investigador de tus características escriba?
No que yo sepa. En general la gente está bastante circunscripta a su trabajo específico. A veces pueden escribir a pedido. Por ejemplo, Ciencia Hoy hizo un número especial sobre la química, el año de esta especialidad. Pidió a una gran cantidad de químicos en el país que escribieran artículos sobre la situación actual y el futuro de la química. Gente que normalmente no escribe, acepta el desafío y lo hace. Pero de motu propio, creo que somos muy pocos.

¿Y a qué se debe esta falta de interés de los investigadores por divulgar?
Supongo que esto es porque la gente está muy enfocada en su trabajo, y no tiene tiempo o interés. No lo sé. En mi caso es un interés personal. También podría decir que es casi una obligación  para nosotros tratar de comunicarnos con el público. Tal vez sea por esto que la sociedad nos ve como un grupo de personas que estamos encerradas en lo nuestro y solo nos llama cuando tienen que enviar un hijo a la universidad para que se reciba y después se desentienden del problema.

Esto viene a cuento de todos estos problemas que hay ahora con los paros universitarios, la falta de presupuesto, los aumentos salariales que no llegan. Es un poco la imagen que tiene la gente de nosotros.

Hay una cuestión cultural, ya que ha habido históricamente una posición manifiesta de los investigadores de adoptar esta posición de lejanía.
Yo creo que es una visión equivocada. Después nos quejamos de que no hay presupuesto, de que los salarios son bajos, de que no hay apoyo estatal. Pero el apoyo estatal es un reflejo del apoyo que la sociedad tendría que darle a la universidad. No le podemos echar la culpa a la sociedad, porque ella reacciona como reacciona. Yo lo veo en mi familia yo soy el único docente profesional investigador de una familia de inmigrantes italianos y esa es la imagen que ellos tienen. ¿Qué están haciendo? ¿Para qué sirve?

Volviendo a que esto es una cuestión cultural, creo que tenemos que trabajar con las generaciones intermedias y jóvenes.
Creo que también nos faltan periodistas que sepan de ciencia. Los medios de comunicación tienen mucho que ver en cómo la sociedad nos ve. Muchas veces uno ve cosas zonzas como noticias en el diario, que están totalmente equivocadas y a veces son hasta risueñas. Y no pasa solo acá. En España había una propaganda que decía que un shampoo era tan bueno, que hasta tiene pH. Estas cosas que llegan deformadas o no llegan, también son un poco responsabilidad de los medios. ¿Cuántos periodistas que escriben o divulgan noticias científicas saben de ciencia?

Hay carrera de periodismo científico. En Buenos Aires está la universidad catalana Pompeu Fabra que tiene un posgrado de periodismo científico. Sería interesante que las universidades nacionales tuvieran carreras de grado y de posgrado de periodismo científico. Eso ayudaría, no sé si en lo inmediato, ya que es a mediano o largo plazo. Estamos hablando de la imagen que se debe transmitir de la universidad, la ciencia, la investigación, a la sociedad, para que sea una cosa natural que el Estado invierta en la universidad y que no se piense que es un gasto.

¿Cómo ves la situación del conflicto universitario?
Hay muchos actores en el conflicto universitario. Para mí hay un par de actores que son fundamentales y que no están actuando. Uno es la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el otro es el Consejo de Rectores. Pero nos estamos metiendo en otro tema. La Fac de Cs Exactas y naturales de la UBA, es la facultad más importante de ciencias de la Argentina. Concentra el 60% de los subsidios de la Agencia Nacional para la Ciencia y la Tecnología para ciencia están en esa facultad. Y Exactas no hace paro. Los profesores dictan clases normalmente cuando hay huelga. Lo he hablado personalmente con ellos. Nunca me lo confesaron abiertamente pero mi impresión es que ellos se sienten como en una especie privilegiada de la Argentina, y el resto son las demás universidades del interior, lo cual es espantoso. Sin saber que probablemente por eso no recibamos el presupuesto y los salarios que merecemos, o en tiempo y forma. Porque lo que no pasa en Buenos Aires no pasa en la Argentina.

Hace dos o tres días que abro el diario y veo noticias de problemas en la universidad cuando el conflicto viene de hace meses. ¿Por que´? Porque la UBA no se plegaba al paro. Siguen dando actividades normales en clases y laboratorios, y hacen jornadas de concientización. Creo que si se hiciera un paro de todas las universidades y cerraran absolutamente todas, incluida Buenos Aires, sería de un impacto tremendo. Esto no está pasando en este momento. El paro no existe porque no está en los noticieros de Buenos Aires.

¿Cuál es tu tema de trabajo?
He ido variando. Mi tesis doctoral la hice con los profesores Rúveda y Gonzalez Sierra en síntesis de productos naturales, o sea que trabajé en Química Orgánica. Es una disciplina absolutamente tediosa y poco gratificante. Años de trabajo para conseguir muy poco. Las condiciones han mejorado un poco pero en aquellas épocas había que hacer muchas cosas a pulmón.

Después me fui a los EE.UU. y trabajé en algunos temas de Fisicoquímica de estado sólido y de Química Orgánica. Cuando volví lo hice a una cátedra de Química Analítica y tuve que dejar de lado todo lo que sabía y dedicarme a otra cosa totalmente distinta. Arranqué de cero y con una obligación de desarrollar mi trabajo en temas de investigación de Química Analítica, ya que era docente de esa área. Había una necesidad muy grande ya que era un área que tradicionalmente no tenía investigación en nuestra facultad y había estado dedicada a la docencia por mucho tiempo.

¿Cómo fueron esos inicios?
No teníamos equipamiento. Para poder hacer Química Analítica y poder competir a nivel internacional necesitás un instrumental que no está al alcance de cualquier subsidio. Después fuimos agregando equipamiento, pero inicialmente usamos herramientas matemáticas y de computación para procesar los pocos datos que podíamos conseguir. Con eso fuimos creciendo y yo personalmente me fui metiendo en una disciplina que se llama quimiometría. Esto es la aplicación de métodos estadísticos, matemáticos y de computación a la Química. No es química teórica, es procesamiento de datos experimentales. No existimos sin un laboratorio que mida cosas.

Nos ha ido bastante bien, tanto es así que ahora viajo a Barcelona, al Congreso Internacional de Quimiometría, donde voy a dar una conferencia plenaria. Si todo va bien, vamos a organizar el próximo congreso internacional de Quimiometría en Rosario en 2018. Hay otros competidores pero el hecho de que hayamos podido ofrecer la ciudad como sede de este acontecimiento, para nosotros es un reconocimiento muy importante. Incluyendo a colegas de Santa Fe y Buenos Aires, entre otros. La primera vez se hizo en Brasil en 2006. Esto da una idea de hasta dónde hemos logrado llegar. Además de otras cuestiones como becarios, compra de equipamiento, publicaciones internacionales. También hemos publicado un libro hace un par de años en Elsevier sobre el tema con Graciela Escandar, mi esposa y docente de la cátedra. Ella trabaja en la parte experimental y yo en la teórica.

¿Qué posibilidades de inserción laboral tiene alguien que se dedica a la Quimiometría?
Hay un aspecto muy práctico de la Quimiometría que tiene que ver con la Química Analítica no invasiva. Hay una técnica llamada espectroscopia de infrarrojo cercano (Near infrared). En el caso de alimentos, sin moler una semilla o extraer su aceite, se la puede irradiar sin tocarla y determinar aceite, humedad, proteína, almidón, ceniza, todo simultáneamente. Esto existe desde hace 30-40 años y ha venido evolucionando.

En la Argentina hay una empresa de origen dinamarqués llamada FOSS que tiene casi el 100% del mercado agroalimentario. Toda industria agroalimentaria argentina potente tiene equipos NIR. Cuestan alrededor de U$S100.000 cada uno pero ahorran una gran cantidad de tiempo. Una metodología similar se usa introduciendo una pistola en dulce de leche y obteniendo información valiosa. Esto no existe sin la quimiometría, que es la que se encarga de que esa señal múltiple indique lo que corresponde a proteína, humedad, grasa y almidón.

En Mendoza hay muchas bodegas que ya tienen NIR. Podés controlar el contenido de antocianinas en cada uva. Hay una pistola portátil de campo; un operario le apunta aun racimo, y uva por uva le mide el contenido de antocianina.

O sea que un graduado que se especializa en Quimiometría tiene muy buenas posibilidades de conseguir trabajo.
Los empresas que compran equipamiento necesitan profesionales especializados para hacer ese trabajo. Lamentablemente hay pocas personas formadas en el tema. Para que te des una idea: una tesinista de grado terminó la tesina con nosotros, trabajando también en la Bolsa de Comercio, quienes tienen un equipo NIR. Un día me llamaron de FOSS, y me piden un estudiante del último año de licenciatura que sepa NIR y Quimiometría. Les contesté “hay uno solo en toda la Argentina y se llama Antonela Bruno”. Ahora está trabajando para FOSS, desde su casa, le dieron un auto y una computadora. Se dedica a recorrer la zona y asesora a las aceiteras. Estuvo en Dinamarca capacitándose.

Aunque las empresas tengan su propio equipamiento necesitan gente especizalida.
Si, porque las empresas te venden un producto. Por ejemplo, si tenés que trabajar con semillas ellos te venden el equipo y una calibración universal que mide 4-5 parámetros en semilla. Pero a vos mañana te puede interesar ver si de ese contenido graso cuánto ácido oleico hay, por ejemplo. Entonces tenés que desarrollar un producto que no existe, que no compraste. Te quedan dos alternativas: comprárselo a FOSS y que lo desarrollen ellos lo cual es muy caro o contratar a alguien que lo haga. Ese alguien tiene que saber quimiometría.

Por ahora las empresas tienen personal no especializado dedicado a operar el equipo con los productos que le vende FOSS. Y son contados los que hacen sus propios desarrollos, pero esto recién empieza en la Argentina. En el mundo las empresas hacen sus propias cosas, sobre todo por cuestiones de confidencialidad. Hay todo un mundo para que los estudiantes vayan a trabajar a esas empresas o para que armen micro emprendimientos de asesoramiento a empresas que usan equipos de NIR. Por ahora hay poca gente formada.

¿Es fácil conseguir candidatos para formar?
No es fácil porque tienen que ser personas a las que les guste la química, que sepan de computación, matemática, estadística. Por eso somos pocos. Por suerte siempre hay alguien. Hay un chico que se doctoró el año pasado (Franco Allegrini) quien tiene experiencia y sabe matemática, computación, sabe programar y está muy bien preparado para todas estas cosas. Por ahora sigue la carrera científica, pero si mañana le interesa armar un emprendimiento propio, está en perfectas condiciones de hacerlo. Hay todo un mundo que está arrancando en la Argentina.

Para ver el video de la entrevista con más preguntas haga click aquí

A título personal
Licenciado en Química Industrial - Universidad Católica Argentina
Doctor en Química - Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas - Universidad Nacional de Rosario
Prof. Titular de Química Analítica - Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas - Universidad Nacional de Rosario
Investigador Superior - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

lunes, 25 de abril de 2016

Bacterias que atacan cítricos


Ivana Kraiselburd, docente-investigadora de la UNR nos cuenta su trabajo y experiencias durante el cursado del doctorado. Por qué estudió Biotecnología, la importancia de la docencia y cuestiones a tener en cuenta al momento de cursar la carrera.






Ivana Kraiselburd es una reciente doctorada y docente  de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (Universidad Nacional de Rosario, UNR) quien desarrolló su trabajo de investigación en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (UNR-CONICET).

Su tesis doctoral “Efecto de la luz sobre las interacciones entre Xanthomonas citri subsp. citri y plantas hospedadoras” dirigida por la Dra. Elena Orellano, recibió el premio año 2014 dentro del Programa de Promoción de las Actividades Científico-Tecnológicas y de Innovación de la Provincia en al área Agropecuaria, entregado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe.



Durante la entrevista (ver video) Ivana habla sobre la bacteria Xanthomonas citrii como patógeno de cítricos, las consecuencias económicas de la enfermedad, sus descubrimientos durante el trabajo experimental para obtener su doctorado, su vocación por la Biotecnología y la importancia de la docencia en su desarrollo científico.

A título personal
Ivana Kraiselburd
Licenciada en Biotecnología
Doctora en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, Universidad Nacional de Rosario.
Docente de la asignatura Biología Molecular de la Licenciatura en Biotecnología, Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, Universidad Nacional de Rosario.

sábado, 16 de abril de 2016

Se realizó el Simposio Internacional de Biotecnología UNR-UNU BIOLAC

Tuvo lugar en Sede de Gobierno de la UNR con la presencia de investigadores locales e internacionales y gran cantidad de asistentes . 







Organizado por el Programa en Biotecnología para América Latina y el Caribe de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU BIOLAC) y la Universidad Nacional de Rosario (UNR) a través de su Secretaría de Ciencia y Tecnología tuvo lugar el Primer Simposio Internacional de Biotecnología UNR-UNU BIOLAC. El encuentro se desarrolló en el Salón Sur (Sede de Gobierno UNR) durante la tarde del 5 de abril y contó con la presencia de investigadores locales e internacionales quienes expusieron los resultados de sus proyectos con aplicaciones biotecnológicas.
El encuentro comenzó con palabras de bienvenida de la Secretaria de Ciencia y Tecnología de nuestra universidad, Dra. Elena Orellano, quien se encontraba presente junto a la subsecretaria Dra. Estela Alvarez.

Reflexiones
Esteban Serra, miembro del comité científico asesor del programa UNU BIOLAC y decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (UNR), dió detalles de las actividades desarrolladas.
¿Cómo surgió la posibilidad de organizar el simposio?
Por una invitación del coordinador, Iván Galindo. Yo me incorporé al comité científico asesor hace un año y medio. La reunión de este comité va rotando y me pidieron si la UNR podía ser huésped y organizarla en Rosario. Esto se habló con el rector, teniendo en cuenta una cuestión protocolar porque venía uno de los rectores de la Universidad de las Naciones Unidas. Se acordó la fecha y que la UNR oficialmente reciba y sea un poco la hospedadora del encuentro.
¿Cuál es el balance general?
Al margen del simposio, que de por sí tiene un balance positivo, en la reunión se revisó la actividad del Programa BIOLAC de los últimos doce meses y se fijaron algunas líneas de trabajo para los próximos doce meses. Este trabajo está a cargo del comité científico asesor, el cual se reúne una vez al año para revisar y evaluar.
Nosotros funcionamos como un comité que evalúa el avance del programa. Se hicieron las presentaciones correspondientes y se revisaron los números, la cantidad de cursos y los procedimientos que se están utilizando. En base a esto se dieron recomendaciones para la mejora. En este caso se trabajó bastante para mejorar la difusión de las actividades de la UNU BIOLAC y también para producir algunos cambios en el sistema de evaluación interno. Esperamos que con los cambios en difusión habrá más propuestas.
También se discutió sobre la posibilidad de tener mecanismos de evaluación  más eficientes.

¿Cómo pueden hacer los interesados en contactarse con la UNU BIOLAC para ofrecer sus cursos?
Se puede chequear en la página. Este año va a estar abierta la convocatoria. En la reunión se acordó que, a partir del año que viene, habrá dos llamados anuales para el semestre equivalente del año siguiente. También habrá un formulario nuevo.
Hay cuatro áreas prioritarias, definidas en la página web, en base a las cuales se pueden financiar los cursos.
En el intervalo, el Dr. Galindo me dijo que, de las presentaciones que se escucharon, le pareció que había algunas que merecían ser convocadas para cursos ya que están entre los temas prioritarios de UNU BIOLAC.

sábado, 9 de abril de 2016

¿Qué pretende usted de mí?

Corre el año 3016, y un experto en docencia universitaria propone cambiar de manera radical el modo de enseñar. El siguiente es un fragmento de su exposición: “Este año puede ser el de la revolución educativa. Intentaremos mejorar los resultados …





Por Alejandro Olivieri*

Corre el año 3016, y un experto en docencia universitaria propone cambiar de manera radical el modo de enseñar. El siguiente es un fragmento de su exposición: “Este año puede ser el de la revolución educativa. Intentaremos mejorar los resultados de los exámenes e incrementar el interés estudiantil por los conocimientos científicos, empleando un concepto absolutamente revolucionario. En un recinto relativamente pequeño, un grupo de estudiantes se encontrará personalmente con un docente humano, en lugar de conectarse digitalmente con un dispositivo de educación virtual, un robot o un repositorio digital de información científica”.

“De ese modo –continúa el experto– se podrá visualizar la mente del docente trabajando en tiempo real, observar cómo aquel razona, se detiene antes de escribir la próxima ecuación, o incluso se equivoca, retrocede y modifica su relato. Se le podrá preguntar y repreguntar, interpelarlo si no se comprende un concepto, o corregirlo si se cree detectar un error, actividades imposibles en la actualidad”.
Y detalló: “Para comunicar los conocimientos, el docente dispondrá de un dispositivo plano que cubrirá casi toda la pared ubicada detrás suyo, de color negro, similar a una pantalla táctil pero de mayor tamaño y de consistencia sólida. Escribirá sobre su superficie mediante un segundo dispositivo, de reciente desarrollo, consistente en un pequeño cilindro de unos diez centímetros de altura y un centímetro de radio, compuesto básicamente de yeso, que al ser apoyado sobre la pantalla negra deja un rastro visible de color blanco. Este singular efecto se debe a que pequeñas partículas de yeso quedan adheridas a la pantalla, de donde pueden luego quitarse pasando sobre ella un trozo de paño. El dispositivo de escritura se asemeja a lo que antiguamente se denominaba tiza, pero contiene, además de yeso, un polímero estructurado que impide que el polvo se disperse por el aire, tanto durante la escritura como el borrado, evitando así potenciales inconvenientes en las vías respiratorias del docente …”.

Ciencia y ficción
Lo anterior no es completamente original. La idea proviene del capítulo titulado Lo antiguo y lo definitivo, que integra el libro Los secretos del universo y otros ensayos, cuyo autor es el novelista de ciencia ficción y divulgador científico Isaac Asimov.

Frente a un futuro presuntamente dominado por el video como único medio de lectura, y en el que los libros no existen, el ensayo plantea la necesidad de una cinta de video que se pueda controlar por la voluntad humana, deje de correr en el momento mismo en que se aparte la mirada, se ponga en marcha en cuanto se le vuelva a prestar atención y corra más rápido o más despacio, hacia adelante o hacia atrás, dependiendo sólo de los deseos del usuario.

Una cinta autónoma, fácilmente transportable, absolutamente privada y que no consuma energía. Describe así el redescubrimiento del libro impreso, tal como más arriba se redescubren la tiza y el pizarrón en un futuro lejano sin clases presenciales.

Quiero usar esta idea como base para reflexionar acerca de los cuestionamientos que vengo escuchando, desde hace un tiempo, a la clásica clase teórica, llamada también, en forma un tanto despectiva, “magistral”.

Lo magistral
A propósito, convendría consultar el diccionario de la Real Academia Española en relación con el adjetivo “magistral”. Recién en tercer lugar se registra una acepción de cariz negativo, referente al uso de modales afectados o de un tono engreído en el lenguaje. Sin embargo, la segunda acepción es elogiosa, y reconoce que “magistral” se aplica a una acción realizada con maestría. Desde que lo supe, tengo menos vergüenza en llamar a nuestras clases teóricas de ese modo.

La crítica más difundida a la clase magistral es que se trata de una exposición continua por parte de un docente, sin participación del estudiante. En esta visión, al primero le corresponde un rol activo, al segundo uno pasivo, y la información fluye en un único sentido. Es por esto que se pretende abolir la clase magistral, reemplazándola por sucedáneos menos aburridos, más interesantes y motivadores, con mayor convocatoria hacia los jóvenes de hoy.

Se proponen como alternativas distintos medios digitales, conexiones a internet, audiovisuales animados, videos y otras herramientas modernas, capaces de captar la atención de la juventud actual con mayor eficiencia. Estos ingenios estarían fatalmente destinados a suceder a la clase magistral, declarada obsoleta y en franco proceso de extinción.

Dinosaurio vivo
Pero, ¿reside el problema en la propia clase magistral, que por definición es deficiente para transmitir conocimientos y fomentar el espíritu crítico y el razonamiento científico, o la cuestión se centra en la manera en que se la aplica? ¿Está la clave en la herramienta o en el modo en qué esta se usa? ¿Se trata, por así decirlo, de un cuchillo útil para dividir un pan y sosegar el hambre, o de un puñal afilado que amenaza el corazón de la comunicación docente-estudiante?

En mi opinión, el dinosaurio magistral puede estar más vivo de lo que aparenta, y haríamos bien en dotarlo de movimiento en lugar de dejarlo expuesto en la vidriera de un museo. Si la iniciamos con una adecuada introducción al tema, si la organizamos y desarrollamos correctamente, si le damos enfoques variados, si la ilustramos con ejemplos, si proponemos una discusión crítica y aceptamos diferentes puntos de vista, la clase magistral seguirá siendo el mejor complemento de las actividades de laboratorio o de campo para la enseñanza de la ciencia.

Cumpliendo en primer lugar con la premisa de un contenido curricular preciso, podemos hacerla también entretenida, sin más secreto que variando el tono de voz, pasando de temas serios a banales, hasta contando un chiste si es pertinente, y por supuesto intentando en todo momento dar participación a los estudiantes. Estos simples recursos podrían asegurarnos el logro de dos éxitos simultáneos: uno duradero y sólido, disfrutar del avance de nuestros educandos, otro efímero y frágil: verlos sonreír. Es preciso también, claro, que la propia audiencia intervenga de buena fe en el juego colectivo, y concurra con genuino espíritu participativo. De lo contrario, ni la más histriónica de las actuaciones logrará el objetivo buscado.

Multifuncionalidad
En el actual contexto, los profesores universitarios debemos ocuparnos de clases, exámenes y consultas, y además planificar, organizar, supervisar y gestionar proyectos de investigación científica, completar formularios por una casi infinita variedad de motivos, escribir y corregir informes de becarios, doctorandos, tesinistas y pasantes, redactar trabajos científicos y artículos de divulgación, participar en reuniones de variada índole, recibir en nuestros laboratorios, atender y acompañar a colegas nacionales y extranjeros, actuar en diversas comisiones evaluadoras y en jurados de concursos, tesis y tesinas, y atender la solicitud de servicios y asesorías técnicas. Al parecer, pesa también sobre nosotros la responsabilidad de motivar a los estudiantes y aumentar su presencia y nivel de participación en las clases, buscando, adoptando y desarrollando nuevas herramientas de comunicación compatibles con las necesidades de las actuales generaciones, en reemplazo de la vieja y entrañable clase magistral. Es por eso que el título de este escrito repite la ya memorable pregunta, hoy formulada por un docente al sistema universitario: ¿Qué pretende usted de mí?

(*) Profesor del Departamento de Química Analítica de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, UNR

Fuente

jueves, 7 de abril de 2016

Sobre las actividades de investigación en la UNR

Fuí invitado al programa "En acción", con el fin de comentar las actividades de investigación de la Universidad Nacional de Rosario como representante de la Secretaría de Ciencia y Tecnología.

Claudio Pairoba durante la entrevista con Flavia Padin.

Durante la entrevista describí las actividades de investigación que se desarrollan en nuestra universidad, tomando como ejemplo a la Jornada de Ciencia y Tecnología que se organiza anualmente.

También conté cómo los alumnos se inician en las actividades científicas y la consecuente dinámica de formación y crecimiento de los grupos de investigación.

La entrevista puede verse aquí.

martes, 22 de marzo de 2016

CIN: Taller de indicadores I+D+i

Con la presencia de representantes de universidades nacionales y el MinCyT se desarrolló durante los dias 3 y 4 de marzo.
Felix Nieto Quintas inaugura el taller de indicadores I+D+i (Foto: Marina Dioguardi - CIN).

Imágenes

 
Con el objetivo de definir indicadores en investigación, desarrollo e innovación, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) organizó el primer taller de indicadores sobre la temática. Participaron secretarios de ciencia y tecnología, y representantes de distintas universidades nacionales (UU.NN) junto con responsables del  Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MinCyT).
 
El objetivo no es menor: conocer con el mayor detalle posible, el aporte de las universidades nacionales al sistema de ciencia y tecnología nacional (SCN). Vale la pena recordar que la mayor parte de la investigación en la Argentina se desarrolla en instituciones públicas totalizando un 76% de la inversión en investigación y desarrollo (organismos públicos con 47% y universidades públicas con 29%) según el informe de Indicadores de Ciencia y Tecnología 2013. Si bien ya existen indicadores que vienen siendo utilizados lo que se busca ahora es captar con mayor precisión cuestiones específicas.
 
La tarea es necesaria y compleja. Para medir algo primero hay que saber qué es lo que se está midiendo, cómo se lo define. Una de los primeros datos que hay que definir es, entonces, la cantidad de docentes, investigadores y becarios que existen en el SCN. Definir a un docente para las estadísticas es una cuestión clara, algo que ya no lo es tanto cuando uno se refiere a investigadores y becarios. Arribar a un consenso sobre quién es investigador y quien becario en nuestras universidades públicas nacionales implica reunir a representantes de todas las entidades de educación superior para que cada uno aporte su realidad con el fin de llegar a una definición que sea lo más amplia posible. 
 
Al momento de medir, no es solo la cantidad de investigadores y becarios lo que se necesita clarificar. Cuestiones tales como cifras para personal de apoyo, administración y servicios, infraestructura y proyectos requirieron de la creación de distintos grupos de trabajo para este taller.
 
Una vez que se tengan todos estos datos, deberá implementarse la carga de los mismos y el posterior acceso por todos aquellos actores que necesiten obtener la información. Para profundizar sobre estos aspectos se creó dentro del taller la Comisión de Implementación del Relevamiento, coordinada por Luján Gurmendi (Coordinadora General del Sistema de Información Universitaria).
 
Acto de apertura
La ceremonia de apertura estuvo presidida por el presidente de la Comisión de Ciencia, Técnica y Artes del CIN (C, T y A, Dr. Félix Nieto Quintas, rector de la Universidad Nacional de San Luis), quien destacó que “el taller se realizó a iniciativa de la Comisión de Ciencia, Técnica y Artes del CIN. Es un intento por ponderar adecuadamente, con consensos, el aporte que las universidades públicas en la Argentina hacen a la ciencia y la tecnología en el país”.  "No solo se trata de definir la forma de calcularlos, si no de lograr un consenso necesario para que la gran heterogeneidad del sistema universitario pueda verse representada, a través de la búsqueda de recursos que ya tenemos en las universidades para obtener indicadores que sean relevantes, sólidos, homologables y den una adecuada visión de cuál es el aporte en ciencia y técnica de la universidad pública” agregó el rector.
 
A continuación presentaron sus visiones de la problemática el presidente del CIN, Ing. Jorge Calzoni, el Dr. Anibal Gattone (Comisión C, T y A), el Mg. Lucas Luchilo (Subsecretario de Evaluación Institucional de la Secretaría de Articulación Científico Tecnológica), María Guillermina D´Onofrio ((Subsecretaría de Evaluación Institucional, MinCyT) y el Dr. Gustavo Arber (Dirección Nacional de Información Científica del MINCyT). El encuentro contó con la coordinación general del Dr. Mauricio Horn (asesor de la Comisión C, T y A) y el Sr. Aníbal Saralegui.
 
La visión del presidente
A su turno, el Ing. Calzoni hizo una revisión de otros proyectos que se están llevando adelante desde el CIN. Al respecto resaltó que uno de las cuestiones que necesita ser abordada es el tema de las actividades reservadas. Luego de reunirse con distintos colegios profesionales, Calzoni manifestó que se puso de manifiesto la necesidad de “aclarar lo que significa cada cosa ya que a veces hay problemas de términos. Los alcances los dan las universidades, las incumbencias las dan las provincias”. En referencia a la variedad de situaciones que esta distinción ocasiona, el presidente del CIN contó a modo de ejemplo que “un ingeniero de Santa Fe cruza a Paraná y ya no tiene las mismas incumbencias.”
 
En este marco, Calzoni indicó que lo que sí define el CIN son las actividades reservadas, uno de los mayores conflictos encontrados. Las primeras profesiones tenían todas las actividades reservadas y las últimas tienen muy pocas, con lo cual se originaban continuos conflictos de intereses. Esto implicó definir conceptos para este tipo de actividades a través de consensos en la mayoría de los casos. El tema se seguirá trabajando a lo largo del año.
 
Calzoni también se refirió a las conversaciones mantenidas con el presidente del CONICET y a la creación de una comisión de enlace para ajustar cuestiones pendientes. “Hay universidades que tienen una buena base de consolidación con los investigadores del CONICET y hay otras que no. La idea es que las que están en mejores condiciones puedan ayudar a las que necesitan trabajar el tema” expresó.
 
Paritarias y títulos
“Por primera vez los docentes universitarios tenemos un convenio colectivo de trabajo”, continúo comentando el presidente del CIN: Esto implicará un ajuste de algunos estatutos universitarios para poder avanzar en las negociaciones. El pedido de apertura de paritarias ya ha sido presentado.
 
Otra cuestión que se está trabajando desde el CIN es el reconocimiento de títulos mutuos entre las universidades. Al hablar sobre ENLACES (Espacio Latinoamericaño y Caribeño de Educación Superior) indicó que “sería una especie de Proceso de Bologna pero hecho desde las universidades”. Resaltó que el proceso es complicado debido a la heterogeneidad del sistema educativo argentino y latinoamericano. Desde el CIN se ha logrado darle continuidad a las discusiones originadas luego del documento de Cartagena de Indias 2008, cuando se había planteado la necesidad de articular una experiencia piloto de universidades que permitan el reconocimiento de título. Con este antecedente, se logró que diez universidades puedan tener esa experiencia a partir de este año. Queda aún resolver la incorporación de las restantes universidades.
 
La defensa de la universidad pública
Calzoni destacó el desarrollo del sistema universitario argentino y la necesidad de defenderlo ante comentarios malintencionados. “Creo que la mejor defensa de lo que son las universidades públicas argentinas es mostrar lo que hacemos todos los días. Pensar que nuestras universidades están llenas de militantes políticos es poco serio y tengo la obligación de plantearlo” enfatizó. 
 
“Considero que este taller es una muestra más de todos los talleres que venimos desarrollando en diversas actividades: vinculación tecnológica, patentamiento, ciencia y tecnología. En la posibilidad de que no nos tienen que enseñar a hacer mediciones y que nosotros tenemos nuestros propios indicadores” agregó.
 
“Entre todos tenemos que ser capaces de demostrar lo que hacemos en cada una de nuestras universidades. Después hay cuestiones que tendrán que dirimirse donde corresponda. No vamos a hacer una defensa corporativa, pero sí una defensa de lo que es el sistema universitario argentino público, porque me parece que en el fondo es lo que se quiere cuestionar”, manifestó Calzoni.
 
A continuación hizo referencia a un artículo aparecido en el diario La Nación, cuestionando el decreto 204 del año 2004 el cual establece que las universidades públicas son consultoras privilegiadas del Estado. De acuerdo a Calzoni, se están cuestionando las consultorías hechas oportunamente para el Fondo Monetario Internacional. “No se trata de un hecho de corrupción como se plantea en el artículo, se trata de discutir una política pública”, remarcó. A propósito recordó el documento emitido desde el CIN en el 2015, en el cual se expresaba la necesidad de continuar siendo consultores privilegiados con los distintos ministerios. Recientemente se volvió a plantear esta necesidad de defender la política de articulación de las universidades con los ministerios.
 
Calzoni recordó que en el ámbito del CIN se viene discutiendo la necesidad de visibilizar las actividades desarrolladas. “Estamos a dos años de la reforma de 1918. No podemos dejar que a esta altura del partido se nos cuestione. El año pasado cuando se hizo una medición de opinión pública, el 83% de la gente consideró que las organizaciones más creíbles eran las universidades nacionales. Algo tiene que ver con esto que está pasando” cerró el presidente del CIN.
 
Los documentos generados durante el taller pueden verse en la página del CIN.

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