sábado, 13 de febrero de 2016

Las 10 científicas más influyentes en el Día Internacional de la Mujer en la Ciencia

La ONU busca fomentar actividades de educación y sensibilización pública para promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres en la educación y la ciencia. Algunas de las científicas más influyentes a lo largo de la historia son Jocelyn Bell o Rosalind Franklin, cuyos descubrimientos no les fueron reconocidos por ser mujeres.

Maria Salomea Skłodowska-Curie, premio Nobel en física y química.

Por Andrea Mejorada
Este jueves 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Así lo proclamó la Asamblea General de la ONU cuando aprobó la resolución el pasado 15 de diciembre de 2015.
Según explica las Naciones Unidas, la ciencia y la igualdad de género son vitales para realizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos en la Agenda de 2030. Además explica que en los últimos 15 años, la comunidad internacional ha trabajado para promover y reforzar la participación de las mujeres y las niñas en la Ciencia.
Las Naciones unidas “invita a todos los Estados Miembros, a todas las organizaciones y los órganos del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales y regionales, el sector privado y el mundo académico, asó como a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y los particulares a que celebren el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia de manera apropiada”.
Además añade que la manera de llevarlo a cabo es a través de actividades de educación y sensibilización pública para promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia.
Para ello es necesario eliminar la discriminación contra la mujer, y sortear las barreras jurídicas, económicas, sociales y culturales que todavía existe
Marie Curie
María Salomea Sklodowska-Curie fue una científica polaca. Madame Curie fue la primera mujer en lograr ser catedrática, en la Universidad de París, además de ser la primera mujer en recibir un premio Nobel. Además fue la primera persona en recibir este premio en dos especialidades distintas, física y química. El segundo fue un título personal, pero el primero lo compartió con su marido Pierre Curie. Con él investigaba en el campo de la radioactividad. En 1898, el matrimonio hizo público el hallazgo de dos nuevos elementos, el polonio y el radio.
Rosalind Franklin
Una figura clave en el progreso cientifico-tecnológico. La biofísica inglesa fue la autora de la Fotografía 51 en la que obtenía una imagen del ADN mediante técnicas de rayos X. Estos descubrimientos se atribuyeron a los investigadores Watson, Crick y Wilkins, quienes ganaron el premio Nobel por el descubrimiento del ADN en 1962. Rosalind Franklin había fallecido cuatro años antes y a pesar de que para muchos ese premio lo merecía ella, la Academia sueca no entregaba este premio a título póstumo. Como homenaje se le dio su nombre a una Universidad y se crearon los premios Royal Society Rosalind Franklin Award and Lecture que premian la labor de la mujer en la ciencia.
Jocelyn Bell
Susan Jocelyn Bell es una astrofísica conocida por descubrir la primera radioseñal de un púlsar junto con Antony Hewish, tu tutor de tésis. El reconocimiento por este descubrimiento se lo llevó su tutor en 1974 con el premio Nobel de Física. Hoy todavía existen controversias con este tema.
Augusta Ada Byron
La hija de Lord Byron, conocida también como la Condesa de Lovelace fue la primera científica de la computación y la primera programadora del mundo, totalmente adelantada a tu tiempo. También su muerte prematura hizo que el mundo no pudiera conocer al completo sus capacidades y sus conocimientos. La película “Enchantress of Numbers” cuenta su vida.
Lise Meitner
Meitner fue una física que investigó la radiactividad y física nuclear, además, formó parte del equipo que decubrió la fisión nuclear, hecho por el que su compañero Otto Hahn recibió el premio Nobel de Química. A Meitner no se la nombró coautora por ser mujer. En su honor se puso el nombre de 'meitnerio' al elemento químico 109.
Barbara McClintock
Fue una científica estadounidense especializada en citogenética, que logró en 1983 obtener el premio Nobel de Medicina o Fisiología por sus descubrimientos hoy esenciales para el campo de la genética.
Emmy Noether
Fue una matemática alemana judía conocida por su aportación en la física teórica y el álgebra abastracta. Se dice que Einstein la consideró la mujer más importante en la historia de las matemáticas.
Sophie Germain
Marie-Sophie Germain fue una matemática a la que se le atribuyen importantes aportaciones a la teoría de los números y la teoría de la elasticidad. Uno de sus estudios más importantes fue el de los posteriormente denominados 'números primos'. No pudo realizar de manera oficial la carrera de matemáticas por ser mujer, por lo que se formó, trabajó e investigó de forma independiente durante toda su vida.
Jane Goodall
Es una primatóloga y antropóloga que estudió el uso de herramientas en chimpancés, a los que se ha dedicado a investigar toda su vida, logrando aportar a la ciencia descubrimientos sobre su comportamiento o su modo de vida. Goodall ha recibido numeroras distinciones como el Premio Príncipe de Asturias de Investigación, la Legión de Honor de la República de Francia o el título de Dama del Imperio Británico, además de ser nombrada mensajera de la paz de Naciones Unidas y Medalla de Oro de la UNESCO.
Cecilia Payne
Cecilia Payne-Gaposchkin fue una astrónoma cuya tesis fue considerada la más brillante escrita nunca en astronomía. Descubrió que el componente principal de las estrellas como el Sol, no era el mismo que el de los planetas, si no que estaban compuestas mayoritariamente de hidrógeno.
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viernes, 12 de febrero de 2016

Ondas gravitacionales: qué son y para qué sirve su estudio

Detectarlas confirmaría la teoría de la relatividad general del físico alemán Albert Einstein.

Detectarlas confirmaría la teoría de la relatividad general del físico alemán Albert Einstein
Detectarlas confirmaría la teoría de la relatividad general del físico alemán Albert Einstein.Foto:Reuters      

 
 
 
 
 
 
 
 
WASHINGTON (AFP).- En minutos un grupo de científicos, entre ellos la argentina Gabriela González, anunciarán los nuevos descubrimientos respecto de la existencia o no de las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein hace 100 años.

La noticia puede llegar incluso a ser merecedora de un Premio Nobel, de acuerdo a la opinión de los especialistas. Sin embargo, no todos comprenden lo que podría significar este acontecimiento.
 
A continuación, tres aspectos fundamentales para comprenderlo.

Gabriela González, la científica cordobesa que dio la noticia
Gabriela González, la científica cordobesa que dio la noticia.

¿Qué es una onda gravitacional?

Una onda gravitacional es una ondulación ínfima del espacio-tiempo que se propaga en el Universo a la velocidad de la luz. Fueron presentadas conceptualmente hace 100 años por Albert Einstein, el célebre físico, como una consecuencia de su teoría de la relatividad general.

Einstein describe la gravedad como una deformación del espacio. Las masas, como el Sol por ejemplo, curvan el espacio. Un poco como cuando alguien se sube en una cama elástica. Si las masas son pequeñas, la deformación es débil (una uva en una cama elástica no la altera). Si las masas son grandes, la deformación es importante (una persona sobre una cama, deforma la tela elástica). Si las masas se desplazan y tienen una aceleración, esas deformaciones se desplazan y se propagan a través del espacio, formando ondas gravitacionales.

Para ilustrar esas oscilaciones se emplea a menudo la imagen de las ondas que se propagan en la superficie de un lago cuando se arroja una piedra. Cuanto más lejos, la onda se va debilitando. Las ondas gravitacionales que se buscan son las producidas por fenómenos astrofísicos violentos como la fusión de dos agujeros negros o la explosión de estrellas masivas. Las otras son muy minúsculas como para que podamos observarlas. Pero nos rodean sin que seamos conscientes de ello y sin consecuencias para nosotros.

¿Por qué es importante conseguir detectar de manera directa estas ondas gravitacionales?

Detectarlas confirmaría la teoría de la relatividad general de Einstein. Sería un día histórico para recordar por los físicos. Y sus principales descubridores pueden aspirar a un Premio Nobel. Más concretamente, esto abriría el camino de una nueva astronomía, "la astronomía gravitacional".

Además de los diversos medios electromagnéticos que permiten observar el cosmos actualmente, los astrofísicos dispondrían de una nueva herramienta para observar los fenómenos violentos en el Universo. La detección de esas ondas gravitacionales permitiría ver lo que pasa "en el interior" durante la fusión de dos agujeros negros, por ejemplo.

El descubrimiento sobre las ondas gravitacionales no cambiará nuestras vidas de un día al otro. Pero los avances tecnológicos realizados para poner a punto los detectores de ondas podrían reflejarse en nuestra vida diaria.

¿Cómo está organizada la detección de las ondas gravitacionales?

Albert Einstein era consciente de que sería muy difícil observar las ondas gravitacionales. Durante unos 50 años no ocurrió nada particular. Pero luego, en los años 1950, el físico estadounidense Joseph Weber se puso como objetivo encontrarlas y construyó los primeros detectores. Pero entre tanto, se pusieron en evidencia pruebas indirectas de la existencia de las ondas gravitacionales.

En 1974, la observación de un púlsar -una estrella de neutrones que emite una radiación electromagnética intensa en una dirección dada, como un faro-, en órbita alrededor de otro astro, permitió deducir que esas ondas existían. Russell Hulse y Joseph Taylor recibieron el Nobel de Física en 1993 por el descubrimiento de ese púlsar.

En los años 90, Estados Unidos decidió construir el LIGO (por las siglas en inglés de Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales), un observatorio ambicioso compuesto por dos instrumentos gigantes, que utilizan como fuente luminosa un láser infrarrojo. Uno de ellos está en Louisiana y el otro en el estado de Washington.

Francia e Italia hicieron lo mismo, con el Virgo, cerca de la ciudad de Pisa. En 2007, LIGO y Virgo decidieron trabajar juntos, intercambiando datos en tiempo real y analizando los resultados conjuntamente.

En los últimos años los instrumentos del LIGO fueron sometidos a importantes modificaciones que lo mantuvieron inactivo. El detector "avanzado" LIGO volvió a funcionar en septiembre de 2015. Y es en esa dirección a la que apuntan ahora todas las miradas. Virgo también fue sometido a ese mismo tipo de transformaciones pero todavía no ha vuelto a entrar en servicio y está programado que vuelva a funcionar en el otoño boreal.

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jueves, 11 de febrero de 2016

A los 94 años murió el talentoso Cristián Hernández Larguía

Adiós maestro. Autodidacta, ciudadano ilustre de la ciudad y creador del Conjunto Pro Música de Rosario, Cristián Hernández Larguía deja un enorme legado cultural. 

Un clásico. El festival Cantemos la Navidad que dirigía cada diciembre en el
Monumento se había convertido en un sello de la ciudad.

El creador del Conjunto Pro Música de Rosario y director del Coro Estable de la ciudad, Cristián Hernández Larguía, falleció ayer a los 94 años. La salud del talentoso director musical estaba seriamente dañada desde hace varias semanas. Sus restos serán cremados hoy, las 9, en el Cementerio La Piedad. 

Hernández Larguía había nacido en 1921 en el seno de una familia muy ligada a la cultura de la ciudad. Por la casa que había diseñado su padre, el arquitecto Hilarión Hernández Larguía, en San Luis 448 (considerada patrimonio cultural de Rosario), pasaron nombres como Julio Payró, Jorge Romero Brest, las hermanas Cosettini y pintores como Vanzo, Grela y Uriarte. Tuvo una formación autodidacta y aunque no frecuentó los claustros, tomó lecciones con grandes maestros como Pau Casals, Juan José Castro y Robert Shaw.

Cada año supo congregar a miles de personas en torno al Monumento a la Bandera, donde siempre encabezó el clásico Concierto de Navidad. En 1962 fundó el Conjunto Pro Música de Rosario, un grupo de excelencia volcado a las obras de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco; y diez años después creó el Instituto Pro Música.

El bar
En una entrevista concedida a La Capital en 2012, en el marco de los 145 años del Decano de la Prensa Argentina, Hernández Larguía había confesado que “su lugar en el mundo” para relajarse era el bar. Habitué del que está en la esquina de Alem y 9 de Julio, afirmó que estar allí y ver pasar a la gente lo ayudaba a relajarse. Intimo, había destacado que se acostaba muy tarde y se levantaba al mediodía “porque a la mañana dicen que hay brujas”.

Dueño de un talento incomparable, fue declarado ciudadano ilustre de Rosario en 1985 y cuatro años más tarde le otorgaron el Premio Konex de Platino. Sin dudarlo, había señalado que lo que más caracteriza al rosarino es el individualismo. “Todo lo que hay en Rosario está hecho por rosarinos. Todo es producto del esfuerzo individual”, había remarcado y puso como ejemplo la historia del Museo Castagnino y los teatros El Círculo y Astengo, todos reductos culturales emblemáticos que nacieron gracias a donaciones o por la inquietud de particulares que lograron zafarlos de demoliciones.

El Coro Estable de Rosario, entidad que lo tuvo como director desde 1946, logró posicionar a la ciudad como señera en el canto coral. La entidad cosechó importantes galardones y en 1981 obtuvo seis premios en el Concurso Internacional de Coros de Arezzo (Italia). 

 “Soy tozudo para discutir, cuando tengo una idea la defiendo a muerte, soy muy polémico”, había señalado a la hora de definirse. Y en tal sentido, en otra entrevista había remarcado que lo que lo enojaba son “los políticos”. “Me he manifestado desde joven contra los políticos o una clase política. Lo cual no significa que no haya participado de opciones políticas”, remarcó.

Privilegiado
“La verdad, considero que he sido un privilegiado. A los 25 años me hice cargo del Coro Estable de Rosario. Entré en 1946 con muy mínimos antecedentes. Pocos jóvenes a esa edad tienen la ocasión de estar establecidos en su profesión”, le dijo a La Capital en 2011.

En los últimos días su salud se había deteriorado y ayer su corazón dijo basta. Alguna vez le preguntaron cómo le gustaría que lo recordaran. “Cuando muera me gustaría evaporarme. Venimos de la nada y vamos a la nada”, contestó. Sin dudas, el enorme legado que dejó en la ciudad lo recordará por siempre.


Fuente
www.lacapital.com.ar

lunes, 8 de febrero de 2016

Adiós a Amelia Bence, la actriz de los ojos más lindos del mundo

Murió a los 101 años; sus restos son velados desde las 15 en el Teatro Nacional Cervantes

Amelia Bence falleció a los 101 años
Amelia Bence falleció a los 101 años. Foto:Archivo
Lunes 08 de febrero de 2016

La actriz Amelia Bence falleció esta mañana, según lo anunció Alejandro Ullua, director ejecutivo de Instituto Proteatro. Los restos de la actriz son velados desde las 15 en el Teatro Nacional Cervantes (Avenida Córdoba 1155, Cuidad de Buenos Aires) y mañana a las 10 serán depositados en el Panteón de la Asociación Argentina de Actores, en el Cementerio de la Chacarita.

Bence, que según su testimonio había nacido el 13 de noviembre de 1914, fue una de las más destacadas figuras que dio el cine y el teatro en la Argentina entre las décadas de 1940 y 1960 y después de ese momento de apogeo se mantuvo siempre activa y prolongó su vigencia a fuerza de talento y personalidad. 

Su trayectoria artística comenzó de la mano de Alfonsina Storni, con quien trabajó cuando era pequeña en el Teatro infantil de Lavardén. La propia Bence recordaba al detalle el momento en que debutó en un escenario cuando tenía cinco años, literalmente de la mano de la poetisa, en una obra con su firma. Así narró el episodio a La Nacion, hace unos años: "Yo hacía el papel de un nene, un varoncito, que tenía que enviarles una carta a los Reyes Magos. Pero cerré el sobre y cuando fui a pegar la estampilla, me la tragué. Me puse a llorar y corrí a refugiarme en las bambalinas. Y allí estaba Alfonsina, que me abrazó, me consoló y me pidió que volviera al escenario. Todavía recuerdo sus palabras: «¡No seas tonta, vos vas a ser una gran actriz!»".

Su trayectoria en el cine, que contó con su presencia en más de 40 películas, comenzó con un breve papel en Dancing (1933), de Luis Moglia Barth y continuó, ya en plenitud en la década siguiente, junto a Carlos Borcosque (La casa de los cuervos, 24 horas en la vida de una mujer), Luis Moglia Barth (Cruza, María Rosa), Luis César Amadori (Son cartas de amor...), Pierre Chenal (Todo un hombre), Julio Saraceni (Nuestra Natacha), Ernesto Arancibia (Lauracha, Romance en tres noches) y Mario Soffici (El pecado de Julia). Su participación en La guerra gaucha (Lucas Demare, 1942), una de las películas más importantes de la historia del cine argentino, le dio reconocimiento y comenzó a ser solicitada para papeles protagónicos. Entre las paliculas en las que trabajó sobresale sin dudas Los ojos más lindos del mundo (1943), de Luis Saslavsky (con quien también rodó Camino del infierno), sobre todo porque la definió para siempre al destacar la belleza de sus ojos.

A la labor teatral entró, en la década del 50, de la mano de quien por entonces era su marido, Alberto Closas. En ese ámbito representó obras como La estrella cayó en el mar, Mi marido y su complejo y Mi mujer está loca, que fueron muy exitosas. En 1957 filmó Alfonsina (1957), de Kurt Land, basada en la vida de la poetisa con quien ella empezó su formación cuando era una niña. Luego de esta película comenzó también a acercarse a la pantalla chica. "Al teatro me fui adaptando. A la TV, en cambio, me costó entregarme, pero después del primer teleteatro me sentí muy cómoda", dijo a propósito de un medio que, con los años, terminó añorando más que ningún otro en sus tiempos de inactividad. Allí dejó su sello, sucesivamente, en series y telenovelas como Los premios Nobel, Topaze, Romina, Bianca, Esos que dicen amarse y, sobre todo, en el ciclo de unitarios Las veinticuatro horas.

En los últimos años de trayectoria laboral, casi como un homenaje en vida, recibió dos curiosas propuestas: participar en la comedia No hay 2 sin 3 -que cerró su aporte a la TV- y personificar en 2003 a un hada en la obra teatral infantil Amor invisible. Se quedó con las ganas de volver al cine (del que se despidió con Adiós Alejandra, en 1973), con un proyecto trunco, La loma del diablo, de Atilio Polverini, en el que iba a encarnar a una caudilla. "El público no se olvidó de mí. Lo veo y lo disfruto en la calle, en los negocios a los que voy de compras, en los estrenos teatrales. Mi único deseo es seguir en actividad con más fuerza que nunca", decía por entonces.
Coqueta, como es costumbre en las actrices de su época, su verdadera edad fue siempre un dato polémico. Muchas versiones sostienen que actualmente sobrepasaba en un lustro los cien años. Sin embargo, en noviembre de 2014, en la fecha de su cumpleaños, ella sostuvo en el festejo junto a varios amigos suyos, que celebraba los 100. ¿Y qué importancia tendría si esa aseveración no coincide con lo que figura escrito en un papel con más de un siglo de existencia?

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miércoles, 3 de febrero de 2016

Censurando pentagramas

Resistida por los censores, el tiempo y la gente convirtieron a esta canción en una marca registrada.

Evita en la residencia presidencial "Palacio Unzué", luego demolida
(Foto: Sylvia Salmi - Fuente: CeDIAP/Archivo Corbis)

Corría la década del ’70. El gobierno militar gobernaba la Argentina con mano férrea y consecuencias que son de dominio público.

La música, tantas veces vista como una forma de hacer circular ideas no compartidas por el poder dictatorial, no era ajena a la situación de control extremo y censura que se vivía.

A varios miles de kilómetros, en la tierra con la cual la Argentina tiene una historia de conflictos, se componía una canción sobre uno de los personajes más emblemáticos de la Argentina.


Nacida en Inglaterra
Corría el año 1976 cuando la dupla Lloyd Weber – Rice grababa en Inglaterra, con la voz de Julie Covington, una canción que se convertiría en histórica. Posteriormente, en 1978, esta canción se incluiría en el musical “Evita”. Los violines comenzaban una melodía de lamento que daba paso a la voz de Evita hablándole a su pueblo. Nacía “No llores por mí, Argentina”.

El resto de la historia es conocida. Lo que tal vez no sea tan conocido es el hecho de que la canción fue sistemáticamente prohibida por el gobierno militar argentino. El grado de censura varió desde la eliminación absoluta hasta la alteración parcial de su título en los discos de la época. Hay tres ejemplos de lo que sucedía por aquellos años.


No me fallés Papetti
En el programa humorístico “La tuerca” (para los que nunca tuvieron la oportunidad de ver uno era una forma de hacer humor muy popular, divertida y actualmente inexistente) había un sketch en el cual un jefe (Tino Pascali) esperaba a su tímida secretaria en su departamento. Preparando el escenario para lo que prometía ser una noche inolvidable, Pascali ponía un disco del saxofonista Fausto Papetti. El sensual sonido de este instrumento era una garantía de que todo transcurriría sobre ruedas. Pero Papetti fallaba siempre. En realidad no era Papetti el que fallaba, si no que siempre algo pasaba para que los planes del jefe se vieran frustrados.

En 1979 le fallaron a Papetti al publicar su disco “23a Raccolta”, el cual incluía el tema ‘No llores por mí”. La “Argentina” había sido eliminada del título por el censor de turno. Algunos solo notarían con los años lo que había sucedido.


Hermanos censurados
Por aquellos años, el famoso duo de los hermanos Karen y Richard Carpenter lanzaban su disco “Pasaje”. En este caso no se modificó el título de la canción, la misma directamente se eliminó. No sería hasta muchos años después y con el relanzamiento del álbum en CD (realizado por los japoneses quienes adoran al dúo), que la canción reaparecería como originalmente.

La voz única de Karen era el vehículo perfecto para transmitir la profunda melancolía que caracteriza a este tema.


Antes de Grease
La blonda cantante australiana (nacida en Inglaterra) Olivia Newton John lanzaba en el año 1977 el álbum “Making a good thing better”. La última pista del lado 1 en el vinilo nunca llegó a aparecer en el lanzamiento argentino. ¿Qué había en esa pista? ¡Sí! Adivinó. La versión de “No llores por mí, Argentina”.

Al igual que con el álbum de Carpenters, no sería hasta la aparición de la versión en CD, que nos enteraríamos que Olivia se había sumado al frenesí mundial de interpretar la canción ahora histórica. Y que a pesar de los intentos, no pudo ser silenciada.

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...