En los Estados Unidos ha habido muchos intentos de eliminar la evolución del currículo escolar
o exigir que el creacionismo – la idea de que toda vida fue creada por
Dios – se le da el mismo trato en los libros de texto de ciencias. Si
bien todos ellos han fracasado, el gobierno de Turquía acaba de prohibir la evolución de su plan de estudios nacional.
Wellcome Images/Wikimedia Commons, CC BY |
Por César Tomé
James Williams
Los
creacionistas estadounidenses quieren que se presenten ambas opiniones,
para que los niños decidan qué creer. Los esfuerzos para rechazar esto
se caracterizan erróneamente como intentos de coartar el debate o la
libertad de expresión para promover una ideología científica, atea,
secular, frente a una cosmovisión religiosa más moral, ética y de
sentido común.
La decisión de Turquía va mucho más allá. No se trata de reclamar la igualdad de trato, es una prohibición absoluta. El gobierno la justifica alegando que la evolución es “difícil de entender” y “controvertida”. Cualquier controversia, sin embargo, es una fabricada por las comunidades ultra-religiosas que buscan socavar la ciencia. Muchos conceptos en la ciencia son más difíciles que la evolución, pero todavía se enseñan.
Argumentos creacionistas
La
evolución, según los creacionistas, es sólo una teoría – no está
probada y, por tanto, es debatible. Los árboles evolutivos
(especialmente para los seres humanos) se re-dibujan habitualmente
después del descubrimiento de nuevos fósiles, demostrando lo pobre que
es la teoría. Después de todo, si la teoría fuese correcta, esto no
seguiría cambiando. A menudo los creacionistas plantean un reto a la
ciencia para que demuestre cómo comenzó la vida, sabiendo que no hay
todavía una teoría firme y aceptada. Por último, está el rey de todos
los argumentos: si todos evolucionamos de los monos, ¿por qué hay monos
todavía?
Estos argumentos están llenos
de inexactitudes fácticas y falacias lógicas. La evolución no necesita
una explicación de cómo comenzó la vida. Simplemente describe cómo la
vida se desarrolla y se diversifica. Los humanos no evolucionaron de los
monos – somos grandes simios. Los simios modernos, incluidos los
humanos, evolucionaron a partir de especies preexistentes ahora extintas
de simios. Estamos emparentados con, no descendimos de, los simios
modernos.
Conceptos erróneos fundamentales creacionistas
Los
creacionistas no comprenden que la evolución misma no es una teoría. La
evolución sucede. La vida se desarrolla y diversifica, aparecen nuevas especies. Podemos ver las formas de vida intermedias en este momento, como peces que están en transición de vivir en tierra y los mamíferos terrestres que han realizado la transición a la vida acuática. La “teoría de la evolución” explica cómo se desarrolla la evolución. Charles Darwin y Alfred Russel Wallace describieron por primera vez el mecanismo que impulsa el cambio – la selección natural – en 1858.
Los
creacionistas tampoco comprenden la diferencia entre una teoría y una
ley en ciencia. Esto es algo que incluso los graduados en ciencia
padecen, como he señalado en mi propia investigación.
Las teorías explican conceptos científicos. Están respaldadas por
pruebas y aceptadas por la comunidad científica. Las teorías son el
pináculo de la explicación científica, no sólo un presentimiento o una
conjetura. Sin embargo, las leyes tienen un papel diferente, describen
fenómenos naturales. Por ejemplo, la ley de la gravedad de Newton no
explica cómo ocurre la gravedad, describe los efectos que la gravedad
tiene en los objetos. Hay leyes y teorías para la gravedad. En biología,
sin embargo, hay pocas leyes, por lo que no hay ley de la evolución.
Las teorías no se convierten, si tienen pruebas suficientes, en leyes.
No son jerárquicas.
Una tercera cuestión
es la falta de comprensión de la naturaleza de la ciencia. La ciencia
no pretende encontrar alguna verdad objetiva, sino obtener una
explicación de los fenómenos naturales. Todas las explicaciones
científicas son provisionales. Cuando se encuentran nuevas pruebas que
contradicen lo que pensamos que sabemos, cambiamos nuestras
explicaciones, a veces rechazando teorías que antes se creían correctas.
La ciencia siempre está trabajando para tratar de falsar ideas. Cuantas
más superan esas ideas nuestras pruebas, más robustas son y mayor es
nuestra confianza en que son correctas. La evolución se ha comprobado
durante casi 160 años. Nunca se ha falsado. La ciencia sólo se ocupa de
los fenómenos naturales, no le incumbe ni trata de explicar lo
sobrenatural.
¿Por qué la prohibición es peligrosa?
Prohibir
la buena ciencia socava toda la ciencia, especialmente teniendo en
cuenta el lugar de la evolución como base de la biología moderna, con
abundantes evidencias para apoyarla. Para la mayoría de científicos el
hecho de que la evolución tenga la lugar no se cuestiona seriamente ni
es algo controvertido. Cualquier controversia en las discusiones sobre
la evolución trata sobre el papel que la selección natural tiene como
motor de la diversidad y el cambio, o el ritmo de ese cambio.
Esta
prohibición de enseñar la evolución en las escuelas turcas abre la
posibilidad de que ideas alternativas no científicas puedan entrar en la
enseñanza de la ciencia, desde aquellos que creen en una tierra plana a
los negadores de la gravedad.
¿Cómo tratar el aparente cisma entre la creencia religiosa y la evidencia científica?
Mi investigación
y enfoque ha sido distinguir entre religión, un sistema de creencias, y
la ciencia, que trabaja en la aceptación de pruebas. Las creencias,
incluyendo pero no limitadas a las creencias religiosas, a menudo se
mantienen irracionalmente, sin pruebas, y son resistentes al cambio. La
ciencia es racional, basada en la evidencia y está abierta al cambio
cuando se enfrenta con nuevas pruebas. En ciencia, aceptamos las
pruebas, en lugar de “elegir creer”.
La
decisión de Turquía de prohibir la enseñanza de la evolución contradice
el pensamiento científico y trata de convertir el método científico en
un sistema de creencias, como si se tratara de una religión. Busca
introducir explicaciones sobrenaturales para los fenómenos naturales y
afirmar que existe alguna forma de verdad o explicación para la
naturaleza más allá de la naturaleza. La prohibición es anticientífica,
antidemocrática y debe oponérsele resistencia.
Sobre el autor:
Universidad de Sussex (Reino Unido)
Sussex School of Education and Social Work de la
Texto traducido y adaptado por César Tomé López a partir del original publicado por The Conversation el 28 de junio de 2017 bajo una licencia Creative Commons (CC BY-ND 4.0)
Fuente
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