Traducción de Claudio Pairoba
Es una verdad universalmente reconocida que la educación es la llave hacia el éxito económico. Todos saben que los empleos del futuro requerirán cada vez mayores niveles de capacitación. Es por ello, que el Viernes durante una aparición con el ex Gobernador de Florida, Jeb Bush, el Presidente Obama declaró que “Si queremos más buenas noticias en el tema empleos entonces tenemos que invertir más en educación.”
Pero lo que todos saben es equivocado.
Al día siguiente del encuentro Obama-Bush, The Times publicó un artículo acerca del uso creciente de software para llevar adelante investigación legal. Resulta que las computadoras pueden analizar rápidamente millones de documentos, completando de manera económica una tarea que solía demandar ejércitos de abogados y asistentes. En este caso, entonces, el progreso tecnológico esta en realidad reduciendo la demanda por trabajadores altamente capacitados.
Y la investigación legal no es un ejemplo aislado. Como destaca el artículo, el software también ha estado reemplazando Ingenieros en tareas tales como diseño de chips. Desde un punto de vista más general, la idea de que la tecnología moderna elimina solo trabajos menores, que los trabajadores bien formados son claros ganadores, puede dominar las discusiones comunes, pero en realidad está pasada de moda hace décadas.
El hecho es que desde alrededor de 1990 el mercado laboral de los E.E.U.U. se ha caracterizado no por un incremento general en la demanda de capacitación, si no por un “ahuecado”: tanto los empleos con altos salarios como los que tienen bajos salarios han crecido rápidamente, pero los empleos con salarios medios – aquellos con los cuales contamos para respaldar a una clase media fuerte – se han quedado atrás. Y el agujero en el medio se ha estado agrandando: muchos de los trabajos con salarios elevados que crecieron rápidamente en los ’90 han visto un crecimiento mucho más lento en los últimos tiempos, incluso en presencia de un crecimiento acelerado del empleo con bajos salarios.
Qué está sucediendo? La creencia de que la educación se está convirtiendo en algo cada vez más importante descansa en la noción de que los avances en la tecnología aumentan las oportunidades laborales para aquellos que trabajan con la información – en pocas palabras, que las computadoras ayudan a aquellos que trabajan con sus mentes mientras que perjudica a aquellos que lo hacen con sus manos.
Algunos años atrás, sin embargo, los economistas David Autor, Frank Levy y Richard Murnane argumentaron que esta forma de encarar el tema estaba equivocada. Las computadoras, en su opinión, son excelentes en tareas rutinarias, “las tareas cognitivas y manuales que pueden completarse siguiendo reglas explicitadas.” Por lo tanto, cualquier tarea de rutina – una categoría que incluye muchos trabajos profesionales y no manuales – está en la línea de fuego. De manera opuesta, los trabajos que no pueden llevarse a cabo siguiendo reglas explícitas – una categoría que incluye muchas clases de trabajos manuales, desde los que manejan un camión hasta los porteros – van a tender a crecer incluso en épocas de progreso tecnológico.
Y aquí está el tema: la mayoría de los trabajos manuales que todavía se llevan a cabo en nuestra economía parecen ser de la clase que es difícil de automatizar. De manera notable, con una caída en los EE.UU. de cerca del 6 % del empleo en el sector de trabajadores de manufacturas, no hay muchos trabajos que puedan perderse en las líneas de ensamblado. Mientras tanto, muchos empleos profesionales llevados adelante por trabajadores con formación y relativamente bien pagados pueden ser computarizados pronto. Los Roombas (NT: robots que limpian) son lindos, pero los porteros robotizados todavía están lejos; la investigación legal computarizada y el diagnóstico médico asistido por computadoras ya están aquí.
Y después está la globalización. En una época, solo los trabajadores en manufacturas tenían que preocuparse con la competición de ultramar, pero la combinación de computadoras y telecomunicaciones ha hecho posible ofrecer muchos servicios a larga distancia. Y la investigación hecha por mis colegas en Princeton, Alain Blinder y Alan Krueger, sugiere que los empleos muy bien remunerados desempeñados por trabajadores altamente capacitados son, comparados, más “tercerizables” que los trabajos hechos con menores salarios y hechos por trabajadores menos formados. Si tienen razón, el creciente intercambio internacional en servicios va a profundizar aún más el ahuecamiento del mercado laboral norteamericano.
Así que, ¿qué quiere decir todo esto a la luz de nuestras políticas?
Sí, necesitamos solucionar la educación norteamericana. En particular, las inequidades que los norteamericanos enfrentan desde el comienzo – niños inteligentes de familias pobres tienen menos probabilidades de terminar la escuela que niños menos dotados de familias con más recursos – no son solo una atrocidad; sino que representan un enorme desperdicio del potencial humano de la nación.
Pero hay cosas que la educación no puede hacer. En particular, la noción de que poniendo más niños en la escuela, puede reestablecer la sociedad de clase media que solíamos tener es solo una expresión de deseos. Ya no es cierto que tener un título universitario garantiza que Ud. vaya a conseguir un buen trabajo, y se vuelve menos cierto con cada década que pasa.
Así que si queremos una sociedad con prosperidad compartida por todos, la educación no es la respuesta – vamos a tener que construir esa sociedad de manera directa. Necesitamos recuperar el poder de negociación que los trabajadores han perdido durante los últimos 30 años, de manera que el trabajador común al igual que los superestrellas tengan el poder de negociar buenos salarios. Necesitamos garantizar lo básico, sobre todo cobertura de salud para cada ciudadano.
Lo que no podemos hacer es llegar adonde queremos ir solo dándole a los trabajadores títulos universitarios, lo cual puede no ser otra cosa más que pasajes a empleos que no existen o que no pagan salarios de clase media.
Fuente:
http://www.nytimes.com