Tradicionalmente un sonómetro de calidad científica como el que
construimos, es un equipo sumamente costoso cuya accesibilidad está
limitada a laboratorios o reparticiones oficiales, además de algunos
pocos especialistas. Diferente es la situación en el caso de la medición
de otras cantidades físicas como la distancia, el volumen, la
velocidad, el peso(masa), la temperatura, etc., para las cuales existen
instrumentos económicos de aceptable exactitud y de amplia difusión. La
posibilidad de experimentar la medición de dichas cantidades implica
tener una mayor conciencia intuitiva de las mismas.
El caso del nivel sonoro es particularmente problemático porque a la
falta de acceso a la posibilidad de medirlo se agrega una confusión
generalizada de la que se hacen frecuente eco los medios de comunicación
masiva. Un problema es la rápida variación en el tiempo de los valores
de los niveles, problema que solucionamos memorizando durante un momento
dichas cantidades para dar tiempo de ser captadas. La posibilidad de
acceso a las mediciones acústicas elementales permitiría a la sociedad,
sobre todo a los jóvenes, relacionar lo que escuchan con la medición,
igual que se hace con la temperatura o el peso.
Etapa 1: Sonómetro libre gigante
El sonómetro gigante es una primera implementación consistente en un
visualizador numérico de gran tamaño, claramente visible desde una
distancia de hasta 80 m que presenta el nivel sonoro ponderado A
existente en el lugar (el que se emplea en la mayoría de las Ordenanzas y
criterios sobre molestia y riesgo auditivo). A esta descripción se
agrega el hecho de que los dígitos son presentados en tres colores:
verde cuando los niveles sonoros son seguros, amarillo cuando se
encuentran en la zona de precaución y rojo cuando se está en presencia
de niveles potencialmente perjudiciales a mediano o largo plazo.
La ubicación seleccionada para su instalación permanente será la fachada del Centro Cultural "Roberto Fontanarrosa" en
la Plaza Pinasco, ya que es además de un lugar de concurrencia masiva,
un sitio en el cual hay momentos de la jornada (sobre todo de noche) en
que hay niveles muy bajos, pero donde durante el día hay una
miniestación de colectivos urbanos muy concurrida, con muchas líneas de
colectivos, siendo también un lugar donde cada tanto se realizan
espectáculos con música amplificada. Esto ofrece todo un abanico de
situaciones sonoras que permitirá a los concurrentes apreciar el
significado real de los diferentes niveles. La tonalidad de las
cifras(verde, amarillo o rojo) permitirá además hacerse una idea de
cuándo la exposición es potencialnente peligrosa y ayudará a aprender a
valorar el ambiente acústicamente saludable al ser humano capaz de
reconocerlo.
Fuente Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental
FCEIA - UNR
Viamonte 147 bis - 2000 Rosario Argentina
Tel.fax: 54 341 4808549 http://www.fceia.unr.edu.ar/geii
Tuvo lugar en el Espacio Cultura Universitario y fue presidida por el
Rector Prof. Dario Maiorana quien estuvo acompañado por la Dra. Clara
López.
El Rector Prof. Maiorana y la Dra. Lopez durante la presentación del libro (Foto: C. Pairoba).
Las Jornadas de Ciencia y Tecnología constituyen un espacio de encuentro anual donde los docentes-investigadores de las doce unidades académicas que componen la Universidad Nacional de Rosario (UNR) pueden mostrar su producción científica. Organizada anualmente por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNR, el evento ha ido creciendo a lo largo de sus ocho años, convirtiéndose en una actividad esperada y reconocida por todos los participantes.
Cada Jornada se acompaña de un libro de trabajos ampliados, el cual permite que sus autores puedan incluirlos como trabajos publicados entre sus antecedentes. En esta ocasión, el Espacio Cultural Universitario sirvió como imponente marco para la
presentación del libro conteniendo los trabajos ampliados derivados de
los resúmenes presentados durante la VIII Jornada de Ciencia y Tecnología 2014.
La Dra. Clara López, actual Secretaria General y Secretaria de Ciencia y
Tecnología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), expuso en un
detallado informe el trabajo realizado durante los ocho años que estuvo
al frente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología.
A continuación, el Rector Maiorana informó de la apertura para el
ingreso a carrera en el Consejo de Investigaciones de la Universidad
Nacional de Rosario (CIUNR) luego de más de dos décadas en las cuales no
se produjo la incorporación de nuevos investigadores. Dicha inscripción
se llevará a cabo entre el 3 y el 7 de agosto e involucra áreas
estratégicas propuestas por las facultades. Maiorana enfatizó que con el
nuevo enfoque se unen la función de investigación y la carrera docente.
A propósito de esta última mencióno la creación de dos nuevos ejes que
permitirán una mejor evaluación de las actividades de los
docentes-investigadores: vinculación tecnológica y periodismo
científico.
De igual manera, el rector destacó que en el término de un año y medio se duplicó el número de institutos mixtos de doble dependencia de la UNR. "En
varias reuniones he instado a los decanos y decanas para que
profundicemos la creación de centros, de institutos, de líneas conjuntas
con el CONICET. El CONICET es un socio formidable porque no existe
ningún tipo de competencia ya que somos absolutamente complementarios", remarcó.
A manera de cierre, Maiorana enfatizó que "hoy nuestra universidad
participa de la mayoría de los programas nacionales, los cuales han
tenido la virtud a partir de la creación del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva", de solucionar problemas
estructurales en nuestro país, Invirtiendo en la infraestructura y
formación de recursos humanos".
El encuentro contó con la participación de la decana de la Facultad de
Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura. Ing. Civil María Teresa Garibay
así como secretarios rectorales y de las distintas unidades académicas
que componen nuestra universidad. También estuvieron presentes numerosos
docentes-invesigadores quienes retiraron sus CDs conteniendo el libro
electrónico al término del encuentro.
Omar Sharif, el actor nacido en Egipto que alcanzó el estrellato internacional en dos épicas de David Lean, “Lawrence de Arabia” y “Doctor Zhivago”, falleció el viernes 10 de julio. Tenía 83 años.
Sharif en "Lawrence de Arabia", la película que le dió fama mundial.
Sharif murió de un ataque cardíaco en un
hospital en El Cairo, dijo quien fue su agente por años, Steve Kenis, a
The Associated Press. El actor padeció del mal de Alzheimer.
Sharif era el máximo astro del cine egipcio cuando
el director David Lean lo contrató para “Lawrence de Arabia” de 1962.
Pero no era la primera opción del director para el papel de Sherif Alí,
el líder tribal con quien el enigmático T.E. Lawrence se une para ayudar a liderar la revuelta contra el Imperio Otomano.
Lean ya había elegido a otro actor, pero cambió de parecer porque sus
ojos no eran del color apropiado. El productor del filme, Sam Spiegel,
viajó a El Cairo en busca de un reemplazo y consiguió a Sharif. Tras
pasar una prueba en cámara en la que demostró que podía hablar inglés
con fluidez, consiguió el trabajo.
La presentación de su personaje en la película fue imponente.
Primero se lo veía a lo lejos, como una mota en la arena que se
arremolinaba en el desierto. Mientras se acercaba, el público vio
primero su silueta en un camello galopante, que poco a poco se transformó en una apuesta figura de ojos oscuros y una sonrisa de dientes separados.
La cinta le mereció una nominación al Oscar al mejor actor de reparto y fama mundial.
Tres años después, Sharif demostró su versatilidad en el papel principal de un doctor y poeta
que atraviesa acontecimientos de historia rusa que incluyen la Primera
Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique, sobreviviendo con su arte y
su amor por su adorada Lara en “Doctor Zhivago”.
La adaptación de Lean de la novela de Boris Pasternak tuvo un comienzo inestable en su primer estreno en Estados Unidos. La asistencia fue escasa y las reseñas fueron negativas.
Luego que MGM la retiró de los teatros y Lean reeditó el desgarbado relato, la cinta se reestrenó y se convirtió en un éxito de taquilla. Aun así, Sharif nunca pensó que llegó a ser tan buena como pudo.
“Es sentimental. Demasiada de esa música”, dijo una vez en referencia a la exquisita partitura del compositor ganador del Oscar Maurice Jarre.
Aunque Sharif nunca volvió a disfrutar del mismo éxito, siguió siendo un actor solicitado durante muchos años, en parte por su capacidad de interpretar distintas nacionalidades.
Dio vida al revolucionario argentino Ernesto “Che” Guevara en “Che!”,
al italiano Marco Polo en “Marco Polo el magnífico” y al líder de
Mongolia Genghis Khan en “Genghis Khan”. Fue un oficial alemán en “La
noche de los generales”, un príncipe austriaco en “Mayerling” y un
bandolero mexicano en “El oro de Mackenna”.
También hizo del apostador judío Nick Arnstein en “Funny Girl”, coestelarizada por Barbra Streisand. La película de 1968 fue prohibida en su natal Egipto porque hacía el papel de un judío.
Como un actor de mediana edad, apareció en filmes como “La pantera rosa ataca de nuevo”, “Oh Heavenly Dog”, “The Baltimore Bullet” y otras que desestimó como “basura”.
La sequía duró tanto que al final, comenzando a fines de los 90, Sharif comenzó a rechazar todas las ofertas que recibía para hacer cine.
“Perdí el respeto por mí mismo y la dignidad”, le dijo a un reportero en el 2004. “Hasta mis nietos se estaban burlando de mí. ‘Abuelo, eso estuvo bien mal. ¿Y esta? Peor'”.
En el 2003 aceptó un papel en la película francesa “Monsieur Ibraham”, interpretando a un comerciante musulmán en París que adopta a un niño judío.
Por este papel ganó un premio César, el equivalente
francés del Oscar, y luego apareció en “Hidalgo”, un alegre western
protagonizado por Viggo Mortensen. En éste hacía de un jeque del desierto que se bate a un duelo de espadas con 11 asaltantes. Su carrera se reencaminó.
Sin embargo, en el 2007 sufrió una vergüenza pública cuando presentó una declaración de nolo contendere a un cargo menor de agresión y se le ordenó que se sometiera a un curso de manejo de la ira por haberle dado un puñetazo a un aparcacoches que se negó a aceptar un pago en moneda europea.
Nacido Michael Shalhoub en Alejandría, Egipto, Sharif fue hijo de padres sirios-libaneses.
Tras trabajar tres años en la compañía maderera de su padre, alcanzó su antiguo sueño de convertirse en actor de cine, y apareciendo en casi una docena de cintas egipcias bajo el nombre de Omar el Sharif.
Su fama sólo se incrementó cuando se casó con la reina del cine de Egipto, Faten Hamama, en 1955. Tuvieron un hijo, Tarek, antes de divorciarse en 1974.
En el 2004 Sharif admitió que había tenido otro hijo, producto de una relación de una noche con una entrevistadora.
Lejos del cine, Sharif fue un jugador de bridge de
primera categoría que por muchos años escribió una columna en un diario
sobre bridge. Abandonó el juego en los últimos años, empero, cuando dejó
las apuestas.
Había sido un prodigioso apostador, que según reportes ganó una vez un millón de dólares
en un casino italiano. Tras perder un monto sustancial en un casino de
París en el 2003, insultó a un croupier y se le ordenó que se fuera del
lugar. Cuando se negó a hacerlo, fue echado y le propinó un cabezazo a
un policía durante una pelea subsiguiente. Le impusieron una multa de 1.700 dólares y se le dio una sentencia suspendida de un mes.
Sharif pasó la mayor parte de sus últimos años en El Cairo y en el Royal Moncean Hotel en París.
“Cuando uno vive solo y no es joven, es bueno vivir en un hotel”, le
dijo a un reportero en el 2005. “Si te sientes solo, puedes bajar al
bar. Conozco a toda la gente que trabaja aquí y que viene con
regularidad. Te arreglan la habitación, y no tienes que preocuparte por nada“,
dijo. “Si sientes cualquier cosa, en términos de salud, puedes llamar
al conserje y decirle que te llame a todas las ambulancias de París”.
(AP)
Corría 1981 cuando Dudley Moore llega a las pantallas con "Arthur”, la película sobre un insufrible millonario que logra ser rescatado de
su monótona vida por una, todavía fresca Liza Minelli. Imposible no mencionar al gran actor británico John Gielgud, de sólida formación teatral interpretando Shakespeare y compañero de Lawrence Olivier en sus años de formación actoral. Gielgud ganó un Oscar como mejor actor de reparto, interpretando al mayordomo de Arthur.
La banda de sonido tuvo canciones inolvidables como “Fool
me again” (Engáñame otra vez) interpretada por la juvenil y encantadora
Nicolette Larson. Sí, la misma que en 1978 había lanzado el hit “Lotta love”, infaltable en las épocas en que
todavía se bailaba lento.
1981 fue un año con gran cantidad de estrenos en el cine
nacional. Hubo de todo como en botica: películas de Enrique Carreras (“Ritmo,
amor y primavera”), Fernando Siro (“Las vacaciones del amor” del grupo de
películas que incluía a las infartantes de los ’80. Monica Gonzaga obviamente incluída),
y del recientemente fallecido Sergio Renán (“Sentimental”). También fue el año de estreno de “De la
misteriosa Buenos Aires”, película dividida en tres segmentos a cargo de
distintos directores (Fischerman, Wullicher y Barney Finn), y basada en el
cuento de Manuel Mujica Lainez.
Otros estrenos incluyeron “Momentos”, de la pionera MaríaLuisa Bemberg y “Los viernes de la eternidad” de Héctor Olivera. Esta última con un elenco
multiestelar encabezado por Thelma Biral, Hector Alterio y Susana Campos.
En ciencia, los avances se centraban en la espectroscopía
(Premio Nobel de Fisica compartido), reacciones químicas (Premio Nobel de
Química compartido), hemisferios cerebrales y sistema visual (Premio Nobel de
Fisiología o Medicina compartido). El Nobel de Literatura era otorgado a Elias Canetti, escritor búlgaro autor de libros (“La comedia de la vanidad”, “La
torre de Babel”)y obras teatrales (“El
casamiento”, “Sus dias están contados”). Su escritura estuvo profundamente
influenciada por la riqueza de idiomas a la cual estuvo expuesto desde niño.
Luego de contarnos sobre arte rupestre, los investigadores se adentran
en distintos aspectos del Primer Congreso Nacional de Arte Rupestre
realizado en Rosario.
Olivia y Solomita nos cuentan sobre la historia de congresos organizados por la FHyA (Foto: C. Pairoba)
¿Quiénes organizaron el Primer Congreso Argentino de Arte Rupestre (AR)?
Fátima Solomita: El congreso fue organizado por el Centro
de Estudios Arqueológicos Regionales dirigido por Fernando Oliva, el
Centro de Estudios de Arqueología Histórica dirigido por Ana Maria
Rocchietti y del cual soy integrante y la Facultad de Humanidades y
Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
Tuvimos conferencistas extranjeros de Chile, Uruguay, Perú y Cuba. Hubo
una gran presencia latinoamericana. Carlos Aschero, presidente del
congreso es una figura muy importante dentro del AR. Los conferencistas
incluyeron a Racso Fernández Ortega (Cuba), Lautaro Nuñez Atencio
(Chile), Cristóbal Campana (Perú) y Mario Consens (Uruguay).
La convocatoria fue amplia con gran cantidad de gente que asistió y
presentó trabajos. Hubo gran cantidad de público en las conferencias,
con público adicional a los que habían presentado trabajos. Tuvimos más
de 200 trabajos, representando a todas las zonas de la Argentina, donde
hay centros de investigación que se dedican al AR.
Fernando Oliva: Fue el primer congreso junto a
todos los especialistas. El 99% de los colegas que están trabajando en
el tema participaron del congreso. El encuentro se hizo a través de la
facultad y con el apoyo explícito de la gestión del Rector Darío
Maiorana. Tuvimos apoyo a nivel de Rectorado, a nivel de la facultad, la
participación de los centros de estudios y algunas instituciones a
nivel nacional.
Hubo exposiciones y el congreso se transformo en un evento
latinoamericano. Fue trabajoso en la primera etapa pero para la
coordinación de las mesas se convocó a especialistas de primera línea de
diferentes lugares del país. Eso garantizó el éxito del congreso.
¿Cuál es la historia de Rosario en cuanto a la organización de este tipo de congresos?
FO: El Primer Congreso Nacional de Arqueología se hizo
aquí, en Rosario en la década del 60. También se hicieron los primeros
congresos de Arqueología Histórica, de Arqueometría, de la Región
Pampeana Argentina, y de Arte Rupestre Nacional. Ahí tenés 5 congresos
que la comunidad arqueológica históricamente en la Facultad de
Humanidades y Artes viene organizando como primeros congresos. Son
congresos pioneros de líneas de investigación que después siguen. Por
ejemplo, ya llegamos a la edición número 18 del Congreso Nacional de
Arqueología.
Siempre hemos sido muy resolutivos para este tipo de cosas. A pesar de
que dentro del campo de la Antropología la Arqueología es como una
hermanita menor, considerando que en términos académicos, esta
disciplina ha generado muchísimo sustrato dentro del campo de la
Antropología. Esta es una discusión vieja.
Hay una tradición dentro del campo de la Arqueología en la Facultad de
Humanidades y Artes con respecto a este tipo de eventos, un espíritu de
convocatoria muy importante sobre la comunidad rosarina. Este es un dato
interesante respecto de la confiabilidad de Rosario como sede y
pionera. Acá se genera un clima bastante crítico con muchas ideas y
generación de muchos proyectos de investigación. Rosario tiene un
potencial muy grande con respecto a la Arqueología a nivel nacional. De
hecho, grandes investigadores han trabajado históricamente desde esta
universidad.
Al ser el primer congreso nacional, debe haber habido una tensión especial.
FS: En realidad, no se esperaba tanta convocatoria de
gente. Apostábamos por unas 60-70 personas por ser un campo tan
especializado. Nos sorprendió la cantidad de trabajos que se presentaron
y también la cantidad de gente que vino, además de enviar el trabajo.
FO: Estamos muy sorprendidos y ahora
dedicados a toda la parte editorial. Este año va a salir una publicación
vinculada con el tema del congreso.
FS: Los que presentaron poster pueden
presentar un trabajo ampliado y los que presentaron ponencia pueden
presentar un artículo. La idea es publicar un libro, con mejor calidad
dado que al ser sobre AR la calidad en imágenes tiene que ser muy buena.
La convocatoria aún está abierta hasta mediados de abril. Después viene
la etapa de evaluación de los trabajos por un comité científico y
finalmente entraría en la fase de edición. Esperamos tenerlo en imprenta
para septiembre.
¿En qué lugar físico se desarrolló el congreso?
FS: Los nueve simposios simultáneos se
hicieron en la Facultad de Humanidades y Artes. Las conferencias
magistrales se realizaron en el Espacio Cultural Universitario donde
también hubo dos exposiciones museológicas. Una del Museo de la Escuela
de Antropología, con piezas de Alamito y la otra muestra que era del
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL)
y de la universidad. Esta última con infografías bajo el título “Arte
rupestre en la Argentina”. Ahí tenías diferentes sitios dentro de la
Argentina y las imágenes más representativas de cada uno de esos
lugares.
FO: Es importante destacar el apoyo del
Rectorado y las autoridades de la facultad. El congreso sirve para que
tanto graduados, profesores y estudiantes tengan la conciencia de que se
pueden hacer determinadas cosas y de empezar a generar intercambio. De
saber que uno está en capacidad de hacer determinado evento. Creo que es
lo más importante en cuanto a lo académico.
FS: El viaje y la estadía de los
conferencistas estuvo a cargo de la Universidad Nacional de Rosario. Si
no, no hubiésemos podido traerlos. No fue un gasto menor.
¿Cuándo es el próximo congreso?
FS: El próximo se hace en 2016 en Río Cuarto.
FO: Hubo una votación para decidir si se
repetía en dos o tres años. Creíamos que lo mejor era cada tres años
pero ganó la opción de hacerlo cada dos. Había un clima muy festivo, de
“que lástima que se acaba”. La gente estaba muy contenta. Las
conferencias estaban siempre llenas. Fue muy intenso ya que se arrancaba
a las 8 de la mañana hasta las 18-19 hs. Después las conferencias desde
las 19:30 hasta las 21 hs. Pero siempre lleno.
Como no había algo sobre la temática de AR, fue un primer encuentro.
Nos permitió intercambiar opiniones con gente que trabaja en otras
líneas.
A TÍTULO PERSONAL
Fatima Sodomita
Lic. En Antropología
Docente en la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura con proyectos en Facultad de Humanidades y Artes
Secretaria General del Primer Congreso Nacional de Arte Rupestre – Rosario, 10 al 12 de septiembre de 2014
Fernando Oliva
Profesor de Arqueología Americana y Argentina
Director del Centro de Estudios Arqueológicos Regionales – Facultad de Humanidades y Artes – Universidad Nacional de Rosario
Cliquee aquípara leer la primera parte de esta entrevista.
1 You
may remember the Periodic Table of the Elements as a dreary chart on
your classroom wall. If so, you never guessed its real purpose: It’s a
giant cheat sheet.
2 The table has served chemistry students since 1869, when it was created by Dmitry Mendeleyev, a cranky professor at the University of St. Petersburg.
3 With
a publisher’s deadline looming, Mendeleyev didn’t have time to describe
all 63 then-known elements. So he turned to a data set of atomic weights meticulously gathered by others.
4 To
determine those weights, scientists had passed currents through various
solutions to break them up into their constituent atoms. Responding to a
battery’s polarity, the atoms of one element would go thisaway, the
atoms of another thataway. The atoms were collected in separate
containers and then weighed.
5 From this process, chemists determined relative weights—which were all Mendeleyev needed to establish a useful ranking.
6 Fond
of card games, he wrote the weight for each element on a separate index
card and sorted them as in solitaire. Elements with similar properties
formed a “suit” that he placed in columns ordered by ascending atomic
weight.
7 Now he had a new Periodic Law
(“Elements arranged according to the value of their atomic weights
present a clear periodicity of properties”) that described one pattern
for all 63 elements.
8 Where Mendeleyev’s table
had blank spaces, he correctly predicted the weights and chemical
behaviors of some missing elements—gallium, scandium, and germanium.
9 But
when argon was discovered in 1894, it didn’t fit into any of
Mendeleyev’s columns, so he denied its existence—as he did for helium,
neon, krypton, xenon, and radon.
10 In 1902 he acknowledged he had not anticipated the existence of these overlooked, incredibly unreactive elements—the noble gases—which now constitute the entire eighth group of the table.
11 Now
we sort elements by their number of protons, or “atomic number,” which
determines an atom’s configuration of oppositely charged electrons and
hence its chemical properties.
12 Noble gases (far right on the periodic table) have closed shells of electrons, which is why they are nearly inert.
13 Atomic
love: Take a modern periodic table, cut out the complicated middle
columns, and fold it once along the middle of the Group 4 elements. The
groups that kiss have complementary electron structures and will combine
with each other.
14 Sodium touches chlorine—table salt! You can predict other common compounds like potassium chloride, used in very large doses as part of a lethal injection.
15 The
Group 4 elements (shown as IVA above) in the middle bond readily with
each other and with themselves. Silicon + silicon + silicon ad infinitum
links up into crystalline lattices, used to make semiconductors for
computers.
16 Carbon atoms—also Group 4—bond in
long chains, and voilà: sugars. The chemical flexibility of carbon is
what makes it the key molecule of life.
17 Mendeleyev
wrongly assumed that all elements are unchanging. But radioactive atoms
have unstable nuclei, meaning they can move around the chart. For
example, uranium (element 92) gradually decays into a whole series of
lighter elements, ending with lead (element 82).
18 Beyond
the edge: Atoms with atomic numbers higher than 92 do not exist
naturally, but they can be created by bombarding elements with other
elements or pieces of them.
19 The two newest
members of the periodic table, still-unnamed elements 114 and 116, were
officially recognized last June. Number 116 decays and disappears in
milliseconds. (Three elements, 110 to 112, were also officially named earlier this month.)
20 Physicist Richard Feynman
once predicted that number 137 defines the table’s outer limit; adding
any more protons would produce an energy that could be quantified only
by an imaginary number, rendering element 138 and higher impossible.
Maybe.