En la reciente reunión de la Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia, su presidenta Nina Fedoroff confesó que los científicos que trabajan en cambio climático están asustados por los constantes ataques que vienen sufriendo.
Cuentas de email invadidas y campañas de desprestigio en Facebook son algunos de los medios usados para un objetivo final: poner en duda su capacidad y los resultados de sus investigaciones.
Si bien Fedoroff no nombró responsables, es cada vez más evidente que detrás de estos ataques están las grandes corporaciones que pueden ver sus intereses seriamente dañados en caso de que se aprobaran en el Congreso, leyes para tomar medidas en temas como cambio climático, lluvia ácida y desaparición del ozono.
Si bien el presidente Obama estaba a favor de este tipo de legislación, tiene todo el Congreso en contra. Esto hace todavía más sombrío el panorama en caso de que un candidato republicano gane las próximas elecciones.
Para complicar la situación todavía más, la Corte Suprema de Justicia de los EE.UU. recientemente votó en contra de regular la cantidad de dinero que las corporaciones pueden utilizar en con fines políticos. De esta manera, las empresas productoras de petróleo y de energía en base a carbón destinan grandes sumas de dinero a respaldar candidatos que coinciden con sus intereses al mismo tiempo que atacan a los científicos e instituciones que alertan sobre los peligros de continuar en la situación actual.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente, organismo del gobierno que debe decidir sobre propuestas para perforaciones de petróleo y minería también viene siendo objeto del ataque de estas grandes corporaciones.
Como ejemplo, tenemos a Exxon que respalda al Instituto Heartland, el cual también recibe fondos del millonario Robert Koch.
La investigadora Francesca Grifo, de la Unión de Científicos Preocupados indica que los intentos por politizar la ciencia no desaparecieron después de que George Bush abandonó el gobierno. La situación no ha cambiado, e incluso parece haber empeorado.
La fuga de documentos del Heartland Institute
Un blog de Internet dedicado a monitorear los esfuerzos de la industria para desacreditar la idea del cambio climático publicó documentos del Heartland Institute aportados por un informante. Esta organización recibe aportes de grandes industrias que podrían ver sus negocios perjudicados en caso de que se aprobara legislación concerniente a controlar las emisiones de CO2 responsables del cambio climático.
Los documentos exponen de manera clara las estrategias del instituto para desacreditar el trabajo de los científicos que respaldan el cambio climático así como sus presupuestos estimados en cuanto al dinero que recibirán para el corriente año. Entre las firmas que aportan dinero están las industrias petroleras Koch, Microsoft y la empresa de tabaco RJR.
Los documentos también indican los aportes mensuales para científicos ampliamente conocidos por desacreditar el cambio climático. Esos científicos figuran en el sitio web del instituto como encargados de escribir un reporte para Heartland. Incluso se menciona el plan para contratar a un ex empleado del Departamento de Energía para que escriba un programa que pueda ser incorporado en las escuelas primarias y en el cual se desacredite la idea del cambio climático.
El Heartland Institute también es conocido por sus conferencias en contra del cambio climático organizadas en suntuosos hoteles de Nueva York y Washington, DC.
Se devela el informante
Peter Gleick, fundador y presidente del Pacific Institute (organización con 25 años de trayectoria trabajando en temas de protección ambiental, desarrollo económico y equidad social basados en evidencia científica) admitió el Lunes 22 de Febrero que había engañado al Heartland Institute, logrando que le enviaran material confidencial vía email.
Este material, sobre el que ya hablé en el punto anterior, ha revelado el nombre de científicos en distintas universidades que reciben dinero de Heartland en lo que puede ser un conflicto de intereses si estos científicos están, al mismo tiempo, recibiendo dinero del gobierno para sus investigaciones. Greenpeace ha estado enviando cartas a las universidades donde estos científicos de desempeñan para que las mismas fijen su posición.
Incluso hay un empleado del Ministerio del Interior de los EE.UU. que figura en los documentos filtrados como contratado por Heartland para escribir un informe sobre el cambio climático intentando desacreditar al instituto de las Naciones Unidas encargado del tema. Se está llevando a cabo una investigación para saber si dicho empleado ha infringido alguna reglamentación.
Al mismo tiempo, la admisión de sus acciones por parte de Gleick le ha valido una investigación por parte del Pacific Institute, así como comunicados de prensa criticando su accionar por parte de organizaciones que aportan fondos al instituto por él creado. Su columna en el San Francisco Chronicle ha sido cancelada. Si bien numerosas voces que respaldan el cambio climático critican los métodos usados por Gleick, muchos otros lo respaldan indicando que hizo lo que cualquier periodista de investigación hubiera hecho.
Peter Gleick se toma un tiempo
En un comunicado emitido el Viernes 24 por la noche, Gleick anunció que había solicitado al directorio del Pacific Institute ausentarse por un tiempo, mientras se investigan las acciones que llevó a cabo y a través de las cuales pudo conseguir los documentos secretos del Heartland Institute.
De igual manera, Gleick trató de despegar al Pacific Institute del escándalo desatado, según sus propias palabras, por haberse enceguecido de frustración con los continuos ataques en torno al cambio climático. Su reputación como experto en agua, para muchos, está seriamente comprometida al haber renegado de los estándares éticos por los cuales se rige el mundo científico.
La cuestión sigue poniéndose cada vez más complicada, ya que el Congreso de los EE.UU. está interviniendo y le pide a Heartland que especifique si los documentos filtrados son verdaderos o no. Heartland ha dicho hasta el momento que hará una investigación pero sin dar mayores detalles.
Fuente:
www.guardian.co.uk