miércoles, 12 de mayo de 2010

Independientemente de la cultura, los chicos imitan hasta el exceso a los adultos

Por Gisela Telis
Traducción de Claudio Pairoba



Ya sean alumnos de pre-escolar de los suburbios australianos o chicos de una tribu en el Kalahari, los chicos copian a los adultos hasta en las fallas, de acuerdo a un nuevo estudio. Los hallazgos sugieren que la sobreimitación – en la cual los niños copian todo lo que un adulto hace, inclusive acciones tontas o irrelevantes – es una característica humana universal que puede contribuir a nuestra compleja cultura.

Los investigadores ya sabían que la sobreimitación era una singularidad específica de los humanos. En estudios previos, los perros y los chimpancés a los que se les enseñó a abrir una caja y a buscar un juguete copiaron el comportamiento de búsqueda del juguete sólo cuando demostró ser eficiente. Cuando un instructor adulto agregó acciones irrelevantes, tal como acariciar la caja con una pluma antes de abrirla, los animales entrenados las obviaron, haciendo solamente lo que era necesario para conseguir el juguete escondido. Pero los niños copiaron cada detalle, incluso el innecesario detalle de la pluma.

“Los animales se enfocan en terminar el trabajo,” explica Mark Nielsen, un psicólogo de la Universidad de Queensland, en Brisbane, Australia. “Los humanos parecemos olvidar todo lo referente al resultado y copiar todo lo que vemos.”

Nielsen tiene sus reservas, sin embargo, acerca de que todo el proceso de copiado sea realmente universal para todos los humanos, ya que todos los sujetos experimentales eran chicos de clase media a media alta, hijos de padres educados y occidentales. Tales padres tienden a enseñar y modelar de forma regular los comportamientos de sus chicos: por ejemplo, estos padres frecuentemente señalan objetos y explican para qué se usan, o instruyen a sus hijos sobre el paso a paso de una nueva actividad, con lo cual estimulan a sus hijos a verlos como expertos y sobreimitarlos.

Así que el investigador se enfocó en una cultura con un estilo de crianza diferente: los Bushmen del desierto del Kalahari. Mientras que un padre occidental podría enseñar a un joven cómo usar un arco y una flecha parándose detrás y guiando sus movimientos, un padre de la cultura de los Bushmen africanos le permitiría a su hijo ir a un día de caza y aprender a través de la observación y de la prueba y el error.

Así Nielsen elaboró la hipótesis de que un chico al que se le enseña sin estarle encima tendría menos razones para sobreimitar a los adultos y haría eso menos a menudo.

Para probar esta idea, Nielsen le enseñó a más de 90 chicos de entre 2 y 13 años en múltiples comunidades Bushmen y en Brisbane, a abrir un set de cajas opacas cada una e las cuales contenía un juguete escondido. Cada caja podía abrirse fácilmente con una perilla, deslizando una palanca o moviendo un par de piezas que mantenían la tapa en su lugar. A sesenta y dos chicos se les permitió jugar antes con las cajas, y a 10 de estos descubrieron como abrirlas por sí solos.

Después Nielsen u otro adulto que actuaba como instructor de la comunidad les mostró a los chicos cómo abrir la caja, incorporando una acción innecesaria en el proceso: dibujando círculos encima de la caja con un palito y usando ese palito para abrir la perilla, por ejemplo. Para sorpresa de Nielsen, todos los chicos sobremitaron de igual forma.

“Me quedé shockeado,” dice Nielsen. “Sus formas de encarar la situación fueron las mismas – no hubo diferencia en lo absoluto.”

Los resultados respaldan la idea de que la sobreimitación es un fenómeno transcultural fundamentalmente humano, un fenómeno que puede ser crítico para la transmisión de la cultura humana. Para los humanos, “lo que es importante es saber como se hacen las cosas, no lo que se hace,” informó Nielsen en la edición online de Psychological Science del 16 de Abril. Ese enfocarse en los medios más que en los fines les da a los humanos una ventaja en aprender los complicados comportamientos que forman una cultura, agrega.

“Este es un estudio muy interesante e importante,” dice Andrew Whiten, un psicólogo evolucionista de la Universidad de Saint Andrews en el Reino Unido. De todas maneras advierte que no hay que concluir que la sobreimitación es universal basándose en un solo estudio hecho en el África.

La investigadora cognitiva Laura Schulz, del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge, también es cauta. El estudio no explica por qué los chicos sobreimitan, dice. Podría ser que los humanos están “cableados” para aprender por imitación, o que asumen que los adultos hacen las cosas de una cierta manera por una razón, tal como buenos modales. “Tenemos una fuerte tendencia a asumir que otros actúan de forma racional,” dice la investigadora. “Creo que esta evidencia es buena para decir que los chicos del mundo tratan a los adultos como seres racionales y los imitan aunque no entiendan lo que el adulto está haciendo – especialmente si no saben lo que el adulto está haciendo.”

Fuente:
http://news.sciencemag.org/sciencenow/2010/05/kids-overimitate-adults-regardle.html

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