Por Mukul Chopra
Traducción por Claudio Pairoba
Una de mis preguntas favoritas a un potencial
postulante para un empleo es algo así:
Imaginese
que está en una isla desierta sin teléfono o cualquier otro dispositivo que use
Internet. Ud. nunca estuvo en New York. Ahora, si le pregunto cuántos
restaurants tailandeses hay en NY, ¿cómo trataría Ud. de averiguarlo? ¿Qué
consideraciones podrían ser importantes para contestar esta pregunta?
Las respuestas han variado, pero aquí les muestro
algunas que son bastante comunes para la Generación del Milenio:
“Bueno,
esteeee, ¿puedo llamar a alguien que tenga una computadora?” No, recuerde que no tiene teléfono.
“Mmmm...¿puedo
ir hasta un bar con Internet?” No hay cafés
en este lugar.
“Mi amiga vivió en NY, le
podría preguntar.” No hay oficina postal o cabina de teléfono aquí para
que Ud. la llame o le envíe una carta.
…y así sigue.
Muchos
nunca llegan a la etapa en la cual comienzan realmente a solucionar el problema.
Están demasiado ocupados tratando de
averiguar como pueden llegar a alguien que los ayude a conectarse con Google.
El
pensamiento crítico necesita de imaginación, perspicacia en incluso pensar
“afuera de la caja”. Lo que es mucho más común en estos días es pensar “adentro
de la caja” – la cual en este caso es la “caja” en tu bolsillo (tu teléfono
inteligente) o incluso en tu mano (tablet).
La
próxima vez que le pregunte a un “Milenio” una pregunta difícil, fíjese con qué
rapidez busca su teléfono. El
teléfono es una extensión de su mente. No mañana. Hoy.
Si
Google lo puede contestar, ¿por qué yo debería saberlo? ¡No necesito saberlo porque
Google lo sabe! Ese espacio en la cabeza y las habilidades críticas que
se requieren para trabajar en un problema pueden estar en cierto peligro. Esto
debería importarnos. Hay algunos tipos realmente inteligentes en Silicon Valley
que pertenecen a esta misma generación, y que están inventando tecnología
destacable. A su vez, están haciendo de este mundo un lugar más conectado y por
lo tanto más informado. Un
lugar mejor.
Pero
parece haber una gran proporción de esta misma generación que está igualmente cómoda
delegando el pensamiento crítico a sus aparatos inteligentes.
Otra
manifestación de la misma tecnología es una aparente falta de foco. El tiempo ahora se vive en pequeños
segmentos a medida que hacemos tareas múltiples atravesando una plétora de
distracciones que compiten entre sí. Esto, a su vez, hace que el enfoque
sostenido en un tema sea mucho más difícil, convirtiéndolo en un arte que
bordea la extinción. Vivimos en una época en la cual todo lo importante tiene
que ser dicho en 140 caracteres o menos, y después a otro tema. Algunos
estudios han demostrado que puede llevarnos entre 4 y 8 minutos antes de que
podamos reenfocarnos después de una distracción.
Se
necesitarán más análisis y estudios de este fenómeno antes de que se puedan
identificar, de manera precisa, tendencias marcadas a largo plazo.
¿La
generación anterior estaba tan alarmada cuando las calculadoras aparecieron por
todas partes? ¿Se preocupaba por que las matemáticas se convirtieran en un arte
perdido?
El
tiempo dirá...
Fuente:
Linkedin.com
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