Una interesante visión del blogger Santiago Campillo Brocal sobre dos temas candentes: vacunas y "las dos campanas".
Por Santiago Campillo Brocal
Aunque tengo una lista
considerable de artículos que terminar (unos 27 apuntados, creo), no he
podido evitar despejarlo todo para hablar sobre un tema que me parece
esencial. La
equidistancia,
palabra que me gustaría acuñar para definir una actitud muy
irresponsable, poco ética y dañina por parte de los medios de
comunicación. Una actitud que necesitamos denunciar para que no se
repita más. En la era de la información, la desinformación es reina.
Además creemos que lo más ético y justo es
escuchar a todo el mundo por igual. Y esto es falso.
Vamos a ponernos en antecedentes, por si
alguien todavía anda perdido. Hace unos días saltaba a los titulares
una noticia espantosa: un niño de Olot se había contagiado de difteria,
una enfermedad que se consideraba erradicada en España desde hacía 28
años. El pequeño de 6 años diagnosticado con difteria a estas alturas
todavía anda ingresado con pronostico estable. Pero las secuelas que
sufrirá, incluyendo la estigmatización de su familia y la merma de su
salud serán considerables. Y todo porque sus padres, muy desinformadamente decidieron no vacunar a su hijo.
La enfermedad, que había desaparecido virtualmente, se llevaba a miles
de personas por delante hace poco más de 70 años. La razón de que no se
hubiese dado ni un solo caso más de difteria desde 1986 u 87 se debe
principalmente a la vacunación masiva que se realiza a los niños junto a
la vacuna antitetánica y contra la tos ferina. Un solo caso de
difteria, debido a nuestra situación de “limpieza” supone tener que
revacunar, como medida preventiva, a los más de 150 contactos que tuvo
el niño hasta que se identificó la enfermedad. Además, el propio niño se
ha encontrado en estado muy grave. A estas alturas, los padres se han
vacunado como refuerzo y han vacunado a su otro hijo por precaución.
"La difteria era un enfermedad erradicada totalmente en España"
El error de la desinformación
Aunque es cierto que los últimos
culpables de este suceso son los padres, en mi humilde opinión no veo
justo cargarles con todas las consecuencias del acto. Me explico: estos
padres han sido víctimas de la desinformación. Por supuesto, han sido víctimas voluntarias.
Pero víctimas. ¿Y quién tiene la culpa de esta desinformación? Es un
problema muy complejo, la verdad. En primer lugar, el ruido que hacen
los absurdos colectivos antivacunas. En ellos se mezcla la fantasía con
alguna preocupación legítima (aunque irrisoria en comparación con el
beneficio), aderezada de conceptos mal entendidos e intereses económicos
por parte de unos pocos malnacidos (sí, si te sientes ofendido,
probablemente esté hablando de ti) que se aprovechan del miedo genuino
de la gente.
Esto NO es Corynebacterium diphtheriae. Son enterobacterias cualquiera.
Por otro lado, para apoyar a estos
colectivos está la dificultad de entender conceptos biológicos y
médicos. Los seres humanos tendemos a usar la lógica cuando, en muchas
ocasiones, la lógica no tiene nada que ver con la evidencia científica.
Esto provoca malentendidos disfrazados de tecnicismos e ideas que
parecen legitimas. Y alimentan el dichoso miedo. La gran mayoría de las
personas que están en contra de la vacunación no lo hacen por
inconsciencia. Todo lo contrario, se creen genuinamente informados. Lo
que no saben es que en realidad están malinformados. Y
eso se debe a la dificultad de trabajar la información en un 70% o más.
Aquí es donde los medios de comunicación juegan su papel más importante.
Y más aún, es donde comenten su mayor y peor error.
La falacia de la equidistancia
Existen muchos errores por los cuales los medios de comunicación profesionales hacen mal su trabajo.
La gran mayoría es por la comodidad, la velocidad, la exclusividad y,
como no, por la falta de profesionales preparados para trabajar la
información adecuadamente. Pero hoy quiero hablar de un error aún más
sutil y grave. Grave porque tiene fácil solución. Hablo, como imagináis
de la equidistancia.
En el mundo en el que vivimos creemos
que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión con la misma
oportunidad de ser respetado y escuchado. Por tanto, en un debate
abierto, tienen la misma oportunidad de exponer su punto de vista dos frentes opuestos.
Esto es cierto siempre que haya debate. Y para haber debate tiene que
haber razones para que lo haya. Cuando la evidencia demuestra que un
hecho es falso, si encima este hecho puede suponer un peligro para la salud pública, el debate deja de existir.
"La gente se cree genuinamente bien informada, lo que muchas veces es falso"
Con esto quiero decir que porque una
minoría opine una cosa sin aportar la más mínima evidencia de tener una
razón para apoyar su opinión debería estar fuera de juego.
Automáticamente. En el tema de los antivacunas, en concreto, decir que las vacunas son malas y su administración debería estar sujeta a libre elección
es falso. Por su parte, los medios de comunicación, están haciendo un
trabajo funesto al tratar de ofrecer un debate equidistante y falaz. No
puedes darle la misma voz en un programa público a un doctor con unos
argumentos que lo respaldan y a una señora (o señor, o arbol, o piedra)
que trata de defender sus argumentos totalmente erróneos y sin respaldo
científico. Porque esto confunde a la sociedad. Es una irresponsabilidad solo digna de un idiota.
Razones para no ser equidistante
Hablando en concreto de los medios de
comunicación, existen tres razones clarísimas para dar opción a la
equidistancia. En concreto:
No tienen la misma validez de argumentación
La sociedad médica, la OMS y otras entidades de rigor ofrecen
pruebas, estudios, estadísticas… información de sobra en cantidad y
calidad que apunta a la validez de las vacunas. Qué digo validez, al beneficio
que le ha hecho a la humanidad desde los tiempos de Jenner. Por el
contrario, los colectivos antivacunas presentan estudios que han sido
reiteradamente demostrados como falsos, mal diseñados o con resultados
negativos. El único argumento con el que salen tras esto es el argumento
del miedo: que si la industria farmacéutica, que si el desconocimiento,
que si los efectos secundarios, que si nos controlan. ¿Les vamos a dar
el mismo peso? Por favor, ¿En qué sociedad queremos vivir, en una libre y
sana, feliz o una sometida al miedo?
Dar igual valor a ambas “opiniones” no es ético
En primer lugar, crees que haces lo correcto porque estás escuchando
las dos partes. Pero lo cierto es que estás ridiculizando el
trabajo de los investigadores
y médicos que han pasado años estudiando, comprobando y midiendo una
información para ti. Lo haces al darle el mismo peso que el de una
persona que ha leído cuatro conceptos, dos
papers mal hechos y
tiene una idea iluminada que en su cabeza cobra sentido. Pero no ha
tenido los redaños de contrastar adecuadamente la información, porque
eso cuesta tiempo, esfuerzo y humildad. Aunque esta persona sea un
médico o un biólogo o lo que sea. El título no hace a la razón. Lo hacen
los datos. Tampoco es ético considerar una opción que es
manifiestamente dañina para los que te rodean. Sobre todo cuando tienes
datos para saberlo. Tampoco es ético considerar ambas opiniones, porque
como te decía, no lo son. Una
es una opinión. La otra
es un hecho,
así que valóralo como quieras, estás en tu derecho. Pero hazlo
personalmente, nunca como un medio de comunicación. Ahí estás tomando
una actitud casi criminal.
Desinformas y haces daño a la gente
Sí, como suena. Nadie duda del poder de los medios de comunicación.
Convencen, hacen que compres una marca, tomes una cosa por la mañana o
dejes de ir a un lugar. Conociendo dicho poder, si eres un medio de
comunicación ¿cómo te atreves a no pensar dos veces si tu situación
equidistante es justa o no? Tratar con el mismo valor una opinión y un
hecho pueden convencer a la gente de que son igualmente válidas. Y una
de las opciones, tal y como muestra el hecho, puede ser terriblemente
perjudicial. ¿De verdad tienes ganas de vender tu idea o tu imagen a
costa de la salud de la gente? Tu misión y responsabilidad como medio de
comunicación es transmitir una información veraz y útil a la sociedad.
Con la equidistancia te acabas de pasar ambas cosas por el forro,
felicidades.
El poder de los medios
Esta crítica no me la he sacado de la
manga, como comprenderéis. Ayer, mientras en cadenas como Antena 3
explicaban la situación desde un punto de vista crítico, informativo y
claro, cadenas como la primera de TVE trataban de ponerse en un
irresponsable punto equidistante. Una televisión pública poniendo en peligro la salud de los telespectadores españoles,
como en muchas otras ocasiones. Ya no me cabe la decepción dentro del
cuerpo. Pero, es más, incluso Agencia EFE trataba una horrible noticia
en donde se exponían las ridículas dudas de los antivacunas (me refiero a las
dudas verdaderamente ridículas) como si fueran hechos igualmente
evaluables. Otras cadenas, radios y periódicos hacían un tanto de lo
mismo, con más o menos equidistancia.
"Todos los medios deberían estar unidos y a una con el consenso médico"
Pero no, señores. Lo están haciendo mal; muy mal. Aquí todo director de programa, cadena, magazine o periódico debería estar unido y a una con lo que dice el consenso científico, médico y europeo:
las vacunas son un bien común para la humanidad. Salvan vidas y mejoran
nuestra calidad de vida. Poner al mismo nivel a una persona que cree
que la difteria desapareció por arte de magia es una irresponsabilidad
mayúscula que debería ser suficiente para pedir dimisiones. Así que
espero que cambien, porque en sus manos está gran parte del poder de
cambiar España para que deje de ser el país hazmerreir de incultos que
parece que somos. Y si esa razón no les vale, piensen en la salud de los
demás. Que no a todo el mundo le abunda.
- NOTA: Dicho esto, espero que el
niño se recupere felizmente y esto solo quede en un susto. Todo mi apoyo
va para la familia, independientemente de cualquier otra cosa.
Fuente
http://caramelosblog.es/2015/06/vacunas-difteria/