¿Le gusta comunicar?
¿Qué está esperando? Año nuevo hábitos nuevos. Si le gusta compartir lo que
sabe sobre un tema, este es un buen momento para poner manos a la obra.
Dirigido a investigadores científicos en particular y a apasionados/conocedores
de un tema en general.
Científicos divirtiéndose en su entorno natural (Foto: derekbreid.com) |
Ud. sabe hacer algo. Tiene práctica y posiblemente algo o mucha teoría sobre el tema. Le gustaría contar sobre su conocimiento y experiencia pero no sabe cómo hacerlo. Tal vez la mejor forma sea empezar de alguna manera. Algunas ideas para rumiar debajo del árbol con un mate en mano. O un daikiri tirado en la hamaca paraguaya.
Cuando hablamos de herramientas para comunicar ciencia, una
consigna que considero por demás útil en tiempos donde la tecnología nos abruma
es “A medida que se avanza uno va aprendiendo lo que necesita”. Y como uno lo
necesita lo aprende y no lo olvida, sobre todo si lo aplica a repetición.
Si hablamos de palabra escrita o contenidos audiovisuales, los
medios para comunicar hoy son muchos. Desde armar un blog, pasando por publicaciones
en Facebook, o fotos en Instagram o videos en YouTube. Elija el que le parezca
mejor y hágalo. Hay muchos programas online para procesar este tipo de
materiales. Nuevamente, dependiendo de lo que necesite encontrará el programa
apropiado para comunicar el contenido que le interese.
¿No está muy seguro sobre su capacidad para redactar? Hay
cursos online que lo ayudarán a pulir esa faceta. Como decía el reconocido
periodista Julio Orione, el estilo se desarrolla escribiendo. Así que a
escribir.
Tenga preparado su discurso en caso de que se presente la
oportunidad de exponer su trabajo en radio o televisión. Pruebe con distintas
duraciones ya que los medios son estrictos en cuanto al tiempo. Es importante
encontrar el equilibrio entre profundidad y simpleza.
¿Quién comunica?
Cuando doy charlas sobre comunicación científica siempre
estimulo a que los investigadores cuenten lo que hacen. Hoy en día hay equipos
de investigación, nadie trabaja solo. Entonces, ¿qué mejor que designar a una
persona para que se ocupe de comunicar lo que se está haciendo? Un
“relacionista público” que documente los avances del grupo.
Los investigadores son los que hacen el trabajo y tienen los
datos. ¿Por qué no contar lo que están haciendo? Esto redundará en variados
beneficios: publicidad para conseguir fondos, nuevos becarios o interesados en
trabajar en el tema y generación de vínculos con otros equipos de investigación
son solo algunos. Incluso los trabajos científicos publicados pueden ser
reelaborados para darles una nueva mirada que los acerque a aquellos que no
están en el tema. Esto último también ayudará a que el grupo vea su trabajo
desde una nueva perspectiva y se evalúen formas innovadoras de llevar adelante
el proyecto.
¿Qué comunicar?
Todo. Lo de adentro del laboratorio y lo de afuera también. Asistencia a congresos, reuniones informales, encuentros con otros
investigadores. Todo merece su foto o registro así como su publicación en una
red social. A veces cuesta que los investigadores incorporen esta faceta de
“publicitar” lo que se hace. Además de difundir las actividades del grupo,
tener un registro pormenorizado de las mismas a lo largo del tiempo permitirá
su rápida recuperación en caso de ser necesario. Básicamente una memoria de las
actividades desarrolladas.
La interacción social de los que investigan es un costado
no muy difundido y su comunicación ayuda a recordar que los científicos son
seres humanos que hacen ciencia.
Un capítulo aparte está representado por los resultados
negativos. ¿Las cosas no salieron como esperaba? Cuéntelo. Esto tiene un doble
beneficio: contribuirá a difundir resultados negativos, que también son
resultados, y ayudará a desmitificar la idea de que la ciencia resuelve las cosas
de un día para otro
¿Por qué comunicar?
Por la sencilla razón de que tiene ganas (y conocimiento
suficiente como para hacerlo). La idea es generar una actividad que sea placentera y no otra casillero a completar en un formulario.
Un poderoso motivo adicional es que la rutina diaria hace que los investigadores se alejen del trabajo de campo o de la mesada de experimentación para ocuparse de cuestiones cada vez más administrativas. Escribir para una audiencia no especializada sobre lo que se hace ayuda a enfocar todo desde una nueva perspectiva y, por qué no, a recuperar ese fuego que los acercó a la investigación en primer lugar.
Y si no tiene ganas o se siente incapaz de hacerlo, como
habíamos mencionado, designe a alguien en el equipo que lo haga. Hoy en día
ningún equipo de investigación puede darse el lujo de no comunicar. Si queremos
que la sociedad incorpore la importancia de hacer ciencia la ciencia tiene que
tener una presencia constante en la vida diaria de la ciudadanía. Comunicar ciencia
es una forma poderosa de lograrlo.
*Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.
Nota relacionada
Las patas de la ciencia
*Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.
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