lunes, 6 de enero de 2020

Si lo sabe, cuente

¿Le gusta comunicar? ¿Qué está esperando? Año nuevo hábitos nuevos. Si le gusta compartir lo que sabe sobre un tema, este es un buen momento para poner manos a la obra. Dirigido a investigadores científicos en particular y a apasionados/conocedores de un tema en general.

Científicos divirtiéndose en su entorno natural (Foto: derekbreid.com)

Ud. sabe hacer algo. Tiene práctica y posiblemente algo o mucha teoría sobre el tema. Le gustaría contar sobre su conocimiento y experiencia pero no sabe cómo hacerlo. Tal vez la mejor forma sea empezar de alguna manera. Algunas ideas para rumiar debajo del árbol con un mate en mano. O un daikiri tirado en la hamaca paraguaya. 

¿Qué aprender y cómo comunicar?
Cuando hablamos de herramientas para comunicar ciencia, una consigna que considero por demás útil en tiempos donde la tecnología nos abruma es “A medida que se avanza uno va aprendiendo lo que necesita”. Y como uno lo necesita lo aprende y no lo olvida, sobre todo si lo aplica a repetición.

Si hablamos de palabra escrita o contenidos audiovisuales, los medios para comunicar hoy son muchos. Desde armar un blog, pasando por publicaciones en Facebook, o fotos en Instagram o videos en YouTube. Elija el que le parezca mejor y hágalo. Hay muchos programas online para procesar este tipo de materiales. Nuevamente, dependiendo de lo que necesite encontrará el programa apropiado para comunicar el contenido que le interese.

¿No está muy seguro sobre su capacidad para redactar? Hay cursos online que lo ayudarán a pulir esa faceta. Como decía el reconocido periodista Julio Orione, el estilo se desarrolla escribiendo. Así que a escribir.

Tenga preparado su discurso en caso de que se presente la oportunidad de exponer su trabajo en radio o televisión. Pruebe con distintas duraciones ya que los medios son estrictos en cuanto al tiempo. Es importante encontrar el equilibrio entre profundidad y simpleza. 

¿Quién comunica?
Cuando doy charlas sobre comunicación científica siempre estimulo a que los investigadores cuenten lo que hacen. Hoy en día hay equipos de investigación, nadie trabaja solo. Entonces, ¿qué mejor que designar a una persona para que se ocupe de comunicar lo que se está haciendo? Un “relacionista público” que documente los avances del grupo.

Los investigadores son los que hacen el trabajo y tienen los datos. ¿Por qué no contar lo que están haciendo? Esto redundará en variados beneficios: publicidad para conseguir fondos, nuevos becarios o interesados en trabajar en el tema y generación de vínculos con otros equipos de investigación son solo algunos. Incluso los trabajos científicos publicados pueden ser reelaborados para darles una nueva mirada que los acerque a aquellos que no están en el tema. Esto último también ayudará a que el grupo vea su trabajo desde una nueva perspectiva y se evalúen formas innovadoras de llevar adelante el proyecto.

¿Qué comunicar?
Todo. Lo de adentro del laboratorio y lo de afuera también. Asistencia a congresos, reuniones informales, encuentros con otros investigadores. Todo merece su foto o registro así como su publicación en una red social. A veces cuesta que los investigadores incorporen esta faceta de “publicitar” lo que se hace. Además de difundir las actividades del grupo, tener un registro pormenorizado de las mismas a lo largo del tiempo permitirá su rápida recuperación en caso de ser necesario. Básicamente una memoria de las actividades desarrolladas.

La interacción social de los que investigan es un costado no muy difundido y su comunicación ayuda a recordar que los científicos son seres humanos que hacen ciencia. 

Un capítulo aparte está representado por los resultados negativos. ¿Las cosas no salieron como esperaba? Cuéntelo. Esto tiene un doble beneficio: contribuirá a difundir resultados negativos, que también son resultados, y ayudará a desmitificar la idea de que la ciencia resuelve las cosas de un día para otro

¿Por qué comunicar?
Por la sencilla razón de que tiene ganas (y conocimiento suficiente como para hacerlo). La idea es generar una actividad que sea placentera y no otra casillero a completar en un formulario.

Un poderoso motivo adicional es que la rutina diaria hace que los investigadores se alejen del trabajo de campo o de la mesada de experimentación para ocuparse de cuestiones cada vez más administrativas. Escribir para una audiencia no especializada sobre lo que se hace ayuda a enfocar todo desde una nueva perspectiva y, por qué no, a recuperar ese fuego que los acercó a la investigación en primer lugar.

Y si no tiene ganas o se siente incapaz de hacerlo, como habíamos mencionado, designe a alguien en el equipo que lo haga. Hoy en día ningún equipo de investigación puede darse el lujo de no comunicar. Si queremos que la sociedad incorpore la importancia de hacer ciencia la ciencia tiene que tener una presencia constante en la vida diaria de la ciudadanía. Comunicar ciencia es una forma poderosa de lograrlo.

*Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.


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