domingo, 12 de agosto de 2012

Una presentación audaz y exitosa.



Estudio Coral de Buenos Aires (Foto: ECBA).


El jueves 9 de agosto el Estudio Coral de Buenos Aires se presentó en el ciclo de conciertos auspiciado por la Bolsa de Comercio de Rosario. Dirigido por Carlos López Puccio, la actuación tuvo una duración aproximada de hora y media.

La primera parte estuvo formada por obras de cuatro compositores de distinta procedencia: el británico Ralph Vaughn Williams (1872-1958), el finlandés Einojuhani Rautavaara (1928), Johann Sebastian Bach (1685-1750) y el húngaro Gyorgi Ligeti (1923-2006). La primera sinfonía de Vaughn Williams estuvo dedicada al mar y en esta ocasión se eligió otra de sus obras con esta temática, The dark eyed sailor. Las otras obras del mismo autor que se interpretaron fueron The spring-time of the year y la Wassail song, todas pertenecientes al Five English Folk Songs. Rautavaara estuvo representado por Morsian y Lahto, mientras que el ilustre Johann Sebastian aportó su Komm, Jesu, Komm, BWV 229, obra para órgano (a cargo de Federico Ciancio) y coro doble. Finalmente, la primera parte cerró con Hortobagy, del húngaro Gyorgy Ligeti, de ajetreada vida en su Hungría natal, de la cual escapó en 1956 luego del fallido levantamiento contra el régimen soviético, de acuerdo al relato de López Puccio.

La segunda parte estuvo dedicada a continuar con dos obras de Ligeti (de sus Estudios Húngaros) más The Peaceable Kindgom del prolífico norteamericano Randall Thompson. En esta última arrancamos con la vida en ese reino pacífico aludiendo al paraíso, para luego atravesar una etapa de destrucción llegando a una nueva época de armonía en un viaje que dura los ocho números que constituyen esta obra.

Párrafo aparte merece la obra Feria (ver el link para Estudios Húngaros), de Ligeti a través de la cual el autor nos transporta a una atmósfera con feriantes pregonando sus productos a viva voz. La composición es de gran dificultad, ya que obligó a que el coro se dividiera en cinco grupos los cuales se dispusieron en distintos lugares de la sala, cantando cada uno de ellos una partitura distinta con ritmos diferentes. Los intérpretes superaron el reto ampliamente.

El concierto fue sumamente didáctico, ya que Lopez Puccio dedicó tiempo a contarle a la audiencia la historia de las obras y sus autores, haciendo aún más ameno un encuentro musical a sala llena. El repertorio se adentró en un territorio de autores contemporáneos, muchos de los cuales han experimentado (como es el caso de Ligeti) con sus composiciones, creando obras que pueden sonar extrañas desde lo armónico y lo rítmico. La audacia de las obras elegidas fue recompensada por el aplauso entusiasta del público a lo cual el coro respondió interpretando dos obras fuera de programa.

viernes, 10 de agosto de 2012

Insólito examen para Medicina en La Plata.

En la materia Historia, algunas preguntas eran inverosímiles
Por María José Lucesole  | LA NACION


 
LA PLATA.- "Vesalio publicó De Humani Corporis Fabrica . ¿Cuánto tiempo después salió el breviario?" Sólo 80 de los 1257 aspirantes a ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata pudieron responder esta y otras preguntas insólitas de la materia Historia de la Medicina, considerada "el filtro" para ser aceptado en ese centro de estudios.
"¿Cuántas tablitas de arcilla provenientes de la medicina sumeria se encontraron referidas a obstetricia?", fue otra de las preguntas.
En este primer semestre, apenas 5 de los 1257 alumnos aprobaron los exámenes correspondientes a las materias Historia de la Medicina, Comprensión de Textos, Química y Biología. En el próximo semestre cursarán Física, Matemática, Normas de Bioseguridad y Bioética, y Primeros Auxilios. Los que aprueben las ocho materias podrán ingresar el año próximo.
En el caso de Historia de la Medicina, cuyo examen es preparado por el titular de la cátedra, doctor Rubén Storino, sólo el 39% de los 1300 alumnos respondió afirmativamente. Y, en rigor de verdad, de ese guarismo, no se puede saber cuántos sabían efectivamente la respuesta y cuántos se beneficiaron con la marca correcta en el casillero, ya que se trató de una prueba de opción múltiple ( multiple choice ).
Cada año se agiganta la brecha entre la cantidad de jóvenes que efectúan el curso de ingreso en esa facultad nacional y los que logran superar los exámenes y continuar los estudios.
En 2011 aprobó el 64 por ciento de los alumnos que cursaron las ocho materias durante los dos semestres. "Fue el número más bajo de las últimas dos décadas", según admitió ayer a LA NACION el decano de la Facultad de Medicina, Jorge Martínez, al ser consultado sobre la controvertida prueba de la materia Historia de la Medicina.
En 2011, sólo 273 alumnos pudieron ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata. Con los resultados de los exámenes de estas primeras cuatro materias se estima que unos 800 jóvenes ya quedaron fuera de la carrera de los casi 1500 que comenzaron a cursar a principios de año.
La cifra definitiva de alumnos de primer año se conocerá luego de los exámenes del segundo semestre, ya que deberán rendirse pruebas finales de las ocho materias. Esto significa que quienes aprobaron la primera instancia semestral podrían fracasar en la segunda.

Panorama desalentador

Este primer semestre de exámenes de las materias Historia de la Medicina, Comprensión de Textos, Química y Biología es más desalentador que lo sucedido en el curso de ingreso del año pasado.
En Historia de la Medicina sólo el 39% de los 1257 aspirantes superó el cuestionario, que incluye preguntas insólitas, como: "¿Cuántas tablitas de arcilla provenientes de la medicina sumeria se hallaron referidas a obstetricia, a interpretación de los sueños y a sustancias con propiedades curativas?".
"Hubo un fracaso mayor en Historia de la Medicina", admitió el decano Jorge Martínez, aunque aclaró que "los resultados son los de todos los años; no ha cambiado demasiado".
El responsable de la Facultad de Medicina precisó que en Comprensión de Textos se anotaron 1245 alumnos y aprobó el 46%. En Química se presentaron a rendir el examen 1313 personas; aprobó el 44%. Biología pareció ser la preferida de los aspirantes a médicos: se anotaron 1272 y aprobó el 64%. "Los que aprueban las ocho materias pueden ingresar", explicó Martínez, al aclarar el mecanismo completo del curso de acceso a la carrera: "Acceden al final todos los que aprobaron los parciales con 9 de 15 preguntas. En el final tienen que sacar 40 puntos".
Padres y alumnos que aspiran a cursar medicina en esa universidad nacional están indignados, aunque piden reserva de sus identidades para no complicar más el panorama de los participantes del curso de ingreso.
"Están usando Historia de la Medicina como filtro. Intentan excluir jóvenes de forma tramposa", dijo un papá de un alumno que pidió reserva de identidad.
"En mi opinión, hay algo de espíritu de cuerpo médico, algo de soberbia en no admitir que este sistema de ingreso tampoco es exitoso. Propicia un gran negocio de academias donde los chicos que pueden pagan $ 1800 por mes adelantando seis meses", dijo el padre de un alumno que ha sorteado con éxito el examen de Historia de la Medicina, pero que sin embargo cuestiona el método.
Un alumno que accedió a dialogar también con LA NACION pero sin revelar sus datos filiatorios calificó las preguntas del examen de Historia de la Medicina como "absurdas".
"Es un ingreso eliminatorio. Están todos indignados", añadió el aspirante a médico que teme que la difusión de su identidad pueda perjudicarlo dentro de la Facultad de Medicina. Y agregó: "Ya 800 quedaron afuera de unos 1500 que empezaron".
¿Qué otras preguntas formaron parte del examen de Historia de la Medicina? Aquí, algunos ejemplos:
"William Harvey escribió De motu cordis en 1628. ¿Cuántos ejemplares se publicaron en la primera edición? ¿Cuántos ejemplares de esa primera edición se conservan en la actualidad?"
"Thomas Parr (nacido en 1483) era un inglés longevo a quien atendió William Harvey en vida. Cuando murió, la autopsia la hizo el propio Harvey: ¿Cuál fue la causa de la muerte? ¿Qué edad tenía Thomas Parr cuando murió?"
En la prueba recuperatoria, las preguntas mantuvieron el nivel de dificultad: "William Harvey, durante la autopsia de un cadáver de sexo femenino, pensó que había descubierto una bruja. ¿Por qué creyó tal cosa?". La respuesta correcta, proporcionada por un alumno que superó el examen, fue que "la dama poseía un pezón supernumerario".
El multiple choice incluyó también saber: "¿Qué tan cerca se hallaba un tholos griego del templo de Esculapio y cuál era su función?". La respuesta es que allí habitaban unas serpientes que habrían poseído propiedades curativas del cuerpo.
"Este sistema, por demás estresante, quizá sea un búmeran y termine dejando en el camino posibles futuros buenos profesionales. Lo más irónico del ingreso es que algunos de los estudiantes que lo aprobaron no es porque sabían las respuestas, sino porque ante el multiple choice hicieron ta-te-ti y la pegaron", razonó otro padre preocupado.

Historia para aprender a curar

PWilliam Harvey escribió De motu cordis en 1628.
R
Las preguntas que se les formularon a los alumnos sobre este autor estuvieron vinculadas con determinar cuántos ejemplares se publicaron de la primera edición de su obra y cuántos ejemplares de esa primera edición se conservan en la actualidad.
P
La autopsia de William Harvey a su paciente Thomas Parr.
R
Harvey había nacido en 1483 y fue atendido en vida por el doctor Parr. Se procuró saber en el examen la causa del deceso y la edad en la que murió.
P
Las "tablitas de arcilla de la medicina sumeria"
R
La requisitoria en este punto estuvo vinculada con saber cuántas tablitas se hallaron referidas a obstetricia, a interpretación de los sueños y sobre sustancias con propiedades curativas.
P
Las propiedades curativas de las serpientes.
R
También se consultó sobre qué tan cerca se hallaba un tholos griego del templo de Esculapio y cuál era su función. Allí habitaban ofidios que se creía tenían propiedades curativas..
Fuente:
www.lanacion.com.ar

lunes, 6 de agosto de 2012

Libre acceso a la ciencia pública.

Londres rompe las reglas del juego y obliga a difundir gratis los estudios pagados con dinero estatal. La medida beneficiará desde 2014 a lectores de todo el mundo.

Un científico experimenta en un laboratorio. / R. MCVAY (REUTERS).

Walter Oppenheimer / Emilio de Benito - Londres

Saber es poder y en ciencia ese conocimiento solo se demuestra de una manera: publicando. Pero este proceso introduce un factor ajeno a la investigación en sí y quien la financia: las editoras de revistas. Por ejemplo, si un investigador descubre una molécula, lo primero que hará será enviar el trabajo a una publicación científica. Solo entonces dejará que sus colegas sepan cómo ha hecho sus trabajos y sus resultados. Y estos tendrán que pagar, en muchos casos, una cuota de suscripción a la revista correspondiente si quieren leer el artículo. La editora correspondiente no solo se encarga de llevar al papel el trabajo. También aporta un valor añadido: la revisión por otros científicos independientes del resultado. Es lo que da garantía y lo que hace que unas publicaciones sean más prestigiosas que otras. Y algo por lo que también cobran.

Pero Internet ha cambiado esto. Igual que con la prensa generalista, hay webs, de prestigio creciente, que ya permiten el acceso abierto a todo lo que publican. Y se plantea un caso que hasta hace poco no se discutía: ¿por qué una editorial se beneficia de un trabajo que ha contado con financiación pública? Esta pregunta ha animado la controversia, y el movimiento por un libre acceso gana adeptos.

El mayor empuje lo ha dado el Gobierno británico, que acaba de decidir que, dentro de dos años, todos los estudios científicos publicados que hayan sido subvencionados con dinero público deberán ser de acceso gratis para todo el público, sean de donde sean y se dediquen a lo que se dediquen. La decisión, que sigue casi al pie de la letra las recomendaciones elevadas en junio por un grupo de expertos encabezados por Janet Finch, es consecuencia de la creciente oposición en medios científicos al negocio de algunas publicaciones con sus trabajos.

Sin embargo, la medida no está exenta de polémica. Especialmente por el hecho de que el Gobierno se ha decantado por el llamado sistema oro, por el que los autores publican de forma abierta e inmediata en Internet todos los artículos cuando salen en la revista. Algunos científicos se inclinan por el llamado sistema verde, por el que los autores publican sus trabajos en una revista científica y pasado un tiempo archivan una versión en la institución para la que trabajan para su uso público.

Con el sistema por el que se decanta el Gobierno británico, sin embargo, no se cierra completamente qué opción se va a elegir. En los próximos dos años, universidades y editores negociarán acerca del precio a pagar por la publicación en la revista y de otros tipos de suscripciones que “deberían tener en cuenta las implicaciones financieras del cambio a publicación en abierto y revistas híbridas, de la extensión de las licencias y de los cambios resultantes en los ingresos que reciben los editores”.

Es decir, las universidades seguirán pagando a las revistas especializadas, pero a diferencia de lo que ahora ocurre, las revistas no podrán obligar al público a pagar por acceder a su lectura. En la actualidad, las revistas que tienen más impacto académico son precisamente aquellas que no tienen una política de acceso abierto a su contenido.

El Gobierno estima que a la larga las universidades ahorrarán dinero con esta fórmula, aunque eso puede depender de los acuerdos que alcancen con las revistas. En la actualidad, las universidades destinan unos 255 millones de euros al año a pagar por la publicación de artículos de sus científicos. Pero ha causado decepción que el Gobierno decidiera que los 64 millones anuales que va a costar el periodo de transición tengan que pagarse con el dinero público ya asignado a la ciencia. Este aspecto —que se paga por publicar— ha sido bien recibido por editores como el de Nature. Un portavoz señaló a EL PAÍS que “da la bienvenida” al proceso, aunque urgió a los organismos oficiales británicos a que aclaren “cómo van a repartir los fondos” para ello.

“Suprimir los actuales pagos para acceder a la lectura de los artículos de investigaciones financiados con dinero público va a tener enormes efectos económicos y sociales”, declaró el ministro británico de Universidades y Ciencia, David Willetts. “Va a permitir a los académicos y al mundo de la empresa desarrollar y comercializar sus investigaciones de manera más fácil y pregona una nueva era de descubrimientos académicos”, añadió.
La paradoja es que mientras el resto del mundo podrá acceder gratis a los trabajos científicos pagados por los contribuyentes británicos, estos tendrán que seguir abonando por los publicados en otros países. En opinión de Willetts, sin embargo, la iniciativa va a acelerar el debate sobre el acceso gratuito a los trabajos científicos que ya hay en EE UU y la UE. Además, algunos científicos creen que el problema actual de la ciencia no es lo que cuesta la suscripción a una revista (209 euros al año a Nature; 25,75 euros por un artículo en The Lancet), sino que para publicar hay que pagar. Eso hasta en las revistas gratuitas, como PLOS, que lidera el movimiento desde 2000. “Si se quiere mantener el rigor en la selección, hay unos costes”, afirma María Gasset, vicepresidenta adjunta del área científico-técnica del CSIC y editora de PLOS. Ella no cobra por su trabajo en la revista, pero los autores deben aportar unos 1.300 euros para publicar, ya que hay que pagar a los maquetadores, infógrafos, los programas... etcétera.

La idea del acceso abierto gana adeptos. Como destaca Alicia Fátima Gómez, responsable de la biblioteca del Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC), la UE lleva años promoviendo el acceso abierto. España no está, al menos en teoría, al margen. La Ley de Ciencia de 2011 recoge en su artículo 37 el fomento de la “difusión en acceso abierto”. El modelo español es del tipo verde, dando un plazo a las revistas tradicionales para que exploten la información antes de la obligatoriedad de poner a disposición universal y gratis los artículos en un repositorio de Internet. El problema, admite Gómez, es que ese sistema “cuesta mucho”. Hay que crear las bases de datos de artículos y hacerlas accesibles de una manera ordenada. El CNIC estudia crear una con dos organizaciones afines, el Carlos III y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Hay otro inconveniente. Como se explicaba al principio, para los científicos lo importante es publicar en una revista de impacto. Y, de momento, estas son, en general, las de pago. “Actualmente, es imposible seguir todo lo que se escribe sobre un tema”, dice Gasset, y, en ese caso, seguir las publicaciones punteras es una garantía. Aunque eso también está cambiando. Precisamente hoy la revista BMC Medicine publica un artículo en el que afirma que el impacto de las publicaciones de pago y gratuitas se está igualando. Claro que BMC es de las últimas, así que son datos a confirmar.

Fuente:
http://sociedad.elpais.com

sábado, 28 de julio de 2012

Historia y progreso: ya no hay tiempo para eso.


La historia se desvanece cuando los desarrollos inmobiliarios entran en escena.




Dice el soneto de Francisco Luis Bernárdez “lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado”. Y esta parece ser la máxima por la cual se rigen muchos interesados en construir edificios. Literalmente. Lo nuevo florece sobre lo sepultado, que bien sepultado está. En estos tiempos donde muchos sueñan con ciudades convertidas en un único monoblock de altura semejante a la de las pilas de dinero cosechadas por las aburridas estructuras erigidas, compruebo luego de leer un blog, que este accionar alcanza niveles increíbles cuando la piqueta tiene que descargarse sobre nuestra historia; ahora convertida en hormigón y vidrio.

El blog miradaatenta.wordpress.com se dedica a explorar distintos aspectos que tienen que ver con la arquitectura, la historia y la cultura de nuestro país. Un capítulo aparte merece la minuciosa investigación realizada sobre las residencias presidenciales en la Argentina. El material sirvió para conocer más sobre este tema.

Según indica el blog, de las 20 residencias presidenciales, solo quedan en pie 8. Por distintas razones y en distintos tiempos de nuestro país, muchas fueron derrumbadas sin mayores miramientos. Las primeras décadas del siglo XX no se caracterizaron por una cultura de preservación del patrimonio arquitectónico. Las autoridades deben haber estado tan ocupadas mirando al futuro que no consideraron de mayor importancia el hecho de tirar abajo estas construcciones que con el tiempo se hubieran transformado en patrimonio histórico. A medida que transcurre el siglo pasado, algunas de estas residencias quedaron por debajo del radar y lograron sobrevivir hasta nuestros días, cuando, al menos en los dichos, está instalada la idea de preservarlas. Sin desmedro de que haya quienes preferirían levantar 4 torres de 50 pisos en el terreno tan “caprichosamente desperdiciado” en solo una casa enorme y vieja.

“Excelente ubicación – Presidente fallecido en ella”
La historia de la casa de los suegros del presidente Roque Saenz Peña merece ser destacada. En ella falleció el presidente durante su mandato. Dado que Saenz Peña era diabético, decidió minimizar el traqueteo de desplazarse entre la casa de gobierno y su casa particular. Por este motivo, decidió habilitar en la esquina noreste de la Casa Rosada su residencia particular. El actual despacho presidencial ocupa el espacio que en su momento ocupó el comedor del ex presidente, quien solía pasar una temporada en casa de sus suegros. Dicha casa se encontraba sobre Avenida Santa Fe, frente a un conocido centro comercial de la actualidad. El terreno de la propiedad atravesaba toda la manzana, y la entrada a las cocheras se ubicaba sobre la actual calle Güemes. Si bien dicha casona no era oficialmente residencia presidencial, indudablemente representaba parte de nuestra historia. Como era lógico de acuerdo a la mentalidad imperante, semejante terreno en semejante ubicación “daba para más”. Varios edificios ocupan el terreno hoy en día, incluyendo un enormes edificio torre por calle Güemes. Progreso que le dicen.

“Expropiada – Múltiples usos – Demolida por las dudas”
Pero no solo las residencias no presidenciales históricas han sido demolidas. Una de las que puede considerarse con mayor valor arquitectónico e histórico para nuestro país sucumbió a la piqueta dejando un enorme terreno que hoy ocupa la Biblioteca Nacional. El denominado “Palacio Unzué” (también Quinta Unzué) fue expropiado en la década del 30 por el gobierno nacional con el fin de destinarla a residencia presidencial. Los planes cambiaron y se decidió convertirla en jardín de infantes para luego volver a designarla como vivienda presidencial. Algunos mandatarios la usaron como casa de veraneo, ya que su ubicación en la, por entonces, alejada zona de Recoleta la hacía apta para alejarse del bullicio citadino. Fue el Presidente Juan D. Perón quien se instaló de manera permanente en ella, junto a su esposa Eva Duarte. Es allí donde Evita falleció aquel 26 de Julio de 1952 y, tal vez, este acontecimiento haya determinado en parte el destino de la casona. Luego del derrocamiento de Perón en 1955, el gobierno militar decidió demolerla para evitar que se convirtiera en un santuario para los seguidores de la pareja. El blog muestra que varios de los senderos originales de la residencia así como numerosos árboles aún se conservan. Interesante información para darse una vuelta por un lugar que fue centro de la historia de nuestro país. Si hasta una bomba cayó en sus jardines durante el fallido intento de derrocamiento.

Hace poco ví imágenes de la demolición de la casa, mostradas en un ambiente festivo para ese momento. Fue muy triste.

domingo, 8 de julio de 2012

02 07 El tsunami que pasó.

Algo de lo que aconteció. Todo sería imposible.


Lunes 02
Interesantes avances en la conversión de grafito a grafeno, este último con cualidades que lo hacen apropiado para futuros procesos energéticos y en informática. Malas noticias para los ficus en Buenos Aires, donde una nueva plaga pone en peligro a estos árboles que nunca deberían haber sido plantados en la vía pública pero buenas nuevas para los tomates ecológicos. Un gigante farmacéutico tuvo que pagar cuantiosa multa por errores cometidos y la tradicional reunión de premios Nobel en Lindau tuvo un variado temario.

Martes 03
Venciendo el tiempo y el espacio, Kasparov y Alan Turing (fallecido padre de la inteligencia artificial) jugaron al ajedrez, y Japón puso en marcha un reactor nuclear por primera vez después de Fukushima. Celebramos el Día del Locutor y se reaviva una polémica por tierras entre pueblos originarios y un conocido deportista. En el tema autos, murió Pininfarina, padre del auto italiano y responsable del diseno de numerosos vehículos, entre ellos nuestro querido Torino.

Miércoles 04
Mostramos más trabajos presentados en la V Jornada de Ciencia y Tecnología (ya arrancó la VI), Sarkozy fué allanado, hubo novedades en "e-learning", y los bonobos asombran con su manejo de las pantallas táctiles. La Argentina y Francia firmaron acuerdo para crear un centro en ingeniería y los bancos europeos aparecieron envueltos en otro escándalo.

Jueves 05

Francia presentó el informe final sobre la tragedia del vuelo 447 Río de Janeiro-París, Espana trabaja en un gel para prevenir la infección por VIH y en Alemania se desarrolló la Conferencia Mundial en Energía Eólica. En China se ponía en funcionamiento pleno a la controvertida planta hidroeléctrica Tres Gargantas. ?Se te olvidó el nombre de esa persona? Para evitar el embarazoso momento algunos métodos que pueden ayudar.¿Escuchaste hablar del Global Innovation Index? ¿Y de la batalla para redefinir al kilogramo?

Viernes 06

La organización Mundial de la Salud alerta acerca de una extraña y letal enfermedad de rápido desenlace en Camboya, identifican a una proteína que ayuda en las metástasis de cáncer de próstata y determinan que las bacterias tramposas no prosperan. El propoleo podría proteger en casos de radiación y desde el INTA alertan sobre la preocupante pérdida de nutrientes asociada con la siembra de soja.

Y la semana se va, se va, se fue.

domingo, 24 de junio de 2012

18 06 El tsunami que pasó.

Algo de lo que aconteció. Todo sería imposible.

El Lunes 18 Brian Krueger nos contaba desde su blog con noticias científicas sobre ciertas anomalías detectadas en neutrones. Investigadores italianos evaluaron los datos de otro grupo de investigadores de una universidad francesa y vuelven a proponer la hipótesis de un mundo paralelo con partículas espejo. Desde Londres informan que las prótesis mamarias francesas PIP no son tóxicas y los franceses desarrollan un filtro de agua que ajusta sus poros a la presión y se puede auto-reparar, basándose en el funcionamiento de las membranas celulares. Investigadores españoles trabajan para mejorar el diagnóstico y la detección de la tuberculosis, enfermedad que sigue dando batalla, y un interesante artículo plantea la necesidad de repensar los métodos tradicionalmente usados para evaluar la ciencia.
 
El martes 19, investigadores de la Universidad de Pensilvania informaban que los hongos tienen una maquinaria capaz de armar y desarmar los agregados de proteínas que en seres humanos pueden causar enfermedades neurodegenerativas tales como Parkinson y Alzheimer mientras que un trabajo presentado en la reunión anual de la Sociedad Norteamericana de Química describe de avances para el uso de algas como fuentes de biocombustibles utilizando métodos que sean menos contaminantes. Un trabajo aparecido en el Journal of the American Medical Association muestra el inquietante lado oscuro de las operaciones de bypass gástrico: un incremento en el consumo de alcohol por parte de los pacientes.
 
El miércoles 20 comenzó la cumbre de Rio+20 buscando el desarrollo sustentable al mismo tiempo que un preocupante artículo analiza el impacto que los gases usados en los equipos de aire acondicionado provocarán en los próximos años. La predicción de futuros eventos en base a experiencias pasadas nos da a los seres humanos una gran ventaja adaptativa, y un trabajo publicado en el Journal of Neuroscience devela el misterio de cuál es la zona del cerebro que se encarga de esta función.
 
Las noticias del jueves 21 incluían a las empresas argentinas que presentaron sus trabajos en el pabellón que el Ministerio de Ciencia y Tecnología instaló en la Convención Internacional de Biotecnología 2012, las 90 herramientas de Tweeter para tener en cuenta y las reflexiones de un analista medioambiental sobre la escasez mundial de metales.
 
Llegando al fin de semana, las noticias del viernes 22 mostraban la denuncia por contrabando de huesos de dinosaurio que ha ocasionado quejas del gobierno de Mongolia. Los huesitos aparecieron subastados en Dallas, Texas, por 1 millón de dolares. El ejemplar no estaba vivo . Docentes-investigadores de nuestra Universidad muestran sus trabajos sobre religión y vida pública, bioética, y empresas recuperadas, temáticas sociales de indudable importancia para nuestro país y región y el Dr. Ernesto Calvo da su opinión sobre cómo estimular la enseñanza/aprendizaje de las ciencias y las vocaciones científicas.
 
Y nos vamos cantando bajito.

lunes, 18 de junio de 2012

Es necesario ‘revaluar’ la evaluación de la ciencia.

Lisbeth Fog
SciDev.Net


Tradicionalmente la ciencia se evalúa de acuerdo con la producción científica de los investigadores, es decir, el número de artículos publicados en revistas científicas o las patentes registradas, por ejemplo.

Pero el valor real podría estar en cómo dichos productos o resultados benefician a la sociedad o al ambiente. La velocidad con que el nuevo conocimiento llega a los ciudadanos también importa.

Evaluar el impacto de la ciencia puede sonar simple, pero no lo es. La experiencia en América Latina demuestra que incluso los científicos no están de acuerdo en la manera como se evalúa, y que los países miden su producción científica de diferentes maneras.

¿Qué debe medirse?
Colombia evalúa a su comunidad científica de acuerdo con la información del nuevo conocimiento producido por los grupos de investigación anualmente, lo que se manifiesta en el número de publicaciones, los libros o capítulos de libros escritos, o el software registrados. Esto se hace a través de una aplicación informática desarrollada en Brasil.

En general, los científicos de ambos países están de acuerdo en que esta evaluación provee información útil para caracterizar las tendencias nacionales, pero también coinciden en que el sistema de evaluación es débil. Cada comunidad científica tiene sus propias ideas de cómo mejorar el sistema.

Los investigadores de Brasil sugieren (ver Científicos de Brasil objetan criterios de evaluación) que la publicación en revistas nacionales y la presentación de trabajos en conferencias debería dar más puntaje del que se asigna hoy en día.

Los científicos colombianos (ver Colombia: controversia por medición de grupos de ciencia) no están de acuerdo con dar el mismo puntaje a un artículo publicado en una revista nacional que a uno en una publicación internacional de renombre, como Science o Nature.

Algunos investigadores mexicanos también objetan la manera como su Sistema Nacional de Investigadores, SNI, mide la producción de los individuos. Dicen por ejemplo, que las patentes deben ser medidas no solamente por el número que se registra, sino por la manera como impactan para mejorar la economía nacional. Eso, argumentan, haría que los científicos mexicanos se preocuparan más por proteger los derechos del conocimiento que producen.

Ahora se suma la innovación
El criterio utilizado para evaluar la ciencia se vuelve aun más problemático a medida que las políticas de América Latina dejan de ver a la ciencia y la tecnología como fines en sí mismos, y añaden un nuevo ingrediente a su fórmula, viéndolas como la forma de lograr la innovación, tan necesaria para una sociedad y una economía basadas en el conocimiento.

La innovación no puede medirse simplemente por el número de artículos en las publicaciones científicas. Tampoco el número de patentes registradas puede ser el indicador de la innovación. Y aun si así lo fuera, ¿tendría una patente el mismo puntaje que la publicación de un artículo? Incluso, ¿serían comparables?

Tomemos otro ejemplo: si un grupo de investigación que está buscando soluciones a un problema de la industria firma un contrato de un millón de dólares con ella, ¿se consideraría un indicador de éxito? Y si ese mismo grupo genera una idea que incentive la creación de un spin-off rentable, ¿cómo debe medirse este impacto?

A medida que transcurre éste, que algunos han llamado el siglo de la innovación, los sistemas de evaluación tienen que actualizarse y responder a criterios que reflejen los objetivos de la ciencia, la tecnología y la innovación: generar productos para las economías y los mercados nacionales, crear soluciones prácticas a los retos sociales y agregar valor al conocimiento existente.

Deben además proveer incentivos a los propios científicos nacionales para que desarrollen la innovación. En la mayoría de los países en desarrollo quienes solicitan patentes son más las compañías internacionales que los propios investigadores o innovadores nacionales.

Repensar la evaluación
 Los sistemas de evaluación de ciencia y tecnología, y ahora de innovación, están constantemente siendo evaluados ellos mismos en América Latina.

Una crítica frecuente es que los criterios diseñados para evaluar han sido definidos principalmente por académicos, que no están en las ligas del sector productivo y poco peso le dan al valor del trabajo que producen los grupos que no se dedican a la investigación básica.

Los criterios de evaluación deben ser lo suficientemente flexibles como para diferenciar entre una y otra disciplina, como sucede en México.

¿Y qué decir de aquellas publicaciones dirigidas al ciudadano —y no a la comunidad científica—, a aquellos que participaron en una investigación como pacientes o respondieron a una encuesta, o a los miembros de comunidades afectadas por la contaminación de un río? En general, aquellos ‘productos sociales’ no tienen un puntaje alto, y los científicos no se empeñan en producirlos.

Pero el impacto de una adecuada estrategia de comunicación puede ser mucho mayor que una publicación en una revista científica.

Hace un par de años un epidemiólogo me comentó que a los investigadores se les debería medir por el impacto social que causan sus investigaciones, en muchas ocasiones salvando vidas, y no por sus publicaciones internacionales.

Este punto de vista encaja perfectamente cuando se refiere a investigaciones en salud pública. Pero no sería adecuado para otras disciplinas. Es tiempo entonces de pensar en diferentes tipos de evaluación para diferentes tipos de investigación. Me atrevería a decir, además, que los criterios deberían organizarse por los resultados que persigue —y logra— la investigación, y no por los diferentes campos científicos.

Un buen comienzo sería conformar un grupo consultor interdisciplinario, actualizado, que estimule un debate innovador y amplio.

Lisbeth Fog es consultora regional de SciDev.Net, con base en Colombia.

Fuente:
www.scidev.net

El Concejo Municipal distingue a docente de la UNR

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