Que nadie crea que la largada del Dakar desde el Monumento
deja felices a todos los rosarinos. Esa es, de mínima, la idea que
impulsa a siete organizaciones ecologistas a una movida...
Que nadie crea que la largada del Dakar desde el
Monumento deja felices a todos los rosarinos. Esa es, de mínima, la idea
que impulsa a siete organizaciones ecologistas a una movida
"antirrally". Ayer presentaron un proyecto ante la Cámara de Diputados
provincial para que se declare a Santa Fe "zona libre de Dakar" y en
unos días entregarán un pedido de informes ante la Dirección Provincial
de Anticorrupción y Transparencia, para ver si se cumplió con el estudio
de impacto ambiental que exige el Consejo Federal de Medio Ambiente.
"Nadie pretende boicotear la partida del rally desde Rosario el 5 de
enero próximo", sino dejar en claro que para muchos "no será ningún
honor" y que hay sobradas razones "para que despierte una corriente de
antipatía", explica Sergio Rinaldi, del Taller Ecologista.
Hasta ahora, las voces que más se habían escuchado
sobre la partida del Dakar desde Rosario eran las optimistas: que la
ciudad estará en la tapa de los diarios del mundo, que durante tantas
horas se televisará para mil millones de personas, que dejará tanta
plata, que atraerá al turismo, que moverá el comercio... Pero existe
también, un poco menos visible, una "corriente de antipatía" fundada en
razones diferentes. Al frente se plantaron siete organizaciones, entre
ellas el Taller Ecologista, el Taller de Comunicación Ambiental, Trama
Tierra, Los Verdes y el Cepronat.
"Es muy contradictorio que por un lado Rosario
ostente un plan de movilidad sustentable, con bicisenda, carriles
exclusivos y preponderancia del transporte público, y por otro se
enorgullezca de ser largada del Dakar, una competencia que alienta los
vehículos de gran porte y fuerte consumo de combustible fósil, con la
consiguiente emisión de gases de efecto invernadero", afirma el "verde"
Gonzalo Gorostarzu.
El rechazo también se funda en que el rally causa
graves daños al ecosistema (por ejemplo, destruye zonas de anidación y
cría de fauna autóctona), abre sendas que favorecen la caza furtiva y
destruye sitios arqueológicos y paleontológicos.
Como si fuera poco, la estadística muestra que, por
competencia, se registran dos muertes humanas promedio, recuerda Cecilia
Bianco, del Taller Ecologista. Desde que comenzó, en 1979, el rally ya
produjo 59 víctimas fatales. Con esos antecedentes, la militante está
convencida de que "el Dakar es un negocio que no debería aplaudirse".
Y dentro de la ciudad, además, aumenta dramáticamente los riesgos de atropello de perros y gatos.
Rinaldi aclara que son conscientes de que la movida
no frenará el próximo rally. La batalla hoy es cultural y, a mediano
plazo, apunta a que el Dakar no tenga más a estas tierras como pista.
Una decisión que no por nada hace ya años tomó Europa.
Fuente:
www.lacapital.com.ar
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