| Maarja Kruusmaa es la directora del Centro de Biorobótica en la Universidad de Tallin. Estonia es el segundo páis de la UE con más mujeres investigadoras. / Jelena Pljonkina. | 
Por Manuel Ruiz Rico
“En los últimos diez años, la Comisión Europea ha publicado cuatro informes She Figures
 sobre la situación de la mujer en la ciencia, y debo decir que los 
datos presentados en el último de ellos muestran que estamos lejos de 
lograr la igualdad de género en el ámbito de la investigación. Esto es 
lamentable para las mujeres científicas y malo para Europa”. Así de 
contundente se muestra la anterior comisaria europea de Investigación, 
Innovación y Ciencia, la irlandesa Máire Geoghegan-Quinn, en la 
introducción del informe She Figures 2013, presentado hace unos días, sobre la situación de la mujer en el ámbito científico europeo.
Y no es para menos, porque el documento no arroja datos muy 
positivos: a pesar de que las mujeres representan el 46% quienes 
obtienen un doctorado, sólo el 33% de los investigadores en la UE (en el
 momento del estudio, compuesta aún por 27 Estados) es mujer, una cifra 
que baja a un preocupante 19% si sólo se tiene en cuenta el sector 
privado.
El informe muestra una sorprendente polarización Este-Oeste, a favor 
del Este, en cuanto al porcentaje de posiciones académicas sénior 
ocupadas por mujeres. Los índices más altos en este apartado 
corresponden a Rumanía (36%), Letonia (32%) y Bulgaria (26%). Es más, en
 los diez primeros países de este ranking sólo hay dos escandinavos 
(Finlandia y Suecia, en cuarto y décimo lugar) y dos del sur europeo 
(Portugal e Italia, sexto y noveno). Países como Francia, Alemania o 
Bélgica, al contrario de lo que podría pensarse, ocupan los puestos 11, 
12 y 15 en esta clasificación. España está en el furgón de cola con 
apenas un 17% de plazas sénior ocupadas por mujeres.
Según explica Dora Groo,
 presidenta de la Asociación Húngara de Mujeres en la Ciencia y de 
Gendera hasta junio de 2012  (un proyecto europeo “para cambiar el 
balance de género en las organizaciones dedicadas a la investigación”), 
“este relativamente elevado porcentaje de mujeres en los países del Este
 tiene un origen histórico. Durante el régimen socialista casi todas las
 mujeres trabajaban en nuestros países en todos los campos de trabajo, 
incluida la investigación científica. En las universidades, todas las 
facultades”, prosigue, “estaban abiertas a las mujeres e incluso eran 
favorecidas y un alto número de ellas continuaron sus carreras 
investigadoras”.
“Estos Estados se dotaron una fuerte red para el cuidado de los hijos
 y, de este modo, las mujeres pudieron volver a sus trabajos después de 
algunos meses y continuar sus trabajos. Por tanto, a largo plazo, ellas 
consiguieron avanzar en su carrera, aunque es cierto que siempre con más
 dificultades y más lentamente que los hombres”, explica Groo.
“Con todo”, lamenta, “aunque el porcentaje de mujeres en este caso es
 muy positivo para estos países, cuando analizamos los niveles muy altos
 de investigación y puestos de gestión y decisión, vemos que también en 
los países del Este se encuentran muy pocas mujeres”. 
Leve recuperación en 10 años
En cuanto a las mujeres investigadoras, su número aumenta un 5,1% 
anualmente desde 2002, frente al 3,3% en el caso de los hombres. Y en 
cuanto a las mujeres que obtienen un doctorado, su número se incrementa 
un 3,7% cada año (también desde 2002), frente al 1,6% en el caso de los 
hombres.
Con todo, continúa habiendo datos realmente preocupantes. Según el 
informe de la UE, los ámbitos en el que baja representación de las 
mujeres como profesoras a tiempo completo es más preocupante es la 
ingeniería y el sector tecnológico, donde sólo un 7,9% de los 
investigadores es mujer. En el lado opuesto están las humanidades 
(28,4%).
La científica Anja Bojsen, de Dinamarca, país donde sólo el 15% de 
quienes ostentan una posición académica sénior es mujer, explica estos 
datos así: “Aunque no tengo una buena respuesta para esto, podría ser 
que la imagen de la ingeniería es un poco dura y que haya todavía muy 
pocos roles modelo para las mujeres. Por este motivo, es importante 
poner el foco en las buenas historias y en historias de mujeres con 
éxito en carreras de ingeniería”.
Bojsen, que lidera un grupo de nanotecnología en la Universidad 
Técnica de Dinamarca, está casada y es madre de dos hijos, Signe y 
Sofus. Asegura que no cree que de haber sido un hombre sus logros 
científicos y su reconciliación con la vida familiar hubiera sido más 
fácil. “Por supuesto, no hay forma de saberlo. Creo que siempre es 
difícil, para hombres y mujeres, aunque es cierto que las cosas habrían 
sido no más fáciles pero sí más fluidas. Afortunadamente, tengo la 
suerte de tener un marido que se encarga también de la familia y de 
compartir las responsabilidades de casa”, cuenta.
Sobre las cuotas para mujeres en las instituciones,
 Bojsen no está muy de acuerdo y, en cualquier caso, cree que la 
solución no puede pasar por ahí exclusivamente sino mediante otras 
iniciativas. “Creo que tenemos que inspirar a las mujeres a que sean más
 emprendedoras, a que soliciten fondos, subvenciones, ayudas 
científicas. Si te sientes como parte de una minoría, necesitas más 
apoyo. Y eso es lo que sucede aquí. Por eso creo que es realmente una 
buena idea que hubiera fondos destinados para mujeres especialmente en 
campos donde nuestra presencia sea menor, como en las ingenierías. Esto 
sucede en Dinamarca, donde existe un programa a tal efecto, llamado YDUN”.
Esta iniciativa va encaminada a fomentar el espíritu emprendedor de 
las mujeres, una vía que ha sido precisamente destacada por la ganadora 
este año del premio para Mujeres Investigadoras de la UE, la científica 
alemana Saskia Biskup.
 “Me parece que poner en marcha tu propio proyecto o compañía podría ser
 la mejor opción. La libertad que tienes, en este sentid,o debería darte
 mejores opciones no sólo para conciliar tu vida profesional con tu 
familia sino también para tu propia carrera investigadora”, señaló tras 
la entrega del premio.
“Yo no tengo hijos pero entre las finalistas para este premio había 
una científica que tenía cuatro hijos y otra con tres. Creo que no hay 
duda de que es más difícil para la mujer pero también que es posible 
organizarte tú misma”, aseguró Biskup, cofundadora de CeGaTGmbH, una 
empresa de biotecnología alemana sobre test de diagnóstico para 
enfermedades genéticas. 
Hacia el horizonte 2020
La Comisión Europea ha lanzado este año su ambicioso programa 
científico Horizonte 2020, el mejor dotado de la historia de la UE y 
que, según fuentes de la Dirección General de Investigación e 
Innovación, “contempla importantes medidas para equilibrar el desajuste 
de género en el ámbito científico europeo, como introducir la variable 
del género en cada una de las fases del ciclo de investigación e 
innovación: balance de género en los equipos de investigación y en los 
procesos de toma de decisiones, como grupos de expertos o paneles”.
“Los datos obtenidos hasta ahora”, aseguran las fuentes, “muestran 
que no hay evidencia de una reducción espontánea de la desigualdad de 
género, de manera que todas estas iniciativas son necesarias para que se
 progrese en esta materia. Con adecuadas medidas como éstas y otras que 
se tomen, los progresos llegarán”. 
España, el país en el que más aumentan las investigadoras en el sector público
A
 pesar de que España está en el furgón de cola en las cifras generales 
(17% de científicas), el informe no la deja en mala posición. Entre 
otras cosas, es el país de la UE con un mayor incremento (12% anual) en 
el número de mujeres investigadoras del sector público (la media europea
 es del 4,3% y dos países como Dinamarca y Suecia, en el furgón de cola,
 registran un -6%).
El estudio detecta que el 57% de las mujeres investigadoras pertenecen al ámbito de las ciencias médicas y que España es uno de los cuatro países de la UE (junto a Dinamarca, Luxemburgo y Malta) en el que el número de científicas en agricultura, ya bajo de por sí, desciende desde 2002.
Por último, el informe alaba que en España, junto a Portugal y Dinamarca, los comités científicos o investigadores nacionales están compuestos en una tercera parte o más por mujeres (sólo Suecia, Noruega y Finlandia tienen una cuota obligatoria del 40% en estos casos) y que el llamado índice de disparidad (dissimilarity index) en el ámbito de la educación universitaria encuentra el mejor registro de toda la UE en España (0,03), frente a Reino Unido (0,25), Finlandia (0,42) y Polonia (0,86), que ocupan el furgón de cola (el valor 1 sería el máximo en este índice e indicaría que todas las plazas están ocupadas por hombres; el 0 sería la igualdad plena).
Fuente:
https://www.readability.com/articles/xmjqvqlw
El estudio detecta que el 57% de las mujeres investigadoras pertenecen al ámbito de las ciencias médicas y que España es uno de los cuatro países de la UE (junto a Dinamarca, Luxemburgo y Malta) en el que el número de científicas en agricultura, ya bajo de por sí, desciende desde 2002.
Por último, el informe alaba que en España, junto a Portugal y Dinamarca, los comités científicos o investigadores nacionales están compuestos en una tercera parte o más por mujeres (sólo Suecia, Noruega y Finlandia tienen una cuota obligatoria del 40% en estos casos) y que el llamado índice de disparidad (dissimilarity index) en el ámbito de la educación universitaria encuentra el mejor registro de toda la UE en España (0,03), frente a Reino Unido (0,25), Finlandia (0,42) y Polonia (0,86), que ocupan el furgón de cola (el valor 1 sería el máximo en este índice e indicaría que todas las plazas están ocupadas por hombres; el 0 sería la igualdad plena).
Fuente:
https://www.readability.com/articles/xmjqvqlw
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