Federico Miyara, uno de los integrantes del Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental, comenta el logro.
El sonómetro está instalado en el CC Fontanarrosa (Foto: GEII).
|
Por Claudio Pairoba
Consultado por ESPACIO SeCyT, el Ing. Miyara, miembro del Consejo Asesor del Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental (GEII), destacó la labor del grupo para concretar un proyecto de larga data. El GEII depende de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura (Universidad Nacional de Rosario) y sus integrantes desempeñan sus tareas en la citada unidad académica.
“Mi agradecimiento público a Cristián Antiba que desde el GEII dirigió el grupo de adscriptos que hicieron realidad un sueño de muchos años, el disponer en un espacio público de Rosario de un sonómetro digital gigante, de manera que los rosarinos podrán "pasar de la teoría a la práctica" y relacionar esa palabrita tan vapuleada como mal entendida, "decibel", con lo que se percibe auditivamente” destacó el docente-investigador de la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura.
¿Dónde está ubicado el sonómetro?
El sonómetro está instalado en la fachada del Centro Cultural "Roberto Fontanarrosa"
(CCRF). Hasta donde sabemos, es el primero en el país, con excepción
del que hay en el MALBA de Buenos Aires, que más que un sonómetro es un
vúmetro, ya que sólo marca con una barra de luces, sin ninguna cifra. El
que se instaló en el CCRF tiene un indicador numérico legible desde 80 m
y sus dígitos cambian de color según el grado de riesgo que implica
cada nivel. Los niveles inocuos se muestran en verde, los de precaución
en amarillo y los que a largo plazo provocan daño auditivo, en rojo.
¿Quiénes más participaron del proyecto?
Debo agradecer a Reinaldo Welti, quien dirige el GEII, a Nora Pouey,
que fue siempre fuerza inspiradora y de contención ante las
dificultades, a Rafael Ielpi, director del Centro Cultural, que acogió
la idea de instalarlo allí, a Graciela Miraglia, también del CCRF, a
Daniela Mastrangelo y Bibiana Navarro de la Municipalidad y, por
supuesto a los adscriptos (alumnos de Ingeniería Electrónica) que
intervinieron en diferentes etapas del proyecto: Darío De Caneva,
Nicolás Carbone, Juan Ignacio Cornet, Juan Pablo Curuchet, Franco Di
Rosa, Luca Liendo, Andrés Pedro Miyara, Agustín Oyola, Emanuel San
Martín. Antes de su instalación definitiva se pudo apreciar en el hall
de Pellegrini, luego en el estacionamiento del polo científico del
Centro Universitario Rosario, donde se encuentra el GEII, y en el hall
del CCRF durante la realización de la Semana del Sonido.
¿Fuentes de financiamiento para concretar el proyecto?
Esto es difícil de responder con la respuesta convencional que se
esperaría. Se usó dinero de subsidios de proyectos de investigación PID,
de esos que llegan 2 años después de ejecutado el proyecto. Me refiero a
proyectos que si bien están vinculados porque tienen que ver con
cuestiones acústicas (por estar involucrados grupos que se dedican a la
acústica y el ruido), en realidad se trata de otros proyectos
diferentes. También hubo algunas donaciones y dinero propio de
integrantes del equipo. En algunos casos es dinero ahorrado, por ejemplo
a algunas actividades de investigación de campo se les asignan viáticos
que en su momento los investigadores donaron a un fondo común para
afrontar situaciones como ésta, en las que la oportunidad no da para
esperar una convocatoria en la cual encuadre lo que uno quiere lograr.
Después estuvo el trabajo ad honorem de los adscriptos, que si bien es
el subproducto de una actividad extracurricular de aprendizaje, no deja
de ser un aporte en fuerza laboral.
¿Hasta cuándo estará instalado en el CCRF?
En forma permanente. La idea es que quede allí. Se eligió la ubicación
por ser un lugar muy concurrido y donde se dan además multitud de
eventos culturales, sociales, cívicas y políticas, con diversidad de
paisajes sonoros. El otro día, por ejemplo, en la marcha "Ni una menos"
se estrenó en una manifestación popular muy sentida, donde por la gran
aglomeración de personas presentes en la convocatoria se pudo apreciar
que los niveles eran entre 10 y 15 decibeles superiores a los de un día
cualquiera, y cuando en dos o tres oportunidades sonaron bombas de
estruendo, la marca trepó momentáneamente por encima de los 90 dBA
Está la idea de diseñar e implementar otras versiones más pequeñas para ubicar en lugares interiores con acceso de público (Facultades, distritos de la Municipalidad, estaciones) e inclusive el GEII presentó un proyecto Innovar para darle continuidad al proyecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario