domingo, 5 de abril de 2020

Ciencia y arte: de falsificadores, falsificaciones y cómo se detectan

Tercero por detrás del tráfico de armas y drogas, el tráfico de bienes culturales mueve millones de dólares. Criminales y expertos se han enfrentado a lo largo de los años con la ciencia como arma para desbaratar el engaño.

Pollock, Klimt (La dama de oro)  y Modigliani. Tres pintores cuyas obras han vivido sus propias aventuras.

Por Claudio Pairoba*

“Si no hubiera un mercado del arte no existirían los falsificadores” dice la pintora Edith Sommer en el documental “F por falso” producido y conducido por Orson Welles en 1976 acerca de la falsificación de obras de arte. Y muchas de esas falsificaciones son tan buenas que han puesto en jaque a los expertos que, en numerosos casos, no han sabido detectarlas. Vaya como ejemplo la triste experiencia del pequeño museo francés dedicado a la obra de Étienne Terrus, donde debieron admitir que la mitad de las obras disponibles no eran originales. O las declaraciones del famoso falsificador Elmyr de Hory expresando con mal disimulado orgullo que muchas de sus pinturas adornaban las paredes de grandes museos y coleccionistas privados. Elmyr no firmabas estas obras, evitando de esa manera problemas legales.

El siglo XX fue escenario de innumerables historias sobre falsificación y tráfico de obras de arte. Galerías, museos y subastas son los espacios habituales donde se mueven expertos, coleccionistas y marchantes, actores de esta trama que involucra, además de un verdadero interés por el arte, la codicia desmedida y, en algunos casos, una creatividad inusual. Como el caso de Pei-Shen Qiang, el pintor chino residente en los EE.UU. que pintó Pollocks iniciando una estafa millonaria en dólares.

Otro tema es el robo de pinturas valiosas, actividad que tuvo en la apropiación ilegal durante el régimen nazi uno de sus ejemplos más emblemáticos. Numerosas películas han reflejado este despojo, en el cual los jerarcas robaban pinturas y otras obras de arte para enviarlas al museo del Führer en Linz, Austria. “El tren” (1965) y “Operación monumento” (2014) cuentan las aventuras de un grupo de soldados tratando de recuperar obras de arte robadas por los soldados del régimen. Un enfoque diferente del tema puede verse en “La dama de oro” (2015). El film relata la demanda de Maria Altmann contra la República de Austria para recuperar la pintura perteneciente a su familia, que da nombre a la película y fuera sustraída por los alemanes para llevarla a ese país.

Ciencia para descubrir falsificaciones
La falsificación puede referirse a una copia de una obra conocida o bien a la creación de una “nueva obra” atribuida a un pintor. Un “descubrimiento” de un período del artista, desconocido hasta el momento. Ejemplos de falsificadores que “descubrieron” nuevas obras o períodos son Han Van Meegeren y el ya mencionado Elmyr de Hory, dos personajes con el don de imitar a la perfección el estilo de determinados pintores: Vermeer el primero y Picasso y Modigliani el segundo.

Los expertos que se dedican a determinar la autoría de una pintura cuentan en la actualidad con distintas herramientas para llevar adelante su cometido. La actividad de dictaminar si un cuadro es verdadero o falso ha dado origen a empresas como la de Thiago Piwowarczyk y Jeffrey Taylor. Ambos investigadores crearon en 2015 New York Art Forensics, dedicada a determinar la autenticidad de obras de arte así como a la cotización de las mismas. Entre los métodos y técnicas que estos expertos utilizan normalmente se incluyen:

1. Trazabilidad
Se refiere a determinar la cadena de propietarios de la obra de arte. 

2. Presencia en catálogos
Es sospechoso si la obra en cuestión no aparece en ningún catálogo o publicación sobre el tema.

3. Análisis visual
En esta instancia se busca detectar técnicas o materiales anacrónicos. Algunos lo denominan análisis de Morelli, en honor del físico italiano quien podía a simple vista detectar colores o técnicas fuera de época, o bien detalles estilísticos que no cuadraban con el autor. “Es difícil probar que algo es. Pero es más fácil probar que algo está fuera de lugar” expresa Piwowarczyk en esta etapa del análisis.

El análisis visual incluye la detección de elementos anormales en la pintura: ganchos para sujetar el lienzo, los cuales no existían en la época del autor, envejecimiento artificial utilizando té, embebido con nicotina para falsear exposición al tabaco a lo largo del tiempo o ausencia de desflecado regular en los bordes del lienzo entre otros elementos.

4. Fotografía (infrarroja y con rayos X) y análisis ultravioleta (UV)
La fotografía infrarroja permite examinar las imágenes buscando dibujos, bocetos u otras pinturas debajo de la pintura visible. Así se detectan el “pentimento” (arrepentimiento) indicativo del cambio de idea del pintor al dibujar previo a la pintura, o alguna pintura cubierta que puede no corresponder al período de la pintura visible.

La fotografía con rayos X permite detectar zonas de la pintura que han sido reparadas o cambiadas, firmas que han sido agregadas, o elementos como el plomo, característico en pigmentos de determinada época.

El análisis ultravioleta, por su parte, pone en evidencia partes originales de la pintura así como retoques. Si la pintura no tiene ninguna restauración y fue hecha en su totalidad al mismo tiempo puede ser indicativo de falsificación. La luz UV puede incluso llegar a detectar parches burdos para tapar un corte en el lienzo, indicativo de una conservación no acorde a los estándares esperados. 

5. Análisis de espectroscopia de fluorescencia
Permite detectar elementos presentes en los pigmentos de la pintura. Si, por ejemplo, se detecta titanio, dependiendo del autor, sería aceptable o indicativo de falsificación en base a su uso o no al momento de realizar la pintura.

6. Microscopía
Raspando cuidadosamente superficies mínimas de la pintura se pueden extraer pigmentos y fijadores. Poniendo estos polvillos extraídos bajo un microscopio y aplicando láser se puede conocer la estructura química de las sustancias presentes. En caso de detectar determinado tipo de material (acrílico, yeso) que no existía cuando se pintó el cuadro, sería indicativo de falsificación.

7. Determinación de 14C
El contenido del isótopo radioactivo carbono 14, permite determinar la edad de distintas sustancias utilizadas como aglutinante para los pigmentos utilizados en la pintura (sangre, orina, miel, aceite de linaza, cola, etc.).

8. Dendrocronología
Posibilita detectar la edad de la madera en base al número de anillos de la superficie utilizada para pintar. Este fue el soporte tradicional hasta el siglo XVII, utilizado por maestros como Rafael y Giotto.

En resumen, los investigadores disponen de un abanico de herramientas para hacer que la falsificación, que en algunos casos se convierte en un verdadero arte en sí mismo, no resulte una actividad tan sencilla de concretar.

*Bioquímico, farmacéutico y doctorado por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.

Referencias
El tráfico de bienes culturales es el tercer delito luego del tráfico de armas y drogas

Estafas millonarias. Historias de cuadros robados y obras falsificadas

Arte falso por 80 millones de dólares

10 películas que sólo los amantes del arte podrán entender

El falsificador que vendía ‘vermeers’ falsos a los nazis

Arte y falsificaciones: anécdotas y disquisiciones sobre lo verdadero

New York Art Forensics

Expertos revelan cómo detectar una obra de arte falsa

Pruebas Científicas utilizadas en Investigación de Arte

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