miércoles, 20 de diciembre de 2017

¿Si no soy nativo digital, entonces qué soy? ¿análogo o ciudadano digital?


La diferencia entre un análogo digital (personas cuya crianza, educación y desarrollo profesional no han estado ligadas con las TIC), un nativo digital y un ciudadano digital es cuánto de ese tiempo de experiencia digital ha estado relacionado con la resolución de problemas o el logro de objetivos.


Por Alida R. Labarca*

Mucho se ha hablado sobre los nativos digitales, y en diversas ocasiones he tenido ocasión de participar de esa conversación. Dicen que fue Marc Prensky quien acuñó el término en 2001, y otros lo han continuado desarrollando posteriormente para acabar definiendo a una generación que ha nacido y se ha desarrollado en tiempos de Internet, que cuida su identidad digital, y que adopta una actitud diferente ante las cosas (comparten diferente, crean diferente, comunican diferente, coordinan diferente, aprenden diferente…).

En alguna oportunidad he comentado y hasta lo he reseñado en alguno de mis escritos para las “tareas”, que yo nací en una época en la que en mi país natal, Venezuela, apenas se escuchaba la radio y en la casa de los más privilegiados había un televisor. Ciertamente, quienes nacimos antes de la década de los ´80, somos diferentes. Crecimos en la era de la radio, de televisión en blanco y negro, sin ordenadores personales ni Internet, música en cintas de cassette y fotografía en papel.

Los que nacieron en 1985, tienen a su alcance ordenadores conectados a Internet desde mucho antes de que tengan uso de razón, filman videos con su teléfono móvil y los publican en YouTube con sólo pulsar un botón. Usan más el SMS que la llamada telefónica, y les resulta más obvio el chat que el mail, que ya ven como algo superado. Ciertamente, somos diferentes. Yo tenía 22 años cuando IBM lanzó su primer computador personal (PC, por sus siglas en inglés), en 1981, aunque no vi el primero hasta que ya había obtenido mi primer título universitario, y el primer contacto directo lo tuve a punto de jubilarme.

Pero últimamente hay quien está asociando el hecho de haber nacido en un momento determinado como sinónimo de mayor o menor incorporación a la sociedad digital. Como si por el mero hecho de haber nacido en 1987 deba tener una mayor capacidad de compartir la información o una mejor comprensión del significado moderno de identidad o participación que alguien nacido en 1960. Y en eso no puedo estar de acuerdo.

Como ha comentado Genis Roca, a raíz de una reflexión de Ricard Ruiz de Querol (Cavallo, 2015), “creo que toda clasificación humana sobre el hecho digital basada en el año de nacimiento contiene un error de base”. Él no cree que la edad sea una buena referencia. Propone una alternativa: tomar en consideración el tiempo que se ha estado expuesto al fenómeno, es decir, el tiempo (horas acumuladas) que se ha dedicado al hecho digital (manejo de ordenadores, trabajo en Internet, fotografía y video digital, telefonía móvil, entre otros.). “Y aún un matiz adicional: cuánto de ese tiempo de experiencia digital ha estado relacionado con la resolución de problemas o el logro de objetivos”.

Dicho de otra manera, conozco personas de 20 años o menos que, aún teniendo acceso a las tecnologías digitales, considero que no pertenecen a esa generación de la que hablamos. En cambio, conozco otros que como yo, a pesar de estar en los ´50 o más allá, están plenamente inmersos en ese proceso. Y creo que lo que lo que marca la diferencia no es la fecha de nacimiento, sino la actitud y el nivel de uso de lo digital para la resolución de problemas. Por supuesto que hay nativos digitales, pero eso no implica que sean ciudadanos digitales.

Por razones de trabajo, con bastante frecuencia, me invitan a dictar talleres o dar charlas relacionadas con mi labor docente o con alguna de mis actividades como ambientalista, he podido comprobar la afirmación publicada por el experto digital Luis Carlos Díaz en su cuenta de twitter: @luiscarlos “Hoy volví a comprobar que los nativos digitales no existen”. Aunque los participantes disponen en su mayoría de acceso a internet, bien sea en su casa, en el trabajo o un teléfono inteligente y, la mayoría tiene por lo menos un perfil en alguna red social; utilizan la tecnología solo para pasar el tiempo en las redes sociales y/o juegos en línea. Cabe destacar que, la población de nativos digitales no es del todo homogénea, si bien éstos conocen y hacen uso de la tecnología, no todos presentan el mismo nivel de conocimiento, habilidades o competencias tecnológicas. Muchos de ellos no conocen la forma de utilizar sus habilidades tecnológicas para otras actividades como su educación, opciones de trabajo o participación social.

Nativo digital, es un término acuñado por Marc Prensky en 2001. Se refiere a las personas, rodeadas desde temprana edad por las nuevas tecnologías: computadoras, videojuegos, cámaras de video, celulares y los medios de comunicación; situación que las lleva a desarrollar maneras de pensar y de entender el mundo de una manera distinta a las de generaciones anteriores. Por oposición, se define a la persona nacida y educada antes del auge de las nuevas tecnologías y que ha desarrollado habilidades respecto a las mismas en la adultez, como inmigrante digital.

Pero, considero que, clasificar al usuario de tecnologías de información y comunicación solo por la variable generacional no es del todo acertado, ya que en realidad no es el elemento fundamental para determinar las prácticas digitales que desarrolla una persona. En este punto coincido con Rocas, quien propone otra forma de categorizar a quienes manejan las tecnologías de información y comunicación (TIC), a partir del tiempo invertido en ellas y sus usos específicos, como ya lo mencioné en un párrafo anterior.

Debemos aprender a sacar provecho de las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías para ser mejores ciudadanos: un nuevo entorno para nuestros intercambios y conversaciones, sin límites de tiempo ni localidad geográfica, y en el que no solo puedo escuchar sino también participar activamente. Las redes son formidables herramientas para construir y ejercer la ciudadanía y, gracias a las TIC, es posible comunicarnos unos con otros, todos con todos pero, lamentablemente, esto aún no está ocurriendo en la dimensión requerida; por ende, el contenido que aportamos a las conversaciones es la clave.

Ser ciudadano digital implica la generación de una cultura participativa que trascienda el espacio privado y nos permita actuar e incidir en las políticas públicas locales y globales y ser parte de proyectos de transformación y mejora en la calidad de vida. Se trata del ejercicio de valores de convivencia pacífica, tolerancia a las diferencias, solidaridad, cooperación, sana competencia, participación, entre otros que hacen viva y viable la existencia en comunidad.

 Pienso que lo que define a una persona como “digital”, es su actitud y “el nivel de uso de la tecnología de la información para la resolución de problemas específicos de su entorno” (Portillo, 2008). Según la mencionada autora, las diferencias dentro de la generación digital son tan importantes como las diferencias entre generaciones y más allá de discutir el termino de nativo, inmigrante o análogo digital (personas cuya crianza, educación y desarrollo profesional no han estado ligadas con las TIC). Entonces, me parece interesante discernir sobre cuáles son los niveles de conocimiento, habilidades y competencias que debemos tener los ciudadanos del siglo XXI para ser considerados ciudadanos digitales.

A continuación las características más resaltantes que definen a una persona como ciudadano digital:
1. Es tolerante y respeta el espacio digital de los demás.
 2. Colaborador: además de chatear y compartir fotos, comparte con la comunidad; ejercer el activismo político-social a través de la participación activa en las redes sociales.
3. Difunde conocimiento y lo comparte y promueve el dialogo en el área en la cual es experto.

 

Foro Iberoamericano de Ingeniería y Sociedad Digital

Avilés y Oviedo, Asturias, España
23, 24 y 25 de abril de 2018
Desde la Organización de Estados Iberoamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura queremos promover una nueva Cátedra CTS+I con la denominación de "Ingeniería y Sociedad Digital" y con una cobertura iberoamericana. Queremos que sea un espacio colaborativo en la que se una el trabajo de incorporación del enfoque CTS en los estudios de ingeniería, la necesidad de formación de técnicos adecuadamente formados en estas nuevas profesiones que demanda la industria 4.0, la necesidad de actuar para que a las inequidades actuales no se le añada la inequidad tecnológica en la tercera edad y, finalmente, la de ofrecer espacios y materiales formativos para que los niños y jóvenes tengan una educación en ciudadanía digital.

* Profesora titular adscrita al Departamento de Investigación Producción y Posgrado del Instituto Universitario Politécnico Santiago Mariño. Maracaibo, estado Zulia, Venezuela IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica. 


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