domingo, 3 de noviembre de 2019

Grau: probióticos y enfermedades neurodegenerativas

El docente-investigador profundiza acerca del uso de un probiótico con características particulares en Alzheimer y Parkinson y los sorprendentes resultados obtenidos.  



Roberto Grau es docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (FBIOyF) de la UNR e investigador del CONICET. Director de la recientemente creada Especialización en Ciencias Ambientales, Grau desarrolla una intensa actividad de investigación, aplicación y difusión de los trabajos de su equipo. Por citar solo algunos trabajos de los últimos dos años, publicaron en la revista Nature Communications y Microbial Cell sobre los efectos anti-envejecimiento de los probióticos con los cuales trabajan con la notable característica de que todos los autores son hispanoparlantes; en la revista Molecular Microbiology sobre las propiedades de esos mismos probióticos de impedir las infecciones bacterianas. Ya en el transcurso del año en curso publicaron tres trabajos, en el Journal of Inorganic and Organometallic Polymers and Materials (enero 2019), Journal of Bacteriology (artículo seleccionado como de especial interés de ese número de la revista, febrero de 2019), y en el Applied and Environmental Microbiology (también seleccionado como artículo de interés del mes y como tapa de la revista, Mayo 2019). El investigador también participa de numerosas charlas y disertaciones sobre los beneficios de los probióticos como ser en el evento Pecha Kucha Konex en CABA y de la Asociación de Lucha Contra el Mal de Alzheimer (ALMA) en Rosario sobre la prevención y tratamiento del Alzheimer y Parkinson con probióticos.

¿Cuáles son los temas que abordan en el laboratorio?
En el laboratorio hace muchos años venimos trabajando con una bacteria beneficiosa, llamada Bacillus subtilis, la cual cae dentro de las bacterias probióticas o sea que benefician la salud. Su característica es que como forma esporas, células altamente resistentes, es muy estable. Esto es una diferencia con los probióticos lácticos tradicionales como los que podemos encontrar en un yogur de los denominados probióticos. Por esa razón, puede incorporarse en forma de esporas a una amplia gama de comidas y alimentos. Por ejemplo, a una galletita porque resiste el horneado, a un agua saborizada o a la yerba mate. Cuando ingerís la espora, la misma sobrevive el tránsito por el estómago y termina en el intestino donde germina y comienza a producir su efecto beneficioso.

¿Cuánto hace que se conocen los efectos de esta bacteria?
Los beneficios de esta bacteria se conocen desde hace mucho tiempo, cientos de años, en Japón. Los japoneses les atribuyen a esta bacteria ser una de las causas de su buena salud y longevidad. Cuando comenzamos a trabajar con este bacteria viendo sus efectos en humanos dijimos qué otra propiedad podemos analizar, aparte de estudiar las características tradicionales de los probióticos lácticos o sea la estimulación de la inmunidad innata. Ahí recordamos lo que alegan los japoneses, algo que yo había escuchado por primera vez hablando con un postdoc japonés (Akira Nakamura) con el que trabajé en EE.UU. en los ´90 y del cual soy actualmente un muy buen amigo.

¿Cuál fue la pregunta inicial para comenzar a investigar?
El consumo de un probiótico en un individuo sano, ¿le da un plus a su salud? También queríamos ver si el probiótico podía alargar la expectativa de vida. Así formamos un equipo de biológos moleculares, genetistas, bioquímicos y licenciados en biotecnología, todos de la UNR, para estudiar en un modelo animal. La respuesta fue “Sí”. Comprobamos por distintas técnicas que el probiótico colonizando el intestino del animal podía extender la vida del mismo de manera significativa y saludable. Esto se publicó en Nature Communications y fue un trabajo muy difundido ya que toca el tema de la longevidad. No solo aumentarla si no hacerlo con salud.

Luego de esta publicación continuamos estudiando el envejecimiento y sus enfermedades relacionadas, particularmente las neurodegenerativas y dentro de ellas Parkinson y Alzheimer. Justamente con estos resultados ahora estamos escribiendo dos artículos cuyos resultados han sido parcialmente presentados en congresos internacionales.

¿Cómo estudian el impacto sobre este tipo de enfermedades?
Cuando comenzamos a estudiar animales transgénicos que expresan algunas proteínas de estas enfermedades (por ejemplo sobreexpresan la proteína alfa sinucleína asociada a Parkinson o el péptido β amiloide asociado a Alzheimer), encontramos que el probiótico previene estas enfermedades. Si la enfermedad se ha gatillado la hace más lenta y menos agresiva. El probiótico mejora la supervivencia de las neuronas y de esa manera protege contra la enfermedad. Esto lo presenté en marzo de 2018 en el Congreso Internacional de Alzheimer, Parkinson y otras demencias realizado en Turin, con resultados enfocados en Parkinson.

En octubre del 2018 hubo una jornada abierta al público y organizada por la Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer (ALMA). Allí presentamos los resultados del probiótico para prevenir en el modelo animal el desarrollo del Alzheimer.

Resumiendo, en el 2018 publicamos resultados con la propiedad pro longevidad del probiótico para un envejecimiento saludable y ahora estamos escribiendo dos artículos con los resultados sobre prevención y tratamiento de Alzheimer y Parkinson en un modelo animal.

¿Cómo correlacionamos los resultados con el animal al humano?
Hay una distancia muy grande, pero te puedo asegurar que en el modelo animal previene la enfermedad. Es decir, un animal transgénico que sobreexpresa el péptido amiloide o la alfa sinucleina, si ese animal tiene en su intestino el probiótico Bacillus subtilis la enfermedad no se gatilla. Es como si ese animal “estuviese vacunado o totalmente protegido” contra ambas enfermedades y vive como un individuo normal.

Ahora, en ese animal este bacilo es flora única. En un ser humano tenemos entre 500 y 800 especies de distintas bacterias, o sea que el probiótico pasa a ser uno de muchos. Pero con que uno pueda trasladar un cierto porcentaje de los beneficios que hay en un animal al ser humano, eso ya es un gran avance. Volviendo a la posibilidad de incorporar este probiótico en distintos alimentos y bebidas, facilita que sea accesible a prácticamente toda la población. No hace falta que tengas el dinero para comprar un yogur probiótico o una heladera para mantener el probiótico vivo. Lo podés tener en una cartera, en un frasco gotero o consumirlo de distintas maneras sencillas. De esa manera obtenés un porcentaje, que dependerá de cada persona, de los beneficios que brinda el probiótico.

Volviendo a los japoneses, ¿cómo participa este probiótico en su dieta?
Ellos tienen un alimento milenario llamado natto, formado por porotos de soja fermentados por Bacillus subtilis. Ellos le atribuyen a este alimento ser responsable de la longevidad y salud de la población. Nosotros ahora, trabajando con la bacteria aislada y en un modelo animal, podemos decir que efectivamente esa bacteria tiene un efecto beneficioso sobre la longevidad y la salud del consumidor.

¿Estamos lejos de tener un alimento con este probiótico incorporado disponible comercialmente?
Estamos cerca. Además de las actividades de investigación, gracias a que el CONICET inauguró la política de vinculación entre sus investigadores y el sector industrial/productivo mediante un programa llamado empresas de base tecnológica. Esto le permite al investigador participar en las actividades de una empresa. Dentro de ese marco, estamos tratando de fomentar en distintas empresas que incorporen este probiótico a algún alimento para que esté disponible para el público. Lo venimos haciendo hace dos años y ya hay dos empresas rosarinas muy interesadas en el tema. Espero que en muy breve tiempo puedan sacar al mercado un agua y/o una galletita con el probiótico.

¿Hay estudios sobre los efectos del probiótico en humanos con salud deteriorada?
Tenemos algunos datos que todavía no hemos publicado. Este probiótico ya está aprobado como suplemento dietario por el ANMAT. En el evento de ALMA repartimos gratuitamente a los asistentes el probiótico en frascos goteros. Mucha gente vuelve y nos pide, junto a gente nueva, que le sigamos dando más. Nos manifiestan que se les fue la acidez, la flatulencia, los episodios de alergia, no se resfrían, duermen mejor, y otros efectos positivos distintos. Estos son testimonios individuales que no podés sistematizar. Hay un instituto muy reconocido de dietética y nutrición de Rosario, que ha comenzado a realizar un estudio del efecto del probiótico Bacillus subtilis en pacientes diabéticos que no responden a la medicación. Es decir, pacientes “condenados” a una deficiencia pancreática en una cierta cantidad de tiempo. Estos pacientes consumen el probiótico y este instituto está llevando a cabo los estudios de medición de insulina, glicemia, y seguimiento de los pacientes, todos ellos con niveles de insulina muy altos. En estos pacientes, ya a partir de los dos meses, el probiótico les está produciendo un efecto beneficioso, los primeros resultados indican que los niveles de insulina están bajando un 30 %. Estos estudios comenzaron hace muy poco y tendremos más resultados en 2-3 meses.


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