lunes, 8 de octubre de 2012

Geekonomía: nuevos escenarios derivados de la revolución digital.

La revolución digital está cambiando las formas en que interaccionamos. La ciencia no se queda afuera.


Hugo Pardo Kuklinski, doctor en Comunicación de la Universidad de Barcelona ha escrito un libro sobre las nuevas interacciones en la era de la revolución digital. Este material está disponible para ser descargado desde la Internet.


El capítulo 2 de dicho libro trata el tema del libre acceso a la comunicación científica. El escenario tradicional de las editoriales que detentan el control de los trabajos científicos publicados se enfrenta al nuevo escenario de las revistas de libre acceso. Intereses económicos, prestigio científico y prepuestos gubernamentales se ven indudablemente afectados por la nueva alternativa, surgida como consecuencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Incluyo una charla sobre el tema a cargo del autor.

http://www.youtube.com/watch?v=qLQYf7u3uHM








El pensamiento infantil es científico.

SINC - Los niños piensan de forma muy similar a la que se emplea en la ciencia. Investigadores de la Universidad de California explican que las hipótesis, las inferencias causales y el aprendizaje a partir de la estadística y de la observación son algunos de los métodos usados por los más pequeños y que los convierten en “pequeños científicos”.













La comprensión de las relaciones causales al observar el entorno y la capacidad de establecer preferencias a partir de unos patrones estadísticos son algunas de las características de los niños que los convierten en pequeños investigadores. Ahora, una investigadora de la Universidad de California en Berkeley se ha adentrado en el aprendizaje de los más pequeños con un estudio que publica la revista Science y que puede ayudar a mejorar la enseñanza de las disciplinas científicas.

Hace 30 años, pensadores como Jean Piaget –pionero de la teoría del desarrollo cognitivo– defendieron que los niños pensaban de manera opuesta al método científico. Él los describía como “irracionales, ilógicos y limitados al aquí y al ahora”, adjetivos que fueron base de inspiración para algunos modelos educativos y políticos de una época en la que, por encima de todo, las técnicas de enseñanza se centraban en el profesor.
Sin embargo, esta nueva investigación refuta las ideas de Piaget y relata un experimento curioso: dos niños menores de dos años ven a una persona ‘A’ que coge ranas de una caja llena de ranas, o bien ranas de una caja en la que solo hay patos. ‘A’ se marcha y otra persona ‘B’ da a los niños dos cajas, la primera con ranas y la segunda con patos. Cuando ‘A’ vuelve y extiende la mano, los niños pueden darle tanto una rana como un pato.

La sorpresa de la científica fue que cuando la persona ‘A’ había cogido ranas de la caja llena de patos, los niños le daban una rana porque intuían que prefería las ranas; en cambio, cuando había cogido una rana de la caja llena de ranas, le daban indistintamente un animal o el otro porque intuían que su elección había sido al azar. Este tipo de respuestas “demuestran que los niños menores de dos años tienen preferencia por patrones estadísticos”, recoge el estudio.

En la última década algunas líneas de investigación han propuesto demostrar que los pequeños adquieren conocimiento mediante procesos similares a la inducción característica de la ciencia: analizan patrones estadísticos, hacen experimentos y asimilan conocimientos mediante la observación de lo que hacen los demás.

El uso de los métodos probabilísticos para conocer el entorno es muestra de la vertiente científica infantil. Las personas adultas, especialmente los científicos, son capaces de saber que hay muchas hipótesis compatibles con la evidencia y que, además, algunas tienen mayor probabilidad de ser acertadas que otras.

El trabajo explica cómo utilizando la técnica del ‘tiempo de observación’, un grupo de científicos situó a dos niños ante dos cajas, una llena de bolas rojas de pimpón y otra con bolas blancas. Cuando alguien extraía bolas rojas de la caja donde la mayoría de ellas eran blancas, los niños miraban durante más tiempo que cuando cogía muchas bolas rojas de una caja llena de bolas rojas. “Los niños menores de dos años infieren un estado mental subyacente –una preferencia– a partir de un patrón estadístico”, explica el estudio.

Conocer observando a los demás
Otra faceta del comportamiento científico de los niños es la que les permite “aprender extrayendo conclusiones a partir de lo que hacen los demás”. En su investigación se ha analizado el caso de niños de cuatro años que veían secuencias distintas de tres acciones con un juguete. Esas acciones sucedían o no en cada prueba y el análisis estadístico de los datos sugería que solo las últimas dos maniobras eran necesarias para activar el juguete.

Sorprendentemente, cuando los niños cogían el juguete, con frecuencia solo reproducían esas dos acciones relevantes en lugar de imitar todo lo que habían observado antes, lo que explica que “pueden aprender las relaciones causales observando lo que otras personas hacen y el resultado de esas acciones”.

Saber que los niños aprenden a partir de la estadística y de las acciones de los demás del mismo modo que lo hacen los científicos podría facilitar el marco necesario para que “a partir de ahora se utilice la curiosidad natural de los niños para diseñar nuevos métodos de enseñar y aprender la ciencia”.

Fuente:
www.oei.es

jueves, 27 de septiembre de 2012

Amarga dulzura.

Desde la jubilosa exclamación de Celia Cruz, pasando por el refranero popular y llegando hasta la mitológica ambrosía, lo dulce siempre ha estado presente en nuestra cultura y sobre todo en nuestra dieta. Una presencia que ahora se vuelve aún más controvertida.
Los aspectos negativos adicionales del azúcar, parte integral de nuestra dieta, están siendo estudiados .

Por Claudio Pairoba

¡Azúcar! decía la antológica cantante cubana Celia Cruz, “una gota de miel atrae más moscas que de vinagre un tonel” aseveraban las abuelas y los dioses ingerían la mitológica ambrosía, la miel sagrada que los alimentaba según innumerables escritos producidos a través de los tiempos.

Ahora, algunos médicos e investigadores comienzan a exclamar cuando hablan del azúcar. Pero las exclamaciones no son de alegría.

En un segmento del prestigioso programa norteamericano “60 minutos”, el Dr. Sanjay Gupta presentó una investigación sobre lo que amenaza, o ya lo es según algunos, convertirse en un problema de salud pública para los EE.UU.: la ingesta de azúcar. Los resultados obtenidos hasta el momento encienden una luz de alerta, extrapolable a cualquier país occidental con una dieta similar a la del país del norte.

La toxicidad del azúcar
Ante la pregunta “¿El azúcar es tóxica?”, el Dr. Robert Lustig (pediatra endocrinólogo de la Universidad de California, San Francisco) contesta “Yo creo que sí”. El profesional es uno de los que llevan adelante una guerra en contra del azúcar, a la que culpa de numerosas patologías: obesidad, diabetes tipo II, hipertensión y enfermedad cardíaca. El estilo de vida norteamericano ha llevado a la situación actual con un 75 % de casos previsibles. Su video en Youtube (“La verdad amarga”) ha convertido a su mensaje en algo masivo, más allá de los numerosos trabajos que ha publicado.

Lustig está en contra de los “alimentos malos” obvios: azúcar de mesa, miel, almíbar, bebidas dulces y postres. Pero también apunta a aquellos alimentos donde el azúcar está escondida: yogures, salsas y pan.

Uno de sus principales objetivos es el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa. Si bien en los EE.UU. el consumo de azúcar ha disminuido más del 40%, el consumo del jarabe de maíz ha cubierto la diferencia. Ambos son igualmente peligrosos ya que contienen fructosa, la cual es la responsable de hacer que los dulces sean irresistibles.

La forma principal en que ingeríamos azúcar en el pasado era a través de las frutas, las cuales además contienen fibras las cuales lentifican la absorción y la ingesta. Por ejemplo, nadie puede comerse 10 naranjas en un corto período de tiempo. La producción de azúcar y jarabe de maíz se ha vuelto barata razón por la cual ingerirlos además de darnos placer es accesible. En los EE.UU. una persona ingiere por año a razón de 150 g de azúcar/jarabe por día. Lustig sabe que su opinión de que el consumo de azúcar es una de las causas principales de enfermedades cardíacas ha sido controvertida.

Pero la controversia sobre la opinión de Lustig y su “exagerada” visión del papel del azúcar en el desarrollo de enfermedades comienza a tener evidencia científica. Kimber Stanhope, una bióloga y nutricionista en la Universidad de California, Davis, está llevando a cabo un histórico estudio de 5 años que comienza a mostrar que existe relación entre el consumo elevado del jarabe de fructosa y los problemas cardíacos y accidentes cerebro vasculares. Según indica Stanhope, la idea de que todas las calorías son iguales comienza a ser puesta en el tapete.

Uno de los principales escollos que este tipo de estudios tiene son las dificultades económicas y logísticas. En este caso Stanhope les a ha pagado a grupos de voluntarios para que vivan en el laboratorio (a veces por semanas), encerrados y sometidos a una dieta donde se controla de manera exhaustiva el tipo de alimentos y las calorías que los individuos ingieren.

Los resultados que Stanhope ha obtenido hasta el momento son preocupantes: los individuos que consumen jarabe de fructosa muestran niveles más altos de colesterol LDL (el denominado colesterol “malo”) así como un aumento de los factores de riesgo para enfermedades cardíacas.

Recuerdos preocupantes
Los resultados obtenidos con una sustancia de consumo masivo como el azúcar traen recuerdos de los cambios en la dieta que los norteamericanos sufrieron en la década del 70. En ese entonces, una comisión del gobierno decidió disminuir el contenido en grasas de las comidas normalmente ingeridas por la población de los EE.UU. con el fin de disminuir las enfermedades cardíacas.

A pesar de esas medidas, las enfermedades cardíacas, la diabetes y el síndrome metabólico están por las nubes y el Dr. Lustig lo atribuye a “cambios compensatorios”. “Sacá la grasa de la comida y esta tiene gusto a cartón. Y la industria alimenticia sabía eso. Así que la reemplazaron con azúcar”, en opinión del médico.

Lustig también recalcó que la conexión por la cual el azúcar incrementa el colesterol malo es algo nuevo y que muchos médicos todavía no la conocen.

Azúcar y cáncer
Otra inquietante conexión es la que comienza a aparecer entre azúcar y cáncer. Lewis Cantley, un profesor de la Universidad de Harvard y director del Beth Israel Deaconess Cancer Center hace referencia al pico de liberación a sangre de la hormona insulina cuando uno come o bebe sustancias azucaradas. Esta hormona puede estimular el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

Según manifiesta Cantley “un tercio de los tipos de cáncer más comunes (incluyendo colon y mama) tienen en su superficie algo denominado receptores para insulina. La insulina se une a estos receptores y da la señal al tumor para que comience a consumir glucosa”. “Todas las células del cuerpo usan glucosa para sobrevivir, pero las células cancerosas también la usan para crecer”, agrega el investigador.

Cantley trabaja en el desarrollo de drogas que permitan cortar el suministro de glucosa a las células tumorales, pero su consejo es claro: no consumir azúcar. Y si no hay opción, hacerlo en cantidades mínimas. El médico vive de acuerdo a lo que predica: prefiere tomar un vaso de agua antes que una bebida azucarada.

Adictos al azúcar
Según Eric Stice, un neurocientífico del Oregon Research Institute, el azúcar es mucho más adictiva de lo que se pensaba. Stice usa resonancia magnética para estudiar como el cerebro responde al azúcar. El investigador indica que la forma en que esta sustancia activa al cerebro es muy similar a aquella en que lo hacen las drogas. Por ejemplo, la cocaína.

El mismo Sanjay Gupta se sometió a una prueba para ver qué pasaba al ingerir una bebida azucarada estando dentro del aparato de resonancia magnética: la respuesta fue instantánea. Incremento del flujo de sangre a ciertas partes del cerebro y liberación de dopamina, el neurotransmisor que controla el centro del placer, de manera similar a lo que ocurre con el alcohol o las drogas.

Según indica Stice, el azúcar es muy buena para activar las regiones de recompensa del cerebro. Al mismo tiempo, el investigador indica que luego de trabajar con centenares de voluntarios, descubrió que se puede desarrollar una tolerancia a este efecto placentero. O sea que para conseguir el mismo efecto, cada vez hay que ingerir mayores cantidades de azúcar.

El punto de vista industrial
El Dr. Gupta entrevistó también a un representante del sector azucarero: Jim Simon, miembro del directorio de la Asociación del Azúcar.

El productor enfatizó que antes que ensañarse con un único tipo de alimento, hay que trabajar para que la gente sea más cuidadosa con las calorías que ingiere y para que ejercite. De igual manera, considera que los estudios científicos no son concluyentes aún y que la gente debe trabajar para tener una dieta balanceada.

Lo que el Dr. Lustig entiende por dieta balanceada implica consumir menos de 150 calorías por día provenientes del azúcar, en el caso de los hombres. Esta cantidad baja a sólo 100 calorías por día en el caso de las mujeres. Menos de lo que contiene una lata de gaseosa.

El comentario final de Lustig es para pensar: “En último caso esto es una crisis de salud pública. Y cuando se trata de una crisis de salud pública, uno tiene que hacer grandes cosas y tiene que hacerlas en todos los niveles. El tabaco y el alcohol son ejemplos perfectos. Hemos hecho una elección meditada de que no vamos a liberarnos de ellos, pero vamos a limitar su consumo. Creo que el azúcar pertenece exactamente a este mismo tacho de basura”.

Fuente:
www.cbsnews.com

jueves, 20 de septiembre de 2012

El ocaso de los papers.

Para fomentar la aplicación del conocimiento en el sector productivo, las universidades, el Conicet y los demás organismos que integran el sistema científico definen junto al Ministerio de Ciencia criterios específicos para evaluar a los investigadores.
Las publicaciones son un punto clave en el sistema actual de evaluación de los investigadores.

Por Agustín Saavedra.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Conicet, las universidades públicas y privadas, y los demás organismos del sistema científico nacional avanzan en un acuerdo para redefinir el régimen de evaluación de los investigadores. Se trata de un “acuerdo histórico” que podría “cambiar la forma de hacer ciencia en la Argentina”, según anuncian sus impulsores. Las instituciones que integran el sistema científico coincidieron una vez por mes durante un año de trabajo exhaustivo y llegaron a una definición: crear parámetros de evaluación propios para la ciencia aplicada, hasta ahora examinada bajo las reglas de juego de la ciencia básica. “No queremos que el conocimiento permanezca en el ámbito académico –le dijo a Página/12 el secretario de Articulación Científica y Tecnológica de la Nación, Alejandro Ceccatto–. Hay una voluntad política de poner el sistema científico y tecnológico al servicio del bienestar del país.”

El proyecto de evaluación del personal científico, que podría ser presentado formalmente el mes que viene, avanza en el seno del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (Ciciyt), que preside Ceccatto y que reúne a todos los organismos del sector, el Conicet, el INTI, el INTA, la CNEA, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), entre otras instituciones.

“Si ponemos el acento únicamente en las formas tradicionales de evaluación, basadas en indicadores bibliométricos, los famosos papers, estamos condicionando el trabajo de muchos investigadores. Porque se hace muy difícil desarrollar tecnología cuando las carreras científicas demandan la publicación de papers –explicó Ceccatto–. Esta problemática de alguna manera venía impidiendo concretar más fuertemente el objetivo global del ministerio, lograr que el conocimiento académico se inserte en el sector productivo y ayude a mejorar al conjunto de la sociedad.”

Organizados en dos subcomisiones, los representantes de las entidades científicas centraron el trabajo en dos temáticas consideradas “urgentes”. En primer lugar, la evaluación de la actividad tecnológica y de transferencia, esto es, cómo generar un mecanismo de evaluación alternativo, no excluyente, al tradicional, y en segundo término, cómo hacer para compatibilizar las evaluaciones del personal del Conicet que esté inserto en organismos de ciencia aplicada. Para Ceccatto, hoy “se genera una situación casi esquizofrénica en el investigador. Si trabajás en la Comisión Nacional de Energía Atómica, pero sos un investigador del Conicet, tenés dos patrones. Si respondés al empleador del Conicet tenés que publicar mucho; si querés responder a la CNEA no tenés que publicar nada. Entonces, ¿qué hacés?”. La respuesta es lo que se busca con un nuevo mecanismo de evaluación.

En los hechos, la cuestión va a pasar por la conformación de un banco nacional de “proyectos de desarrollo tecnológico y social” que estará en la órbita del Ministerio de Ciencia. Allí se ubicarán las propuestas de investigación aplicada que cada institución decida elevar. “Para la gente que trabaje en esos términos se va a implementar una filosofía de evaluación completamente distinta de la actual –explica Ceccatto–. No se los va a mirar en primera instancia por el número de publicaciones que tengan o por lo que estén haciendo como investigadores aislados. Se los va a evaluar en el contexto del proyecto que los ocupe, es decir, a qué apunta, qué quiere lograr el proyecto. Al individuo que hace tecnología hay que considerarlo dentro de un grupo de trabajo que tiene un objetivo trascendente más allá de la búsqueda personal de cada científico. Se trata de una evaluación global de la actividad, que reemplazaría al paper.”

Si bien el acuerdo está avanzado y los representantes de las instituciones dieron su visto bueno en el marco del debate, cada organismo deberá ahora analizar el proyecto puertas adentro para obtener una resolución final, que podría llegar el mes que viene. A nivel universitario, será analizado en un encuentro del CIN el 27 y 28 de este mes. “No es mi estilo la grandilocuencia –dijo Ceccatto–, pero creo que estamos a punto de arribar a acuerdos y consensos del conjunto del sistema que son históricos.”

Fuente:
www.pagina12.com.ar

sábado, 25 de agosto de 2012

Primer estudio con células madre en ACV.

Por Nora Bär | LA NACION




En un panorama frecuentemente dominado por promesas sin fundamento e ilusiones que no se cumplen más que en un puñado de trastornos de la sangre, el Incucai acaba de aprobar el primer ensayo clínico del uso de células madre en neurología que se realiza en el país.
Científicos de Fleni y el Cemic estudiarán la seguridad y efectividad de estas entidades, que en cuanto se advirtió su capacidad para reparar los tejidos fueron llamadas "la mina de oro de la biología". Las emplearán para tratar las secuelas del accidente cerebrovascular (ACV) o ataque cerebral.

Como corresponde, la investigación se realizará en forma absolutamente gratuita y con el consentimiento informado de los participantes, y forma parte del Programa Binacional de Terapia Celular (Probitec), una iniciativa conjunta de Brasil y la Argentina. Participan seis centros del país vecino, coordinados por la Universidad de Río de Janeiro, y los dos locales, con Fleni como centro coordinador.

"El programa cuenta con financiación de los ministerios de Ciencia de ambos países -cuenta el doctor Sebastián Ameriso, jefe del Departamento de Neurología Vascular de Fleni e investigador principal del proyecto, que trabajará junto con los doctores Gustavo Sevlever , de Fleni, y Marina Romano, de Cemic, entre otros-. En estos casos es imprescindible, porque no hay una medicación de por medio que pueda interesar a una compañía privada: el «medicamento» lo preparamos nosotros."
Sebastián Ameriso. Jefe de neurología vascular, Fleni. 
Estas células que se pondrán "bajo la lupa" durante los próximos tres años en 140 personas, son capaces de dividirse sin perder sus propiedades o de transformarse en los distintos tejidos del organismo cuando reciben las señales indicadas o se encuentran en las condiciones adecuadas. Para ser admitido en el estudio, los pacientes deberán haber padecido un ACV de la arteria cerebral media (un cuadro considerado entre moderado y grave) de entre seis horas y siete días de evolución.

El tratamiento consistirá en realizarles una punción de médula ósea para obtener las células madre, e inmediatamente procesarlas para identificar las que tengan la capacidad de producir factores neurotróficos (proteínas que protegen a las neuronas).

Tras este procedimiento, que en manos experimentadas como las de los hematólogos de Fleni y Cemic, expertos en trasplante de médula ósea, dura un par de horas, millones de esas células teóricamente prodigiosas serán inyectadas en la arteria media ingresando por la carótida.

"En algún momento se pensó que las células madre implantadas se convertirían en neuronas -explica Amerise-. Pero hoy sabemos que esto no es viable, porque se encuentran en un ambiente en el que no pueden desarrollarse y no establecen conexiones con el resto. En muchos casos, aunque se ubiquen en la lesión, no sobreviven mucho tiempo. En cambio, lo que se ha visto con estudios de tomografía de emisión de positrones (PET, según sus siglas en inglés) es que estas células productoras de factores neurotróficos son reconocidas y establecen un «diálogo» con las neuronas, y quedan fijas en la zona del infarto varios días durante los cuales las sustancias protectoras que segregan ayudarían a una mejor recuperación."

Datos preliminares

Según explica el especialista, ya existen estudios piloto en seres humanos con este mismo protocolo en Brasil, España y Gran Bretaña, y los resultados serían alentadores.
 
"Lo que se ve hasta ahora es que el procedimiento parece ser seguro y los datos preliminares, en un número pequeño de pacientes que no supera los treinta, sugieren que puede ser eficaz", comenta Ameriso.
La efectividad del tratamiento se evaluará con un instrumento de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, que mide mejoría de los déficits motores, de lenguaje, visuales o cognitivos, a corto o mediano plazo, en una escala aceptada mundialmente de entre 0 y 21 puntos.
 
Para la doctora Fabiana Arzuaga, coordinadora de la Comisión Asesora en Medicina Regenerativa y Terapias Celulares del Ministerio de Ciencia y Tecnología, "el nuevo contexto generado por la investigación con células madre impone el desafío de enfrentarse a nuevas realidades en donde las relaciones de cooperación entre los diferentes sectores, incluyendo a la comunidad, se tornan fundamentales para encontrar soluciones creativas que permitan administrar los riesgos de las nuevas tecnologías y aprovecharlas en beneficio de la sociedad. [En ese sentido] el ensayo clínico con células madre para el tratamiento de pacientes con ACV es un ejemplo claro de cómo el Estado, el sector privado, la comunidad científica y los pacientes pueden cooperar para encontrar nuevas curas a enfermedades que hoy no las tienen".
 
Se estima que en la Argentina se producen 481 ACV cada 100.000 habitantes. Según los datos del último censo, esto se traduciría en aproximadamente 40.000 ataques cerebrales isquémicos anuales.
En la actualidad no hay tratamientos probados con células madre para reemplazar los tejidos dañados o lesionados por patologías neurológicas. "Los mecanismos por los que las células trasplantadas pueden inducir la recuperación funcional todavía no se entienden completamente -dice Ameriso-, pero es posible que los efectos se deban a la liberación de factores tróficos o la modulación de los fenómenos inflamatorios."
 
ANTE LA DUDA, ES MEJOR CONSULTAR
Los únicos usos establecidos de las células madre son los destinados a tratar enfermedades mediante el trasplante de médula ósea, y aquellos que están supervisados por el organismo de control, que en este caso es el Incucai. En la actualidad no existe evidencia clínica que indique que el trasplante de células madre sea eficaz para mejorar o curar la diabetes, el mal de Parkinson, el Alzheimer u otras enfermedades altamente discapacitantes. La comisión asesora del Ministerio de Ciencia recibe consultas en cacm@mincyt.gov.ar , y la Sociedad Internacional para la Investigación en Células Madre, en su sitio web www.isscr.org .
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Fuente:
www.lanacion.com.ar

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...