sábado, 25 de abril de 2020

Hollywood: cuando el sonido mató a las estrellas sin palabras


La incorporación de sonido a las películas implicó cambios a nivel técnico y social en la meca del cine. El progreso llegaba pero no sería bueno para todos.

"El cantor de jazz": la película que marcó un cambio de época.

Por Claudio Pairoba*

De acuerdo a la Biblia, el sonido de trompetas destruyó los muros de Jericó y la palabra creó el mundo. En la mitología hindú, Shiva es el dios de la destrucción, necesaria para volver a crear. El sonido de su tambor crea la palabra universal, origen de todo lenguaje y expresión. Sonido y palabra. Destrucción y creación. Imposible no conectar estas ideas con la aparición del sonido y la palabra en el cine mudo, verdadero terremoto que derribó estructuras que parecían estar firmemente establecidas para crear una nueva forma de contar historias.

Y en el principio fue el cantor
Corría el año 1927 cuando los estudios Warner estrenan “El cantor de jazz”, considerada por muchos la primera película sonora comercial en Hollywood. “Esperen un minuto. Todavía no han oído nadason las primeras palabras del protagonista Al Jolson con las cuales comienza una nueva etapa en la fábrica de sueños. Al mismo tiempo, esto marca el comienzo del fin del cine mudo, caracterizado por la ausencia de sonido sincronizado con las imágenes y diálogos que se mostraban a través de carteles insertados. Si bien ambas expresiones convivieron por algún tiempo, luego de unos pocos años el cine mudo había desaparecido.

Lucha de gigantes: Vitaphone vs. Movietone
El mundo del cine se negaba a aceptar la atrocidad de incorporar sonido a las películas. “Se arruinará su propósito estético”, “¿Quién quiere escuchar gente hablando? El sonido será dañino para los oídos.” Estás eran algunas de las razones que hoy nos parecerán difíciles de asimilar pero que, en el contexto de la época, pueden ser un poco más comprensibles. 

Vitaphone y Movietone rivalizaron como tecnologías para incorporar sonido a las películas
 
Uno de los grandes problemas, en el que se había trabajado desde fines del siglo XIX, era la sincronización de sonido e imagen en movimiento. Warner había apostado al sistema Vitaphone, en el cual el sonido estaba en un disco mientras que la imagen en una película. La sincronización se lograba por un complejo sistema. Esta tecnología se usó en “El cantor de jazz”, película en la cual hay algo de música y solo dos secuencias de diálogo. El resto es mudo. 

Al mismo tiempo, los estudios Fox venían trabajando en desarrollar el sistema Movietone, en el cual sonido e imagen estaban en la película, con lo cual la sincronización estaba asegurada. El Movietone es el sistema que prevaleció con los años, si bien hubo desarrollos posteriores en el tema.

Llegaron los adelantos técnicos (¿aleluia?)
La llegada del sonido determinó que ya no se podría filmar como hasta entonces, sin prestar atención al ruido ambiente. El tráfico cercano, un avión pasando o gente hablando en el set eran cuestiones que deberían desaparecer para siempre. Los interiores se cubrieron con gruesos cortinados y alfombras traídos desde los depósitos para lograr la máxima insonorización.

El ruido de las nuevas cámaras era un problema, y para minimizarlo se las puso dentro de cabinas donde la temperatura se elevaba de manera pasmosa. Para filmar, los estudios se cerraban con el fin evitar el ruido externo con lo cual el calor era agobiante debido a la iluminación requerida. Luego de cada toma se abrían las puertas permitiendo que todos respiraran aire fresco preparándose para la próxima secuencia.

Las primeras cámaras del cine sonoro estaban aisladas por ser ruidosas
 
Además de ser ruidosa, la nueva cámara quedó fija, con lo cual todos los adelantos creativos resultantes del movimiento al filmar desaparecieron. Hacer una película con sonido era como filmar una obra de teatro, con actores en posiciones fijas, diálogos interminables y el encendido de un cigarrillo como uno de los pocos movimientos permitidos.

La colocación de los micrófonos era un tema aparte. Estaban fijos y se los escondía en los lugares más insólitos para que no aparecieran en la película. Esto determinaba que los actores tuvieran que permanecer estáticos hablándole a un florero o cerca de una cortina para que sus voces no se perdieran. Hay una escena muy cómica en la película “Cantando bajo la lluvia”, donde la protagonista sentada junto al galán no acierta con el micrófono. Cuando el director se lo recrimina ella le contesta indignada “no puedo hacerle el amor a un arbusto”, lugar donde se encontraba escondido el enorme dispositivo.


Las salas cinematográficas también debieron ser reacondicionadas, incorporando nuevos proyectores, altoparlantes y amplificadores. Se estaba gestando la historia del cine aunque muchos de sus protagonistas no lo supieran. Como decía el cineasta Cecil B. DeMille, uno de los fundadores del cine norteamericano, ellos eran como los escritores preisabelinos. No eran buenos pero estaban sentando las bases para que viniera gente que hiciera las cosas mucho mejores.

Se alborotan los cielos
Desde mediados de la década de 1910 hasta la llegada del sonido, la industria del cine había florecido en Hollywood. Muchas carreras se habían forjado y el sitial de las estrellas ya estaba establecido. Pero los cielos estaban a punto de cambiar al igual que muchos destinos.

Filmar con sonido implicaba cambios en los requerimientos actorales. Ahora se necesitaba gente que pudiera hablar al mismo tiempo que se movía. Toda una innovación que tomó por sorpresa a las estrellas del cine mudo hollywoodense. No todos estaban en condiciones de adaptarse al cambio y Hollywood comenzó a buscar actores para el nuevo medio. Los actores de teatro, que podían moverse y hablar al mismo tiempo, resultaron favorecidos. Y muchos de ellos estaban en Nueva York. Clark Gable, Spencer Tracy, Ralph Bellamy fueron algunos de los nombres que se mudaron a la costa oeste, en lo que podríamos llamar una “fiebre del celuloide”. Los actores nativos los miraron con desconfianza y la rivalidad se instaló inmediatamente.

En California había mucho dinero y Gable no dejaba de sorprenderse el día que le pagaron 11.000 dólares por un trabajo, algo que le pareció totalmente desmesurado.

Carreras nuevas, carreras destruidas, carreras conservadas
Muchos de los actores teatrales trasplantados de New York comenzaron nuevas y exitosas carreras en un medio que era desconocido para ellos y al que pudieron dominar con su experiencia. La cuestión para los nativos no fue tan venturosa.

Con la llegada del sonido, los estudios implementaron las “pruebas de voz”. Una verdadera guillotina que decidía quiénes seguirían brillando en el cielo de Hollywood y quiénes se convertirían en bolas de fuego precipitándose a tierra. Esta inesperada participante, junto con cambios en los gustos de las audiencias más la depresión económica del ´29, constituyó una combinación letal para muchos.

Chaplin se opuso inicialmente al cine sonoro pero continuó con su carrera. Keaton fue redescubierto en los ´60. Lloyd desapareció en el tiempo.

En el nuevo Hollywood las voces podían servir, no servir o servir “pero”. Greta Garbo, Charles Chaplin, Norma Shearer, Joan Crawford y Mary Astor estaban en el primer grupo. Entre los que no continuaron por cuestiones vocales, su excesiva gesticulación o audiencias esquivas contamos a Norma Talmadge, John Gilbert, Gloria Swanson, Lou Tellegen y John Bowers (suicidio en los últimos dos casos). Fue famoso el caso de Dolores Costello, abuela de la actriz Drew Barrymore, eyectada del olimpo hollywoodense luego de decir “¡compazión, compazión! Es que no tienen hermanoz”, con un terrible ceseo (aunque luego retornó). El famoso matrimonio de “los reyes de Hollywood”, Mary Pickford y Douglas Fairbanks, verdaderos ídolos mundiales de la época, decidió retirarse por no encontrarse cómodos en el nuevo sistema. Algo similar a lo que sucedió con la archifamosa Louise Brooks quien se fue a trabajar al Viejo Continente luego de decir "Odio Hollywood y odio el cine sonoro".

En algunos casos el acento les jugó en contra y volvieron a Europa, como por ejemplo Pola Negri (polaca), Vilma Bánky (húngara) y Emil Jannings (alemán). En otros, los acentos no destruyeron carreras pero las alteraron. El mexicano Gilbert Roland fue condenado al rol de amante latino. Clara Bow, la primera chica “It”, no pudo seguir apareciendo como la mujer fatal de las películas mudas por su fuerte acento de Brooklyn. 

El caso Garbo
Greta Garbo constituye un caso especial. Comenzó a actuar en películas mudas europeas en 1920. En 1926 es contratada por la Metro Goldwyn Mayer y se traslada a Hollywood donde filmaría un total de 10 películas mudas y 15 sonoras. “La mujer de las dos caras” fue su última película en 1941 con la cual se retiró en la cima de su carrera a los 36 años.

La estrella sueca continuó su éxito en el cine sonoro
Garbo debuta en el cine sonoro con “Anna Christie”, estrenada en 1930. De todas las estrellas de la MGM, fue la que más demoró en tener su primera película sonora. Los directivos estaban aterrados de lo que podría suceder si la voz de la estrella no gustaba. La expectativa era tal que “¡Garbo habla!” era la frase con la cual se promocionaba la película. Y cuando finalmente habló, su primera frase quedó inmortalizada: "Give me a whiskey. Ginger ale on the side. And don’t be stingy, baby” (“Dame un whiskey con ginger ale y no seas tacaño, cariño”). La Divina había superado la prueba. Su voz gustó. El resto es historia.

La voz como identidad sonora
“Esto habla de la carga de identidad cultural que lleva la voz. Es como una especie de huella dactilar pero sonora con la cual es difícil luchar”, dice la licenciada en fonoaudiología, cantante y directora coral Luján Perotti al comentar sobre el destino de los actores del cine mudo. “Aprendemos por imitación, así que hay un peso cultural, familiar, de la moda y de nuestra lengua madre que atraviesa nuestra voz y que es difícil de enmascarar” agrega.

Esto es particularmente cierto en la época en cuestión, cuando las posibilidades para aprender otros idiomas y acceder a otras culturas no eran tan numerosas como en la actualidad. “Aprendí mucho de los distintos acentos en inglés viendo películas y escuchando música, en contacto con esa cultura", continua Perotti. "Algo similar me ocurre al estudiar francés. Este seguramente no fue el caso a principios de siglo cuando la flexibilidad que deben haber tenido a su disposición para modificar hábitos debe haber sido más compleja”. 

Como reflexión final, la fonoaudióloga considera que “todo lo que ellos podían aparentar desde la imagen se desmorona cuando hablan, y se los asocia de manera indefectible con otro tipo de roles”. En definitiva, el sonido y la palabra habilitaron nuevas formas de relatar el mundo. La voz, vehículo para la palabra, con su carga ineludible de identidad terminó decretando quién continuaría brillando en el firmamento de Hollywood. Los actores y actrices del cine mudo pueden dar fe de ello.

Algunas películas sobre el tema
El ocaso de una estrella - 1950
Cantando bajo la lluvia - 1952
Silent movie (La última locura de Mel Brooks) - 1976
El maullido del gato - 2002
El artista - 2011

*Bioquímico, farmacéutico y doctorado por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.
  
Referencias
The Pre-World War II Sound Era

Historia del cine mudo: características, películas y actores

Del mudo al sonoro: estética y narrativa del imaginario de la fantasmagoría hispana como complemento docente

Una historia de Hollywood: la aparición del sonido

Actrices del cine mudo que no superaron la barrera del sonoro



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