jueves, 28 de mayo de 2020

Ekman y las expresiones faciales universales: caras del alma/Sonriendo en tiempos de barbijo


Una de las áreas más estudiadas dentro de la comunicación no verbal tuvo comienzos accidentados. El trabajo de un psicólogo ayudo a establecer los cimientos de nuestro conocimiento actual.

Paul Ekman desarrolló su carrera en la Universidad de California en San Francisco.


Charles Darwin lo había mencionado en 1872 al publicar su libro “La expresión de las emociones en el hombre y el animal" (The expression of emotions in man and animal). Hay expresiones faciales, asociadas a ciertas emociones, que son universales. La idea cayó en el olvido. Hasta que el concepto fue retomado por un joven investigador cuando nadie creía que hubiera algo nuevo por descubrir en ese tema.

Recordemos que las expresiones faciales representan una de las ramas de la comunicación no verbal más estudiadas en las últimas décadas. Estas expresiones son la forma que tenemos de expresar sentimientos y actitudes respecto de la persona con quien nos estamos comunicando. A veces podemos "cubrir" nuestros sentimientos pero generalmente nuestro rostro expresa nuestras verdaderas sensaciones.

Comienzos de un joven investigador
Paul Ekman (1934) es de formación psicólogo y actualmente profesor emérito de la Universidad de California en San Francisco. Se lo considera uno de los más destacados investigadores de las expresiones faciales, una de las facetas de la comunicación no verbal.

Su experiencia arranca a fines de la década del ´50 cuando realizaba investigaciones sobre los gestos de las manos tratando de ver si había diferencias entre psicóticos y neuróticos. El proyecto se quedó sin fondos y la investigación no pudo avanzar. Es en 1965 cuando una persona del Departamento de Defensa de los EE.UU. le propone estudiar las diferencias entre los gestos de personas de distintos lugares del mundo. Esto se debía a dos razones: la persona en cuestión estaba casado con una mujer tailandesa y se sorprendía de las diferencias que había notado. Por otra parte, la misma persona disponía de fondos debido a un proyecto recientemente cancelado.

El trabajo de Ekman clarificó las expresiones emocionales comunes a distintas culturas.

Explorando posibilidades de éxito
Antes de embarcarse en el proyecto, Ekman consultó con algunos popes de la época para saber sus ideas acerca del tema de la universalidad de las expresiones emocionales. Los popes, entre ellos Margaret Mead (antropóloga), Edward T. Hall (antropólogo, creador de la proxémica como disciplina) y Ray Birdwhistell (antropólogo, creador de la kinésica como área de estudio) coincidieron: ninguno de los tres consideraba que las expresiones faciales fueran universales. Excepto Silvan Tomkins (psicólogo), quien había publicado un par de libros sosteniendo que las expresiones faciales son innatas y universales pero no tenía pruebas para sostener sus afirmaciones. Como vemos, nadie recordaba mucho el libro de Darwin del 1872. Ese es otro mérito de Ekman, ya que es él quien recupera esas ideas que nadie tenía en cuenta.

Los experimentos
Ekman lleva adelante experimentos con personas de cinco países diferentes: Argentina, Chile, Brasil, Japón y EE.UU. Concluye que las expresiones faciales son universales. Pero, ¿cómo saber que estas personas no estaban contaminadas culturalmente? Para responder esta pregunta necesitaba una cultura que no hubiera visto ninguna de estas expresiones previamente. Conoce entonces a Carleton Gajdusek, un neurólogo que había estado trabajando durante más de una década, aislado en las tierras altas de Papúa, Nueva Guinea. Allí encontró una cultura similar a la de la Edad de Piedra. Gadjusek estaba investigando una enfermedad que causaba la muerte de los nativos, el kuru. Dicho sea de paso, Gadjusek descubrió que la causa del kuru era un prion, hallazgo por el que recibió el premio Nobel 1976.

Ekman estudió las filmaciones que el investigador había realizado sobre la tribu de Nueva Guinea. Lo que vió lo decidió a viajar allí.

Ekman descubrió en Nueva Guinea una población sin contaminación cultural para desarrollar su trabajo.

Resultados
Luego de pasar seis meses en Nueva Guinea Ekman concluyó la universalidad en la expresión de siete emociones: alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa, asco y desprecio. Posiblemente las últimas dos no sean aceptadas por toda la comunidad de investigadores. De todas formas, los aportes de Ekman a la disciplina son innegables.

Por ejemplo, publicó en 1978 (revisado en 2020) el Sistema Codificador de Acción Facial (FACS por sus siglas en inglés), el cual permite describir todos los movimientos faciales visualmente discernibles. FACS es utilizado tanto por los investigadores en el tema así como por estudios de animación como Disney y Pixar además de informáticos interesados en reconocimiento facial.

Asimismo ha desarrollado, junto a su hija Eva, el “Atlas de las emociones”, el cual es un intento (aún en sus primeros pasos) de clasificar contextos, emociones y reacciones.

Expresándose detrás de un barbijo
Y hablando de expresiones faciales: la sonrisa es uno de los canales que más ha sufrido por el uso del cubreboca o barbijo en tiempos de coronavirus 2 (SARS-CoV-2). Para aquellos acostumbrados a sonreír como manera de iniciar una conversación o acompañar su desarrollo de una manera amigable, hay una barrera imposible de franquear.

Algunas formas en que la gente está superando esta traba en la comunicación no verbal incluyen ser más expresivos verbalmente, haciendo comentarios que manifiesten sentimientos de alegría o halago, que antes podrían haber sido expresados solo con una sonrisa. Otros colocan la imagen de una sonrisa sobre su barbijo en un intento por recordar lo irreemplazable o recomiendan “sonreir con los ojos”. Algunos expertos coinciden en que el movimiento de los músculos faciales que los rodean sin el acompañamiento de la boca no logra expresar la totalidad de la emoción y puede originar confusiones.

El movimiento de labios, imprescindible para aquellos que los leen, también se ve obstaculizado por el barbijo. Distintas ciudades de la Argentina (Goya, Mendoza, Buenos Aires) trabajan para reglamentar el uso de barbijos con una porción transparente que visibilice la boca permitiendo la comunicación con hipoacúsicos en espacios de atención al cliente. Si bien el lenguaje de señas no es “comunicación no verbal”, este es otro ejemplo de las problemáticas que surgen en la comunicación por el uso del barbijo en tiempos de pandemia.


*Bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.


Referencias
La expresión de las emociones en el hombre y en los animales – comentario sobre el libro de Darwin

La comunicación no verbal. Interrelaciones entre las expresiones faciales innatas y las aprendidas
Daniel Carleton Gadjusek

Kuru

Facial Action Coding System

The Atlas of Emotions with Dr. Paul Ekman and Dr. Eve Ekman

How to smile with a mask on

En las escuelas municipales confeccionan barbijos inclusivos

Santilli se sumó a la campaña de barbijos incluisivos que permiten leer labios a personas sordas
https://www.telam.com.ar/notas/202004/457206-santilli-se-sumo-a-campana-de-barbijos-inclusivos-que-permiten-lectura-de-labios-a-personas-sordas.html

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