jueves, 23 de mayo de 2013

Ciencia al ataque.

Un espacio para hablar sobre ciencia en LT8 (AM830) los miércoles a las 23 hs.



El miércoles 22 de mayo tuve la oportunidad de charlar con Nicolás Rufiné, conductor del micro "Ciencia al ataque". Este espacio se desarrolla dentro del programa "Sueñero", conducido por Marcelo Nocetti quien también participó del intercambio de ideas.

Les agradezco a ambos la oportunidad de hablar sobre comunicación científica y contarles mi enfoque sobre el tema. Me sentí cómodo y estimo que ellos también ya que dijeron que esperan que vuelva. ¡Así será!

Les dejo el audio de la charla.

lunes, 13 de mayo de 2013

Noventa minutos de siesta "despiertan" la mente.

Un estudio de la Universidad californiana de Berkeley (EE.UU.) revela que 90 minutos de siesta sirven para despejar la mente y aumentar la capacidad de aprendizaje.




Para llegar a esta conclusión, Matthew Walker y su equipo realizaron un experimento con 39 adultos jóvenes y sanos a los que dividieron en dos grupos: los que dormían la siesta y los que no. A mediodía, todos ellos realizaron una tarea de aprendizaje destinada a poner a prueba el hipocampo, una región del cerebro vinculada a la memoria. Dos horas después, la mitad de ellos echaron una siesta de 90 minutos. Cuando a las 6 de la tarde se les pidió que hicieran una nueva ronda de ejercicios de aprendizaje, los resultados mostraron que quienes habían permanecido despiertos todo el día aprendían con más lentitud. Por el contrario, los que habían disfrutado de una siesta obtuvieron mejores resultados, e incluso muchos habían mejorado su capacidad de aprender frente a la prueba de la mañana.

Los hallazgos apoyan la hipótesis de que dormir es necesario para limpiar la memoria a corto plazo y "hacer hueco" para nueva información, explicó Walker ayer domingo durante la conferencia anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), en San Diego (EE.UU.). "Es como si la bandeja de entrada de nuestro hipocampo estuviera llena y hasta que no dormimos y limpiamos todos esos correos no pudiésemos recibir más mails", añade el investigador, y explica que al dormir "pasamos los correos" a otra "carpeta", la corteza prefrontal, con mucha más capacidad.

Por otra parte, cuanta más horas pasamos despiertos, más lento se vuelve nuestro cerebro. Además, pasar una noche en vela reduce en casi un 40 por ciento la capacidad para emprender nuevas actividades debido a la paralización de algunas zonas del cerebro. Ahora Walker y su equipo quieren estudiar si la reducción de las horas de sueño que suele acompañar al envejecimiento está vinculada a la pérdida de memoria y las enfermedades neurodegenerativas, lo que podría aportar nuevas pistas para combatir, por ejemplo, el Alzheimer.

Fuente:
www.muyinteresante.es

jueves, 9 de mayo de 2013

¿Por qué el coeficiente emocional es más importante que el coeficiente intelectual?

¿Por qué el coeficiente emocional es más importante que el coeficiente intelectual?

Por Alejandra del Fabro

La Inteligencia Emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Si bien el término nació mucho antes, fue en el año 1995 con la publicación del libro La Inteligencia Emocional, del psicólogo estadounidense Daniel Goleman, que se popularizó. Este libro está compuesto por investigaciones que Goleman llevó a cabo durante diez años en la Universidad de Harvard, con la colaboración de las Universidades de Yale y Michigan, gracias a sus conocimientos e investigaciones de la mente humana y a los avances que se habían producido hasta ese momento, en el campo de las neurociencias.

La teoría de Goleman sugiere que la Inteligencia Emocional se podría organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, automotivarse y gestionar relaciones.

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El panorama escolar

 Si nos remontamos a unos años atrás, podemos observar cómo los profesores preferían a los niños conformistas que conseguían buenas notas y exigían poco de ellos.

El “conformismo” y “exigir poco” van de la mano de la poca motivación hacia la creatividad y el fortalecimiento de la autoestima. Es no animarse a ampliar la “zona de seguridad”, tal como se la denomina en Neurosicoeducación. En este sector no nos sentimos necesariamente felices, sino que es el círculo en el que aunque poco feliz, conocemos y en que nos acostumbramos a vivir.

Es por esto que era habitual encontrar alumnos atentos en clase, memorizando explicaciones del profesor y sacando, en el mejor de los casos, buenas notas. El objetivo era que los alumnos desarrollasen capacidades lógico matemáticas que eran después evaluadas y podrían “medirse” con el test de Coeficiente Intelectual.
Los avances en el campo de las ciencias y las neurociencias nos hacen predecir, por un lado, que este escenario no garantiza el aprendizaje duradero en el tiempo. Lo más probable es que estos alumnos sacasen notas maravillosas en sus evaluaciones, pero esos conocimientos, al poco tiempo, desaparecerían de sus mentes producto de, fundamentalmente, el escaso (o nulo) rol y compromiso emocional. Esta escasez, resulta en redes neuronales débiles que al no tener impacto emocional y al no ejercitarse en el futuro (en este caso, una vez concluida la evaluación) se debilitan hasta finalmente desaparecer.

Por otro lado, es bastante penoso el resultado del análisis de los sistemas educativos. Los más adelantados coinciden que la formación docente, además de contemplar los contenidos de cada disciplina, la psicología y la pedagogía, debería incluir una introducción a las neurociencias. Contando con descubrimientos sobre la forma en la que aprende el cerebro y cuán importante es el rol de las emociones en la vida diaria, el hecho de que las habilidades de la Inteligencia Emocional no sean contempladas por la gran mayoría de los sistemas a nivel mundial no es un hecho menor.

Encontramos aquí, en este último punto, un semáforo en rojo que exige un espacio para reflexionar. Es evidente que para que un niño, o un joven, se desarrolle como una persona feliz no basta con que su formación contemple contenidos o retenga datos, es decir, no es suficiente que incremente un Coeficiente Intelectual alto.

El aula actual no muestra demasiados cambios comparado con el escenario que se describe anteriormente. Si bien se incluye en la mayoría de los currículos escolares el pensamiento crítico, este no siempre es llevado a la práctica. Sería imperioso que la formación docente y escuela contemplasen el desarrollo de la Inteligencia Emocional para que pueda aplicarse en el ámbito de la educación formal, transmitirla a los padres y así, en conjunto, educar a toda la persona (Coeficiente Intelectual y Coeficiente Emocional).

“LA INTELIGENCIA EMOCIONAL ES UN FACTOR DECISIVO A LA HORA DE LA FORMACION ACADEMICA”

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La alfabetización emocional

¿Por qué es imperioso educar en un ambiente que contemple la Inteligencia Emocional?

 Nada más exacto que las palabras del mismísimo Goleman para responder a esta pregunta. En el año 2010, Goleman fue invitado a brindar una conferencia sobre habilidades emocionales a COs de doscientas empresas en Estados Unidos. Cada uno de los participantes era gerente de su área. Más aún, todos habían realizado “masters” y obtenido sus doctorados en las universidades más prestigiosas y costosas.

¿Qué es, pues, lo que hace la diferencia?
Goleman comenzó su conferencia con una pregunta de la que ya tenía la respuesta. Preguntó, “¿Cuántos de ustedes recibieron sus graduaciones siendo ¨top ten¨ de sus clases?” Esta pequeña encuesta informal, dio el resultado que Goleman esperaba y sabía por sus investigaciones. Solamente cuatro de las doscientas personas levantaron la mano. Más interesante es la explicación que siguió a la encuesta. “…La persona necesita del Coeficiente Intelectual, pero para tener éxito hace falta desarrollar el Coeficiente Emocional…” que es el que garantiza las buenas relaciones inter e intra personales mediante el desarrollo de la Inteligencias Intrapersonal e Interpersonal. (1)

El Coeficiente Intelectual solo predice entre el 4 y el 10% el éxito profesional. Esto deja afuera una contribución amplia de otros factores. Uno de ellos es la Inteligencia Emocional.

Entre las habilidades que distinguen a personas sobresalientes en cientos de organizaciones se observan claramente dos ítems: cuáles de las habilidades se basan en Coeficiente Intelectual y en el conocimiento técnico en habilidades puramente cognitivas y cuántas pertenecen al dominio de la Inteligencia Emocional.
“Resulta ser que para todo tipo de trabajos, a la hora de diferenciar a “las estrellas” del resto, la Inteligencia Emocional tiene el doble de importancia que las habilidades cognitivas. A mayor nivel en una organización, mayor su importancia. Así que para los líderes de primer nivel, es estos modelos de competencia el 80 y 90% de las habilidades pertenecen al dominio de la Inteligencia Emocional.” Afirma Goleman con convicción.
No es que el Coeficiente Intelectual y el conocimiento técnico no importen, sino que simplemente son habilidades básicas. El Coeficiente Intelectual es el indicador más fuerte de qué tipo de trabajo puede obtener una persona, pero el Coeficiente Emocional es el que mantiene a la persona en ese puesto. No es el Coeficiente Intelectual el que predice quién será un trabajador sobresaliente. Todo eso tiene que ver con la Inteligencia Emocional, con cómo nos manejamos y cuán efectivos somos en las relaciones personales.

Hay una habilidad cognitiva que aparece una y otra vez como indicador de líderes sobresalientes. Es lo que llamaríamos el “pensamiento global”, “reconocimiento de patrón” o “pensamiento de sistemas”. Consiste en entender la importancia de plantearse frente a una decisión actual y su implicancia en los cinco o diez años por venir. O, quizás de una manera más significativa, “¿Qué visión estratégica deberíamos tener para avanzar?”. Y una vez que tenemos el plan estratégico, una vez que sabemos hacia dónde vamos, el problema es el siguiente: “sólo podemos llegar a ello por medio de las personas”. Para ejecutar ese plan, esa estrategia, necesitamos persuadir, inspirar, escuchar, motivar, comunicar y esas son competencias de la Inteligencia Emocional.

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La inteligencia Emocional en la escuela, hoy

La gran mayoría de las personas dan por hecho que todos los seres humanos nacen con una serie de recursos innatos que le permiten crear la propia autoestima y autocontrol. Sin embargo, al igual que la inteligencia cognitiva, la Inteligencia Emocional se aprende.

La buena noticia es que podemos trabajar la inteligencia Emocional en la escuela y en todos los niveles. Es por esto que la escuela se debería plantear enseñar a los alumnos a ser “emocionalmente inteligentes”, dotándolos de estrategias y ayudándolos a desarrollar habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o, al menos, que puedan palear sus efectos negativos.

Aun sin estar contemplado, como se mencionó, el desarrollo de esta inteligencia en casi ninguno de los sistemas educativos del mundo, cada escuela, cada docente puede tomar los contenidos curriculares y enfocarlos de manera que poco a poco vaya dotando a los alumnos de estas estrategias y ayudarlos a desarrollar las habilidades emocionales básicas.

Imaginemos, en un alarde de optimismo, que la comunidad educativa estuviera convencida de que la inteligencia emocional debiera ser uno de los objetivos básicos a perseguir por el sistema educativo, de esta manera, cada comunidad educativa estaría educando íntegramente a las personas que deberán afrontar los inciertos desafíos del siglo XXI, los líderes, “las estrellas, protagonistas del futuro”.

Desde la Neurosicoeducación consideramos que un espacio educativo es aquel que más allá del lugar donde se encuentre, enseña habilidades cognitivas (el Coeficiente Intelectual) y, además, educa a toda la persona (Coeficiente Emocional) para que se desenvuelva, para que aprenda, poco a poco, a desarrollarse como un mejor ser humano.

(1)Inteligencia Intrapersonal: capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta.
Inteligencia Interpersonal: capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente y capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.


Marita Castro

Prof. Nse. Alejandra del Fabro
Oradora en Asociación Educar.
Fundadora del Instituto de Idio+delfabro.
Aplicando las Neurociencias, la metodología pedagógica de su instituto se basa en los procesos enseñanza-aprendizaje compatibles con la forma en la que aprende el cerebro.
Partner DANA Foundation, New York, USA.

Fuente:
psyciencia.com

miércoles, 8 de mayo de 2013

17 ecuaciones que cambiaron el mundo, o por qué sí sirve de mucho estudiar matemáticas y ciencia.

Las ecuaciones de Maxwell, por poner un ejemplo, nos permiten explicar cómo se trasmite la información para la televisión, Internet y los teléfonos, cuánto tarda en llegar la luz de las estrellas, cuál es la base del funcionamiento de las neuronas o cómo opera cualquier central eléctrica, además de otros miles de fenómenos que experimentamos en nuestra vida cotidiana.

  Las ecuaciones de Maxwell  

Por Javier Pedreira

Las prisas no son buenas consejeras, así que quiero creer que un desafortunado artículo publicado hace unos días que defiende que estudiar matemáticas sólo sirve para estudiar matemáticas es en realidad fruto de las prisas por entregarlo.

Pero por si acaso me parece adecuado recuperar esta lista de 17 ecuaciones que cambiaron el mundo, con sus correspondientes enlaces, publicada ya hace algún tiempo en Principia Marsupia en la anotación Cómo 4 ecuaciones cambiaron el mundo:

  1. El teorema de Pitágoras, porque conectó el álgebra y la geometría.
  2. La suma de logaritmos, porque permitió simplificar operaciones muy complejas.
  3. El teorema fundamental del cálculo, porque toda las matemáticas de la física reposan sobre él.
  4. La teoría de la gravitación de Newton, porque unificó en una sola ecuación fenómenos en apariencia tan diferentes como la caída de una manzana y las órbitas de los planetas.
  5. El cuadrado de la unidad imaginaria, porque el análisis complejo es esencial para resolver muchos problemas.
  6. La fórmula de Euler para los poliedros, porque representa el nacimiento de la topología.
  7. La distribución Gaussiana, uno de los pilares de la estadística.
  8. La ecuación de onda, porque unifica fenómenos tan dispares como la luz, el sonido o los terremotos.
  9. La transformada de Fourier, esencial en el tratamiento de señales.
  10. La ecuación de Navier-Stokes, la base de la aerodinámica y la hidrodinámica.
  11. Las ecuaciones de Maxwell, que describen el electromagnetismo.
  12. La segunda ley de la termodinámica y el incremento de la entropía.
  13. La identidad masa-energía de Einstein, que unifica masa y energía.
  14. La ecuación de Schrödinger, que describe la evolución de un sistema cuántico.
  15. La entropia de la información de Shannon, que describe el límite hasta el que se puede comprimir la información.
  16. El modelo logístico, quizás el sistema más simple donde aparece el caos.
  17. El modelo de Black-Scholes, que se utiliza en banca para calcular el precio de productos financieros derivados.
Como extra bonus, 25 respuestas a la pregunta ¿para qué sirven las matemáticas?

Fuente:
www.microsiervos.com

lunes, 6 de mayo de 2013

Chagas: premio para investigadores santafesinos.

Enfermedad de Chagas, mal de Chagas-Mazza o tripanosomiasis americana. Independientemente del nombre, los resultados son los mismos para la población afectada. Problemas de salud que pueden volverse crónicos o causar la muerte de pobladores en zonas rurales y suburbanas, viviendo en condiciones precarias las cuales permiten el desarrollo del insecto portador conocido como vinchuca.


Por Claudio Pairoba

Considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como perteneciente al grupo de enfermedades desatendidas u olvidadas junto con la tuberculosis, entre otras, la enfermedad de Chagas-Mazza fue descubierta en 1909 y presentada por primera vez en el mundo científico por su descubridor, el médico brasileño Carlos Chagas, en 1912. En nuestro país, el médico sanitarista argentino Salvador Mazza profundiza el estudio de la misma en el norte argentino, fundando la Misión de Estudios de Patología Regional Argentina en la década del 20.

La enfermedad es causada por el parásito Trypanosoma cruzi y vehiculizada por insectos conocidos como vinchucas. Afecta mayoritariamente a países latinoamericanos, si bien en los últimos tiempos se ha visto una propagación hacia otros continentes debido a las corrientes migratorias. Los estudios dan cifras de 300.000 infectados para los EE.UU. y 80.000 para Europa. La etapa inicial de la enfermedad puede pasar desapercibida mientras que los enfermos crónicos desarrollan problemas cardiológicos, digestivos y neurológicos.

De acuerdo a datos de la OMS, la enfermedad afecta a alrededor de 10 millones de personas a nivel mundial. Según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, los casos en la Argentina ascienden a 7,3 millones de personas expuestas y 1,6 millones de infectados (datos del año 2006).

Las herramientas actuales para su tratamiento incluyen dos medicamentos: benznidazol y nifurtimox, los cuales son efectivos si se administran al poco tiempo de ocurrida la infección. De todas formas, los mismos son un paliativo y no una cura para todos los casos. El tratamiento prolongado para los casos crónicos puede generar reacciones adversas. Hasta el momento, el método más efectivo para prevenir la enfermedad es el control de las vinchucas.
 

El premio
Recientemente, tres investigadores de la provincia de Santa Fe recibieron el premio Sanofi-CONICET, destinado a combatir enfermedades huérfanas, desatendidas u olvidadas. El proyecto elegido tiene como objetivo desarrollar una vacuna oral que brinde protección contra la enfermedad de Chagas-Mazza. El acto contó con la presencia del Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao, el presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Roberto Salvarezza, y el director médico de la compañía farmacéutica Sanofi, Cristian von Schulz-Hausmann.

El desarrollo del proyecto estará a cargo de dos investigadores de la ciudad de Rosario y uno de la ciudad de Santa Fe. Todos ellos pertenecen al CONICET desempeñándose también en el ámbito universitario. Christian Magni, desarrolla sus tareas en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR-CONICET) y en la Facultad de Cs Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario; Ana Rosa Pérez, está radicada en el Instituto de Inmunología de la Facultad de Ciencias Médicas de la misma universidad mientras que Iván Mancipar lleva a cabo su trabajo en el Laboratorio de Tecnología Inmunológica, dependiente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral.

Los tres científicos tienen amplia experiencia en distintos aspectos de la enfermedad de Chagas-Mazza. Pérez aporta sus conocimientos en distintos modelos de infección por el parásito así como en el estudio de los mecanismos de defensa desarrollados por el cuerpo humano. Marcipar, por su parte, se ha dedicado a mejorar los métodos para diagnosticar la enfermedad y ha trabajado en el desarrollo de vacunas. Juntos han publicado un libro destinado a divulgar el conocimiento científico adquirido respecto de la enfermedad.

Magni contribuye con su experiencia empleando bacterias lácticas, nombre genérico que agrupa a una gran variedad de estos microorganismos. Uno de estos tipos de bacterias será usado como vehículo para incorporar por vía oral los antígenos que generarán la respuesta inmune, la cual busca prevenir tanto el ingreso como el desarrollo de la infección.


Hablan los protagonistas
¿Cómo nace la idea del proyecto?
“La idea que premió CONICET-SANOFI surgió a partir de un trabajo previo que habíamos realizado con el Dr. Christian Magni”, comenta la Dra. Pérez. “Habíamos trabajado juntos en el desarrollo y prueba de una vacuna experimental para un virus, mediante un mecanismo similar al que se utilizará ahora para el Chagas. Posteriormente, se incorporó Iván Marcipar, quien trabaja desde hace tiempo en el desarrollo de distintas vacunas y también en Enfermedad de Chagas. En este caso el proyecto prevé desarrollar un prototipo de vacuna oral para el control del parásito haciendo uso de las herramientas más actuales para el desarrollo de vacunas y de la gran cantidad de conocimiento desarrollado en los últimos años sobre las defensas inmunológicas necesarias para controlar la infección”, agrega la investigadora.

¿Cómo surge la idea de reunir a tres equipos de investigación?
“El objetivo de poder integrar temas tan vastos y complejos obligó a encarar el proyecto en forma multidisciplinar, conformando un consorcio integrado por los tres grupos de investigación, los que están especializados en las distintas aristas que abarca el proyecto como ser la inmunología, parasitología, biología molecular, la biotecnología, la bioinformática entre otras” continúa la investigadora.

¿Cuáles son las etapas del proyecto?
“La idea del proyecto es seleccionar las regiones de las proteínas del parásito Trypanosoma cruzi más apropiadas para generar una defensa favorable en las personas infectadas con el mismo. Esta etapa estará a cargo de Iván Marcipar”, explica la Dra. Pérez. “Luego, se prevé hacer que esas regiones proteicas se expresen en bacterias lácticas no patógenas como las que se utilizan como fermentos en algunos lácteos y también modificar a esos microorganismos para que sinteticen un adyuvante que mejore la respuesta cuando la vacuna se administra por vía oral. En este caso, el trabajo estará a cargo de Christian Magni. El trabajo a realizar tiene una duración estimada de 2 años, al fin del cual se realizará la evaluación en un modelo de infección controlada en ratones (etapa a mi cargo), por lo que no está previsto en ese plazo llegar a una vacuna para humanos”, finaliza.

Sabemos que dos años es un plazo muy corto como para lograr un producto listo para ser usado en humanos. Teniendo en cuenta esta premisa, ¿cuáles son los objetivos del proyecto?
“El proyecto plantea completar todos los estudios necesarios para saber cómo funciona la vacuna en el modelo animal. De alcanzar resultados exitosos, esto permitirá encarar las siguientes fases de evaluación que se requieren para lograr una vacuna humana, lo cual podría tardar muchos años más”, concluye Pérez.

En los tiempos que corren  prácticamente no existen trabajos de investigación hechos por un único autor. De allí que la conformación de un equipo de trabajo es un punto clave. ¿Cómo surge la relación con los otros investigadores?
“Mi contacto con los grupos de Rosario es a través de Ana Rosa con quien comparto temas de trabajo relacionados con la enfermedad de Chagas por lo que he tenido oportunidades de conversar en muchos encuentros y congresos con ella y porque además hemos compartido funciones en la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Protozoología”, comenta Iván Marcipar. “A Christian me lo presentó ella y desde un primer momento se perfiló una excelente relación entre nosotros. Por el conocimiento que tengo de ellos, creo que el proyecto se va a llevar a cabo en términos de mucha calidez a nivel humano. Para mi es muy propicio lograr amalgamar al equipo de trabajo en lo humano porque, además de que uno pasa gran parte de su vida en el trabajo, el estimulo creativo que se necesita para desarrollar actividades en investigación se retroalimenta en esas circunstancias” manifiesta el investigador.

“Con Ana Pérez habíamos trabajado anteriormente realizando experimentos similares en colaboración, utilizando otro modelo también complejo en rotavirus”, señala Christian Magni. ”La colaboración surge de tener buena onda con ellos y tratar de hacer algo distinto”.

¿Cuáles serán los recursos humanos que se formarán durante el transcurso del proyecto?
“El presente proyecto contará con la participación de tres becarios doctorales que se están formando en los distintos aspectos mencionados en la propuesta. Se realizará también la presentación de pedidos de becas Postdoctorales de CONICET” resalta Christian Magni. “Además se incorporarán tres tesinistas de grado por año de la carrera de Licenciatura en Biotecnología y/o en Bioinformática de la Universidad Nacional de Entre Ríos/Universidad Nacional de Rosario. En lo académico la constitución de este grupo permitirá la generación de conocimiento especializado que podrá ser brindado a la comunidad universitaria a través de cursos de postgrado, pudiendo abarcar aspectos de investigación clínica y experimental de enfermedades infecciosas”, destaca.

La decisión de generar nuevos enfoques tendientes a solucionar el problema del Chagas es altamente auspiciosa, sobre todo si tenemos en cuenta el elevado número de personas infectadas y expuestas que existe tanto en nuestro país como en países vecinos.

Links de interés
1. ¿Por qué se les dice "desatendidas" a algunas enfermedades tropicales? http://www.who.int/features/qa/58/es/
2. La enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana) http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs340/es/
3. El Chagas en el país y América Latina. http://www.msal.gov.ar/chagas/index.php/informacion-para-ciudadanos/el-chagas-en-el-pais-y-america-latina
4. Enfermedades olvidadas http://malaria2.enfermedadesolvidadas.com/
5. La enfermedad de Chagas Mazza. http://www.alcha.org.ar/enfermedad/biografia_mazza.htm
6. La enfermedad de Chagas desde un enfoque CTS http://www.oei.es/salactsi/sanmartino.htm 

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...