viernes, 24 de mayo de 2013

Presentación del libro de Comunicación Estrátegica Ambiental.

Incluye trabajos de alumnos, docentes y graduados de la Especialización en Comunicación Ambiental y la Maestría en Comunicación Estratégica dictadas en la Facultad de Ca. Política y Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de Rosario, Argentina).


Sandra Massoni y Felipe Maya durante la presentación del libro (Foto: S. Massoni).

Por Claudio Pairoba

El viernes 17 de mayo fue un día especial para todos los que estamos relacionados con los dos posgrados creados por la Dra. Sandra Massoni. Y en especial para ella, que vió cristalizado otro producto de las propuestas académicas que han resultado enriquecedoras además de exitosas en su convocatoria.

La presentación del libro fue, además, un homenaje al ambientalista, historiador y filósofo colombiano Augusto Maya fallecido en 2010 y una de las principales figuras del Pensamiento Ambiental Latinoamericano. Con tal motivo, también hicieron sus aportes Carlos Galano y Felipe Angel Maya (sobrino de Augusto), ambos docentes de la Especialización y la Maestría. 

Junto a otros compañeros tuve el honor de ser invitado a participar del libro a través de mi trabajo final para la Especialización en Comunicación Ambiental: "De la Comunicación Científica en Tiempos de Incomunicación Científica".

Con mis compañeros/amigos coincidimos en que la experiencia ha resultado un hito en nuestras vidas personales y profesionales. Todos llegamos a este espacio con la necesidad de responder ciertas preguntas o incluso buscando preguntas para respondernos. El aprendizaje ha sido enriquecedor desde el punto de vista profesional. Muchas preguntas han encontrado respuesta en las clases dictadas por un cuerpo docente que se avino a interactuar con el alumnado, no desde una posición de soberbia epistemológica o adueñamiento del conocimiento sino desde el llano del intercambio de saberes y experiencias.

Pero además de esto, que ya de por sí colma más que ampliamente las expectativas que uno podría tener para un curso de posgrado, hubo un encuentro en lo personal y afectivo. Como decian mis compamigos durante una charla, "nosotros somos la transdiciplina" a la cual los docentes hacían referencia.

Gente de distintos orígenes en lo profesional, que llegamos con muchas dudas. Muchas se solucionaron, y muchas nuevas aparecieron. Creo que eso es crecer y estar vivo,¿no? Bien, entonces hemos arribado a un estado de crecimiento y vitalidad nunca antes experimentado...=)

Este posgrado nos ha cambiado, nos ha hecho reconectar con nosotros mismos y con los demás. Nos ha dado nuevos ojos para enfocar la vida desde lo comunicacional, en lo profesional y en lo personal.

Agradecido estoy por el 2 x 1. Llegué con expectativas profesionales y me fui con herramientas profesionales y expansión afectiva. Si el Universo se expande, ¿por qué será que tendemos a encogernos con los años? ¿A encoger las expectativas, las ganas, los sueños, los amores, los aprendizajes, los poderes y tantas otras cosas?

El otro dia escuché a alguien decir que había hecho una nueva amistad cuando ya venía cerrando la persiana con tantos desencantos. Para los que todavía apostamos a hacer nuevos amigos, amigos en serio, el pasaje por este posgrado nos dió herramientas, sogas, roldanas para levantar las persianas y encontrarnos con ese otro que es yo, porque busca lo mismo (y por lo que nos diferencia también). Lo de verse reflejado no es una frase rebuscada o un lugar común. Yo lo viví en la Especialización/Maestría. Ojala que muchos puedan experimentar lo que este grupo de vulnerables sigue experimentando cada vez que nos encontramos.

Festejo entonces el nacimiento de este nuevo libro producto del medio de cultivo que nos supo descubrir. Chin chin!



Les dejo los audios con las palabras de algunos de los autores.

jueves, 23 de mayo de 2013

Ciencia al ataque.

Un espacio para hablar sobre ciencia en LT8 (AM830) los miércoles a las 23 hs.



El miércoles 22 de mayo tuve la oportunidad de charlar con Nicolás Rufiné, conductor del micro "Ciencia al ataque". Este espacio se desarrolla dentro del programa "Sueñero", conducido por Marcelo Nocetti quien también participó del intercambio de ideas.

Les agradezco a ambos la oportunidad de hablar sobre comunicación científica y contarles mi enfoque sobre el tema. Me sentí cómodo y estimo que ellos también ya que dijeron que esperan que vuelva. ¡Así será!

Les dejo el audio de la charla.

lunes, 13 de mayo de 2013

Noventa minutos de siesta "despiertan" la mente.

Un estudio de la Universidad californiana de Berkeley (EE.UU.) revela que 90 minutos de siesta sirven para despejar la mente y aumentar la capacidad de aprendizaje.




Para llegar a esta conclusión, Matthew Walker y su equipo realizaron un experimento con 39 adultos jóvenes y sanos a los que dividieron en dos grupos: los que dormían la siesta y los que no. A mediodía, todos ellos realizaron una tarea de aprendizaje destinada a poner a prueba el hipocampo, una región del cerebro vinculada a la memoria. Dos horas después, la mitad de ellos echaron una siesta de 90 minutos. Cuando a las 6 de la tarde se les pidió que hicieran una nueva ronda de ejercicios de aprendizaje, los resultados mostraron que quienes habían permanecido despiertos todo el día aprendían con más lentitud. Por el contrario, los que habían disfrutado de una siesta obtuvieron mejores resultados, e incluso muchos habían mejorado su capacidad de aprender frente a la prueba de la mañana.

Los hallazgos apoyan la hipótesis de que dormir es necesario para limpiar la memoria a corto plazo y "hacer hueco" para nueva información, explicó Walker ayer domingo durante la conferencia anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), en San Diego (EE.UU.). "Es como si la bandeja de entrada de nuestro hipocampo estuviera llena y hasta que no dormimos y limpiamos todos esos correos no pudiésemos recibir más mails", añade el investigador, y explica que al dormir "pasamos los correos" a otra "carpeta", la corteza prefrontal, con mucha más capacidad.

Por otra parte, cuanta más horas pasamos despiertos, más lento se vuelve nuestro cerebro. Además, pasar una noche en vela reduce en casi un 40 por ciento la capacidad para emprender nuevas actividades debido a la paralización de algunas zonas del cerebro. Ahora Walker y su equipo quieren estudiar si la reducción de las horas de sueño que suele acompañar al envejecimiento está vinculada a la pérdida de memoria y las enfermedades neurodegenerativas, lo que podría aportar nuevas pistas para combatir, por ejemplo, el Alzheimer.

Fuente:
www.muyinteresante.es

jueves, 9 de mayo de 2013

¿Por qué el coeficiente emocional es más importante que el coeficiente intelectual?

¿Por qué el coeficiente emocional es más importante que el coeficiente intelectual?

Por Alejandra del Fabro

La Inteligencia Emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Si bien el término nació mucho antes, fue en el año 1995 con la publicación del libro La Inteligencia Emocional, del psicólogo estadounidense Daniel Goleman, que se popularizó. Este libro está compuesto por investigaciones que Goleman llevó a cabo durante diez años en la Universidad de Harvard, con la colaboración de las Universidades de Yale y Michigan, gracias a sus conocimientos e investigaciones de la mente humana y a los avances que se habían producido hasta ese momento, en el campo de las neurociencias.

La teoría de Goleman sugiere que la Inteligencia Emocional se podría organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, automotivarse y gestionar relaciones.

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El panorama escolar

 Si nos remontamos a unos años atrás, podemos observar cómo los profesores preferían a los niños conformistas que conseguían buenas notas y exigían poco de ellos.

El “conformismo” y “exigir poco” van de la mano de la poca motivación hacia la creatividad y el fortalecimiento de la autoestima. Es no animarse a ampliar la “zona de seguridad”, tal como se la denomina en Neurosicoeducación. En este sector no nos sentimos necesariamente felices, sino que es el círculo en el que aunque poco feliz, conocemos y en que nos acostumbramos a vivir.

Es por esto que era habitual encontrar alumnos atentos en clase, memorizando explicaciones del profesor y sacando, en el mejor de los casos, buenas notas. El objetivo era que los alumnos desarrollasen capacidades lógico matemáticas que eran después evaluadas y podrían “medirse” con el test de Coeficiente Intelectual.
Los avances en el campo de las ciencias y las neurociencias nos hacen predecir, por un lado, que este escenario no garantiza el aprendizaje duradero en el tiempo. Lo más probable es que estos alumnos sacasen notas maravillosas en sus evaluaciones, pero esos conocimientos, al poco tiempo, desaparecerían de sus mentes producto de, fundamentalmente, el escaso (o nulo) rol y compromiso emocional. Esta escasez, resulta en redes neuronales débiles que al no tener impacto emocional y al no ejercitarse en el futuro (en este caso, una vez concluida la evaluación) se debilitan hasta finalmente desaparecer.

Por otro lado, es bastante penoso el resultado del análisis de los sistemas educativos. Los más adelantados coinciden que la formación docente, además de contemplar los contenidos de cada disciplina, la psicología y la pedagogía, debería incluir una introducción a las neurociencias. Contando con descubrimientos sobre la forma en la que aprende el cerebro y cuán importante es el rol de las emociones en la vida diaria, el hecho de que las habilidades de la Inteligencia Emocional no sean contempladas por la gran mayoría de los sistemas a nivel mundial no es un hecho menor.

Encontramos aquí, en este último punto, un semáforo en rojo que exige un espacio para reflexionar. Es evidente que para que un niño, o un joven, se desarrolle como una persona feliz no basta con que su formación contemple contenidos o retenga datos, es decir, no es suficiente que incremente un Coeficiente Intelectual alto.

El aula actual no muestra demasiados cambios comparado con el escenario que se describe anteriormente. Si bien se incluye en la mayoría de los currículos escolares el pensamiento crítico, este no siempre es llevado a la práctica. Sería imperioso que la formación docente y escuela contemplasen el desarrollo de la Inteligencia Emocional para que pueda aplicarse en el ámbito de la educación formal, transmitirla a los padres y así, en conjunto, educar a toda la persona (Coeficiente Intelectual y Coeficiente Emocional).

“LA INTELIGENCIA EMOCIONAL ES UN FACTOR DECISIVO A LA HORA DE LA FORMACION ACADEMICA”

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La alfabetización emocional

¿Por qué es imperioso educar en un ambiente que contemple la Inteligencia Emocional?

 Nada más exacto que las palabras del mismísimo Goleman para responder a esta pregunta. En el año 2010, Goleman fue invitado a brindar una conferencia sobre habilidades emocionales a COs de doscientas empresas en Estados Unidos. Cada uno de los participantes era gerente de su área. Más aún, todos habían realizado “masters” y obtenido sus doctorados en las universidades más prestigiosas y costosas.

¿Qué es, pues, lo que hace la diferencia?
Goleman comenzó su conferencia con una pregunta de la que ya tenía la respuesta. Preguntó, “¿Cuántos de ustedes recibieron sus graduaciones siendo ¨top ten¨ de sus clases?” Esta pequeña encuesta informal, dio el resultado que Goleman esperaba y sabía por sus investigaciones. Solamente cuatro de las doscientas personas levantaron la mano. Más interesante es la explicación que siguió a la encuesta. “…La persona necesita del Coeficiente Intelectual, pero para tener éxito hace falta desarrollar el Coeficiente Emocional…” que es el que garantiza las buenas relaciones inter e intra personales mediante el desarrollo de la Inteligencias Intrapersonal e Interpersonal. (1)

El Coeficiente Intelectual solo predice entre el 4 y el 10% el éxito profesional. Esto deja afuera una contribución amplia de otros factores. Uno de ellos es la Inteligencia Emocional.

Entre las habilidades que distinguen a personas sobresalientes en cientos de organizaciones se observan claramente dos ítems: cuáles de las habilidades se basan en Coeficiente Intelectual y en el conocimiento técnico en habilidades puramente cognitivas y cuántas pertenecen al dominio de la Inteligencia Emocional.
“Resulta ser que para todo tipo de trabajos, a la hora de diferenciar a “las estrellas” del resto, la Inteligencia Emocional tiene el doble de importancia que las habilidades cognitivas. A mayor nivel en una organización, mayor su importancia. Así que para los líderes de primer nivel, es estos modelos de competencia el 80 y 90% de las habilidades pertenecen al dominio de la Inteligencia Emocional.” Afirma Goleman con convicción.
No es que el Coeficiente Intelectual y el conocimiento técnico no importen, sino que simplemente son habilidades básicas. El Coeficiente Intelectual es el indicador más fuerte de qué tipo de trabajo puede obtener una persona, pero el Coeficiente Emocional es el que mantiene a la persona en ese puesto. No es el Coeficiente Intelectual el que predice quién será un trabajador sobresaliente. Todo eso tiene que ver con la Inteligencia Emocional, con cómo nos manejamos y cuán efectivos somos en las relaciones personales.

Hay una habilidad cognitiva que aparece una y otra vez como indicador de líderes sobresalientes. Es lo que llamaríamos el “pensamiento global”, “reconocimiento de patrón” o “pensamiento de sistemas”. Consiste en entender la importancia de plantearse frente a una decisión actual y su implicancia en los cinco o diez años por venir. O, quizás de una manera más significativa, “¿Qué visión estratégica deberíamos tener para avanzar?”. Y una vez que tenemos el plan estratégico, una vez que sabemos hacia dónde vamos, el problema es el siguiente: “sólo podemos llegar a ello por medio de las personas”. Para ejecutar ese plan, esa estrategia, necesitamos persuadir, inspirar, escuchar, motivar, comunicar y esas son competencias de la Inteligencia Emocional.

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La inteligencia Emocional en la escuela, hoy

La gran mayoría de las personas dan por hecho que todos los seres humanos nacen con una serie de recursos innatos que le permiten crear la propia autoestima y autocontrol. Sin embargo, al igual que la inteligencia cognitiva, la Inteligencia Emocional se aprende.

La buena noticia es que podemos trabajar la inteligencia Emocional en la escuela y en todos los niveles. Es por esto que la escuela se debería plantear enseñar a los alumnos a ser “emocionalmente inteligentes”, dotándolos de estrategias y ayudándolos a desarrollar habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o, al menos, que puedan palear sus efectos negativos.

Aun sin estar contemplado, como se mencionó, el desarrollo de esta inteligencia en casi ninguno de los sistemas educativos del mundo, cada escuela, cada docente puede tomar los contenidos curriculares y enfocarlos de manera que poco a poco vaya dotando a los alumnos de estas estrategias y ayudarlos a desarrollar las habilidades emocionales básicas.

Imaginemos, en un alarde de optimismo, que la comunidad educativa estuviera convencida de que la inteligencia emocional debiera ser uno de los objetivos básicos a perseguir por el sistema educativo, de esta manera, cada comunidad educativa estaría educando íntegramente a las personas que deberán afrontar los inciertos desafíos del siglo XXI, los líderes, “las estrellas, protagonistas del futuro”.

Desde la Neurosicoeducación consideramos que un espacio educativo es aquel que más allá del lugar donde se encuentre, enseña habilidades cognitivas (el Coeficiente Intelectual) y, además, educa a toda la persona (Coeficiente Emocional) para que se desenvuelva, para que aprenda, poco a poco, a desarrollarse como un mejor ser humano.

(1)Inteligencia Intrapersonal: capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta.
Inteligencia Interpersonal: capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente y capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.


Marita Castro

Prof. Nse. Alejandra del Fabro
Oradora en Asociación Educar.
Fundadora del Instituto de Idio+delfabro.
Aplicando las Neurociencias, la metodología pedagógica de su instituto se basa en los procesos enseñanza-aprendizaje compatibles con la forma en la que aprende el cerebro.
Partner DANA Foundation, New York, USA.

Fuente:
psyciencia.com

miércoles, 8 de mayo de 2013

17 ecuaciones que cambiaron el mundo, o por qué sí sirve de mucho estudiar matemáticas y ciencia.

Las ecuaciones de Maxwell, por poner un ejemplo, nos permiten explicar cómo se trasmite la información para la televisión, Internet y los teléfonos, cuánto tarda en llegar la luz de las estrellas, cuál es la base del funcionamiento de las neuronas o cómo opera cualquier central eléctrica, además de otros miles de fenómenos que experimentamos en nuestra vida cotidiana.

  Las ecuaciones de Maxwell  

Por Javier Pedreira

Las prisas no son buenas consejeras, así que quiero creer que un desafortunado artículo publicado hace unos días que defiende que estudiar matemáticas sólo sirve para estudiar matemáticas es en realidad fruto de las prisas por entregarlo.

Pero por si acaso me parece adecuado recuperar esta lista de 17 ecuaciones que cambiaron el mundo, con sus correspondientes enlaces, publicada ya hace algún tiempo en Principia Marsupia en la anotación Cómo 4 ecuaciones cambiaron el mundo:

  1. El teorema de Pitágoras, porque conectó el álgebra y la geometría.
  2. La suma de logaritmos, porque permitió simplificar operaciones muy complejas.
  3. El teorema fundamental del cálculo, porque toda las matemáticas de la física reposan sobre él.
  4. La teoría de la gravitación de Newton, porque unificó en una sola ecuación fenómenos en apariencia tan diferentes como la caída de una manzana y las órbitas de los planetas.
  5. El cuadrado de la unidad imaginaria, porque el análisis complejo es esencial para resolver muchos problemas.
  6. La fórmula de Euler para los poliedros, porque representa el nacimiento de la topología.
  7. La distribución Gaussiana, uno de los pilares de la estadística.
  8. La ecuación de onda, porque unifica fenómenos tan dispares como la luz, el sonido o los terremotos.
  9. La transformada de Fourier, esencial en el tratamiento de señales.
  10. La ecuación de Navier-Stokes, la base de la aerodinámica y la hidrodinámica.
  11. Las ecuaciones de Maxwell, que describen el electromagnetismo.
  12. La segunda ley de la termodinámica y el incremento de la entropía.
  13. La identidad masa-energía de Einstein, que unifica masa y energía.
  14. La ecuación de Schrödinger, que describe la evolución de un sistema cuántico.
  15. La entropia de la información de Shannon, que describe el límite hasta el que se puede comprimir la información.
  16. El modelo logístico, quizás el sistema más simple donde aparece el caos.
  17. El modelo de Black-Scholes, que se utiliza en banca para calcular el precio de productos financieros derivados.
Como extra bonus, 25 respuestas a la pregunta ¿para qué sirven las matemáticas?

Fuente:
www.microsiervos.com

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...