lunes, 6 de febrero de 2012

El precio de la información: Académicos comienzan a boicotear a una gran editorial de revistas científicas.


Traducción por Claudio Pairoba

A veces solo se necesita una piedrita para comenzar una avalancha. El 21 de Enero Timothy Gowers, un matemático de la Universidad de Cambridge, escribió en un blog detallando las razones por su prolongado boicot a las revistas de investigación publicadas por Elsevier. Esta firma, con sede en los Países Bajos, posee más de 2.000 revistas, incuyendo títulos de primer nivel tales como Cell and The Lancet. Sin embargo, el Dr. Gowers, quien gano la medalla Fields, el equivalente al premio Nobel en las matemáticas en 1998, no está conforme con ello, y esperaba que su post podría dar coraje a otros para hacer algo similar.

Y lo hizo. Más de 2.700 investigadores de todo el mundo han firmado hasta ahora una solicitud online armada por Tyler Neylon, un colega matemático quien fue inspirado por el post del Dr. Gowers, prometiendo no enviar su trabajo a las revistas de Elsevier o ser evaluador o editor de trabajos que aparezcan en ellas. Ese número parece, para usar un término matemático, estar creciendo de manera exponencial. Si realmente cobra importancia, las editoriales académicas establecidas podrían encontrarse con que tienen una revolución en sus manos. 

Un racimo de problemas
Las quejas inmediatas del Dr. Gowers son triples. Primero, que Elsevier cobra demasiado por sus productos. Segundo, que su práctica de “arracimar” sus revistas fuerza a las bibliotecas que quieren suscribirse a una publicación en especial a comprarla como parte de un set que incluye varias otras que pueden no desear. Y tercero, que respalda legislación tal como el Acta de Trabajos de Investigación, un proyecto de ley que se encuentra en el congreso norteamericano, el cual prohibiría que el gobierno pida el libre acceso a aquellas investigaciones pagadas con dinero de los contribuyentes.

Elsevier insiste en que está siendo tergiversada. La firma, por cierto, goza de muy buena salud financiera. En 2010 tuvo una ganancia de 724 millones de libras (1.160 millones de dólares) con ingresos de 2.000 millones de libras, un margen del 36%. Pero cobra precios industriales promedio por sus productos, de acuerdo a Nick Fowler, su director de relaciones académicas globales, y sus incrementos en precios han sido inferiores que aquellos impuestos por otras editoriales durante los últimos años. Los envidiables márgenes de Elsevier, dice el Dr. Fowler, son simplemente consecuencia de la operación eficiente por parte de la firma.

La petición del Dr. Neylon, de todas formas, es sintomática de un conflicto más amplio entre académicos y sus editoriales – un conflicto que está siendo puesto de relieve de manera aguda por el auge de la publicación online. Los académicos, quienes viven en una cultura que valora el movimiento libre y sin trabas de la información (y quienes editan y evalúan trabajos de investigación a cambio de nada) han sido incómodos compañeros de lecho con las compañías editoras comerciales por largo tiempo, quienes desean maximizar ganancias a través del cobro por acceder a esa información y quienes controlan muchas (aunque no todas) de las revistas científicas más prestigiosas.

La situación ha estado fermentando por años. En el 2006, por ejemplo, el comité editorial en su totalidad de la revista Topology, una revista matemática publicada por Elsevier, renunció, citando preocupación similar en cuanto al alto precio que asfixia el acceso. Y el comité editorial de K theory, una revista matemática propiedad de Springer, una editora alemana, renunció en 2007.

Para muchos es sorprendente que haya llevado tanto tiempo para que las cosas llegaran a este punto. Los académicos fueron los primeros en adoptar Internet, con todas las posibilidades que la red ofrece para sacarse de encima a las editoriales. Y, de hecho, ha habido intentos por crear alternativas a la publicación comercial. El sitio arXiv de la Universidad de Cornell se estableció en 1991. Los investigadores pueden subir trabajos de Física y Matemáticas que todavía no han sido publicados en revistas científicas. Se agregan miles por día. La Biblioteca Pública de Ciencias (PLoS, por sus siglas en inglés) se fundó en el año 2000. Publica siete revistas gratuitas que cubren Biología y Medicina.

Pero a pesar del entusiasmo de tales operaciones, existen razones para el dominio continuado de las editoriales tradicionales. Los trabajos subidos a arXiv, aunque están sujetos a despiadados comentarios post publicación, no son formalmente evaluados por pares antes de su posteo. Por ello, su calidad es más bien despareja. PLos depende en parte de donaciones, pero también cobra cargos por publicación de hasta 2.900 dólares por trabajo. Estos deben ser pagados por los autores, un gasto significativo para los departamentos universitarios que están cortos de dinero. Y también existe un persistente prejuicio en contra de la publicación únicamente electrónica. Las alternativas en la web a menudo parecen menos respetables que sus contrapartes en papel.

Eso importa, ya que los departamentos universitarios (y los investigadores que los componen) son calificados tanto por el números de trabajos que publican como por la reputación de las revistas en las cuales esos trabajos aparecen. Los más jóvenes, quienes se supone que deberían hacer las cosas de manera novedosa, deben publicar en revistas importantes y ya existentes si quieren reconocimiento y ascensos. Y la definición de “reputación” cambia lentamente, ya que las revistas con la mejor reputación pueden elegir de entre los nuevos trabajos.

Las editoriales comerciales han comenzado a experimentar con ideas relacionadas al acceso irrestricto, por ejemplo cobrándoles a los autores por publicar antes que a los lectores por leer. Pero si el boicot continúa creciendo, las cosas podrían ponerse más serias. Después de todo, las editoriales necesitan a los académicos más de lo que los académicos necesitan a las editoriales. Y los responsables a menudo parecen invulnerables hasta que de pronto caen. Cuidado, entonces, con la Primavera Académica.

Fuente:
www.economist.com

sábado, 4 de febrero de 2012

Museo del Bicentenario: una opción para visitar en Buenos Aires.

En el mes de Enero tuve oportunidad de conocer el museo del Bicentenario, ubicado detrás de la Casa Rosada.
Vista del Museo del Bicentenario desde las escaleras de acceso (Foto: C. Pairoba).
Por Claudio Pairoba

La estructura se encuentra por debajo del nivel de la calle y abarca los cimientos de lo que fuera la Aduana Taylor. Consta de un espacio central abierto dispuesto a la misma altura que la calle que se encontraba detrás de la Casa Rosada antes de que se iniciara la excavación. Del lado este se encuentran los cimientos de la aduana y del lado oeste las arcadas del área de depósito.


En toda su extensión, la cual debe ser de alrededor de 100-120 m, la estructura se halla cubierta por un techo vidriado. Al bajar por las escaleras, a la izquierda se encuentran las arcadas debajo de las cuales se han instalados estaciones que brindan información sobre distinos sucesos ocurridos en nuestro país en base a videos y objetos históricos.

Estación típica para mostrar un determinado período de la historia argentina.

La primera estación muestra la disposición de la antigua ciudad de Buenos Aires así como la costa del Río de la Plata, la cual llegaba hasta la parte trasera de la Casa Rosada. Es sorprendente ver como todo lo que se halla más allá de la casa de gobierno, hacia el río, hoy en dia son terrenos ganados. Este primer espacio muestra reliquias de la época del viejo fuerte de Buenos Aires tales como escudos en piedra, un par de cañones, una imagen de San Miguel arcángel en madera pintada y otra de Nuestra Señora del Buen Ayre,  más restos de botellas, huesos y platos.



A medida que se recorre el resto de las arcadas, se puede asistir a distintos períodos de la historia de la Argentina. Comenzando por las guerras de la Independencia, el viaje llega hasta la actualidad. Junto a los videos que muestran los hechos sobresalientes del período en cuestión se pueden observar artículos históricos correspondientes al momento tratado en ese espacio. Fragmentos de cadenas usadas en el combate de la vuelta de Obligado, el sillón presidencial de Derqui, ejemplares de las distintas constituciones, afiches del gobierno peronista y el esmoquin usado por Carlos Menem se encuentran entre los objetos en exhibición.


 
Lo que me llamó la atención, y me pareció sumamente interesante, fue descubrir el famoso mural pintado por David Alfaro Siqueiros para la quinta en Don Torcuato del empresario Natalio Botana y que fuera objeto de una disputa legal cuando su dueño trató de sacarlo del país cortado en bloques para realizar una muestra itinerante en la década del 90.

El mural "Ejercicio plástico" que Siqueiros pintó en el sótano de la quinta de Botana (Foto: viajes.elpais.com.uy).

La historia del mural y de su autor merecen un capítulo aparte. El entonces presidente Nestor Kirchner junto con líderes de otras agrupaciones políticas coincidieron en declarar patrimonio histórico a dicho mural. Dando por terminada la estadía de la obra de arte sepultada en contenedores durante 16 años, tal estatus permitió su expropiación y posterior montaje en una estructura adecuada dentro del Museo del Bicentenario. Una historia con final felíz para la obra de arte.

El museo se completa con tres carruajes pertenecientes a Uriburu, Roque Saenz Peña y Julio A. Roca, un modelo del auto Justicialista (del cual se produjeron 167 unidades y tiene un diseño que recuerda al de un modelo de Auto Unión) más un cuadro del Gral. Perón junto a su esposa Eva Duarte, vestidos de gala. Este cuadro pintado por Numa Ayrinhac en 1948 se halla junto a un maniquí mostrando el vestido blanco original que Eva lucía en dicha pintura.


Una opción totalmente recomendable para conocer más de la historia de nuestro país en un ambiente de diseño moderno, amplio y luminoso con entrada libre y gratuita. Le doy 5 mecheros Bunsen.

jueves, 2 de febrero de 2012

Bautizando elementos químicos.

Los nombres de los elementos químicos tienen una historia y un por qué.

La tabla periódica ordena los elementos químicos en base a sus propiedades y características (Foto: ptable.com).


¿Por qué un nuevo elemento fue nombrado por un suburbio de San Francisco?
Traducción por Claudio Pairoba.

El Sábado 3 de Diciembre la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC, por sus siglas en inglés) propuso los nombres de dos nuevos elementos. En la actualidad, los elementos número 114 y 116 no tienen nombres oficiales en la tabla periódica. Dichos elementos fueron anteriormente conocidos como ununquadium y ununhexium. Estas palabras largas e impronunciables fueron los nombres sistemáticos y temporarios para los mismos. Los nombres se originan a partir de sus números atómicos, pero como la mayoría de las cosas en Física, el procedimiento es imcompresible para los legos en la materia. Si Ud. es curioso, los lineamientos se explican con mayor detalle en los Principios de la Nomenclatura Química.

¿Por qué hay tanta confusión con respecto a cómo llamar a estos elementos? No siempre hubo tal alboroto en este proceso. Los elementos comunes, como carbono, helio y hierro se nombraron en referencia a cosas comunes. El carbono hacía referencia al carbón, helio viene de la palabra griega helios que significa sol, hierro se remonta a la época Proto Germánica y significa “metal pesado”. A diferencia de los elementos comunes, estos elementos más recientes fueron sintetizados en un laboratorio, no se encuentran en la naturaleza. Son muy inestables y se disuelven rápidamente originando otros elementos. (¿Qué es exactamente un elemento? Es una sustancia química pura que se distingue por el número de protones en su núcleo. El hidrógeno tiene un protón, el helio dos y así sucesivamente.)

Dado que estos nuevos elementos fueron inventados, por así decirlo, sus nombres no pueden basarse en un linaje claro en cuanto a vocabulario. Más bien, la IUPAC debe elegir nombres para los mismos.

Por ejemplo, la IUPAC honró a Pierre y Marie Curie al nombrar el elemento atómico número 96 en 1948. Y el mes pasado tres nuevos elementos fueron bautizados: darmstadtium, roentgenium y copernicium. Roentgenium y Copernicium fueron nombrados por los influyentes científicos y el darmstadtium honra a la ciudad en Alemania donde dicho elemento fue descubierto.

Los nombres propuestos para los elementos 114 y 116 se basan en los laboratorios que fueron esenciales para su creación. El livermorio fue observado por primera vez en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en las afueras de San Francisco, y el flevorio fue creado en Laboratorio Flerov de Reacciones Nucleares en Rusia. El Laboratorio Flerov debe su nombre al físico ruso Georgiy N. Flerov, descubridor de la fisión espontánea del uranio. El nombre de los laboratorios Livermore, por otra parte, proviene de la ciudad donde están localizados: Livermore, California. Livermore proviene de un granjero, Robert Livermore, quien emigró a California desde Inglaterra en 1816. No era un físico, pero su nombre ahora es famoso en la comunidad científica por el laboratorio que lo lleva.

¿Por qué estos nombres no son todavía oficiales? La IUPAC ha abierto la discusión al público para escuchar sus opiniones. De acuerdo a un comunicado de prensa, “Las recomendaciones temporarias se pondrán a disposición para comentarios públicos en el corto plazo durante cinco meses y también se enviarán a los expertos.”

¿Qué piensa de los nombres propuestos? ¿Qué otros nombres deberían considerarse?

Fuente:
http://hotword.dictionary.com/element/

lunes, 30 de enero de 2012

La petición Monsanto le dice a Obama: “Termine los lazos de la FDA con Monsanto”

Por Elizabeth Flock

Traducción de Claudio Pairoba

Una designación de hace dos años en la FDA (Administración de Drogas y Medicamentos de los EE.UU.) está desatando protestas online una vez más.



En los últimos días, una petición solicitando la expulsión de un ex Vicepresidente de Monsanto, está cobrando fuerza.

“Presidente Obama, me opongo a su designación de Michael Taylor,” dice la petición en Signon.org. “Taylor es la misma persona que era Zar de la Seguridad Alimentaria en la FDA cuando los organismos modificados genéticamente fueron permitidos en la cadena alimenticia de los EE.UU. sin sufrir una sola prueba para determinar su seguridad o riesgos. Esto es una vergüenza.”

Durante el fin de semana, la petición fue firmada por miles de personar. Al escribir esto, tiene cerca de 60.000 firmas con un objetivo en 75.000.

Las solicitudes de declaraciones por parte de Monsanto y la FDA no fueron devueltas de inmediato.
Los firmantes de la petición argumentan que Monsanto no debería tener influencia en la FDA dado que eso dañaría a los granjeros y constituye una amenaza para plantas y animales. Citan investigación científica que ha encontrado que los alimentos genéticamente modificados podrían ser una causa para enfermedades crónicas o cáncer en los EE.UU.

La petición fue lanzada por Frederick Ravid, un analista financiero en Atlanta quien también tiene un blog dedicado a espiritualidad.

La petición se refiere a la designación de Taylor como un ejemplo del “lobo cuidando el gallinero”.
El puesto de Taylor, quien es actualmente Comisionado Asistente para alimentos en la FDA, incluye asegurarse de que las etiquetas de los alimentos contienen información clara y precisa, supervisión de estrategias para seguridad alimentaria y planeamiento de nueva legislación para seguridad alimentaria. Es el primer individuo en tener este puesto.

Antes de unirse a la FDA, Taylor era el Vicepresidente para Políticas Públicas de Monsanto entre 1998 y 2001. Desde entonces ha trabajado para la FDA en varios puestos, y recientemente ha regresado a la administración como consejero senior para el comisionado en Julio de 2009.

Taylor es citado en el sitio web de la FDA diciendo que estaba ansioso por “trabajar de nuevas maneras...para vencer los desafíos importantes – y las oportunidades sin precedentes – que enfrentamos en la actualidad.”

Cuando la designación de Taylor fue anunciada, la misma fue criticada por los consumidores y sus defensores en todos los EE.UU. Un defensor de los consumidores, Jeffrey Smith, quien hace campañas en contra de los alimentos genéticamente modificados, escribió en su blog en ese momento: “La persona que puede ser responsable por más enfermedades y muertes relacionadas con los alimentos que ninguna otra en la historia acaba de ser designada como zar de seguridad alimentaria en los EE.UU. Esto no es ninguna broma.”

Smith indicó que era problemática la participación anterior de Taylor como supervisor de la política para la hormona de crecimiento bovino (rbGH/rbST ) desarrollada genéticamente y perteneciente a Monsanto. La leche proveniente de vacas inyectadas con esta hormona ha sido un tema controvertido, señala Smith, con muchas organizaciones médicas y hospitales hablando en contra de la misma.

Monsanto ha sido el centro de docenas de protestas por varias de sus políticas a lo largo de los años, incluyendo esta conferencia TED por parte de un niño de 11 años:



El Lunes, Monsanto anunció que abandonaba sus planes para vender maíz resistente a insectos en Francia, según informa Farmers Weekly. La movida fue considerada como otro golpe importante para los alimentos genéticamente modificados en Europa, donde la oposición ha sido virulenta, con seis países de la Unión Europea prohibiendo el cultivo de maíz genéticamente modificado.

Fuente:
http://www.washingtonpost.com

El lado oscuro de la ciencia.

Un interesante post de Miguel Jara: "Mercaderes de la duda" 

Cayetano Gutiérrez Pérez, Catedrático de Física y Química y divulgador científico, me escribió hace tiempo. Estaba terminando de leer el libro La salud que viene y como él me contó coincidía en que “no todo vale como avance, como progreso social o tecnológico. Es fundamental aplicar el principio de precaución cuando se tenga la más mínima duda de que algo puede perjudicar la salud de los seres vivos del planeta”, una de las ideas centrales del libro. Poco después me mandó esta colaboración que trata sobre cómo existen científicos al servicio de la generación de dudas en materia de salud y medioambiente para beneficiar a ciertos sectores industriales.

Aunque Pasteur decía que “la ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso”, por desgracia, en la comunidad científica, al igual que en otros colectivos, también existe un pequeño grupo de científicos corruptos. A mediados del s. XX surgieron los “mercaderes de la duda”, término acuñado por los historiadores de la ciencia estadounidenses Oreskes y Conway, autores del libro Mercaderes de la duda (Merchants of doubt), publicado en 2010, en EE.UU.
Los “mercaderes de la duda” son científicos de renombre, especialistas en generar polémicas, dedicados a negar evidencias que perjudican al sector empresarial, con argumentos poco rigurosos, cobrando por ello auténticas fortunas. Estos “mercaderes de la duda” fueron los que mantuvieron durante décadas que el tabaco no producía cáncer, que la industria del amianto no era la responsable de la asbestosis, que los clorofluorocarbonos no destruían el ozono… Desde hace un par de décadas niegan que el cambio climático esté relacionado con las actividades industriales, sembrando dudas sobre su origen, con masivas campañas de publicidad y artículos pseudo científicos.
Afortunadamente, en la actualidad comienzan a ser desenmascarados estos “mercaderes de la duda”. En el citado libro Merchants of doubt, se describe por primera vez cómo funcionan los negacionistas del cambio climático y quiénes son, y demuestra que algunos de los científicos que hoy niegan el calentamiento global participaron antes en polémicas referidas a los efectos del tabaco, la lluvia ácida y el agujero de ozono.



Como indico en mi libro La actuación frente al cambio climático, la táctica de sembrar dudas sobre la validez de la ciencia establecida ha sido usada en el pasado, por el sector industrial causante de un determinado daño, para dividir la opinión pública, retrasar la toma de medidas por parte de las administraciones y las denuncias por parte de las víctimas.

En el caso del cambio climático, la defensa de los intereses económicos de las grandes multinacionales del petróleo nos ha conducido a situaciones peligrosamente preocupantes, ya que las grandes industrias del carbón y el petróleo, americanas, han invertido millones de dólares para mantener al público con dudas sobre el cambio climático. Así, en 1995, la industria del carbón había pagado más de 800 millones de euros a cuatro científicos que mostraban su disconformidad con el calentamiento global. Y Exxon Mobil ha gastado millones de euros en una campaña de relaciones públicas contra el calentamiento global. En 2000, los magnates del petróleo y el carbón se apuntaron su mayor victoria electoral hasta la fecha cuando el Presidente George W. Bush salió elegido, aceptando las insinuaciones del sector respecto a su política climática y energética.

La última cacicada tuvo lugar en la reunión de París (2007), donde un grupo ligado a Bush, subvencionado por la petrolera Exxon Mobil, quiso sobornar a los científicos para desacreditar su informe, ofreciéndoles 7.000 €, según informó el diario británico The Guardian. Como dato valga que el presupuesto asignado para publicidad de las grandes petroleras duplica el Producto Interior Bruto de muchos países en vías de desarrollo.

Greenpeace reveló, en marzo de 2010, que el segundo grupo industrial más poderoso de los Estados Unidos (las “Industrias Koch”) entregó, entre 2005 y 2008, casi 25 millones de dólares a 40 fundaciones conservadoras negadoras del cambio climático, que organizan seminarios para periodistas y funcionarios, artículos en los medios de comunicación, etc.

Conviene matizar que sobre el cambio climático no se puede ni se debe frivolizar, ya que la inmensa mayoría de la comunidad científica acepta su existencia, en mayor o menor grado, porque así lo indican los datos de más de 2.500 científicos, correspondientes a 130 países, reunidos por la ONU, que llevan más de 20 años investigándolo.

Las evidencias del calentamiento global se ven reforzadas por los artículos publicados en las diferentes revistas científicas de prestigio. Así, en la revista Science (Dic.-2004), podemos encontrar los artículos publicados por revistas científicas a favor y en contra del cambio climático, entre 1993 y 2003, en el artículo titulado Beyond the Ivory Tower: The Scientific Consensus on Climate Change (Oreskes. Science 3 December 2004: Vol. 306. Nº. 5702, p. 1686). Dicho informe concluye que se publicaron 928 artículos que van a favor de la conclusiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y ni un sólo artículo que vaya en contra de las mismas y que reforzara las tesis de los negacionistas del cambio climático. Es decir, no hay un sólo artículo científico publicado, entre 1993 y 2003, que vaya en contra de las tesis básicas del IPCC sobre la realidad del cambio climático.

Este artículo y otros evidencian que el consenso sobre el cambio climático es bastante generalizado y que la polémica sobre el cambio climático no se da en las revistas científicas, sino en los editoriales de algunos medios de comunicación, que responden a presiones de los lobbys de distintas multinacionales, cuyos intereses económicos se verían afectados negativamente por las medidas que se pudiesen tomar para frenar el cambio climático.


Las campañas para generar incertidumbre sobre el cambio climático parecen estar dando resultados. Así, una encuesta de la BBC (feb.-2010) mostraba que sólo el 26% de los británicos cree hoy que el cambio climático está generado principalmente por el ser humano, lo que representa una disminución respecto del 41% en noviembre de 2009. Algo similar ocurre en los EE.UU., donde otra encuesta (mar.-2010) reveló que el 48% de los norteamericanos piensa que “la gravedad del cambio climático ha sido exagerada”.

Vivimos en la era de la globalización y ante las multinacionales el ser humano es manipulado de manera reiterada y ostensible como un auténtico títere, reduciéndole su capacidad de maniobra, de decisión, y anulando su voluntad. El grado de manipulación es siempre directamente proporcional a la información que posee una persona.

Muchas multinacionales presionan y compran la voluntad de los científicos independientes para que determinados aspectos que les pueden perjudicar no sean investigados, o simplemente que no divulguen los resultados de sus investigaciones. Para ello, desinforman en los medios de comunicación social e intoxican a la opinión pública para dividirla, manipulan a los políticos, crean asociaciones o fundaciones aparentemente independientes que promocionan tecnologías contaminantes y peligrosas.

Finalmente, recordemos que el cinismo de algunos políticos, multinacionales y grupos de presión (lobbys), y su doble moral no dejan lugar a dudas y el ciudadano frecuentemente es manipulado, por lo que debe filtrar adecuadamente la información que le llega, porque una sociedad más informada en lo científico es más libre. Por tanto, promovamos la cultura científica porque beneficia a toda la sociedad.

Más info: En el libro La salud que viene pueden encontrar un capítulo dedicado a la geoingeniería que documenta estas prácticas.

Fuente:
http://www.migueljara.com/2010/10/23/mercaderes-de-la-duda/

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...