miércoles, 1 de julio de 2015

20 Things You Didn't Know About... The Periodic Table

How it started, how it's like solitaire, how to fold it, and how it ends.

periodic-table
Lawrence Berkeley National Lab


1  You may remember the Periodic Table of the Elements as a dreary chart on your classroom wall. If so, you never guessed its real purpose: It’s a giant cheat sheet.

2  The table has served chemistry students since 1869, when it was created by Dmitry Mendeleyev, a cranky professor at the University of St. Petersburg.

 With a publisher’s deadline looming, Mendeleyev didn’t have time to describe all 63 then-known elements. So he turned to a data set of atomic weights meticulously gathered by others.

4  To determine those weights, scientists had passed currents through various solutions to break them up into their constituent atoms. Responding to a battery’s polarity, the atoms of one element would go thisaway, the atoms of another thataway. The atoms were collected in separate containers and then weighed.

 From this process, chemists determined relative weights—which were all Mendeleyev needed to establish a useful ranking.

6  Fond of card games, he wrote the weight for each element on a separate index card and sorted them as in solitaire. Elements with similar properties formed a “suit” that he placed in columns ordered by ascending atomic weight.

7  Now he had a new Periodic Law (“Elements arranged according to the value of their atomic weights present a clear periodicity of properties”) that described one pattern for all 63 elements.

 Where Mendeleyev’s table had blank spaces, he correctly predicted the weights and chemical behaviors of some missing elements—gallium, scandium, and germanium.

 But when argon was discovered in 1894, it didn’t fit into any of Mendeleyev’s columns, so he denied its existence—as he did for helium, neon, krypton, xenon, and radon.

10  In 1902 he acknowledged he had not anticipated the existence of these overlooked, incredibly unreactive elements—the noble gases—which now constitute the entire eighth group of the table.

11  Now we sort elements by their number of protons, or “atomic number,” which determines an atom’s configuration of oppositely charged electrons and hence its chemical properties.

12  Noble gases (far right on the periodic table) have closed shells of electrons, which is why they are nearly inert.

13  Atomic love: Take a modern periodic table, cut out the complicated middle columns, and fold it once along the middle of the Group 4 elements. The groups that kiss have complementary electron structures and will combine with each other.

14  Sodium touches chlorine—table salt! You can predict other common compounds like potassium chloride, used in very large doses as part of a lethal injection.

15  The Group 4 elements (shown as IVA above) in the middle bond readily with each other and with themselves. Silicon + silicon + silicon ad infinitum links up into crystalline lattices, used to make semiconductors for computers.

16  Carbon atoms—also Group 4—bond in long chains, and voilà: sugars. The chemical flexibility of carbon is what makes it the key molecule of life.

17  Mendeleyev wrongly assumed that all elements are unchanging. But radioactive atoms have unstable nuclei, meaning they can move around the chart. For example, uranium (element 92) gradually decays into a whole series of lighter elements, ending with lead (element 82).

18  Beyond the edge: Atoms with atomic numbers higher than 92 do not exist naturally, but they can be created by bombarding elements with other elements or pieces of them.

19  The two newest members of the periodic table, still-unnamed elements 114 and 116, were officially recognized last June. Number 116 decays and disappears in milliseconds. (Three elements, 110 to 112, were also officially named earlier this month.)

20  Physicist Richard Feynman once predicted that number 137 defines the table’s outer limit; adding any more protons would produce an energy that could be quantified only by an imaginary number, rendering element 138 and higher impossible. Maybe.

Source

sábado, 27 de junio de 2015

Cómo funciona el método científico

Hemos hecho de la ciencia la base de nuestro conocimiento. Pero ¿por qué nos fiamos del método científico? Permitidme que os lo explique en las siguientes líneas.

el método científico

Por César Noragueda


Antes de que apareciera una corriente proclive a la ciencia en la Jonia del siglo VI antes de Cristo, que se hundió por obra y gracia de los místicos hasta el Renacimiento del XV d. C., con algunos momentos de esplendor intermedio como en la Alejandría de los seis siglos que siguieron al III a. C., y que no se desarrolló más satisfactoriamente hasta la revolución científica del XVII en adelante, el conocimiento que se tenía por seguro se basaba en la autoridad de instituciones ancestrales y supuestos sabios y unas ideas prácticamente sin verificación. Pero eso cambió gracias al empuje de personas que antepusieron la racionalidad y el mayor rigor intelectual a los prejuicios, la imaginación sin control y la tranquila y perniciosa ignorancia de la vaca.

 

Por qué la ciencia

A la ciencia como conocimiento fiable y su escrupuloso método para conseguirlo no se llegó azarosamente, sino por necesidad, porque requeríamos un sistema que nos pudiese dar seguridad en la obtención del saber, para no dudar de que algo que consideramos cierto o falso realmente lo sea; aunque, en verdad, ponerlo en duda es uno de los procedimientos principales de la ciencia.

"La ciencia es lo que nos hace ver y comprender el mundo más allá de nuestras propias limitaciones"

La razón de esta necesidad no es otra que nuestro propio cerebro, que no viene preparado de serie para eludir todos los errores de lógica, sesgos ideológicos y de popularidad en que somos capaces de caer (más bien, justo lo contrario), y nuestras limitaciones de percepción, puesto que no advertimos ni distinguimos todo lo que tenemos a nuestro alrededor y nos hacen falta instrumentos para ello, es decir, tecnología, que es una de las consecuencias directas de la aplicación del método científico.

El grado de rigor intelectual preciso para poseer una mente absolutamente racional y escéptica que separe por completo el grano de la paja, incluso para las más cultivadas y que mejor ejerciten una disciplina cerebral, es inalcanzable para cualquiera de nosotros. Por eso necesitamos la ciencia, porque nos hace ver y comprender el mundo más allá de nuestras propias limitaciones.

 

La dinámica científica

el método científico


El trabajo científico no es el que realizan sabios individuales, sino el de toda una comunidad dedicada a ello; olvidémonos, pues, del argumento de autoridad, que es una falacia. Los científicos llevan a cabo un experimento o una serie de experimentos con pruebas de doble ciego y construyen una hipótesis, y no basta con que expongan sus conclusiones para que estas sean una verdad y ni mucho menos aceptada por todo el mundo, sino que le piden al resto de la comunidad científica que comprueben si están en lo cierto, que traten de encontrar errores o detalles de los que no se hayan percatado e incluso de demostrar su falsedad: si cuatro ojos ven más que dos, cientos ven más que cuatro.

El trabajo científico no es el que realizan sabios individuales, sino el de toda una comunidad 

Distintos científicos, probablemente menos implicados emocionalmente en el asunto que se investiga y en la propia investigación, repiten los experimentos y analizan y comparan los datos obtenidos. Porque cualquier materia o afirmación que pretenda ser científica debe poder reproducir sus experimentos y, así, dar la posibilidad de ser refutada por alguien ajeno al esfuerzo realizado. De otro modo, resulta imposible demostrar nada: si alguien asegura que ha encontrado un nuevo elemento químico, por ejemplo, debe facilitar que sus colegas comprueben que su composición es del todo distinta a la de los que ya conocemos; si alguien dice que ha hallado una vacuna muy eficaz para cualquier enfermedad infecciosa grave que carecía de ella, tiene la obligación científica de permitir que otros reproduzcan las pruebas clínicas que le han conducido a tan estupenda declaración.

Cuando los medios de comunicación nos cuentan que tales investigadores de tal universidad han descubierto tal cosa, su investigación sólo se encuentra en una de las etapas del trabajo científico: otros compañeros de su profesión serán los encargados de comprobar la veracidad de sus afirmaciones; y si, tras una minuciosa criba y una buena revisión por pares, se mantienen en pie, se publicarán en revistas científicas de referencia y podremos decir que hemos añadido una pieza más al conocimiento que tenemos del mundo. Pieza que, según lo que vamos averiguando, quizá sea reformulada más adelante para conseguir una mayor precisión en el entendimiento de su ámbito.

Sin el método científico, permaneceríamos ciegos a las realidades del cosmos 

Y a pesar de todas nuestras precauciones, a veces se nos cuelan propuestas pseudocientíficas, lo cual demuestra que, si con el método científico y el trabajo conjunto ya tenemos que ir con cautela, permaneceríamos prácticamente ciegos a las realidades del cosmos si no contásemos con él. Así que alegrémonos de poder utilizarlo.

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miércoles, 24 de junio de 2015

Las otras víctimas del Titanic, las de cuatro patas

Las víctimas menos conocidas de uno de los naufragios más famosos de la historia.

 

Por Javier Sanz


Como todos sabéis, el transatlántico británico Titanic, el mayor barco del mundo en el momento de su botadura, se hundió en la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York. En el hundimiento murieron 1.514 personas de las 2.224 que iban a bordo, lo que convierte a esta tragedia en uno de los mayores naufragios de la historia ocurridos en tiempo de paz. Esta es la historia de las otras víctimas… las de cuatro patas

Aquel fatídico día, además de las 2.227 personas también había a bordo 12 perros, todos pertenecientes a pasajeros de primera clase. Sólo los tres que iban con sus dueños en los camarotes -dos Pomerania y un Pekinés- consiguieron sobrevivir al subir a los botes en brazos de sus dueños. El resto, que iban en las bodegas, murieron.
 
Ninguno de los tres que figuran en la fotografía sobrevivieron, pero el Gran danés tiene su propia historia. Ann Elizabeth Isham, su propietaria, consiguió subir a uno de los botes salvavidas, pero cuando le informaron que su perro era muy grande para subir al bote, ya que por su tamaño ocupaba el lugar de una persona, saltó del bote y se dirigió a la bodega. Pocos días después del naufragio, un barco de rescate encontró el cuerpo de Ann abrazado a su perro.
 
¿Y no había ningún gato? Sí y no. No es de extrañar la presencia de gatos en los barcos, ya que fueron fundamentales para mantener a raya a los “malditos roedores”. Cuenta la leyenda que había una gata en el Titanic, llamada Jenny, que consiguió salvarse… ¿el sexto sentido de los animales? Mulholland, uno de los fogoneros del Titanic, se encargaba de cuidar y alimentar a Jenny… y a la camada que acababa de tener. Cuando el barco llegó a Southampton, procedente del astillero de Belfast donde fue construido, Jenny desapareció misteriosamente. Finalmente, Mulholland la descubrió caminando por los amarres sacando a sus gatitos del barco uno a uno. Para un hombre supersticioso como Mulholland, aquello no era un buen presagio y decidió abandonar el barco y enrolarse en un carguero. Jenny había salvado su vida, la de su camada… y la de Mulholland.


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sábado, 20 de junio de 2015

El idiota equidistante (o “de la irresponsabilidad de los medios”)

Una interesante visión del blogger Santiago Campillo Brocal sobre dos temas candentes: vacunas y "las dos campanas".  


 Por Santiago Campillo Brocal

Aunque tengo una lista considerable de artículos que terminar (unos 27 apuntados, creo), no he podido evitar despejarlo todo para hablar sobre un tema que me parece esencial. La equidistancia, palabra que me gustaría acuñar para definir una actitud muy irresponsable, poco ética y dañina por parte de los medios de comunicación. Una actitud que necesitamos denunciar para que no se repita más. En la era de la información, la desinformación es reina. Además creemos que lo más ético y justo es escuchar a todo el mundo por igual. Y esto es falso.

Vamos a ponernos en antecedentes, por si alguien todavía anda perdido. Hace unos días saltaba a los titulares una noticia espantosa: un niño de Olot se había contagiado de difteria, una enfermedad que se consideraba erradicada en España desde hacía 28 años. El pequeño de 6 años diagnosticado con difteria a estas alturas todavía anda ingresado con pronostico estable. Pero las secuelas que sufrirá, incluyendo la estigmatización de su familia y la merma de su salud serán considerables. Y todo porque sus padres, muy desinformadamente decidieron no vacunar a su hijo. La enfermedad, que había desaparecido virtualmente, se llevaba a miles de personas por delante hace poco más de 70 años. La razón de que no se hubiese dado ni un solo caso más de difteria desde 1986 u 87 se debe principalmente a la vacunación masiva que se realiza a los niños junto a la vacuna antitetánica y contra la tos ferina. Un solo caso de difteria, debido a nuestra situación de “limpieza” supone tener que revacunar, como medida preventiva, a los más de 150 contactos que tuvo el niño hasta que se identificó la enfermedad. Además, el propio niño se ha encontrado en estado muy grave. A estas alturas, los padres se han vacunado como refuerzo y han vacunado a su otro hijo por precaución.

"La difteria era un enfermedad erradicada totalmente en España"

El error de la desinformación

Aunque es cierto que los últimos culpables de este suceso son los padres, en mi humilde opinión no veo justo cargarles con todas las consecuencias del acto. Me explico: estos padres han sido víctimas de la desinformación. Por supuesto, han sido víctimas voluntarias. Pero víctimas. ¿Y quién tiene la culpa de esta desinformación? Es un problema muy complejo, la verdad. En primer lugar, el ruido que hacen los absurdos colectivos antivacunas. En ellos se mezcla la fantasía con alguna preocupación legítima (aunque irrisoria en comparación con el beneficio), aderezada de conceptos mal entendidos e intereses económicos por parte de unos pocos malnacidos (sí, si te sientes ofendido, probablemente esté hablando de ti) que se aprovechan del miedo genuino de la gente.
Esto NO es Corynebacterium diphtheriae. Son enterobacterias cualquiera.
Esto NO es Corynebacterium diphtheriae. Son enterobacterias cualquiera.

Por otro lado, para apoyar a estos colectivos está la dificultad de entender conceptos biológicos y médicos. Los seres humanos tendemos a usar la lógica cuando, en muchas ocasiones, la lógica no tiene nada que ver con la evidencia científica. Esto provoca malentendidos disfrazados de tecnicismos e ideas que parecen legitimas. Y alimentan el dichoso miedo. La gran mayoría de las personas que están en contra de la vacunación no lo hacen por inconsciencia. Todo lo contrario, se creen genuinamente informados. Lo que no saben es que en realidad están malinformados. Y eso se debe a la dificultad de trabajar la información en un 70% o más. Aquí es donde los medios de comunicación juegan su papel más importante. Y más aún, es donde comenten su mayor y peor error.

 

La falacia de la equidistancia

Existen muchos errores por los cuales los medios de comunicación profesionales hacen mal su trabajo. La gran mayoría es por la comodidad, la velocidad, la exclusividad y, como no, por la falta de profesionales preparados para trabajar la información adecuadamente. Pero hoy quiero hablar de un error aún más sutil y grave. Grave porque tiene fácil solución. Hablo, como imagináis de la equidistancia.

En el mundo en el que vivimos creemos que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión con la misma oportunidad de ser respetado y escuchado. Por tanto, en un debate abierto, tienen la misma oportunidad de exponer su punto de vista dos frentes opuestos. Esto es cierto siempre que haya debate. Y para haber debate tiene que haber razones para que lo haya. Cuando la evidencia demuestra que un hecho es falso, si encima este hecho puede suponer un peligro para la salud pública, el debate deja de existir.


"La gente se cree genuinamente bien informada, lo que muchas veces es falso"

Con esto quiero decir que porque una minoría opine una cosa sin aportar la más mínima evidencia de tener una razón para apoyar su opinión debería estar fuera de juego. Automáticamente. En el tema de los antivacunas, en concreto, decir que las vacunas son malas y su administración debería estar sujeta a libre elección es falso. Por su parte, los medios de comunicación, están haciendo un trabajo funesto al tratar de ofrecer un debate equidistante y falaz. No puedes darle la misma voz en un programa público a un doctor con unos argumentos que lo respaldan y a una señora (o señor, o arbol, o piedra) que trata de defender sus argumentos totalmente erróneos y sin respaldo científico. Porque esto confunde a la sociedad. Es una irresponsabilidad solo digna de un idiota.

 

Razones para no ser equidistante

Hablando en concreto de los medios de comunicación, existen tres razones clarísimas para dar opción a la equidistancia. En concreto:

 

No tienen la misma validez de argumentación

La sociedad médica, la OMS y otras entidades de rigor ofrecen pruebas, estudios, estadísticas… información de sobra en cantidad y calidad que apunta a la validez de las vacunas. Qué digo validez, al beneficio que le ha hecho a la humanidad desde los tiempos de Jenner. Por el contrario, los colectivos antivacunas presentan estudios que han sido reiteradamente demostrados como falsos, mal diseñados o con resultados negativos. El único argumento con el que salen tras esto es el argumento del miedo: que si la industria farmacéutica, que si el desconocimiento, que si los efectos secundarios, que si nos controlan. ¿Les vamos a dar el mismo peso? Por favor, ¿En qué sociedad queremos vivir, en una libre y sana, feliz o una sometida al miedo?

 

Dar igual valor a ambas “opiniones” no es ético

En primer lugar, crees que haces lo correcto porque estás escuchando las dos partes. Pero lo cierto es que estás ridiculizando el trabajo de los investigadores y médicos que han pasado años estudiando, comprobando y midiendo una información para ti. Lo haces al darle el mismo peso que el de una persona que ha leído cuatro conceptos, dos papers mal hechos y tiene una idea iluminada que en su cabeza cobra sentido. Pero no ha tenido los redaños de contrastar adecuadamente la información, porque eso cuesta tiempo, esfuerzo y humildad. Aunque esta persona sea un médico o un biólogo o lo que sea. El título no hace a la razón. Lo hacen los datos. Tampoco es ético considerar una opción que es manifiestamente dañina para los que te rodean. Sobre todo cuando tienes datos para saberlo. Tampoco es ético considerar ambas opiniones, porque como te decía, no lo son. Una es una opinión. La otra es un hecho, así que valóralo como quieras, estás en tu derecho. Pero hazlo personalmente, nunca como un medio de comunicación. Ahí estás tomando una actitud casi criminal.

 

Desinformas y haces daño a la gente

Sí, como suena. Nadie duda del poder de los medios de comunicación. Convencen, hacen que compres una marca, tomes una cosa por la mañana o dejes de ir a un lugar. Conociendo dicho poder, si eres un medio de comunicación ¿cómo te atreves a no pensar dos veces si tu situación equidistante es justa o no? Tratar con el mismo valor una opinión y un hecho pueden convencer a la gente de que son igualmente válidas. Y una de las opciones, tal y como muestra el hecho, puede ser terriblemente perjudicial. ¿De verdad tienes ganas de vender tu idea o tu imagen a costa de la salud de la gente? Tu misión y responsabilidad como medio de comunicación es transmitir una información veraz y útil a la sociedad. Con la equidistancia te acabas de pasar ambas cosas por el forro, felicidades.

 

El poder de los medios

Esta crítica no me la he sacado de la manga, como comprenderéis. Ayer, mientras en cadenas como Antena 3 explicaban la situación desde un punto de vista crítico, informativo y claro, cadenas como la primera de TVE trataban de ponerse en un irresponsable punto equidistante. Una televisión pública poniendo en peligro la salud de los telespectadores españoles, como en muchas otras ocasiones. Ya no me cabe la decepción dentro del cuerpo. Pero, es más, incluso Agencia EFE trataba una horrible noticia en donde se exponían las ridículas dudas de los antivacunas (me refiero a las dudas verdaderamente ridículas) como si fueran hechos igualmente evaluables. Otras cadenas, radios y periódicos hacían un tanto de lo mismo, con más o menos equidistancia.


"Todos los medios deberían estar unidos y a una con el consenso médico"

Pero no, señores. Lo están haciendo mal; muy mal. Aquí todo director de programa, cadena, magazine o periódico debería estar unido y a una con lo que dice el consenso científico, médico y europeo: las vacunas son un bien común para la humanidad. Salvan vidas y mejoran nuestra calidad de vida. Poner al mismo nivel a una persona que cree que la difteria desapareció por arte de magia es una irresponsabilidad mayúscula que debería ser suficiente para pedir dimisiones. Así que espero que cambien, porque en sus manos está gran parte del poder de cambiar España para que deje de ser el país hazmerreir de incultos que parece que somos. Y si esa razón no les vale, piensen en la salud de los demás. Que no a todo el mundo le abunda.
  • NOTA: Dicho esto, espero que el niño se recupere felizmente y esto solo quede en un susto. Todo mi apoyo va para la familia, independientemente de cualquier otra cosa.

Fuente
http://caramelosblog.es/2015/06/vacunas-difteria/

miércoles, 17 de junio de 2015

Una voz amiga.

En 1994, la exitosa cantante australiana Kylie Minogue lanzó su quinto album. Una de las bandas incluía el tema “Hazme una confidencia”.




Con una sugerente letra y un impactante video, la canción nos lleva a un tiempo en el que la paz interior puede alcanzarse con un simple llamado telefónico.

1-555-confide es la solución para todos tus problemas. Cualquier estado emocional puede solucionarse llamando a este “teléfono de la liberación”. Angustia, soledad, ansiedad: 1-555 confide. Celos, confusión, enojo: 1-555-confide.

Coloridos avisos muestran a una simpática, sugerente y predispuesta operadora en distintos atuendos (para distintos gustos). Variados idiomas, variadas propuestas, todo con un mismo fin: aliviar el alma.

La tecnología que nos acerca alienándonos es puesta en el centro de este video. Cuando es más fácil hablar con un presidente que conseguir a un operador de alguna empresa telefónica o de un banco, el video nos muestra que es posible alcanzar una voz amiga que todo lo entiende.

Llame ahora para comprensión total. Llame ahora para salvación. Llame ahora para perdón total. Llame ahora para consuelo. Llame ya. Pero no para comprar. ¿O sí? Reminiscencias de protestantismo y escándalos por venta de indulgencias.

Una orquestación con violines envolventes y reminiscencias de música oriental crean la atmósfera ideal para la angelical voz de Minogue que se desliza despreocupada entre sugerentes promesas de alivio. El contraste entre el colorido video colorido y la música es llamativo.

El tema es considerado uno de los mejores de la princesa del pop. Grabado como demo en solo una hora (aunque con trabajo posterior), los autores pueden estar más que satisfechos con el resultado. Satisfacción garantizada.


Hazme una confidencia

Me paro en la distancia

Veo desde lejos

¿Debería ofrecer alguna asistencia?

¿Debería importar quién eres?



Todos sufrimos por amor

Y todos tenemos una cruz que cargar

Pero en el nombre de la comprensión ahora

Nuestros problemas deberían ser compartidos



Hazme una confidencia



Puedo guardar un secreto

Y tirar la llave

Pero a veces liberarlo

Es liberar a nuestros niños



Quédate con lo que tienes o busca otra cosa

La decisión es tuya

Acertar o errar

Lo que es mío es tuyo

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...