viernes, 13 de diciembre de 2019

Un concierto inolvidable


Un evento inesperado pone a prueba un concierto coral. La pasión de l@s coreutas muestra que “el show debe continuar”.


Por Claudio Pairoba*

"El show debe continuar" dice la famosa frase haciendo referencia a algo inesperado que nos pone en un brete del cual deberíamos salir airosos.

Queen la inmortalizó con una canción de antología. Y los ejemplos de su vigencia abundan. Ya sea Warren Beatty anunciando que “Lala Land” había ganado el Oscar a la mejor película o una silla que no resiste el peso de un tenor o la famosa cafetería a la que le recuerdan que tiene que pagar impuestos a través de un hashtag creado por la misma empresa y mostrado en pantalla gigante, las situaciones son incontables.

¿Qué hacer? Sangre fría y determinación de hierro ayudan si uno puede rearmarse en tiempo record y salir al ruedo.

El concierto esperado
El 1 de diciembre tuvo lugar el tradicional concierto de fin de año de la agrupación coral “Ad Libitum”. Dirigido por Luján Perotti, el grupo de un@s 30 integrantes brindó una performance que no defraudó a sus seguidor@s, quienes vienen en constante aumento.

Luján, con de una sólida formación musical y fonoaudiológica, tiene una visión teatral que ha comenzado a aplicar en las actuaciones de fin de año. Además del cuidadoso trabajo vocal que permite interpretar un repertorio variado, la idea de recurrir a otros elementos para favorecer el disfrute de la experiencia musical pone a esta directora en un lugar especial.

La incorporación de luces para crear climas es un hecho no muy común en los tradicionales conciertos de fin de año. El impacto en la audiencia ha sido evidente y celebrado por todos aquellos que asisten a las presentaciones de “Ad Libitum” con verdadero deleite.

La infaltable selfie grupal de Valeria Osuna, integrante del coro y solista del "Lacrimosa".

Robando con fondo musical
Durante el intermedio del concierto, l@s integrantes volvieron al lugar donde habían dejado sus pertenencias. Fue entonces cuando descubrieron que varios celulares habían sido sustraídos, al igual que dinero y tarjetas de crédito. Las obvias emociones del momento dieron paso a una pregunta: ¿qué hacemos con el concierto? ¿Se les podía pedir que continuaran cantando luego de lo sucedido? La respuesta terminó apareciendo de manera natural. Tod@s volvieron al escenario para presentar la segunda parte. Irónicamente, la misma comenzaba con la obra “Lacrimosa” del cubano Calixto Alvarez. El estado emocional contribuyó a una interpretación sobrecogedora (ver video). No sólo esto: al día siguiente organizaron una rifa para recaudar fondos y ayudar a l@s damnificad@s.

Vaya como una pequeña historia de los miles que ocurren en una ciudad. No por pequeña menos merecedora de nuestra atención al hecho de que la pasión y las ganas vencieron al enojo y la impotencia generados por un hecho lamentable e inesperado. Y el show continuó.

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