miércoles, 4 de noviembre de 2009

Murió el antropólogo Lévi-Strauss

Fue uno de los intelecturales más prestigiosos del siglo XX y creador de la corriente estructuralista. Murió el domingo en París.


"Me convertí en antropólogo huyendo de la filosofía", dijo en cierta ocasión Claude Lévi-Strauss, y sin embargo el etnólogo francés de fama mundial, que el próximo 28 de noviembre habría cumplido 101 años, era para muchos más bien un filósofo.

Según confirmó hoy la Académie Française, el responsable de aplicar el estructuralismo en la antropología murió en la madrugada del domingo.

Desde hace más de medio siglo, este hombre discreto se posicionó en los debates culturales actuales. Dotó de un nuevo significado los conceptos de "raza", "cultura" y "evolución" y ya hace décadas que hizo de la diversidad cultural un factor esencial de la cohesión social y de la paz, una teoría que en el contexto de la globalización gana cada vez más relevancia. Por ello, la prensa solía celebrar a este científico como el "etnólogo filósofo" de su época.

También la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con sede en París, ha calificado a Lévi-Strauss "como uno de los grandes intelectuales del siglo XX".

Una imagen que ya se fue gestando en los año 50 con la publicación de su bestseller "Tristes trópicos". Un recuento científico que recorre Brasil y que los medios ensalzaron como "gran libro de la sabiduría".

Este compendio de estudios ya advertía de la extinción de culturas "primitivas" amenazadas por el avance de la civilización. En momentos en el que el término "avance" todavía era una palabra mágica de connotación positiva, el científico se convirtió en un pesimista sobre la cultura y en agorero de los que creían ciegamente en el avance.

Pero "Tristes trópicos" no sólo fue una crítica a la sociedad. Con este libro también se distanció más de su oficio original, pues después de todo el etnólogo era un "enviado" de esa civilización destructora cuya expansión llega a todos los rincones del planeta.

En este papel no quería verse Lévi-Strauss. "Odio viajar", dijo, y se centró con ahínco en escribir, algo que muchos de sus colegas le reprocharon. Le cuestionaron sus análisis por estar elaborados con material de segunda mano y dudaron de sus conclusiones sobre las sociedades, los mitos y las estructuras de pensamiento en que se basan.

Lévi-Strauss analizó toneladas de material y elaboró un nuevo método de investigación antropológica: el estructuralismo. Las obras decisivas de este estructuralismo, que intenta comprender cómo funciona el espíritu humano y cómo son las estructuras mentales y cognitivas, surgieron en los años 60 con "El pensamiento salvaje", "El origen de las maneras en la mesa" y "Lo crudo y lo cocido".

Con su lógica rigurosa y clasificadora, el científico demostró que los sistemas sociales y familiares de los pueblos ancestrales a menudo eran más complejos y sutiles que los nuestros, lo que escandalizó a muchos etnólogos. Pues hasta Lévi-Strauss, los "primitivos" eran considerados pueblos con formas de pensar arcaicas, sin escritura y sin máquinas.

Para él no hay ninguna raza que intelectualmente sea superior o inferior. Cada grupo étnico de la humanidad tiene su especificidad con la que ha contribuido a un legado común.

Nacido en Bruselas en 1908, este hijo de un pintor relató que acabó dedicándose a la etnología porque era malo en filosofía, estudio que cursó junto a los de derecho y sociología en la Sorbona de París.

Fuente: DPA
http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=32274

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