domingo, 12 de agosto de 2012

Una presentación audaz y exitosa.



Estudio Coral de Buenos Aires (Foto: ECBA).


El jueves 9 de agosto el Estudio Coral de Buenos Aires se presentó en el ciclo de conciertos auspiciado por la Bolsa de Comercio de Rosario. Dirigido por Carlos López Puccio, la actuación tuvo una duración aproximada de hora y media.

La primera parte estuvo formada por obras de cuatro compositores de distinta procedencia: el británico Ralph Vaughn Williams (1872-1958), el finlandés Einojuhani Rautavaara (1928), Johann Sebastian Bach (1685-1750) y el húngaro Gyorgi Ligeti (1923-2006). La primera sinfonía de Vaughn Williams estuvo dedicada al mar y en esta ocasión se eligió otra de sus obras con esta temática, The dark eyed sailor. Las otras obras del mismo autor que se interpretaron fueron The spring-time of the year y la Wassail song, todas pertenecientes al Five English Folk Songs. Rautavaara estuvo representado por Morsian y Lahto, mientras que el ilustre Johann Sebastian aportó su Komm, Jesu, Komm, BWV 229, obra para órgano (a cargo de Federico Ciancio) y coro doble. Finalmente, la primera parte cerró con Hortobagy, del húngaro Gyorgy Ligeti, de ajetreada vida en su Hungría natal, de la cual escapó en 1956 luego del fallido levantamiento contra el régimen soviético, de acuerdo al relato de López Puccio.

La segunda parte estuvo dedicada a continuar con dos obras de Ligeti (de sus Estudios Húngaros) más The Peaceable Kindgom del prolífico norteamericano Randall Thompson. En esta última arrancamos con la vida en ese reino pacífico aludiendo al paraíso, para luego atravesar una etapa de destrucción llegando a una nueva época de armonía en un viaje que dura los ocho números que constituyen esta obra.

Párrafo aparte merece la obra Feria (ver el link para Estudios Húngaros), de Ligeti a través de la cual el autor nos transporta a una atmósfera con feriantes pregonando sus productos a viva voz. La composición es de gran dificultad, ya que obligó a que el coro se dividiera en cinco grupos los cuales se dispusieron en distintos lugares de la sala, cantando cada uno de ellos una partitura distinta con ritmos diferentes. Los intérpretes superaron el reto ampliamente.

El concierto fue sumamente didáctico, ya que Lopez Puccio dedicó tiempo a contarle a la audiencia la historia de las obras y sus autores, haciendo aún más ameno un encuentro musical a sala llena. El repertorio se adentró en un territorio de autores contemporáneos, muchos de los cuales han experimentado (como es el caso de Ligeti) con sus composiciones, creando obras que pueden sonar extrañas desde lo armónico y lo rítmico. La audacia de las obras elegidas fue recompensada por el aplauso entusiasta del público a lo cual el coro respondió interpretando dos obras fuera de programa.

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