Una nueva mirada para la creación de García Lorca estrenada en Buenos Aires en la década del 40.
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La arriesgada propuesta de Muscari muestra que las cosas pueden salir muy bien. |
Las criadas entran. Arrastrando los pies, con las miradas resignadas y el desgano pintado en el rostro. Más tarde aparecerán las cinco hijas, envueltas en el Totus Tuus de Górecki, fijando el clima de dureza religiosa que impera en la casa de las costumbres.
José María Muscari remozó el clásico de Lorca creando una puesta con un elenco de orígenes heterogéneos pero que se complementa de manera fluída en el escenario. Las actrices lo dejan todo en esta versión que intercala algunos momentos risueños, alivianando el clima lóbrego en la casa de Bernarda.
Bernarda, la que todo lo ve y todo lo sabe. O por lo menos así parece. No cae una hoja en la casa sin que Bernarda esté al tanto. Pero como dice el dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y Bernarda eligió no ver la tormenta.
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Una escenografía mínima resalta el oficio de cada una de las convocadas a seguir reviviendo la magia de Federico casi setenta años después.
Y que todo esté cobijado en el teatro Regina, en el corazón de la Casa del Teatro, agiganta aún más este acontecimiento teatral.
¿Cuántas actrices con trayectoria pueden ser convocadas hoy en dia para una Bernarda, para una Filomena? Para reflexionar.
Y para rescatar la idea de Muscari de buscar donde uno menos hubiera esperado.
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