miércoles, 5 de enero de 2011
Fabricados para no durar
Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas... ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?
La 2 de Televisión Española emite este domingo en prime time "Comprar, tirar, comprar" un documental que nos revela el secreto: obsolescencia programada, el motor de la economía moderna.
Rodado en Catalunya, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios".
El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente.
Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada
Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.
Consumidores rebeldes en la era de Internet
A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.
África, vertedero electrónico del primer mundo
Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano' y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.
Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla de emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.
Fuente:http://www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-cada-vez-menos/392498.shtml
martes, 4 de enero de 2011
La lista de “Sentido científico” destruye los consejos de salud de las celebridades
Por Kate Kelland
Fuente:
lunes, 27 de diciembre de 2010
Identifican al guardián de la polinización en tomate
Las plantas de tomate usan mecanismos bioquímicos similares para rechazar el polen tanto de sus propias flores como de especies relacionadas pero extrañas, protegiéndose tanto de la endogamia como de la fertilización cruzada, según señalan científicos de la Universidad de California, Davis.
Tomato plant.jpg
Los investigadores identificaron un gen del polen de tomate que codifica una proteína muy similar a otra considerada como responsable de evitar la autopolinización en petunias. También se mostró que este gen de tomate participa en el bloqueo de la fertilización entre especies, sugiriendo que los mecanismos detrás del rechazo del polen de la misma planta o de otras especies son similares.
Roger Chetelat, director y curador del Centro Charles M. Rick para Recursos Genéticos de Tomate y Wentao Li, un investigador post-doctoral en el Departamento de Ciencias Vegetales, informan de sus hallazgos en la edición del 24 de Diciembre de la revista Science.
Su descubrimiento seguramente va a encontrar aplicaciones en el cruzamiento de plantas, especialmente para California donde la industria del tomate mueve 1500 millones de dólares, así como para desarrollar una mejor comprensión de la biología de la polinización.
“Las plantas con flores tienen varios tipos de barreras reproductivas para prevenir el cruzamiento accidental entre especies en la naturaleza,” expresó Chetelat. “Hemos identificado una pieza de este rompecabezas, un gen que ayuda a controlar si el polen de tomate es reconocido o no y rechazado por las flores de especies salvajes relacionadas.”
“Entender y manipular estas barreras reproductivas podría ayudar a que los que hacen cruzamientos tengan acceso a características deseadas las cuales se encuentran en especies salvajes de tomate,” expresó.
No todo el polen es bienvenido
A mediados del siglo 19, el naturalista Charles Darwin observó que muchas plantas con flores rechazaban el polen de sus propias flores así como el polen de especies vegetales extrañas – en el primer caso porque es muy similar y en el otro porque es muy diferente. Sí permiten la polinización entre dos plantas de la misma especie.
En plantas, así como en animales, el cruzamiento entre individuos muy cercanos es en general considerado inapropiado dado que conduce a la expresión de mutaciones dañinas y deja a las generaciones resultantes mal equipadas genéticamente para poder lidiar con cambios ambientales o enfermedades.
Y el cruzamiento con individuos de especies diferentes puede ser igualmente problemático dado que con frecuencia resulta en descendencia híbrida que no puede reproducirse.
Durante las últimas décadas, los científicos han estudiado los mecanismos moleculares que causan que las plantas rechacen su propio polen. Han encontrado que en la familia de las Solanáceas, la cual incluye al tomate, la prevención de la autopolinización es controlada por el locus S. Esta es la región genética responsable de producir distintas proteínas en el polen de la flor y su pistilo, el órgano femenino donde ocurre la polinización.
Mientras que el mecanismo para evitar la autopolinización ha sido relativamente bien caracterizado, el mecanismo que previene el cruzamiento con plantas de otras especies es mucho menos conocido.
El estudio de la Universidad de California en Davis
Para explorar estos procesos en la planta de tomate, Chetelat y Li decidieron localizar las regiones cromosomales conteniendo genes que controlan la fertilización y pueden causar que la flor de una planta rechace el polen de otras especies. Los investigadores identificaron un gen que se expresa en el polen y que es conocido como “Cullin1”, el cual interacciona genéticamente con un gen en o cerca del locus S para bloquear la polinización cruzada.
Los investigadores encontraron que una forma mutante (inactiva) de la proteína Cullin1 está presente en el tomate cultivado, así como en especies relacionadas de tomates rojos y anaranjados, todos los cuales son capaces de ser fertilizados por su propio polen. Sin embargo, en las especies de tomate de fruto verde, la mayoría de las cuales tienen bloqueada la autopolinización, la proteína Cullin1 es funcional.
En síntesis, sus hallazgos sugieren que la proteína Cullin1 participa de un control bioquímico: se requiere de una forma activa de la proteína para que el polen fertilice a las plantas de otras especies, si esa especie es capaz de rechazar a su propio polen.
Si bien estos descubrimientos provienen de un estudio usando híbridos de tomate, los investigadores sospechan que serán relevantes para otros miembros de la familia Solanaceae, la cual también incluye papa, ajíes y berenjena.
Fuente:
jueves, 23 de diciembre de 2010
Título en conocimiento indígena combina arte y ciencias
El conocimiento indígena es un recurso que puede ayudar a modos de vida sustentables así como al desarrollo.
Ciudad del Cabo – La primera titulación exhaustiva en conocimiento indígena africano combinando ciencias naturales y sociales comenzará en Sudáfrica el próximo año.
La licenciatura en Sistemas de Conocimiento Indígena, un título que canaliza de manera más efectiva todos los aspectos del conocimiento local y los enseña en un programa consolidado, es una iniciativa de la Universidad del Noroeste, las universidades de Limpopo y Venda, todas en Sudáfrica, y la Oficina Nacional de Sistemas de Conocimiento Indígena en el Departamento de Ciencia y Tecnología del gobierno sudafricano.
Este programa les permite a los estudiantes aprender conocimientos indígenas como formas locales de conocer e innovar. Los estudiantes tendrán oportunidades de especializarse en áreas específicas del conocimiento indígena como salud, agricultura, artes y cultura (incluyendo idiomas), ciencia y tecnología y sus sistemas de manejo.
“El conocimiento indígena abarca capacidades y habilidades que involucran a todos los aspectos de la vida, generados por comunidades en el curso de generaciones a través de la prueba y el error,” dijo Hassan Kaya, coordinador del programa en el Centro de Excelencia para los Sistemas de Conocimiento Indígena de la Universidad del Noroeste.
“Estas son habilidades que buscamos promover a través de un carrera holística de cuatro años”, le dijo a SciDev.Net.
“Cuando comencé a enseñar conocimiento indígena en la Universidad del Noroeste en el 2000, la gente pensó que había venido a entrenar sangomas (sanadores tradicionales), pero la medicina tradicional es solo una parte del conocimiento en salud indígena,” agregó.
Los ejemplos de cursos interdisciplinarios ofrecidos con esta carrera incluyen conocimiento indígena combinado con cambio climático, fuentes de energía renovable, sistemas de salud, historia de la ciencia y la tecnología africanas y lenguajes africanos y diversidad.
La Universidad del Noroeste ha enseñado previamente una carrera en ciencias sociales en conocimiento indígena. El nuevo título interdisciplinario mejorará y gradualmente superará los programas anteriores, los cuales atrajeron estudiantes de una amplia región, incluyendo Camerún, Ghana, Kenia y Nigeria.
Kaya expresó que los estudiantes tendrán oportunidad de realizar pasantías y trabajos de investigación dentro de organizaciones locales en sus campos de especialización.
“El conocimiento occidental ha sido alienante y no ha sido capaz de traer el desarrollo sustentable al que nuestra gente aspira,” dijo Kaya.
Agregó que África necesita promover sus propias formas de innovación a través de los sistemas indígenas que se relacionan con la vida diaria de la gente.
“La ideología de tener un programa basado en conocimiento centrado en el África siempre ha estado ahí”, Nhlanhla Maake, decano ejecutivo en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Limpopo contó a SciDev.Net.
Maake agrego que el conocimiento tradicional es una fuente de innovación que ayudará a sostener formas de vida y desarrollo.
Fuente
http://www.scidev.org/
martes, 21 de diciembre de 2010
Response required
Blogs and online comments can provide valuable feedback on newly published research. Scientists need to adjust their mindsets to embrace and respond to these new forums for debate.
Se requiere una respuesta
jueves, 16 de diciembre de 2010
Neurobiología: desarrollo y funcionamiento de las neuronas
La Dra. Silvana Rosso desde la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas, desarrolla las primeras investigaciones en Rosario sobre la disciplina.
El Programa de Recursos Humanos (PRH) no sólo significó la repatriación de los científicos argentinos que se encontraban trabajando en el extranjero, sino que también les permitió a aquellos que ya estaban de regreso en nuestro país la posibilidad de ser “relocalizados” dentro del espectro de las universidades nacionales. Silvana Rosso es Dra. en Ciencias Farmacéuticas recibida en la UNR y en el momento de postularse para el PRH se encontraba trabajando en un Instituto del Conicet de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) .Allí había realizado su primer postdoctorado en Cs. Biológicas antes de partir hacia Londres, donde continuó su especialización en Neurobiología del Desarrollo, una subdisciplina de la Neurociencia que estudia los mecanismos que regulan la formación del sistema nervioso en estadíos tempranos. Su paso por Londres se prolongó durante cuatro años, los dos últimos formando parte del Departamento de Anatomía y Biología del Desarrollo en la University College of London (UCL).
“Es importante poder ver a la Argentina desde lejos y redescubrir nuestro potencial y nivel: ver cómo trabajan en otras partes del mundo, qué temas abordan y qué metodologías utilizan. Pero mi experiencia fue más fuerte en lo personal que en lo académico, uno abre la cabeza de manera extraordinaria”, cuenta la investigadora. “Allá la mayor parte del recurso humano proviene de Argentina, al menos donde estuve yo. En su búsqueda priorizan a los argentinos porque nosotros tenemos una cinética de trabajo increíble, no bajamos los brazos y nos interesamos más por los objetivos y resultados que por el tiempo invertido”, afirma Silvana que en Londres formó parte de un equipo de trabajo de 12 integrantes en donde sólo 3 eran europeos y el resto de países Latinoamericanos, como Argentina, Chile y Brasil.
Su experiencia sin duda desmitifica el imaginario que desvaloriza el nivel de trabajo de nuestro país postulando que afuera todo es mejor. El factor económico es el común denominador a la hora de las comparaciones. Para Silvana, si bien “nuestro país alcanza los niveles internacionales no cuenta con la financiación necesaria y además todo se maneja a precio dólar: las drogas, el equipamiento, el mantenimiento de los equipos; mientras que los subsidios son en pesos". Además considera que si esta situación pudiera mejorar "todo iría bien porque los argentinos tenemos la capacidad, somos personas que luchamos”.
Silvana regresó al país en el año 2006 reincorporándose a la UNC a través de las Becas Postdoctorales de Reinserción que otorga el Conicet a científicos que se encuentran en el extranjero. Tres años después el PRH le posibilitó retornar a la Universidad Nacional de Rosario en el Laboratorio de Toxicología Experimental de la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas . “Quería volver fundamentalmente porque es mi ciudad, pero también quería empezar a desarrollar una línea de investigación que no existía en Rosario hasta ese momento: la Neurociencia, lo cual era todo un desafío porque se trataba de empezar de cero”, cuenta la investigadora.
Dentro de la Neurociencia, su especialidad es la Neurobiología del desarrollo que se basa en describir los mecanismos básicos que regulan el desarrollo y el funcionamiento de las neuronas, las células esenciales que forman el sistema nervioso. Su actual proyecto de investigación se centra en el rol de una familia de factores de crecimiento denominada Wnt y sus vías de señalización durante el desarrollo y la maduración neuronal. "Esto es sólo una ramita de algo que es enorme, y es también a nivel mundial: todos aportamos un granito de arena para llegar al conocimiento”, sostiene Silvana. Paralelamente, junto a su equipo de trabajo lleva adelante un estudio sobre los efectos tóxicos de los herbicidas, principalmente el glifosato, en el desarrollo y la función del sistema nervioso.
El proyecto, que recibió en 2009 un subsidio por parte de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provinicia de Santa Fe, será además una gran contribución para la región, ya que hasta el momento no existían estudios sobre los efectos de este herbicida en el sistema nervioso. A la hora de realizar un balance sobre el PRH, Silvana reconoce que ha tenido bastantes fallas: "Se prometió mucho y creo que todo se va cumplir a muy largo plazo, pero los tiempos en la investigación son otros. En dos años no se ha podido avanzar demasiado porque los laboratorios aún no están y las evaluaciones de los proyectos PICT se fueron retrasando con lo cual, por el momento, tampoco contamos con los subsidios". Sin embargo, más alla de este defasaje que implicó demoras en las investigaciones los científicos continúan trabajando sin dejar de reconocer la importancia del programa tanto para ellos como para el desarrollo científico del país.
Fuente
www.unr.edu.ar
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