“La fama es peligrosa, su peso es ligero al principio, pero se hace cada vez mas pesado el soportarlo y difícil de descargar” decía Hesíodo y Georg Christoph Lichtenberg agregaba que “A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores". Pero, ¿se puede medir la fama? Y si se puede, ¿cómo se hace? Según John Bohannon se puede y es más. Ya creó un Hall de la Fama para científicos.
La idea surgió a partir de la publicación, primero online (17/12/10) y luego impresa (14/01/11), del artículo “Quantitative Analysis of Culture Using Millions of Digitized Books” escrito por Jean-Baptiste Michel y un grupo de 13 colaboradores que incluye al equipo de Google Books. Los autores crearon una base de datos usando todos los libros publicados en Google Books (15 millones, un 12 % de todos los que se han publicado). Luego de un proceso de selección el porcentaje de libros usados para el trabajo se redujo a un 4 %. El grupo de datos finalmente creado fue puesto online para que cualquiera pueda buscar patrones de cambio cultural a través de la aparición y desaparición de frases y palabras a través del tiempo. El equipo acuñó la palabra “culturómica”, la cual hace referencia a la exploración cuantitativa de gran cantidad de datos de cultura digitalizada.
Esto dio pie para que John Bohannon se conectara con uno de los autores del trabajo cientifico antes mencionado, Adrian Veres de la Universidad de Harvard, para crear el Hall de la Fama para la Ciencia, basándose en los datos previamente acopiados por Michel y su equipo.
Lo nuevo
Hasta el momento la fama científica se basaba en la cantidad de artículos que un científico ha publicado en revistas con referato, el factor de impacto de las revistas en las cuales esos artículos fueron publicados y la cantidad de veces que otros científicos han citado esos artículos. Estos criterios miden la fama de un determinado investigador dentro de la comunidad científica. Pero Bohannon estaba interesado en encontrar un método que trascendiera esta comunidad y que permitiera medir la influencia cultural de un investigador a través de distintas sociedades y del tiempo.
De esta manera, la fama científica se mide en miliDarwins, la unidad que representa una milésima de la frecuencia anual con la cual Charles Darwin aparece en los libros desde 1839 hasta el año 2000. El único que supera a Charles Darwin, según esta clasificación, es Bertrand Russell con 1500 miliDarwins. Algunos de los nombres que aparecen en la lista incluyen a Niels Bohr (289), Marie Curie (189), James Clerk Maxwell (92), Stephen Hawking (88), Heinrich Hertz (80), Francis Crick (67), Erwin Schrodinger (48), Justus Von Liebig (37), Barbara McClintock (30), la dama oscura del ADN Rosalind Franklin (26) y Dian Fossey la zoóloga estadounidense asesinada e inmortalizada en la película “Gorilas en la niebla” (25).
¿Cómo ranquearon los científicos argentinos? La lista incluye a Mario Bunge (46), Ernesto Sábato (16), Cesar Milstein (7), Florentino Ameghino (6), Bernardo Houssay (4) y Luis Federico Leloir (1).
Los autores aclaran que el listado elaborado es un borrador que tiene errores de clasificación y muchos científicos famosos han sido excluidos por cuestiones técnicas. De todas formas, es interesante darse una vuelta y ver como clasifican nuestros científicos favoritos. La tabla incluye enlaces para poder conocer más sobre los investigadores que forman el ranking.
Fuente
www.sciencemag.org
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