viernes, 25 de febrero de 2011

Miradas alternativas sobre combustibles alternativos (Segunda parte): El enfoque de investigadores de la UNR

Los aspectos actuales y las perspectivas futuras de la producción de Biocombustibles son analizados por el Dr. Ing. Sergio Montico y su grupo de investigación de la Facultad de Cs. Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

El enorme potencial de los biocombustibles requiere de un análisis crítico.
Por Claudio Pairoba

El Dr. Ing. Sergio Montico es titular de la Cátedra de Manejo de Tierras de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Montico y su grupo vienen trabajando en el tema de la gestión energética en el sector rural desde el año 2004. Durante la Jornada “Aportes para el análisis de la sustentabilidad de los Biocombustibles” que se llevó a cabo el 3 de Noviembre de 2010 en la UNR, Montico manifestó que "resulta sumamente importante analizar la eficiencia energética de los sistemas productivos agropecuarios representativos de la región en diversos escenarios ambientales. La transformación de la producción primaria en biocombustibles, integrados en una cadena agroenergética, es una cuestión controversial" (1).
 
En tres trabajos elaborados recientemente junto a otros investigadores de su cátedra, Montico se abocó a explorar otros materiales que pudieran usarse para la producción de biocombustibles, cuánta energía se gasta en la producción de biodiésel de soja y como afectan distintas condiciones ambientales a los cultivos (y por ende a los biocombustibles) producidos. Los trabajos mencionados llevan por título “Energía potencialmente obtenible de los rastrojos de cultivos en Argentina” (2), “Valoración energética del transporte terrestre de la producción de soja en un sector de la pampa húmeda Argentina” (3) y “Eficiencia y balance energético de biodiésel de soja en diferentes condiciones de degradación edáfica en el sur de Santa Fe” (4). Dos de ellos fueron presentados en la IV Jornada de Ciencia y Tecnología organizada en Noviembre de 2010 por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNR.

Los rastrojos como fuente energética

La marcada dependencia de la matríz energética argentina de los combustibles fósiles hace necesario evaluar otras alternativas. Una de ellas es el redireccionamiento de los rastrojos (tallos, hojas y otros restos vegetales remanentes luego de la cosecha) hacia la producción de biocombustibles. Dado que estos remanentes postcosecha normalmente cumplen funciones en la retención y transmisión del agua, el almacenamiento y reciclado de nutrientes y la reducción de los riesgos de la erosión hídrica y eólica su desvío podría ocasionar potenciales perjuicios ambientales.

Como indican los autores del estudio,  el Dr. Montico y el Ing. Agr. Néstor Di Leo, este potencial redireccionamiento afectaría la sustentabilidad de la productividad agropecuaria en general, la conservación de los suelos y la estabilidad de los sistemas de producción poniendo en un peligro aún mayor a determinadas áreas ya de por sí amenazadas.
Por otro lado, existen claras evidencias de la disminución del rendimiento de los cultivos por la eliminación continua de los residuos de cosecha.

Las cuestiones enumeradas afectan especialmente a las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires ya que las mismas producirían las tres cuartas partes de la energía obtenida a partir de estos residuos de cosecha. Al mismo tiempo las tres realizarían el mayor aporte energético para procesar los rastrojos y poseen un mayor riesgo de sufrir la degradación de sus suelos.
En base a los puntos expuestos los investigadores concluyen que usar los rastrojos como fuente de materia prima para la producción de bioenergía, exige de un análisis crítico y objetivo dado su indudable impacto sobre  los suelos y el medio ambiente.

Biodiesel de soja: ¿cuánta energía se gasta en producirlo?
Un punto interesante que los investigadores Di Leo y Montico se ocuparon de estudiar se enfoca en la cantidad de energía que insume el transporte del poroto de soja que posteriormente va a utilizarse para producir biodiésel. Este planteo es clave al momento de decidir si conviene o no producir biodiésel a partir de soja cuando se considera la movilización de la cosecha desde los lugares de producción hasta la ciudad de Rosario.

Un dato llamativo que surge al evaluar el gasto en combustible para transportar la soja producida en la campaña 2008-2009 son las dramáticas diferencias encontradas entre transporte terrestre y ferroviario. Se gastan 220.734.546,36 litros de gasoil cuando se usa transporte automotor contra 74.704.593,59 litros usados al utilizar transporte ferroviario. Estos valores no son un dato menor, considerando la casi desaparición de ramales ferroviarios que caracteriza a nuestro país. El transporte de la cosecha por tren usa en promedio, entonces, 1/3 del gasoil usado por el transporte automotor considerando las provincias de Córdoba y Santa Fe. Esto será determinante al momento de evaluar la conveniencia de transportar soja para producir biodiesel.

El estado de los suelos incide en la producción de biodiesel a partir de soja
Al considerar la energía que se puede obtener del biodiesel es necesario tener en cuenta el gasto energético pre-industrialización donde se incluyen las etapas de producción de soja, transporte de la cosecha hasta el sitio de procesamiento y  su transformación en biodiesel. Con estas consideraciones previas, los investigadores Denoia, Di Leo, Bonel y Montico evaluaron cómo se ve afectada la producción de soja por las lluvias y las condiciones del suelo (sin erosión o con erosión leve o severa). Ambas variables terminarán afectando tanto el balance como el rendimiento energético del biodiesel producido.

Si bien la erosión hídrica afectó los rendimientos simulados, no lo hizo tanto como el régimen de lluvias. En este último caso los investigadores encontraron  diferencias sorprendentes con caídas dramáticas en los rendimientos de soja al considerar años secos y distintos grados de erosión del suelo: erosión severa (78,6% de disminución del rendimiento), erosión leve (76,3%) y sin erosión (75%).

El trabajo concluye que la cantidad de energía producida está vinculada estrechamente al régimen de lluvias y en mucho menor medida al grado de erosión hídrica. La máxima producción energética se alcanza en la situación de menor degradación y con el mejor régimen de lluvias. Por otra parte, el balance de energía en el proceso de producción de biodiesel a partir de grano de soja fue negativo cuando se simularon condiciones restrictivas respecto al régimen de lluvias.

En conclusión
Si bien en la actualidad se habla de biocombustibles de primera, segunda, tercera y hasta cuarta generación, son, por una cuestión de lógico desarrollo cronológico, los de primera generación aquellos que acaparan la mayor atención y generan las mayores controversias (5).

En las condiciones actuales los biocombustibles ya no pueden mostrarse como la mágica solución que permitirá por un lado independizarnos para siempre de los combustibles fósiles y por otro tener energía limpia y económica. La situación es compleja y a medida que se analiza el tema en profundidad, el grado de complejidad solo parece aumentar.

Algunas ideas que deberíamos tener en claro, de acuerdo al análisis del Dr. Montico, (6) son:
1. Destinar grandes cantidades de maíz y soja para producir etanol y biodiesel acarrea aumento en los precios de cereales lo cual termina produciendo aumentos en otros sectores (abonos, carnes, huevos, productos lácteos).

2. Todavía cuesta más producir biocombustibles que combustibles fósiles. El estímulo a la producción y el consumo de biocombustibles que se da en los países productores importantes es resultante de las medidas de control de precios aplicadas.

3. Para algunos autores obtener biocombustibles de maíz, girasol y soja es inviable económica y técnicamente. Solo tendría sentido el uso de residuos orgánicos.

Por último, es necesario profundizar la investigación en biocombustibles de primera generación hasta tanto se desarrolle la producción de los de segunda y tercera generación. En especial para determinar si los cereales y oleaginosos deben destinarse a la alimentación o a la energía.


Fuentes

1. Montico, S.; N. Di Leo. 2009. Energía potencialmente obtenible de los rastrojos de cultivos en Argentina. En: CD X Congreso Argentino de Ingeniería Rural y II del MERCOSUR. pp 1979-1986. ISBN 978-950-673-748-1. 1-4/09/2009.

2. Di Leo, N; S. Montico. 2010. Valoración energética del transporte terrestre de la producción de soja en un sector de la pampa húmeda, Argentina. IV Jornada de Ciencia y Tecnología de la UNR. Rosario, 16-11-2010. Presentación Posters y Libro de Resúmenes CD.

3. Montico, S; Bonel, B; Di Leo, N; Denoia, J. 2010. Balance energético de la cadena del biodiesel en una cuenca de Santa Fe, Argentina. IV Jornada de Ciencia y Tecnología de la UNR. Rosario, 16-11-2010. Presentación Posters y Libro de Resúmenes CD.

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