martes, 26 de mayo de 2015

Tartamudeo

La tecnología crea posibilidades y expone defectos. Las desventuras de un rey sirven como analogía al momento de abordar la comunicación científica.

El problema de Jorge VI (izquierda) se vió expuesto por la aparición de la radio. Colin Firth dió vida al rey en la película del 2010.

En la película “El discurso del rey”, Jorge V le dice a su hijo “En el pasado, todo lo que un rey tenía que hacer era verse respetable en uniforme y no caerse del caballo. Ahora debemos invadir la casa de la gente y congraciarnos con ellos” (1). El monarca hacía referencia al más reciente avance tecnológico: la radio.

Su hijo, el duque de York en ese momento y futuro rey Jorge VI (luego de que su hermano Eduardo abdicara al trono para casarse con la divorciada norteamericana Wallis Simpson) era tartamudo. Y un rey tartamudo no inspiraba autoridad y liderazgo de acuerdo a la mirada de la época.

Salvando las distancias, algo similar ocurre con el más reciente avance tecnológico: la Internet. Sus hijos son múltiples y siguen apareciendo: páginas web, correos electrónicos, blogs, Facebook, Twitter, etc., etc., etc. Como decía en un artículo anterior (2), estos avances no han hecho más que desnudar todas nuestras falencias comunicacionales. Así como la radio ponía en evidencia al futuro monarca, la Internet (y sus descendientes) pone en evidencia nuestras debilidades al momento de comunicar, en lo personal y en lo profesional.

La radio expuso al monarca. La Internet expone a la ciencia
Si uno entiende que el artículo científico no es el último paso en la función del investigador, será más fácil comprender que, en el caso particular de la ciencia, ya no es suficiente con diseñar buenos experimentos o escribir papers innovadores. Si los investigadores no comunican lo que hacen, no van a poder “congraciarse” con los destinatarios finales e inversores de su trabajo: la sociedad en su conjunto.

De superar esta "tartamudez científica" dependerá que se consigan más y mejores recursos humanos para los laboratorios, que se obtengan nuevos fondos para los proyectos y que el sector productivo interaccione con los científicos para incorporar novedades tecnológicas. En resumen, que el proceso de investigación y sus resultados contribuyan a formar y enriquecer al mismo tiempo que a superar las dificultades del ámbito en el que se encuentra cada espacio de investigación.

El Estado solventa a la ciencia y hoy, más que nunca, necesita que esa ciencia brinde capacitación y respuestas. Aceptando que el rol de la comunicación científica es central (3), ¿Ud. considera que todos estos objetivos pueden alcanzars sin ella?

Fuentes


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