La cinematografía argentina ha sido mucho más pródiga respecto de este género, de lo que pudiera pensarse a priori.
Por Roberto Langella
Con mayor o menor suerte, con mayor o menor oportunismo y seriedad, el cine argentino ha aportado más de cien películas al género, una buena cantidad de ellas dignas de mencionar.
Se llamó Una Luz en la Ventana
(1942), de Manuel Romero, protagonizada por Narciso Ibáñez Menta (como
no podía ser de otro modo, siendo que también era un maestro y casi
protagonista exclusivo en películas de terror). En esta, interpreta a un científico que padece de acromegalia,
por lo que acosará a una enfermera (interpretada por Irma Córdoba), de
quien espera trasplantarse su hipófisis. En su maquillaje, Ibáñez Menta
recuerda al Dr. Phibes, que luego interpretara Vincent Price, en el cine americano.
La versión argentina de Jekyll y Hyde
La realizó y protagonizó, en 1951, Mario Soficci, como El Extraño Caso del Hombre y la Bestia.
Es una buena película, si se soporta que se "argentinizó" los nombres
de los personajes como "Enrique Yequil" y "Eduardo Jaid" (así figuran
por escrito en algunas secuencias de la película).
Por el resto de los años '50 y '60, seguramente aprovechando los éxitos
que Abbott y Costello cosechaban en Estados Unidos, con sus películas de
género híbrido, como "comedia de ciencia ficción", aquí también se
hicieron productos por el estilo, interpretados por los Cinco Grandes
del Buen Humor (una especie de Hermanos Marx "a la Argentina"), y otros
cómicos de la época.
En 1957 aparece Cinco Gallinas y el Cielo, de Rubén Covalotti, y
otra vez con Narciso Ibáñez Menta. Un viejo sabio realiza experimentos
con gallinas y una extraña droga, llamada "audacina". Cuando un ladrón
roba cinco gallinas de su laboratorio y las vende; se producen cinco
episodios con situaciones en relación a la gente que comió de aquellas
gallinas. Es una película que se deja ver, dentro de todo.
Los años '60: Los años del cine "bodrio"
Extraña Invasión
(1965), de Emilio Vieyra, es una coproducción argentino-estadounidense,
con el protagonismo de Richard Conte, que trata de una extraña
interferencia que empieza a producirse en las señales de TV, afectando a
los espectadores, volviéndolos como zombies.
Por el resto de la década este y otros directores solo producirán
bodrios, ridiculizando al género, y con pretendidos toques de comedia y
erotismo.
Solo en 1969 aparece una interesante Invasión, de Hugo Santiago, y con guión de Jorge L. Borges
y Adolfo Bioy Casares, que narra la invasión de unos seres misteriosos a
una ciudad imaginaria, futurista, donde la relación con la ciencia
ficción, casi solo pasa por la escenografía, puesto que en ningún
momento se dice tampoco que los invasores traten de alienígenas. Una película interesante por lo sugestiva, de todos modos.
El cine de "entretenimiento" en la dictadura militar
Durante
los años '70 y ' 80 se produce toda una larga saga de películas de los
así llamados "Superagentes", o películas que intentaban impulsar las
carreras de cantantes incipientes, o estirar la producción de supuestos
animadores infantiles, y así se producen decenas y más decenas de
películas con algún sesgo de ciencia ficción, pero otra vez bastardeando
al género, y no generando ningún tipo de valor, ni artístico ni de
entretenimiento.
En los años '80, a la larga saga de películas de "los Superagentes", se
suma la otra tan larga (y olvidable) como es la de los "Comandos
Azules".
Lo mejor de la ciencia ficción argentina, en los años '80
Más Allá de la Aventura
(1980), de Oscar Barney Finn, es una coproducción franco-argentina
bastante interesante, que cuenta la historia de una periodista francesa,
que investiga el fenómeno OVNI en el norte de Argentina.
Hombre Mirando al Sudeste (1987), de Eliseo Subiela, cuenta la
historia de un misterioso hombre, que un día aparece en un psiquiátrico,
asegurando que él es un extra-terrestre.
Lo que Vendrá (1988), de Gustavo Mosquera, y con música y
actuación de Charly García, cuenta una historia en una Buenos Aires
futurista, sometida aún por el fascismo.
El mismo año se realiza Alguien Te Está Mirando, de Gustavo
Cova y Horacio Maldonado, que cuenta la historia de un grupo de
voluntarios que se someten a un experimento de sueño inducido, y
compartido, donde pronto las visiones oníricas se suceden en la realidad
vigílica. Típica película de chicos y chicas encerrados en una casa,
escasos de ropa y con música rock (Soda Stereo, Los Violadores); es una
buena película, no obstante.
Cipayos (La Tercera Invasión) (1989), de Jorge Coscia, utiliza el recurso distópico, en relación con las invasiones inglesas del siglo XIX.
Los años '90, zombies y fantasmas
No Te Mueras Sin Decirme Adónde Vas (1995),
de Eliseo Subiela, cuenta la historia de un científico que fabrica una
máquina para visualizar sueños, con lo que termina en realidad
visualizando a una fantasma, de quien se enamora.
Comix, Cuentos de Amor, de Video y de Muerte (1995), de Jorge Coscia, es un film de episodios, en relación con los temas del título.
Moebius (1996), de Gustavo Mosquera, cuenta la historia de un
topógrafo que investiga la desaparición de un convoy de los subterráneos
de Buenos Aires, en sus túneles, el que habría traspuesto una "puerta
temporal"; una metáfora de los desaparecidos en la dictadura.
Plaga Zombie (1997), de Hernán Sáez y Pablo Parés, una
combinación de zombies y alienígenas, muy del gusto de los cultores del
cine "gore" (tendría una secuela en el 2001).
La Sonámbula, Recuerdos del Futuro (1998), de Fernando Spinner, cuenta una historia en una Buenos Aires futurista, con claras reminiscencias al Brazil (1985), de Terry Gilliam.
La ciencia ficción en el nuevo milenio
Cóndor Crux (2000),
de dibujos animados, de Juan Pablo Buscarini, Swan Glecer y Pablo
Holcer, es una aventura de guerras espaciales contra dictaduras
militares futuristas, con las voces para los personajes de actores tales
como Damián De Santo y Fabio Posca.
Clon (2001), de Alejandro Hartmann, es un policial de ciencia ficción.
Mercano, el Marciano (2002), dibujos animados con el personaje de los cortos que se emitían por el canal de cable Much Music.
Fuente
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