Los terremotos causados por la
actividad humana están creciendo en todo el mundo, según la base de
datos de seísmos inducidos por la actividad humana HiQuake.
Las actividades que se han analizado en relación con
episodios sísmicos incluyen la construcción de embalses de agua, la
extracción de agua subterránea, carbón, minerales, gas, petróleo y
fluidos geotérmicos, excavación de túneles, gestión de residuos de
industrias extractivas, recuperación asistida de petróleo, fracturación
hidráulica, almacenamiento de gas natural y almacenamiento de carbono.
La fracturación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking)
es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y
petróleo del subsuelo. La inyección subterránea de agua residual que usa
esta técnica para la producción de gas y petróleo es la principal
actividad humana desencadenante de seísmos, según los datos históricos
recogidos por HiQuake.
Este proceso puede aumentar el estrés en las fallas
geológicas y provocar pequeños terremotos, un fenómeno que se observó
claramente en Oklahoma (USA) a principios del año 2010 como consecuencia
de la inyección de aguas residuales.
Además del fracking, la minería y la
construcción de presas son las actividades humanas más impactantes sobre
la actividad sísmica, según el estudio que publica la revista Earth Science Reviews, del que la Universidad de Durham informa en un comunicado.
De los 730 casos de seísmos inducidos, los proyectos
de minería destacan con un 37 por ciento (271 casos), seguidos con cerca
del 23 por ciento por el agua contenida en las presas y con el 15% por
la obtención de petróleo y gas. La construcción de rascacielos o las
pruebas nucleares subterráneas también figuran entre los factores
desencadenantes de seísmos, aunque de forma inusual.
En este estudio, los investigadores, dirigidos por el
Gillian Foulger, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la
Universidad de Durham, recopilaron un registro completo de más de 700
terremotos que se atribuyen a la actividad humana en los últimos 148
años, entre 1868 y 2016.
La mayoría de ellos eran pequeños, entre las
magnitudes 3 y 4. Pero la lista incluye también varios grandes
terremotos destructivos, como el de magnitud 7,8 que ocurrió en Nepal en
abril de 2015, relacionado con el bombeo de agua subterránea.
El equipo de investigación descubrió que tanto la
frecuencia de casos, como la mayor fuerza registrada por un terremoto
inducido por humanos, han aumentado durante este tiempo.
Vamos a más
Tan sólo en Estados Unidos, el número de sismos por
año en el centro del país ha crecido drásticamente desde inicios del
siglo XXI, según la Unión Geofísica Americana.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados
Unidos, cada año, entre 1973 y 2008, se experimentaron cerca de 21
seísmos de magnitud 3 o superior en el centro del país. Esta cifra
creció a cerca de 100 entre 2009 y 2013. En 2014 se experimentaron más
de 400 seísmos en la región.
El mayor seísmo posiblemente inducido por actividad
humana fue el de magnitud 7,9 ocurrido en 2008 en Beichuan, China,
después del almacenamiento de la presa de Zipingpu, a unos kilómetros
del epicentro del movimiento telúrico, según el estudio.
Es probable que las actividades humanas que actúan
sobre la corteza terrestre se multipliquen en el futuro, dado que los
proyectos para aprovechar fuentes de energía geotérmicas y almacenar las
emisiones de dióxido de carbono se están generalizando, señalan los
autores de esta investigación.
Además, añaden, la actividad minera también se
intensifica, perforando cada vez galerías más profundas y extensas, así
como se construyen más embalses de agua y aumentan también las
construcciones más grandes, por lo que los autores concluyen señalando
la necesidad de alcanzar un equilibrio entre el riesgo de seísmos y las
actividades humanas.
Los investigadores concluyen que, aunque no se puede
estar completamente seguros de la relación de cualquier terremoto con la
actividad humana, los datos, las relaciones y coincidencias detectadas
en los episodios analizados son suficientemente concluyentes.
Fuente
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