sábado, 25 de mayo de 2019

Willem Einthoven, el médico que supo entender nuestros corazones

Consiguió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1924 por la invención del electrocardiógrafo y su aplicación técnica a partir del galvanómetro.
Willem Einthoven
Dr. Willem Einthoven, profesor de fisiología en la Universidad de Leyden, Holanda, y Premio Nobel de Medicina y Física Getty Images
Por Alberto López

Hoy, 21 de mayo, hace 159 años que nació en la isla de Java, concretamente en la ciudad de Semarang, Willem Einthoven, un médico holandés que consiguió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1924 por la invención del electrocardiógrafo y su aplicación técnica a partir del galvanómetro.

Einthoven nació el 21 de mayo de 1860. Sus padres eran Jacob Einthoven, un médico militar holandés que se encontraba destinado en las Indias Orientales Holandesas, en lo que actualmente es Indonesia, y Louise Marie Mathilde Caroline de Vogel, hija del director de Finanzas de aquella zona. Eran seis hermanos.

De Willem Einthoven conocemos muchas cosas. Por ejemplo, que era descendiente de españoles judíos que tuvieron que abandonar España en el siglo XV como consecuencia de la Inquisición y que fueron a asentarse a Holanda, dónde se establecieron y echaron raíces.

Cuando tenía seis años se produjo un hecho que marcaría su vida: la muerte de su padre. Como consecuencia del fallecimiento la familia entera abandonó la isla y regresó a su país natal, Holanda, asentándose en la ciudad de Utrech, dónde estudiaría Willen y donde años más tarde terminaría Medicina. Una anécdota curiosa es que consiguió una beca para realizar sus estudios superiores comprometiéndose a ejercer como médico en las colonias cuando finalizara esa etapa, pero logró librarse de ir a las colonias con el dinero que ahorró como médico. De su época universitaria destaca que fue un buen deportista (esgrima y remo), pero realizando una actividad deportiva se lesionó y aprovechó su convalecencia para escribir sobre el codo. Gracias a ese trabajo fue muy reconocido y consiguió que se le abrieran las puertas para dedicarse a la docencia.

Se convirtió en profesor de la Universidad de Leiden en 1886 aprovechando una vacante y gracias a la ayuda que le prestó su maestro Donders, que estaba en el Consejo Universitario. Consiguió la plaza y allí ejerció como docente hasta que terminó su carrera profesional.

Se casó con una prima hermana, Frederique Jeanne Louise de Vogel, y lograron crear una familia con cuatro hijos, tres mujeres (una de ellas logró ser médico) y un hombre (que fue ingeniero y colaboró mucho con Einthoven).

Fue nombrado Rector Magnífico de la Universidad de Leiden entre 1905 y 1906, y llegó a formar parte de la Academia Real de Ciencias de su país. En octubre de 1924 le concedieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Quiso compartir el premio de 40.000 dólares con el que había sido su colaborador y asistente Van de Woerd, pero ya había fallecido, y tras localizar a las dos hermanas que vivían en unas condiciones ínfimas, les dio la mitad del premio. La reina de Holanda se enteró de este gesto y le ofreció dinero para construir un nuevo laboratorio. Sin embargo, Willem lo rechazó y prefirió contratar a más personal que investigara.

Willem Einthoven falleció el 28 de septiembre de 1927, tras un largo sufrimiento. Sus restos descansan junto a su mujer e hijo en Groene Kerkje de Oegsteest.

Sus investigaciones le llevaron a desarrollar el galvanómetro con el que medía la potencia eléctrica del corazón mientras se producían las contracciones sistólicas y diastólicas y después las representaba gráficamente. A su descubrimiento le llamó electrocardiograma y contribuyó a detectar  numerosas anomalías. Sus investigaciones iban mucho más allá de los corazones enfermos: durante varios años se dedicó a estudiar corazones que no presentaban ningún problema para poder detectar dónde se encontraban las variaciones y las posibles posibles patologías cardiacas

A Willen Einthoven se le atribuye uno de los adelantos más importantes del ser humano que ha permitido salvar muchas vidas, pero también sus colegas y allegados le reconocían por su integridad y honestidad, un buen profesional que no se olvidó nunca de los que le habían ayudado. 


Fuente
elpais.com

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