Cayetano Gutiérrez Pérez, Catedrático de Física y Química y divulgador científico, me escribió hace tiempo. Estaba terminando de leer el libro La salud que viene y como él me contó coincidía en que “no todo vale como avance, como progreso social o tecnológico. Es fundamental aplicar el principio de precaución cuando se tenga la más mínima duda de que algo puede perjudicar la salud de los seres vivos del planeta”, una de las ideas centrales del libro. Poco después me mandó esta colaboración que trata sobre cómo existen científicos al servicio de la generación de dudas en materia de salud y medioambiente para beneficiar a ciertos sectores industriales.
Aunque Pasteur decía que “la ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso”, por desgracia, en la comunidad científica, al igual que en otros colectivos, también existe un pequeño grupo de científicos corruptos. A mediados del s. XX surgieron los “mercaderes de la duda”, término acuñado por los historiadores de la ciencia estadounidenses Oreskes y Conway, autores del libro Mercaderes de la duda (Merchants of doubt), publicado en 2010, en EE.UU.
Los “mercaderes de la duda” son científicos de renombre, especialistas en generar polémicas, dedicados a negar evidencias que perjudican al sector empresarial, con argumentos poco rigurosos, cobrando por ello auténticas fortunas. Estos “mercaderes de la duda” fueron los que mantuvieron durante décadas que el tabaco no producía cáncer, que la industria del amianto no era la responsable de la asbestosis, que los clorofluorocarbonos no destruían el ozono… Desde hace un par de décadas niegan que el cambio climático esté relacionado con las actividades industriales, sembrando dudas sobre su origen, con masivas campañas de publicidad y artículos pseudo científicos.Afortunadamente, en la actualidad comienzan a ser desenmascarados estos “mercaderes de la duda”. En el citado libro Merchants of doubt, se describe por primera vez cómo funcionan los negacionistas del cambio climático y quiénes son, y demuestra que algunos de los científicos que hoy niegan el calentamiento global participaron antes en polémicas referidas a los efectos del tabaco, la lluvia ácida y el agujero de ozono.
Como indico en mi libro La actuación frente al cambio climático, la táctica de sembrar dudas sobre la validez de la ciencia establecida ha sido usada en el pasado, por el sector industrial causante de un determinado daño, para dividir la opinión pública, retrasar la toma de medidas por parte de las administraciones y las denuncias por parte de las víctimas.
En el caso del cambio climático, la defensa de los intereses económicos de las grandes multinacionales del petróleo nos ha conducido a situaciones peligrosamente preocupantes, ya que las grandes industrias del carbón y el petróleo, americanas, han invertido millones de dólares para mantener al público con dudas sobre el cambio climático. Así, en 1995, la industria del carbón había pagado más de 800 millones de euros a cuatro científicos que mostraban su disconformidad con el calentamiento global. Y Exxon Mobil ha gastado millones de euros en una campaña de relaciones públicas contra el calentamiento global. En 2000, los magnates del petróleo y el carbón se apuntaron su mayor victoria electoral hasta la fecha cuando el Presidente George W. Bush salió elegido, aceptando las insinuaciones del sector respecto a su política climática y energética.
La última cacicada tuvo lugar en la reunión de París (2007), donde un grupo ligado a Bush, subvencionado por la petrolera Exxon Mobil, quiso sobornar a los científicos para desacreditar su informe, ofreciéndoles 7.000 €, según informó el diario británico The Guardian. Como dato valga que el presupuesto asignado para publicidad de las grandes petroleras duplica el Producto Interior Bruto de muchos países en vías de desarrollo.
Greenpeace reveló, en marzo de 2010, que el segundo grupo industrial más poderoso de los Estados Unidos (las “Industrias Koch”) entregó, entre 2005 y 2008, casi 25 millones de dólares a 40 fundaciones conservadoras negadoras del cambio climático, que organizan seminarios para periodistas y funcionarios, artículos en los medios de comunicación, etc.
Conviene matizar que sobre el cambio climático no se puede ni se debe frivolizar, ya que la inmensa mayoría de la comunidad científica acepta su existencia, en mayor o menor grado, porque así lo indican los datos de más de 2.500 científicos, correspondientes a 130 países, reunidos por la ONU, que llevan más de 20 años investigándolo.
Las evidencias del calentamiento global se ven reforzadas por los artículos publicados en las diferentes revistas científicas de prestigio. Así, en la revista Science (Dic.-2004), podemos encontrar los artículos publicados por revistas científicas a favor y en contra del cambio climático, entre 1993 y 2003, en el artículo titulado Beyond the Ivory Tower: The Scientific Consensus on Climate Change (Oreskes. Science 3 December 2004: Vol. 306. Nº. 5702, p. 1686). Dicho informe concluye que se publicaron 928 artículos que van a favor de la conclusiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y ni un sólo artículo que vaya en contra de las mismas y que reforzara las tesis de los negacionistas del cambio climático. Es decir, no hay un sólo artículo científico publicado, entre 1993 y 2003, que vaya en contra de las tesis básicas del IPCC sobre la realidad del cambio climático.
Este artículo y otros evidencian que el consenso sobre el cambio climático es bastante generalizado y que la polémica sobre el cambio climático no se da en las revistas científicas, sino en los editoriales de algunos medios de comunicación, que responden a presiones de los lobbys de distintas multinacionales, cuyos intereses económicos se verían afectados negativamente por las medidas que se pudiesen tomar para frenar el cambio climático.
Las campañas para generar incertidumbre sobre el cambio climático parecen estar dando resultados. Así, una encuesta de la BBC (feb.-2010) mostraba que sólo el 26% de los británicos cree hoy que el cambio climático está generado principalmente por el ser humano, lo que representa una disminución respecto del 41% en noviembre de 2009. Algo similar ocurre en los EE.UU., donde otra encuesta (mar.-2010) reveló que el 48% de los norteamericanos piensa que “la gravedad del cambio climático ha sido exagerada”.
Vivimos en la era de la globalización y ante las multinacionales el ser humano es manipulado de manera reiterada y ostensible como un auténtico títere, reduciéndole su capacidad de maniobra, de decisión, y anulando su voluntad. El grado de manipulación es siempre directamente proporcional a la información que posee una persona.
Muchas multinacionales presionan y compran la voluntad de los científicos independientes para que determinados aspectos que les pueden perjudicar no sean investigados, o simplemente que no divulguen los resultados de sus investigaciones. Para ello, desinforman en los medios de comunicación social e intoxican a la opinión pública para dividirla, manipulan a los políticos, crean asociaciones o fundaciones aparentemente independientes que promocionan tecnologías contaminantes y peligrosas.
Finalmente, recordemos que el cinismo de algunos políticos, multinacionales y grupos de presión (lobbys), y su doble moral no dejan lugar a dudas y el ciudadano frecuentemente es manipulado, por lo que debe filtrar adecuadamente la información que le llega, porque una sociedad más informada en lo científico es más libre. Por tanto, promovamos la cultura científica porque beneficia a toda la sociedad.
Más info: En el libro La salud que viene pueden encontrar un capítulo dedicado a la geoingeniería que documenta estas prácticas.
Fuente:
http://www.migueljara.com/2010/10/23/mercaderes-de-la-duda/