sábado, 13 de agosto de 2016

Fabricio Ballarini: “Más ciencia es más libertad”

No soy un divulgador”, se apresura en aclarar Ballarini. “Soy un científico que sabe contar las cosas que hace y lo hace desde el lado pasional que, por otra parte, es como yo soy. Sé divulgar lo que hago en materia de ciencia. Y tengo mis limitaciones”, reconoce. 


Todo comenzó con su grupo reunido, interrogándose; y tomando la decisión de comenzar a dar charlas para pequeños grupos de docentes. A poco de andar cayeron en la cuenta de que llegar a un universo mayor de docentes iba a demandarles mucho tiempo. Optaron, entonces, por correr un riesgo haciendo una convocatoria abierta; y para su sorpresa, se anotaron 800 docentes en tres días. “Nos dimos cuenta de que existía un interés que habíamos subes-timado”, afirma el investigador del Conicet. Y lo que fue un tímido intento se transformó en una bola de nieve, llegando a realizar más de una docena de jornadas multitudinarias.

Mañana, una de esas convocatorias se realizará en Rosario y tendrá lugar en el Salón de Usos Múltiples de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR, de Riobamba 220 bis. Ballarini, que será uno de los dictantes, re-cuerda que “fue en 2008 cuan-do empezamos a hacer demostraciones en escuelas, tratando de buscar cómo mejorar la estrategia de la enseñanza de las ciencias. Estaba terminando el doctorado y tenía una pregunta que estaba vinculada con una investigación, y a partir de los resulta-dos que obtuve me pareció que la podía extrapolar al ambiente educativo e intentar hacer una experiencia que les reportara a los estudiantes su aceptación de la ciencia; a la vez que podría transformarse en un buen material para los docentes, motivándolos a recurrir a métodos innovadores de enseñanza”.

Ballarini no puede ocultar su entusiasmo, y lo expresa: “Allí descubrí dos cosas: que los docentes estaban muy entusiasmado y que había un vacío en la educación Y tratamos de brindar contenido científico a esa comunidad ya que no había nada”.

El grupo está por presentar un libro para regalar, >Educando al cerebro I>. Tiene una web (www.educandoalcerebro.com.ar); está en Facebook, “Educando al cerebro”, sitio en el que cuentan con muchos seguidores. Llevan hechos algunos videos. Fueron a Uru-guay. Y se han convertido en una ONG, mediante la cual acaban de recibir un subsidio para hacer investigación. “En dos años y medio hemos tenido un crecimiento increíble”, se enorgullece Ballarini.

En los encuentros suelen recurrir a un test que está basado en el comportamiento del cerebro cuando se requiere apelar a los recuerdos; siguiendo el cual, diseñan un experimento en el aula. Así lo explica Fabricio Ballarini: “Tomamos un protocolo de aprendizaje cualquiera; puede ser que las personas apelen a un recuerdo o mostramos un dibujo; a los chicos más chicos les contamos un cuento y nosotros tratamos de modularlo, de mejorarlo para que ese re-cuerdo quede fijado. Y vimos que las experiencias que están cercanas a cuestiones que fue-ron sorprendentes y que asombran se recuerdan mucho más. Por eso recurro al episodio de las Torres Gemelas o a un nacimiento, u otro tipo de experiencia; y lo que obtuvimos fue que el recuerdo, en esos casos, tiene más fuerza y, aparte, recordamos cuestiones periféricas que su-cedieron cercanas al recuerdo principal y que, de otra manera las hubiésemos olvidado”. 

—¿Aplicar esta metodología es tan sorprendente como el intento que hicieron para contactarse con los medios?
—Esa fue una locura que salió bien. Fue correr un riesgo. Fue una experiencia que se reveló como muy útil porque nos dimos a conocer y porque pu-dimos hacer en vivo la experiencia, a la vez que cada uno de los oyentes “experimentó en carne propia” nuestra propuesta. Cada oyente se convirtió en un sujeto experimental de su propia experiencia de aprendizaje. Los oyentes que lo entendieron no lo van a olvidar jamás. 

—Lo interesante es que se les abrieron las puertas a un público masivo…
—Sí. Les mandé un email. Me presenté como becario del Conicet que estaba haciendo un trabajo de investigación, y la gente de Vorterix, con Pergolini a la cabeza, entendió rápidamente; él es un hombre muy informado en el tema de las ciencias y accedió a hacer-lo en vivo. Por supuesto lo hablamos mucho, ajustamos los detalles y nos largamos. Estuvo encantado de hacerlo. Generamos un vínculo a par-tir de esa experiencia y nos abrió las puertas de la radio a tal punto que su propio pro-grama tiene un micro de cien-cia grabado y animado; y, de toda la programación de su radio que es de rock, el micro de ciencia es el más visitado. Algunos han llegado a recibir 350.000 vistas, que es mucho más de las que obtiene un re-cital de rock.

Ballarini, el joven doctor en ciencias biológicas e investigador del instituto de neurociencias del Conicet, “científico utópico” –como él mismo se define– y autor del libro >REC>, de editorial Sudamericana, cree firmemente que es el modo de contarla a la ciencia la que puede hacerla más atractiva. “Esto fue por la posibilidad de poder contar las cosas desde otro lado, a un buen número de docentes re-unidos y poder hacerlo, al mismo tiempo, en un medio masivo de comunicación”, sostiene. 

—Recurrir a un experimento siguiendo la metodología científica y realizarlo a través de medios masivos, ¿puede agregar valor a la divulgación de la ciencia?
—Me encanta esa visión. Más, me gustaría tener un programa en el que no solamente comunicáramos ciencia, sino cómo hacer experimentos; porque es la manera indirecta de aprendizaje efectivo. Yo vivo haciendo experimentos y puedo asegurar que es fasci-nante el momento de llegar al final para poder ver el resultado. Cuando me aproximo al resultado siento una mezcla de nerviosismo y emoción enormes. Si somos capaces de contárselo a los chicos va a operar como un imán.

La ciencia, como la política, es uno de los productos de la cultura de un pueblo y se comportan como un tejido de mutua influencia; a apropósito de esto, Ballarini hace mención a una intervención suya en la radio cuando, al hablar de adicciones, se comparaban drogas consideradas ilegales con el consumo de sustancias tóxicas aceptadas socialmente, como el tabaco y el alcohol.

“De lo que estaba hablando era de nuestra cultura, de cómo sustancias que son muy nocivas, al ser aceptadas por la sociedad, pocos son los que reparan en su poder letal y en el deterioro que ocasionan a la salud humana. Y allí, en ese mismo momento, me pregunté para qué está la ciencia. La ciencia está para agregar evidencia al conocimiento y favorecer la vida de las personas. Si la humanidad no usa la ciencia para eso, ésta carece de todo valor. Por eso, poder brindarles a las personas información sobre lo que la ciencia produce, les abre la posibilidad de poder decidir de otra manera; es decir, adquieren más libertad, Y de ahí surgió esa frase que quedó para nosotros: «Más ciencia es más libertad»”, concluye Ballarini.

Fuente
elciudadanoweb.com

domingo, 7 de agosto de 2016

200 años de Ciencia en la Argentina

En el marco de las múltiples actividades que se realizaron con motivo del Bicentenario de la Revolución de Mayo, la Academia Nacional de Ciencias propuso y concretó un ciclo de conferencias para debatir sobre la existencia de una Ciencia Nacional.




El devenir de la Ciencia en la Argentina, los puntos a favor y en contra de una ciencia nacional, su imagen en el mundo, pasado, presente y futuro, la apropiación por parte de la sociedad del conocimiento científico y la imagen que el ciudadano tiene sobre el mismo, son algunos de los aspectos que se trataron en las actividades realizadas.

Descargar conferencias aquí.

miércoles, 27 de julio de 2016

Busi - Pagani - Gomez Casati: avances en biocombustibles y biorremediación

Un grupo de investigadores trabaja en nuevas formas para producir biocombustibles al mismo tiempo que busca soluciones para eliminar contaminaciones del suelo. Su visión sobre ciencia básica y aplicada, y el impacto de la docencia en su trabajo de investigación. 

Busi, Gomez Casati y Pagani son bioquímicos egresados de la UNR. (Foto: C. Pairoba).


Por Claudio Pairoba

María Victoria Busi, María Ayelen Pagani y Diego Gomez Casati se desempeñan en el ámbito del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI, UNR-CONICET). Trabajan en plantas, estudiando síntesis/degradación de hidratos de carbono, síntesis de grupos hierro-azufre (Fe-S, importantes para el normal funcionamiento de algunas enzimas) y detoxificación de suelos contaminados con metales pesados. Sus grupos de investigación se apoyan mutuamente para llevar adelante proyectos de investigación básica y aplicada. 

¿Cuáles son sus proyectos de investigación?
María Victoria Busi: Durante mi postdoc trabajé en metabolismo de almidón, estudiando una enzima específica. Como desprendimiento del postdoc surge mi tema de investigación actual. Es el estudio de unos módulos de unión a carbohidratos en enzimas de plantas con aplicaciones biotecnológicas. Esto no implica no hacer ciencia básica, lo que hacemos es clonarlos, purificarlos, estudiarlos, caracterizarlos para ver cuáles son sus funciones. Dependiendo de esto, ver alguna aplicación biotecnológica.

Trabajamos inicialmente en Arabidopsis thaliana (planta modelo), con una enzima particular que sintetiza almidón. Luego pasamos a otra enzima que degrada pared celular y después buscando distintas áreas de vacancia pasamos a trabajar en algas. Estudiamos el metabolismo de polisacáridos en plantas y algas. 

María Ayelen Pagani: mi formación de origen a nivel doctoral fue en un tipo muy particular de metaloproteina, las cuales están presentes en todos los organismos eucariotas. Profundicé en el metabolismo de algunos metales pesados o de transición en levaduras. Cuando vuelvo a la Argentina para ingresar a CONICET y como vine a trabajar al Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI), trasladé mi interés por el metabolismo de metales en organismos hacia las plantas.

Originalmente estuve trabajando un poco con metales tóxicos en soja y girasol y ahora estamos profundizando en metales de interés como hierro en plantas modelo para después tal vez extrapolarlo a plantas de interés agronómico.

Las dos aplicaciones fundamentales de este estudio que es básico, son: 1. las cuestiones de salud alimentaria (metales nutrientes o tóxicos) y 2. aplicaciones en biorremediación. 

Diego Gomez Casati: la otra línea del laboratorio tiene que ver con Biología Molecular de plantas y Biotecnología. Estudiamos básicamente las consecuencias de la disfunción de una organela celular que es la mitocondria en plantas y qué consecuencias tiene esa disfunción sobre la expresión de genes a nivel nuclear.

La mitocondria está involucrada en una gran cantidad de procesos importantes en la célula, plantas en este caso, como en el desarrollo, la fotosíntesis, la germinación y la fecundación. Empezamos hae unos años con un estudio más bien básico que fue caracterizar la síntesis de moléculas inorgánicas (grupos hierro-azufre). Son importantes porque forman parte de numerosas moléculas, no solo dentro de la mitocondria, si no en el cloroplasto. Están en citoplasma también. Estas proteínas son las responsables de muchos procesos celulares como los que comenté recién.

El manejo de las funciones mitocondriales tiene aplicaciones en biotecnología de plantas como por ejemplo el hecho de lograr variedades macho estériles para en un futuro poder utilizarlo como estrategia para producir híbridos que son importantes a nivel comercial. 




Los tres son Bioquímicos egresados de la Universidad Nacional de Rosario. ¿Ven un corrimiento por lo cual hay cada vez menos bioquímicos haciendo investigación y cada vez más biotecnólogos? ¿Y por qué sería? 
MVB: Porque la biotecnología está de moda. Y porque con esa carrera uno puede hacer un millón de cosas maravillosas. Y con Bioquímica las opciones están más acotadas. Cuando nosotros éramos estudiantes (nos recibimos a mediados de los 90) se decía que no había mucho trabajo de bioquímico. Hoy lo que tenemos entendido es que cualquier bioquímico que sale tiene trabajo y bastante bien remunerado. Hay más biotecnólogos que no encuentran lugar. Me parece que para los biotecnólogos hay menos salida que para los bioquímicos. Si no hacen una carrera académica no hay mucha empresa de base tecnológica en la Argentina. 

¿Su trabajo está relacionado con el tema de biocombustibles?
MVB: Nosotros encontramos es una enzima de síntesis del almidón conectada con estos módulos de unión a carbohidratos que eran típicos de proteínas que degradan no que sintetizan. Empezamos a buscar qué se podía hacer con estos módulos o en que industria estaban aplicados. Todo lo que sea biocombustibles de primera generación se basa en la fermentación del almidón. Como trabajábamos en enzimas de almidón consideramos importante meternos en biocombustibles de segunda generación. Esto implica la degradación de la biomasa que no compite con el alimento. La pared celular vegetal está compuesta por celulosa, la cual también es una concatenación de unidades de glucosa (hidrato de carbono). Las enzimas que degradan celulosa también tienen módulos de unión a carbohidratos.

Para biocombustibles intentamos dividirnos en dos enfoques separados: uno es generar plantas transgénicas que tengan paredes celulares modificadas para que ese pre tratamiento, que es lo más costoso tanto ambiental como energéticamente para producir biocombustibles de segunda, sea más económico. Por otro lado desarrollar enzimas recombinantes de producción nacional y de desarrollo propio, para combustibles de primera y de segunda.

Después, biocombustibles de tercera generación implicaría trabajar con organismos genéticamente modificados y ahí se incorporan las algas. Buscamos generar algas transgénicas para producir mayores niveles de almidón que pueden ser extraídos más fácilmente con la ventaja de que ocupan menos espacio. El alga se puede filtrar y es más económica. 

¿Cómo es el estado actual del tema biocombustibles?
MVB: Una situación es Argentina y otra el resto del mundo. En el resto del mundo se le da mucha importancia y hay mucha inversión. Vino Susan Jenkins de Berkeley, donde tienen un instituto financiado por la British Petroleum que le aporta un montón de dinero para desarrollos propios de la BP y otros para actividades académicas.

Brasil, uno de los productores mundiales en bioetanol de primera, está incursionando en bioetanol de segunda con el blue starch, donde está gente de Petrobrás con capitales privados y también extranjeros.

Europa tiene por lo menos tres plantas de biocombustibles de segunda. En la Argentina hay un desarrollo total de biodiésel por el boom de la soja y últimamente el desarrollo de una planta muy importante en la zona de Villa María de productores de maíz para hacer bioetanol de primera porque se encontraron con un excedente de toneladas de ese cereal. Hay por lo menos un par de empresas locales que están en la producción de enzimas. El país suscribe y cada año saca la ley para que los cortes en nafta y gasoil incluyan un cierto porcentaje lo cual se va haciendo. La Cámara Argentina de Biocombustibles tiene una presencia muy fuerte en las decisiones.

De acuerdo a la literatura una de las complicaciones de la producción de biodiésel es el gran volumen de glicerina que se va generando sin encontrarle económicamente salida. La contaminación por glicerina es una contra al evaluar la calidad del biodiésel. 

DGC: En su momento, cuando las retenciones a la soja estaban muy altas, convenía más vender el aceite y no hacer el biocombustible y venderlo como tal. En muchos países se les da importancia pero se los apoya desde un aspecto que acá es variable. 

ES: ¿Hay financiamiento por parte de Yacimientos Petroliferos Fiscales?
MVB: Somos integrantes de un proyecto entre CONICET e Y-TEC (YPF Tecnología): que ganó el Dr. Alberto Iglesias en Santa Fe. Ese proyecto es específicamente para proteger los derrames de pozos de petróleo o decontaminar pozos de petróleo (biorrefinería). Ahí entramos con lo que serían algas genéticamente modificadas para poder limitar algún derrame o contaminación. La parte de Santa Fe (Iglesias y el Ing. Raul Comelli) se encargaría de producir, a partir de aceites, una sustancia muy similar a un derivado del petróleo que se está usando y sirve para embolsar el pozo y proteger del derrame.  

¿Tienen un proyecto en biorremediación?
MAP: La historia es así: para extraer petróleo hay que hacer perforaciones, las cuales no siempre son exitosas. De hecho las perforaciones que acaban siendo pozos productores es una de 15 o 20. Para hacer la perforación hace falta introducir el fluido de perforación, el cual es una emulsión oleosa altamente contaminante. El que se usa actualmente es un derivado del petróleo.

Son recalcitrantes, permanecen en el terreno y es muy difícil que se degraden. Son arrastrados por las corrientes de agua o permanecen contaminando el suelo. No solo eso, esta emulsión también tiene un componente acuoso que solubiliza los materiales de las rocasdonde estás perforando. Entre esos materiales hay metales pesados, los cuales están más biodisponibles en ese terreno y también son arrastrados por las corrientes de agua que atraviesan esa zona. Entonces hay dos tipos de contaminación: con hidrocarburos y con metales pesados.

Este proyecto trata de solucionar los dos aspectos. En Santa Fe, están trabajando para encontrar un reemplazo para el elemento oleoso del fluido de perforación con un compuesto menos recalcitrante a partir de aceites de soja. Nosotros vamos a tomar más la parte de generar algas genéticamente modificadas para tratar de absorber, recuperar o que estén menos biodisponibles estos metales que se han solubilizado por el proceso, usando distintas estrategias biotecnológicas. 

Microalgas como organismos decontaminantes
MAP: Después tenemos otro proyecto un poco más ambicioso, para el cual obtuvimos financiación del CONICET hace poco. En este caso nos proponemos aprovechar por un lado organismos que ya existen, que se han adaptado naturalmente a este tipo de contaminación con metales pesados. Un ejemplo bastante llamativo es una microalga que no es autóctona del sur de la Patagonia, pero que la ha colonizado y que crece en algunos lugares donde se sabe que hay contaminación con metales pesados (Golfo de San Julián y San Jorge, donde hay vertidos de mineras). La idea es recuperar las algas, crecerlas y ver si han mejorado naturalmente sus capacidades de absorber metales pesados.

Por otro lado modificaríamos microalgas, siempre de forma biotecnológica y apoyándonos en nuestras áreas de experiencia. Se sabe que las paredes de las algas son naturalmente absorbedoras de metales, entonces aplicando el área de Victoria donde modifican paredes celulares, intentaríamos aumentar esa pared que fija metales.

Por el lado de la línea de investigación de Diego, en la mitocondria, quisiéramos mejorar la resistencia de esos organismos para que puedan crecer en un medio con alta cantidad de metales y absorberlos.

Y las proteínas que yo he estudiado toda la vida, naturalmente están diseñadas para absorber metales. Entonces si aumentamos su cantidad en los organismos, sabemos que el mismo va a poder hacer frente a los metales, crecer y acumularlos.

Una de las cuestiones en las cuales se podrían aplicar estos desarrollos, es en el tema de generar biomasa que pueda absorber arsénico. El hidroarsenicismo crónico es uno de los grandes problemas de la Argentina, sobre todo en comunidades aisladas que se autoabastecen de napas que están contaminadas. La idea a futuro es intentar generar algún material bioabsorbente que pueda fijar arsénico o algún otro metal, pero con énfasis en el primero.

El acuífero guaraní es el que está contaminado con arsénico. Esto viene de épocas geológicas con materiales que cubrieron la tierra y buena parte de la Argentina, desde el noroeste, en diagonal cruzando el país, hasta nuestra zona. Todas las segundas napas están contaminadas. 

¿Qué avances hay en tu tema, Diego?
Una de las cosas en que estamos avanzando es en la caracterización de la función de genes y las proteínas que ellos codifican. La mayoría de estos genes son nucleares pero tienen target hacia la mitocondria. Muchos de estos genes están involucrados en la biogénesis de los grupos inorgánicos hierro-azufre (Fe-S) que no están solos en la célula si no unidos a proteínas y formando complejos porque si no son tóxicos.

Nosotros estamos avanzando en la caracterización de estos genes que hacen los grupos Fe-S y que además luego los incorporan a proteínas. Por ejemplo, tenemos plantas que a pesar de estar creciendo en alta cantidad de hierro, creen que están creciendo en deficiencia, por lo cual siguen tomando hierro. También vimos que otras variedades de plantas, con alguna modificación de algunos de estos genes, son capaces de crecer en suelos que son deficientes en hierro y en algunos otros metales. Esto es un problema en los suelos en general y en la Argentina en particular. Entonces se abre quizás otra puerta de aplicación de la caracterización básica que estamos haciendo.

Se relaciona con el tema de metales que es el tema de experiencia de Ayelén y, como hay algunas alteraciones del metabolismo de carbohidratos, también se conecta con la experiencia de Victoria. 

¿Cuál es su visión sobre la dicotomía entre ciencia básica y aplicada?
MVB: Para mí siempre es importante el “para qué”. Es importantísimo desarrollar conocimientos, pero hay circunstancias. Estos módulos de unión a carbohidratos se unen a determinadas estructuras: ¿para qué? ¿Podemos lograr un almidón diferente? Ciencia básica tiene que haber en un contexto. Y por aplicada entiéndase una muy buena aplicación de la básica, no algo más liviano. 

MAP: Da la sensación de que se pretende que uno trabaje por objetivos, casi como en una empresa. Y eso no se puede hacer en ciencia porque se terminan generando aplicaciones donde hay poco desarrollo, y es muy poco lo que se aporta de conocimiento o de capital intelectual. Generalmente esto lo dicen todos los países donde se hace buena ciencia, las mejores aplicaciones han surgido de alguna investigación básica. 

DGC: Coincido con lo que dice Victoria. Muchas veces lo veo haciendo un paralelismo con el deporte. ¿Vos querés llegar a tener una medalla olímpica? Tenés que entrenar cuatro años. No podés salir de tu casa e ir a ganar una medalla. Para lograr eso tenés que tener un montón de trabajo que yo lo veo como la parte básica. Tenés que hacer mucho trabajo para tener algo aplicado. Es imposible levantarte un día y decir voy a tener algo aplicado. Uno no descubre algo todos los días. 

MVB: Creo que podemos afirmar que ambas deben coexistir pero entendiendo como aplicada esa instancia superadora que tomando distintas cosas de los básicos existentes pueden arrancar desde otro punto. 

DGC: Hay una anécdota sobre Leloir, contada por Ranwell Caputo, quien recuerda que en aquellos años Leloir estaba preocupado porque lo que estaba haciendo no aportaba nada al desarrollo del país. Como por ejemplo podía ser en ese momento, un método para lograr un mejor método para las conservas en lata. Con el tiempo se vio que la escuela que hizo Leloir fue mucho más importante que la conserva en lata. Hacer escuela implica formar gente, capacitarla y tener los mejores científicos. Recordemos que Milstein ganó un premio Nobel y fue discípulo de Stopani quien a su vez fue discípulo de Leloir. 

A título personal
María Victoria Busi
Bioquímica – Universidad Nacional de Rosario
Doctora en Biología Molecular y Biotecnología - Universidad Nacional de San Martín
Investigadora Independiente del CONICET
CEFOBI (UNR-CONICET)
Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas
Profesora Adjunta Universidad Nacional de San Martín
Carrera: Licenciatura en Biotecnología y Doctorado Biología Molecular y Biotecnología
Área Biotecnología Vegetal 

María Ayelen Pagani
Bioquímica – Universidad Nacional de Rosario
Doctora en Genética - Universidad de Barcelona
Investigadora Adjunta CONICET
CEFOBI (UNR-CONICET) 

Diego Gomez Casati
Bioquímico - Universidad Nacional de Rosario
Doctor en Bioquímica - Universidad de Buenos Aires
Investigador Principal CONICET
Profesor Adjunto - Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas
Universidad Nacional de Rosario
Profesor Adjunto - Área Biotecnología Vegetal
Universidad Nacional de San Martin
Secretario de Posgrado – Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas

miércoles, 13 de julio de 2016

El cine de ciencia ficción en la Argentina

La cinematografía argentina ha sido mucho más pródiga respecto de este género, de lo que pudiera pensarse a priori.



Por Roberto Langella

Con mayor o menor suerte, con mayor o menor oportunismo y seriedad, el cine argentino ha aportado más de cien películas al género, una buena cantidad de ellas dignas de mencionar.

sábado, 9 de julio de 2016

GEII: interdisciplina, múltiples proyectos y actividades de extensión

El Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental lleva adelante múltiples proyectos interdisciplinarios. La interesante visión de la docencia.

Antiba, Borrero, Carbone y Caparrós durante la entrevista (Foto: C. Pairoba).




El Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental (GEII) depende de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA).

Con una larga trayectoria en distintos temas, que abarcan desde la medicina a la informática, pasando por las energías renovables, sus integrantes llevan adelante su trabajo con gran esfuerzo y en condiciones complicadas.

En el GEII, Cristian Antiba está al frente de un grupo de estudiantes de distintas carreras de la FCEIA, quienes con dedicación absoluta concretan proyectos al mismo tiempo que aprenden y se nutren en un espacio interdisciplinario. Sus proyectos involucran también a otras facultades y llegan a formar interacciones fructíferas con estudiantes secundarios.

El GEII trabaja con distintas cátedras de la FCEIA en base a un enfoque específico de la docencia.
Cristian Antiba: Además de lo que aparece en el texto sobre el trabajo en el grupo (ver archivo adjunto “Educación, experimental innovativa”), trabajamos con cátedras regulares. Ya hicimos dispositivos para Física Experimental de la licenciatura, donde se construyó un estroboscopio. Después se trabajó con Electromagnetismo de cuarto año, para las clases del Dr. Riera donde se construyó un equipo que todo el mundo había visto en el pizarrón pero no en la práctica.

Interaccionamos con Estructural con el Ing. Rubinstein. Hasta que se jubiló el contacto fue permanente año tras año . Se construyeron equipos y se dieron clases prácticas. También para Hidráulica (Recursos Hídricos III), donde hacen un trabajo práctico con nosotros.

Todo eso a la facultad no le costó nada, ni siquiera cargos docentes. Se hizo todo ad-honorem. Tampoco los recursos, ya que todo el desarrollo que se hizo está autofinanciado por el GEII.

¿Cómo es la ubicación del GEII en la estructura de la facultad?
CA: Pertenece a la Secretaría de C y T, nuestra directora es la Dra. Sonia Concari. Los dos cargos docentes simples del GEII los tengo yo. El decano nombró al Dr. Reinaldo Berti como director del grupo. En la comisión también están el Ing. Oscar Sadosky de Brasil (el primer director del reactor nuclear de la FCEIA) y el Prof. Guido Macky quienes son nuestros consultores. También el primer director de este grupo, que fue Danilo Gomez. Este grupo nació como el Grupo Caos y después gracias a la Dra. Ing. Nora Pouey se convirtió en el Grupo de Experimentación Innovativa e Instrumental.

¿Cuando nace el GEII?
CA: En el 2000, cuando ingresa Danilo Gomez, quien fue el primer director del grupo. Yo estaba desde el año 88 y me formé en Física. El Dr. Lewis me contacta con Gomez y allí arranca todo.

¿Quiénes son los alumnos adscriptos que te acompañan?
Paula Borrero: estoy en cuarto año de la Licenciatura en Cs. de la Computación, y formo parte del grupo desde hace un año y medio. Mi primer proyecto tuvo que ver con un proyecto en papanicolao.

Nicolás Caparrós: estoy haciendo tercer año de Ing. Mecánica. Ingresé al GEII este año. Ya lo conocía pero esperé a tener más conocimientos básicos de otras cosas. Ayudo en lo que falte en otros proyectos y me involucro en todos ellos. Mi hermano mayor, Sebastián Caparrós, es ingeniero industrial y participó de este grupo también.

Nicolás Carbone: curso el primer año de Ingeniería Electrónica y pertenezco al GEII desde hace más de un año. Participé en el armado del sonómetro que se puede ver en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. Este equipo se armó originalmente para la semana del sonido.

¿Cómo es el tema del sonómetro?
CA: El Ing. Federico Miyara le encarga el GEII la construcción de este dispositivo. Si no fuera por los adscriptos, sobre todo Nicolás Carbone, el proyecto no hubiera sido posible. En cada proyecto son los adscriptos los que lo llevan adelante y ellos son el grupo. Pueden incorporarse alumnos de primero a quinto año sin problemas. Dentro del proyecto del papanicolao robótico tenemos a dos médicos: Giulia Márquez y Nicolás Sauro. También al Ing. Valderrey, todo dentro de un proyecto de vinculación. Todos trabajan de manera gratuita y porque lo quieren hacer. Como dijo la Dra. Pouey, hay que recordar la interdisciplinariedad del grupo. También hemos trabajado con gente de Biotecnología en un proyecto que lamentablemente no se concretó. Hace unos 4-5 años atrás se trabajó en plásticos degradables. Presentamos soluciones que ahora tienen vigencia por lo de las bolsas de supermercados. Nosotros propusimos hacer bolsas de nylon biodegradables con el excremento humano en las aguas servidas. Con esas bacterias obteníamos el plástico para las bolsas pero no logramos financiación.

El enfoque de la docencia
Además del intenso trabajo experimental, el GEII lleva adelante una idea del trabajo docente que puede leerse en el archivo adjunto (Educación Experimental Innovativa). El mismo se presentó como póster en las Segundas Jornadas de Innovación en Educación, con la autoria de C Antiba, D. Gomez y N. Pouey.

En base al cambio propuesto en el texto sobre educación, ¿cómo es el estado de ese cambio y cuál ha sido su recepción?
CA: Hasta hace unos años se hacía como aparece en el texto. Yo me basaba en la pizarra y discutíamos sobre distintos temas, había que ir a clases primero. Actualmente estamos tratando de hacerlo a medida que se van haciendo los proyectos. Dejamos que el estudiante se maneje solo y si se equivoca, que se equivoque. Al cuerpo docente de la facultad le encanta pero no tenemos el apoyo de cargos, lo cual es desesperante.

¿Cuánta gente conforma el grupo?
CA:
La composición cambia año tras año. El año pasado teníamos muchos chicos de Ingeniería Electrónica, este año los adscriptos que tenemos son los aquí presentes más Andres Miyara, Lucas Liendo y Nicolás Montenegro. También tenemos graduados como los que te nombré. Además la Física Ana Pioto y al Dr. Volmaro consultando por motores, lo que son actividades de colaboración normal.

A nivel terciario también colaboramos con la gente del profesorado del Normal 1.

¿Tienen proyectos con escuelas secundarias?
CA:
Con los chicos del secundario tenemos dos proyectos financiados por la Secretaría de Extension de la FCEIA. El proyecto de ritmo cardíaco y el de bomba de agua resonante a calor solar.

Ahora también estamos trabajando en el tema de crecimiento de cristales. Fui a hacer una capacitación a la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas en este tema. Este año vamos a participar a nivel nacional con la escuela San Francisquito del tema crecimiento de cristales, dentro del Programa Voc.Ar del CONICET.

¿Sobre qué cuestiones te parece que hay que trabajar?
CA:
Un problema de la universidad es que genera un filtro: igualdad y semejanza al docente. El que no es así recibe un rechazo tan intenso que hay estudiantes que no se lo bancan. Hay alumnos de alto rendimiento que no pueden soportar las penurias que tendrían que pasar para acceder al año siguiente. En la secundaria muchos chicos van obligados pero en la universidad se supone que los chicos van porque les gusta. Tendrían que ir a ser felices, a disfrutar y en una gran parte de los casos van a sufrir al docente. Un docente bueno te enseña cualquier cosa y el estudiante aprende lo que sea. Es todo un círculo vicioso donde se van cansando, los más brillantes se van atrasando y mucho terminan desertando.

¿Por qué ingresaron al GEII?
Paula Borrero:
A mí me invitó otro adscripto. Desde el principio me gustó poder trabajar en proyectos reales con gente de otras carreras porque cada uno aporta su visión al proyecto y a la vez aprendés cosas que en la facultad no aprendés porque son otras áreas. Hasta ahora me gustó meterme en todos los proyectos un poco y la forma de trabajar. En el proyecto de la escuela secundaria otro de los adscriptos, Andres Miyara, hizo una parte del trabajo y después nos complementamos. Yo hice un programa que te dejaba ver la parte electrónica en computadoras. Él hizo la parte electrónica y yo hice la visualización.

CA: Se trabajó así porque era imposible comprar las pantallas táctiles y se truncaba el proyecto. Entonces por la genialidad de Paula, la noche anterior solucionaron la parte de graficación. Estábamos en el horno.

¿Sobre qué es el proyecto de la escuela secundaria?
CA:
Un analizador y visualizador de ritmo cardíaco. Es para que los dispensarios de la Argentina tengan a muy bajo costo un dispositivo para una alerta temprana ante alguien que va con una arritmia o ritmo acelerado y puedan derivarlo o no a un centro de máxima complejidad. Este dispositivo que es carísimo lo hacen nuestros adscriptos por muy bajo precio. Esto se les enseña a los chicos de la secundaria, cuestiones de programación y otras cosas. Esto se hizo en la escuela San Francisquito.

PB: Otra cosa importante es que a los profesores de la secundaria se les generó el incentivo para enseñar otras cosas y nos preguntaban cómo hacer para innovar. Qué libros de Física usar, cómo mejorar. También trabajamos con estudiantes de medicina, ya recibidos. Me gustó poder conocer gente de la Facultad de Cs. Médicas, interactuar con ellos me incentivó a conocer más.

CA: Hay otro proyecto en la parte de salud. Son veinte muestras de papanicolao a la vez las cuales se ejecutan robóticamente. El equipo permite hacer el diagnóstico por imágenes, con dos tipos de aumento las cuales se envían por celular. Competimos en TecnoTour el año pasado y fuimos una de las 28 universidades que ganaron.

¿Cómo entraron al grupo?
Nicolás Carbone:
Entre por casualidad. Al principio del 2015 me acerqué a una chica y me comentó sobre el GEII. Asistí a la reunión, me presentaron a otros integrantes y colaboré con el proyecto del sonómetro. Me he quedado noches enteras armando circuitos, diseñando partes de las etapas de potencia que tiene ese instrumento. Todo por una vocación que tengo, me encanta experimentar y armar cosas. En casa tengo un taller propio y de chico estoy metido con cosas de la electrónica. También pude colaborar porque tengo algunos conocimientos técnicos, me recibí como técnico electrónico.

Fui a Buenos Aires con el proyecto de la EcoVan, que ganó acá en Rosario dentro del TecnoTour Estuvimos en las oficinas de Microsoft. Había competidores de varias provincias y llegamos a esa instancia.

Nicolás Caparrós: Yo conocía al grupo por mi hermano, quien también entró en tercer año de su carrera. Le preguntó a un profesor dónde podía hacer algo manual y lo derivaron al GEII. Empecé la facultad sabiendo que en algún momento quería venir. Decidí cerrar primero el ciclo básico para tener los conocimientos teóricos necesarios y este año decidí ingresar. Empecé a intentar hacer cosas en casa. Sentía que quedás limitado a lo que te quiere enseñar el profesor. No solo aprendo de otras áreas cosas nuevas que me enseñan los compañeros, si no cosas de mi misma carrera que aún no ví.

¿Tienen actividades extracurriculares?
PB:
Antes tenía muchas actividades. Por ejemplo estudié inglés desde chica. También soy scout y me gusta la parte de voluntariado, colaborar con la gente. Tomé cursos de base de datos y en Colón (Entre Ríos) hacía escuela de doble turno. Mis padres tienen un periódico y siempre había algo que hacer. Aprendí a revelar por ejemplo.

N. Carbone: Me recibí en la ex Escuela Téçnica Nº2 (Tucumán y Pueyrredon). Ahí estaba todo el día, doble escolaridad, pero en mis ratos libres siempre me he quedado armando circuitos. Me gusta mucho la parte de audio, la electroacústica y la electrónica orientada a amplificadores de potencia, convertidores de corriente continua alterna. Con mis ahorros he comprado algunos instrumentos que tengo en un taller. Me gusta experimentar en mis ratos libres, es mi distracción, es como un hobby y también aprendo cosas. Experimento en distintas áreas siempre aplicando la electrónica.

En tercero de la secundaria hice un curso de programación en microcontroladores PIC en el Politécnico. Después no mucho más por una cuestión de tiempo. Entraba 7 de la mañana y salía 7 de la tarde. Me dedico básicamente a la facultad.

N. Caparrós: Yo iba a un colegio humanístico doble turno. Me quedaba poco tiempo y lo dedicaba a la música y a hacer deporte. Hoy me queda menos tiempo. A veces trabajo en algún proyecto de electrónica, simple. Cuando tengo tiempo música, y hago deportes todas las semanas. Toco el bajo y la guitarra. Soy de Venado Tuerto.

CA: Durante la primaria estudié piano y cuando terminé séptimo grado me recibí de profesor de piano.

Mi tesis de maestría es sobre cómo acceden al conocimiento los estudiantes con alto rendimiento académico. Y tiene que ver con lo que hicieron de chiquitos y como lograron llegar a la universidad en lo que les gustaba. Y hay mucha tarea en paralelo.

Proyectos en los que están trabajando
Algunos de los proyectos generados desde el GEII incluyen:

1. Bomba de agua resonante
2. Sonómetro libre gigante
3. Dron zeppelín
4. Visualizador de ritmo cardíaco de muy bajo costo
5. Vehículo ecológico multihíbrido multiregenerativo
6. Papanicolao robotizado a distancia

El listado también puede verse aquí.

sábado, 2 de julio de 2016

Será obligatorio un examen para detectar la ceguera infantil


Así lo dispuso una ley provincial. El test, llamado reflejo rojo pupilar, permite detectar y resolver el 80 por ciento de esos casos.

La medida deberá ser implementada en todas las maternidades, tanto públicas como privadas.


El examen de reflejo rojo pupilar será obligatorio para los bebés recién nacidos en toda la provincia, tanto en los efectores públicos como privados. Se trata de un testeo que ya se lleva adelante en algunos centros de salud y que no sólo previene enfermedades oftalmológicas como cataratas congénitas, tumores, glaucomas y anomalías retinarias, sino que además permite resolver el 80 por ciento de los casos de ceguera infantil.

El proyecto había sido presentado originalmente en 2012 en la Legislatura provincial y, tras un largo derrotero, fue aprobado en las últimas semanas. Sólo resta su reglamentación para que a través del Ministerio de Salud de la provincia se incorpore a todas las maternidades santafesinas.

El principal motor e impulsor de la iniciativa desde hace años es el oftalmólogo rosarino y titular de la cátedra en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Alejo Vercesi, que insiste desde hace años en que este examen "es clave para los diagnósticos en recién nacidos". Más aún, consideró que "así como se mide la temperatura, debe hacerse este chequeo ocular, y tendrían que incorporarlo los médicos generalistas".

El diputado por la Coalición Cívica, Ariel Bermúdez, que impulsó la propuesta desde la Cámara de Diputados, aclaró que "es un examen para nada oneroso" e indicó que "el instrumento que se necesita para llevarlo adelante es un oftalmoscopio, que tiene un costo que apenas supera los mil pesos".

El examen
La prueba del rojo pupilar consiste en la iluminación de la pupila en un ámbito oscuro con el haz de luz del oftalmoscopio para observar el reflejo que devuelve la pupila.

Vercesi detalla que se trata de "una maniobra que indica los medios transparentes del ojo y permite ver si el reflejo es normal o no", y afirma que este test debe sumarse "al fondo de ojo, que ya se lleva adelante como prueba de rutina".

Lo más importante es que este nuevo examen que se incorporará en las maternidades santafesinas permite detectar tempranamente las afecciones que provocan la ceguera infantil.

"El 80 por ciento de las cegueras infantiles en general son evitables, el problema es que la única manera de determinarlas es a través de este examen, que ahora recién se realiza a los 4 años", agregó.

Entre las afecciones de mayor incidencia, según detalló el especialista, se cuentan "la catarata congénita, el retinoblastoma, glaucomas, desprendimientos de retina y, en menor medida, la toxoplasmosis congénita".

En ese punto, recalcó, es importante no sólo la prevención de estas afecciones, sino sobre todo "la posibilidad de resolver el 80 por ciento de los casos, cegueras que pueden abordarse con tratamientos más simples y menos costosos, algo que se dificulta con la detección tardía y cuando las enfermedades están más avanzadas".

Implementación
La normativa aprobada en la Legislatura, y que ahora debe ser reglamentada por el Ejecutivo, establece la obligatoriedad de la práctica en niños y niñas recién nacidos en la provincia, tanto en las maternidades públicas como privadas.

Además, indica que el resultado no sólo debe ser comunicado a los padres del recién nacido, sino paralelamente debe informarse al Ministerio de Salud, quien debe organizar todos los datos en un registro.

En este punto, Vercesi explicó la importancia de poder tener estadísticas hasta ahora inexistentes. "Esto nos permitiría empezar a saber qué porcentaje de nacidos vivos presenta alteración del reflejo del rojo pupilar y a partir de allí, de cuáles son las enfermedades que producen alteración en el reflejo y cuáles tienen mayor incidencia en la provincia", destacó el oftalmólogo.

Un paso más
Paralelamente al impulso que el proyecto tuvo a nivel provincial, Vercesi también llevó la iniciativa al Congreso de la Nación, donde ya tiene media sanción del Senado de la Nación.

"Está a consideración de la comisión de Salud de la Cámara de Diputados", indicó. Lo cierto es que de lograr su aprobación en la cámara Baja, el examen entraría en vigencia para todo el país.

Fuente

domingo, 26 de junio de 2016

Paoletti: visibilizando lo invisible

Biotecnóloga y artista plástica, Luciana Paoletti ensaya nuevas formas de abordar el mundo de los microorganismos recurriendo a herramientas de ambas disciplinas. Temporalidad y visibilidad como temas convocantes. 





¿Cuál es tu tema de investigación científica?
Ahora trabajo con la Dra. Claudia Banchio en biología celular y molecular de lipidos. Estamos abordando un nuevo modelo de diferenciación neuronal y su relación con la señalización lipídica. En otras palabras, la importancia de los lípidos en la señalización neuronal.

¿Cuál es tu formación?
Estudié Licenciatura en Biotecnología en la Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas (Universidad Nacional de Rosario, UNR). Cuando terminé la carrera hice el doctorado en el área de microbiología con el Dr. Diego de Mendoza. Ahí es cuando arranqué con lo de arte. No sé como surge, ya que no tengo antecedentes familiares por el lado artístico. Mientras hacía el doctorado empecé a estudiar Bellas Artes a la noche. Cuando estaba haciendo la tesina de licenciatura (el último trabajo que se hace para la carrera de grado), me dirigía el Dr. Hugo Gramajo. Su esposa es artista plástica, y terminando la carrera comencé a ir a su taller a pintar. Ella es docente de la Facultad de Humanidades y Artes (FHumyAr, UNR) y hacían reuniones de trabajo cuando yo estaba en su taller. Escuchando esas reuniones me decidí a estudiar Bellas Artes. Ellos me llevaban a muestras que tenían de sus alumnos, lo cual me encantó.

¿Cómo compatibilizabas ciencia y arte?
Empecé a estudiar a la noche y durante el día yo tenía beca de CONICET e iba al laboratorio. Y de ahí me iba a cursar. Mi carrera científica siguió y fui cursando lo que podía de arte. No hacía todas las materias, si no las que me interesaban. Cursé como cinco años así. Hice todo mi doctorado yendo a la noche a la FHumyAr.

Cuando curso una materia de cuarto año que la sigue dictando Roberto Echen, ahí es como que empecé a utilizar lo que yo hacía en el doctorado con las bacterias, en microbiología, para la parte de arte. Comencé a armar mis proyectos con eso. Y ahí dije “con esto sigo” y tuve que dejar de cursar arte porque no podía hacer todo.

En Arte hacía talleres específicos que yo necesitaba mientras seguía con mi doctorado. Así arranqué y me di cuenta de que lo que yo hacía en ciencia lo tenía que usar en arte, que iba a ser mi herramienta y con eso iba a trabajar.


¿Cómo fueron tus primeros proyectos?
Lo primero que hice fue utilizar las bacterias. Primero capturarlas de un montón de lugares, era como que siempre me quedaba con lo invisible. Empecé a tener cantidad de bacterias que no sabía qué eran, pero que me impactaban por el color, la textura o como crecían. Estando en el laboratorio las podía congelar, aislar, obtener en cantidad. Y las empecé a usar como pigmentos para dibujar.

Ahí arranqué. Obviamente tuve que montarme un taller aparte que era como un laboratorio. Y seguí mezclando estas dos cosas. Aunque yo en ciencia no trabajo más con bacterias, en arte es como que esa herramienta la seguí utilizando. Sentía que tenía un gran poder ya que podía trabajar con cosas que nadie veía, lo cual me resultaba muy atractivo y seductor.

¿Cómo se usan las bacterias como pigmentos?
Tengo distintos proyectos. Los proyectos hasta ahora nunca les di un cierre y creo que eso tiene que ver con mi visión más científica. Un tema nunca está cerrado, siempre se continúa y en arte es como que mis proyectos son bastante abiertos.

Arranqué aislando bacterias, obtenía un paisaje y capturaba los microorganismos de ese paisaje. Les tomaba fotografías a esos organismos que formaban colonias a simple vista. Empecé a ver que había bacterias que me gustaban por los colores, por cómo crecían. Hay muchísimos colores diferentes. Entonces, usando técnicas de microbiología, aislaba las bacterias que me interesaban y obtenía gran cantidad. Con esa gran cantidad de bacterias veía cómo crecían, mezcladas o no y me armaba bocetos. Trataba de respetar estos bocetos pero muchas veces lo que crecía era totalmente distinto, ya que la pintura estaba viva. Entonces en nuevos soportes con medios de cultivo para que crezcan las bacterias, yo pintaba con estos cultivos bacterianos y con hongos.

Al principio no se ve nada. Los incubas a 30-37º C y a los días empiezan a crecer los microorganismos haciéndose visible el dibujo, generalmente cosas abstractas. Eso crece hasta un punto y luego va a morir. En el momento en que consideraba que la imagen estaba lista, realizaba la toma fotográfica y esto era la pintura.

Esas fotos las imprimí y hasta el día de hoy sigo buscando lo que más me cierra. Porque no son fotos impresas en papel fotográfico, si no en un papel de acuarela o en tela, porque juega con esto de ser pintura más que fotografías.

¿Está también la idea de lo efímero?
En este tipo de trabajos que surgen de estos proyectos donde yo pinto y dibujo con las bacterias, el nombre de la obra resultante es “Pintura número X”. Pero la foto no es nunca una pintura, es siempre una fotografía, lo cual marca lo efímero de la pintura.

Una sola vez mostré los microorganismos en vivo, en un proyecto para una bienal Kosice. Lo que había presentado en la convocatoria lo llamé estampados biodinámicos, los cuales se generaban por el crecimiento de los microorganismos en la tela. Yo los presentaba encapsulados en unos marcos tipo caja con vidrio adelante. Fue la única vez que presenté las bacterias en vivo en la obra. Después siempre fueron fotografías y una vez video.

¿Qué proyectos tenés en estos momentos?
Ahora estoy empezando a dibujar y me estoy corriendo un poco de los microorganismos y yendo a los detalles invisibles de otras cosas como las plantas. Pero esto es más reciente y todavía no lo mostré. Siempre me impactó la imagen científica, y disfrutaba mucho de eso. Me parecía que eso lo tenía que mostrar. Tengo fotos de mi doctorado que no servían para nada y a mi me parecían tan atractivas visualmente y me las guardaba porque en algún momento las iba a usar para algo. Por eso terminé haciendo esto. En ciencia este tipo de imágenes no son arte. Desde los primeros microscopistas, son resultados de investigaciones. ¿Y por qué no son una obra de arte? Porque el científico no lo hizo con ese fin. Yo pretendo hacer cosas similares pero con un fin artístico. Entonces uso una metodología científica antigua o actual pero ya buscando un fin artístico último.

¿Has participado en muchas muestras?
En general, pocas muestras individuales y muchas colectivas. Mientras pude y de a poquito. Siempre fui más lenta en la parte de arte que en la de ciencia porque no tenía tiempo. De a poco fui creciendo.

¿Cuál es la reacción de la gente en las muestras?
Obviamente la gente no te va a decir no me gusta. En general, bien. Es como que a la gente le sorprende pensar que esos son bacterias y le gusta poder ver un poco de esto que no ven a simple vista. En realidad los pigmentos se vuelven visibles cuando crecen, pero nos rodean porque generalmente son bacterias que están en el aire o en el suelo. De todas formas nadie los podría usar como pigmentos porque ni siquiera se ven. La gente se engancha con el juego de poder ver más de lo que ven a simple vista.

¿Has participado en algún espacio donde puedan asistir alumnos secundarios?
En general sí, porque alguna vez expuse en el Castagnino, en el CEC. No sé si fueron con el colegio, pero sí asistieron chicos de secundaria. Ahora en el Museo Gallardo con la gente de Comunicación Institucional del CCT se organizó una muestra con imágenes de resultados de distintas instituciones del CONICET, lo cual me parece bárbaro porque lo puede ver la gente que no es científica. Si no me parecía, como que esto que a mí me encantaba sobre el poder ver cosas tan maravillosas quedaba reducido a un grupo mínimo.

¿Hay trabajos tuyos en la muestra del Museo Gallardo?
No hay imágenes mías. Yo las ayudé en la organización y en la selección de las imágenes. Esto me parece bárbaro porque ahí se le muestra a la gente lo que ve el científico al microscopio. La idea de la muestra es que las imágenes están agrupadas pero no por temática, si no por una cuestión visual. No hay contenido científico. De las imágenes hay un título y un link armada para la muestra. Quien quiere saber más puede ir a esa página y saber más sobre los grupos de investigación que generaron las imágenes. Pienso que hay gente que de ver cosas, para mí maravillosas, llega a que te interese la ciencia.

¿Como se relaciona tu trabajo con el bioarte?
En realidad es distinto de lo que yo hago. En bioarte es un artista plástico que arma un proyecto en el cual la ciencia está involucrada de alguna manera. A veces son proyectos reales, otras veces no. Y que convocan a un científico que les hace esa parte científica.

Lo mío es muy diferente. Empecé a ver por qué era diferente. Es como que yo soy o juego a ser la artista que diseña el proyecto, pero también soy la científica que lo lleva a cabo y el hecho de poder ser la científica es como que me daba la posibilidad de alterar los protocolos científicos en busca de una resultante artística, que no es lo que hace un proyecto en bioarte. Me gustó ver que puedo jugar con esto de alterar los protocolos y que eso es como una ventaja que me da el hecho de poder hacer arte desde la ciencia. Estoy trabajando proyectos donde ya muestro no tanto una obra final que es el dibujo o la foto, si no jugando con este quehacer científico-artístico modificado. Estoy armando proyectos donde le doy mucha importancia al protocolo, a cómo lo hago. Y no solo terminar mostrando un dibujo si no una instalación de cómo yo estoy extrayendo información de cosas que habitualmente las vemos y punto. Mis próximas muestras van a estar más enfocadas al quehacer más que a un producto final.

¿Hay otra gente trabajando en la temática en la Argentina?
Tal cual lo hago yo, no conozco. Cuando empecé arte, recuerdo que en Pintura I, nos hicieron llevar algo y yo llevé unas placas de Petri con bacterias. Era como que yo copiaba lo que crecía en la placa. Me acuerdo que mi docente de ese momento me dijo que mire obras de Mauro Machado, de acá de Rosario. Él trabajaba mucho con pigmentos orgánicos que cambiaban el color con el tiempo. También trabajó aislando microorganismos. De esas obras nunca llegué a ver fotos y no sé como fueron las resultantes. Cuando me contaron sobre ese trabajo, me pareció que era un trabajo más artesanal y menos científico. Pensé que había alguien conocido que trabaja con bacterias, entonces las abandono. Las retomé cuando llegué a cuarto año de la facultad, diciendo que son lo mío.

Ví algunas obras y fotos, pero de la parte de pigmentos. Pero de la parte de bacterias solo ví dibujos. Y son muy distintos a lo que yo veo.

¿En otros países hay gente trabajando en esta temática?
Tal cual lo mío, no. Pero sí ves en Internet que hay muchos congresos de ciencia que siempre tienen una parte artística donde terminan utilizando bacterias para hacer cosas con ese enfoque. Pero siempre son como anexo a congresos científicos o cuestiones científicas.

Después en arte, te encontrás con proyectos bioartísticos. Creo que en Australia hay armado un laboratorio de arte en el medio de una facultad. Todo el tiempo hacen residencias para gente que quiere trabajar con proyectos artísticos y científicos. Pero son estos proyectos bioartísticos. En estos proyectos la resultante en general, es tener obras que podrían estar tranquilamente en un laboratorio y sin embargo terminan mostrándose como una obra de arte. Pero no son meramente pertenecientes al campo artístico. Siempre la resultante va más en un laboratorio que en un museo. Esto es muy distinto a lo que hago yo. Yo uso las técnicas del laboratorio pero hasta ahora los resultados pertenecían estrictamente al campo del arte. Los otros proyectos son super interesantes pero no es lo que a mí me atrae hacer.

¿Es común que gente de las ciencias experimentales se interese de esta manera por el arte?
No son muchos, pero hay gente en la parte de ciencia a la que le interesa el arte. En distintos rubros. Tal vez no les interesa con ciencia hacer arte, pero que hacen cosas medio híbridas o que les interesa el arte, me encontré con mucha gente. De hecho me los encuentro en las muestras. Más de lo que yo esperaría.

Gente de ciencia que se dedique a arte utilizando ciencia, también hay. Por ejemplo, conozco a alguien de Buenos Aires que es científico y hace cosas de arte que también une las dos cosas de manera totalmente diferente a lo que yo hago, pero muy interesante también. Cada vez descubro más y creo que tiene que ver con esto de que estamos llenos de imágenes que son maravillosas. Si tenés el minimo interés no podés no verlo.

¿Y la gente del arte se acerca a la ciencia experimental?
Veo que hay artistas que se interesan cuando se les cuenta sobre el trabajo científico. Creo que lo que facilitaría el mostrar las investigaciones científicas de otra manera, es buscar la interacción entre el artista y el científico. Decirle a un artista, decirle “mirá, yo descubrí esto. “¿Vos cómo lo mostrarías?” y que participe un artista plástico. Para mí sería extremadamente enriquecedor. Que la gente termine teniendo acceso a la información científica pero que se lo muestre de otra manera.



A título personal
Licenciada en Biotecnología
Doctora en Cs. Biológicas – Universidad Nacional de Rosario
Investigadora Asistente del CONICET
Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (UNR-CONICET)
Docente de Microbiología – Facultad de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas
Universidad Nacional de Rosario
Blog con trabajos: visible-in-visible.blogspot.com

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