lunes, 7 de marzo de 2011

Los problemas de patentes amenazan a las compañías farmacéuticas

Por Duff Wilson - 07/03/11
Traducción de Claudio Pairoba

A fines de Noviembre, Pfizer se prepara para perder U$S 10.000 millones de dólares en ganancias anuales cuando expire la patente de su exitosa droga contra el colesterol Lipitor y los genéricos mas baratos comiencen a apoderarse de las enormes ventas de la compañía.

La pérdida se posiciona como un desafío intimidatorio para Pfizer, un desafío que comparten casi todas las empresas farmacéuticas. Solo en este año debido a la expiración de patentes, la industria de medicamentos perderá control sobre más de 10 megamedicamentos cuyas ventas combinadas anuales se han acercado a los U$S 50.000 millones.

Este es un revés aleccionador para una industria que solo unos pocos años atrás era el sector de negocios con mayores ganancias a nivel mundial pero que ahora se encuentra bajo presión para reinventarse y despojarse de su dependencia de las drogas exitosas. Y pone en el tapete a los problemas que ahora enfrentan las compañías farmacéuticas: una falta de grandes avances en drogas y descubrimientos; presión de las aseguradoras y del gobierno para bajar los precios, vigilancia regulatoria e investigaciones gubernamentales, y miles de despidos en sus sectores de investigación y desarrollo.

Morgan Stanley recientemente le bajó la calificación al grupo completo de compañías farmacéuticas multinacionales con sede en Europa – AstraZeneca, Bayer, GlaxoSmithKline, Novartis, Novo Nordisk y Roche – en un informe titulado “Un avalancha de riesgos? Bajando con cautela”. El análisis informaba “El ambiente de operaciones de las farmacéuticas está empeorando rápidamente”.

Las mismas preocupaciones se aplican a las grandes compañías en los EE.UU. Todas están lidiando con fallas de investigación y haciendo malabares para reemplazar a sus gallinas de los huevos de oro, como la apuesta multimillonaria de Pfizer en una droga reemplazo de su Lipitor, para bajar el colesterol, la cual falló de manera estrepitosa en los ensayos clínicos. Las compañías farmacéuticas eliminaron 53.000 empleos el año pasado y 61.000 en 2009, mucho más que la mayoría de los otros sectores, de acuerdo a la empresa de recolocación Challenger, Gray y Christmas.

“Esta es una época de pánico, esto es realmente época de pánico para la industria,” dijo Kenneth I. Kaitin, director del Centro para el Estudio del Desarrollo de Drogas en la Universidad de Tufts, en Medford, Massachusets. “No creo que haya una compañía que no se de cuenta que no tienen suficientes productos en proyecto o en carpeta, que no tienen suficientes ganancias para mantener su investigación y desarrollo.”

Mientras a lo largo y lo ancho de la industria el gasto en investigación y desarrollo se ha casi duplicado a U$S 45.000 millones anuales durante la última década, la Food and Drug Administration ha aprobado cada vez menos medicamentos. Pfizer y Eli Lilly han tenido grandes inconvenientes el último año en los experimentos para una lo que alguna vez fue una prometedora droga contra el Alzheimer. Merck dejó de hacer pruebas con su adquisición más importante derivada de su fusión con Schering Plough, un anticoagulante que causaba peligrosas cantidades de sangrado.

Los ejecutivos de las compañías farmacéuticas han comenzado a enfocarse en la necesidad de reinventarse.

“Necesitamos arreglar nuestro núcleo innovador,” dijo el nuevo presidente de Pfizer, Ian C. Read en una reciente entrevista. Para hacer eso, la empresa necesita reenfocarse en nichos más pequeños en los temas cáncer, inflamación, neurociencias y genéricos de marca – y cortar cerca de un 30 % de su propia investigación y desarrollo en los próximos dos años mientras sus científicos trabajan solo en los proyectos con mayores posibilidades de ganancias.

Los consumidores deberían ver un beneficio financiero a medida que los genéricos más económicos reemplacen a las drogas de elite más caras, pero pueden sufrir a largo plazo si las compañías reducen la investigación y no producen nuevas drogas que satisfagan las necesidades del público.

“Uno no necesita despedir a Investigación y Desarrollo si es solamente un ciclo,” dice Erik Gordon, un Profesor Asistente de Clínica en la Escuela de Negocios de la Universidad de Michigan quien sigue la evolución de la industria farmacéutica. “Eso mata al progreso.”

El gobierno federal también está preocupado por el ritmo lento con el que aparecen las nuevas drogas provenientes de la industria farmacéutica. Francis S. Collins, director de los National Institutes of Health, recientemente propuso la creación en la agencia de un centro de desarrollo de drogas que costaría miles de millones de dólares.

“Parece que tenemos un problema sistémico,” dijo el Dr. Collins, agregando que los esfuerzos de investigación del gobierno se enfocaban a alimentar al sector privado, no a competir con él.

Read de Pfizer expresa que los nuevos productos pueden reemplazar a algunas pero no a todas las pérdidas de patentes.

“El huracán está aterrinzando”, manifestó Jeremy Batstone-Carr, un analista con la  Charles Stanley Securities, pero agregó que Pfizer está entre varias compañías farmacéuticas que les dan consuelo a sus accionistas al devolver dinero mediante la recompra de acciones y dividendos. El patrimonio más preciado de Pfizer, dijo, son sus U$S 20.000 millones en efectivo. Desde el 2000, los precios de las acciones de Pfizer y Merck cayeron cerca de un 60 %, mientras que el Dow subió un 19 %.

Varios de los titanes de la industria farmacéutica han comprado competidores con nuevos productos para cubrir sus propios agujeros de ventas, básicamente pagando en efectivo a cambio de ganancias futuras a medida que su propia investigación flaqueaba. En los últimos dos años, Pfizer pagó U$S 68.000 millones por Wyeth, Merck pagó U$S 41.000 por Schering-Plough, Roche pagó U$S 46.000 por Genentech y Sanofi-Aventis pagó U$S 20.000 por Genzyme.

Henry G. Grabowski, un profesor de Economía y Director del Programa en Economía Farmacéutica de la Universidad de Duke, asemejó las recientes megafusiones farmacéuticas a aquellas que ocurrieron en las industrias bancarias y de telecomunicaciones cuando fueron golpeadas por los cimbronazos financieros de los ‘90.

Pero advirtió que esta ola podría no asegurar desarrollos significativos en la investigación a largo plazo.

“Nunca se ha demostrado que estas enormes fusiones horizontales sean buenas para la producción de Investigación y Desarrollo,” dijo Grabowski. “Prefiero que me demuestren que tienen reales avances más allá de algunas ventajas a corto plazo que después desaparecen.”

A medida que se mueven más allá del modelo de éxito, las compañías están refinando sus enfoques hacia los medicamentos personalizados y formando más sociedades. Usando tests genéticos o de otros tipos, el plan es vender nuevas drogas no a millones y millones de personas, sino a aquellos que se beneficiarían de manera más evidente.

Aún, la industria enfrenta presión intensa de la competencia genérica y ha probado cada táctica para alejarla, incluyendo versiones de liberación prolongada de los mismos medicamentos así como nuevas píldoras que combinan dos ingredientes. Pero un 75 % de todas las recetas en los EE.UU. ahora son drogas genéricas de baja ganancia y bajo precio.

Al mismo tiempo, los programas de salud del gobierno les están pidiendo a las compañías farmacéuticas que reduzcan sus precios y mejoren los términos de reembolso para sus pastillas más rentables.

Esto se ubica en la misma línea que prácticas similares en Europa, donde Alemania y Gran Bretaña, entre otros países, están poniendo más presión para tener medicamentos con precios más bajos.

“Europa es un lugar horrible para hacer negocios en la actualidad y lo será dentro de 5 años,” dijo en una entrevista Christopher A. Viehbacher, Director Ejecutivo del gigante francés Sanofi-Aventis.

En los EE.UU., Viehbacher expresó que las drogas genéricas se estaban apoderando del mercado del cuidado primario dejando el mayor potencial de crecimiento en los mercados especiales y en los países emergentes como China, Brasil e Indonesia.
Incluso en esos mercados, los sistemas de salud no van a ser los centros de ganancias que han sido los EE.UU. China, que aparece este año como el tercer mercado farmacéutico más grande detrás de los EE.UU. y Japón, planea reducir el precio de los medicamentos en un 40 % en promedio.

La industria de los medicamentos ha venido diciendo por mucho tiempo que los norteamericanos estimularon el motor de la investigación, gastando mucho más en medicamentos per capita que cualquier otro país, y pagando los precios más elevados por medicamentos recetados.

Los lobistas de la industria farmacéutica han atacado propuestas de los Demócratas para adaptar los precios a los de países como Canadá o de permitir que Medicare negocie los precios de manera directa. La industria, al respaldar la revisión del cuidado de la salud impulsada por el Presidente Obama, limitó su contribución a U$S 90.000 millones durante un período de 10 años a cambio de la promesa de llegar hasta los 32 millones de nuevos clientes asegurados a partir del 2014.

La nueva ley también contiene una gran amenaza para las ganancias de la industria farmacéutica en una sección poco conocida que permitiría que los precios sean fijados de manera centralizada. A partir del 2015, un panel independiente designado por el presidente podría bajar los precios de manera generalizada en Medicare a menos que el Congreso lo vetara cada año. Medicare paga más del 20 % de las facturas por venta de medicamentos del país.

La industria también se ha visto desestabilizada por los numerosos casos de fraude y sobornos por conductas que han sumado miles de millones a los pagos por medicamentos en el país, según investigadores federales. Las penalizaciones han sido duras y los acuerdos extremadamente caros.

En el 2009, Pfizer pagó la multa criminal más elevada en la historia de la nación como parte de un acuerdo por U$S 2.300 millones al promocionar drogas para usos no aprobados. Algunos analistas indican que casos por fraude y sobornos todavía más importantes van a aparecer. Las compañías farmacéuticas están respondiendo con entrenamientos de ventas extremadamente cuidadosos y su intención de disminuir el entusiasmo por vender. Pero el cambio en cultura corporativa podría costarles: hay documentos internos que muestran que algunas de las compañías han tenido ganancias espectaculares buscando aprobación federal para una nueva droga con un uso restringido y luego promocionarla con usos más amplios.

Se planean otros cambios que sin duda afectarán el resultado final. Estas incluyen crecientes restricciones en los regalos, tarifas y viajes para influenciar a los médicos para que usen sus productos, límites en la “escritura fantasma” de artículos médicos en revistas y un requerimiento para una mayor exposición de los estudios con resultados negativos. A medida que se aleja la era dorada de los medicamentos exitosos, también lo hacen algunos de los excesos en marketing de las dos décadas pasadas – las tácticas que ayudaron a amasar inmensas ganancias.

Algunos analistas ven en la declinación de este sector una oportunidad para invertir. Dicen que las acciones de las farmacéuticas son buenas compras debido a los bajos índices precio-ganancia, los cuales típicamente reflejan la declinación de la industria o el pesimismo de los inversores, y los altos rendimientos en dividendos con un promedio superior al 4 % anual.

Fuente:
http://www.nytimes.com/2011/03/07/business/07drug.html?_r=1&hp=&adxnnl=1&adxnnlx=1299470410-nR1vrCAENI4eeLhyAdNTVg

miércoles, 2 de marzo de 2011

La falta de reconocimiento aleja a los científicos de la divulgación

Por Ángel Díaz

Las nuevas generaciones consideran que explicar su trabajo a la sociedad forma parte de sus obligaciones profesionales, pero muchas veces no encuentran la forma de hacerlo. En los países europeos donde más se innova se generan menos recelos entre los investigadores y los medios de comunicación.


En los últimos años, la presencia de la ciencia en los medios de comunicación, ya sea en forma de divulgación o de debate político, ha aumentado considerablemente, pero aún está lejos de alcanzar el peso que se le concede habitualmente en nuestras vidas, en la transformación de la sociedad y la economía.

La brecha que separa a los investigadores del público sigue abierta, y hay quien opina que lo estará hasta que se pueda hablar de ciencia como se habla de otras áreas que también requieren de un conocimiento muy específico, como son el deporte, la economía o el arte moderno. Quizás el problema estribe en que la ciencia no es sólo un lenguaje, sino también -y sobre todo- una forma de ver el mundo.

Un estudio de la Comisión Europea, en el que participaron investigadores de todas las edades y casi todas las nacionalidades del continente, reveló que todos los profesionales de la ciencia se muestran unánimes en que sería deseable «una relación continua y más profunda con los medios, para que el público se dé cuenta de que la ciencia se basa en adquirir nuevos conocimientos y satisfacer la curiosidad, no sólo de invenciones y nuevos productos».

«Una cosa es el conocimiento científico y otra cosa es el pensamiento científico», indica Eudald Carbonell, profesor de la Universidad Rovira i Virgili y codirector del yacimiento de Atapuerca.

«No sólo hay que contar que se ha descubierto algo, sino también explicar por qué es importante, a dónde te lleva ese conocimiento», aclara el antropólogo, quien no cree tanto en la idea de divulgación -por ser «banal»- como en la necesidad de integrar el concepto de ciencia en el sustrato mismo de la sociedad. «Cuando rompamos la barrera entre conocimiento y pensamiento, la ciencia será como el fútbol, formará parte de nuestra cultura», añade.

Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona, explica que «el reto está en pasar de la información a la reflexión». Pero, ¿por qué es tan difícil dar este paso? «La información económica requiere mucho más esfuerzo, y los toros también tienen su propio lenguaje», comenta Armentia. «El problema es que se ha claudicado, se dejado la ciencia como algo que hacen los científicos».

Lo curioso es que, en contra del mito del científico en su torre de marfil, muchos jóvenes investigadores no se sienten cómodos con este estatus. «La gente es consciente de la importancia de la ciencia, incluso la admira, pero pone una distancia», lamenta Santiago Rello Varona, del Instituto Gustave Roussy, en Francia.

El mencionado estudio europeo, publicado en diciembre de 2007, también señalaba una diferencia fundamental entre los investigadores más veteranos y los más jóvenes, éstos últimos mucho más acostumbrados, y también más proclives, a relacionarse con los medios. Pero el esfuerzo por comunicar no siempre se ve recompensado: escribir un ensayo divulgativo, mantener un 'blog' o colaborar con la prensa no puntúa oficialmente en la carrera del investigador. Y, aunque se quiera hacer, no siempre es fácil saber qué palos se han de tocar.

«La falta de una financiación específica para comunicación, la falta de tiempo y las dificultades de encontrar un lenguaje sencillo para comunicar clara y efectivamente a audiencias más amplias son subrayados como los mayores obstáculos desde la comunidad científica», concluía el estudio de la Comisión Europea.

«Hay científicos que no tienen interés en comunicar porque piensan que a la sociedad no le interesa, y hay otros que no encuentran la manera de realizar esa comunicación», resume Carbonell.

Además, la vorágine de publicaciones, tareas de docencia y obligaciones burocráticas varias no deja mucho tiempo para una actividad considerada secundaria. Todo lo cual redunda en que la sociedad perciba el saber científico como una serie de nociones más o menos lustrosas, y no como el modo de discurrir y asomarse al mundo en el que quieren verse reflejados los científicos. «En nuestro país, parece que el documental es sinónimo de ñúes cruzando el río para llegar a las llanuras bajo el acecho de lobos y cocodrilos», ironiza Rello Varona.

En todo caso, la divulgación no es sólo una obligación del científico hacia la sociedad; aprender a comunicar es también, en cierto modo, aprender a organizar las propias ideas, lo cual conecta con un concepto fundamental para Carbonell: «Los científicos 'senior', que llevamos toda la vida investigando, tenemos que hacer este aprendizaje, debemos convertir en pensamiento lo que nuestra experiencia ha acumulado como conocimiento».

Otra de las tesis que reflejaba el citado estudio es que en los nuevos países miembros ('UE 12)', la desconfianza de los científicos hacia los medios, por miedo a que se politicen o banalicen los temas, es mayor que en la Europa de los 15; lo cual da una idea de que, cuanto más importante es la ciencia en un país, mejor se comunica y menor es la brecha entre sociedad y laboratorio.

En España, tal y como recordaba la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, hemos experimentado en los últimos años el segundo crecimiento más rápido del mundo, sólo por detrás de China, y ya somos la novena potencia científica mundial. Sin embargo, es evidente que aún hay desajustes, como muestra el hecho de que nuestras universidades están muy lejos de ocupar esas posiciones. En comunicación de la ciencia, como en todo lo demás, ocurre que hemos mejorado muy deprisa pero aún nos queda mucho por aprender.

«Muchos científicos miraban a los que sí divulgaban como una especie de 'vedettes' que sólo querían lucirse», comenta Armentia, quien reconoce, sin embargo, que «las nuevas generaciones, tanto de comunicadores como de investigadores, creen que divulgar la ciencia es parte de su trabajo».

Sin embargo, aún se acusa en nuestro país cierta dependencia del mundo anglosajón en la elección de informaciones científicas, lo cual no sería tan problemático si no fuera porque se pierden algunos fundamentos básicos de la comunicación: «Una mayor presencia española daría una sensación de cercanía, se podría enmarcar la divulgación en un contexto humano», señala Armentia. Esta lejanía se acentúa, a menudo, en el caso de la investigación universitaria: «Es más pausada, menos espectacular y más analítica, y por eso le cuesta más llegar al gran público», argumenta Rello Varona.

Fuente:
www.madrimasd.org/

sábado, 26 de febrero de 2011

Carta abierta de un científico sin complejos

Por Arturo Quirantes

Soy profesor de Física en la Universidad de Granada. Mi investigación se centra en el estudio de aerosoles atmosféricos mediante técnicas de dispersión de luz. Mis aficiones incluyen Internet, la criptografía y leer como un cosaco. Y además me ha picado el gusanillo de ser mejor profe, que ahora que viene Bolonia hay que ser innovador, chachipiruli y de calidad. Eso me ha impulsado a crear un proyecto docente para enseñar Física mediante ejemplos de películas de todo tipo. Y encantado de la vida.








Algunos políticos creen que el único motivo de la ciencia y la tecnología es crear nuevos procesos productivos, nuevas empresas, nuevos puestos de trabajo.  Creen que algo llamado “ciencia aplicada” se lo puede conseguir, y que es como un café de máquina: se echa una moneda, y a los pocos minutos tienes la bebida calentita en el vaso.
 

Como contraposición, se inventan una cosa llamada “ciencia básica”, que para ellos suele ser todo lo que no tenga aplicación productiva inmediata.  Amazings todavía colea con los comentarios de Sarah Palin: “Las subvenciones se van en investigaciones que no sirven para nada, como esos estudios con la mosca de la fruta…“  Por supuesto, si luego llega una plaga de mosquito tigre a su Estado y necesita saber cómo combatirlo, esos estudios que no sirven para nada le vendrán de perlas, pero mientras tanto, queda bonito eso de erigirse en adalid del despilfarro.

Aquí no tenemos a Sarah Palin.  Tenemos algo peor.  Se llama Cristina Garmendia, y es Ministra de Ciencia e Innovación.  Dejando aparte que el nombre de su ministerio es una redundancia, esta señora se ha quedado a bien publicando un artículo titulado por una ciencia de calidad y sin complejos, donde desarrolla una curiosa teoría.

Según ella, los científicos españoles somos unos quejicas.  No nos basta con los aumentos presupuestarios descomunales de los últimos años, queremos más y más. Y si no, nos enfadamos.  Menos pucheros y más convicción, nos dice.

Pero como los toros se ven distintos desde la barrera, permitan que este humilde físico les de su opinión.  Tranquilos, no les voy a llorar con mis penas personales.  De hecho, soy Profesor Titular de Universidad, esto es, con plaza fija, lo que me convierte en un privilegiado en mi entorno.  No les hablaré de esos chicos y chicas que sueñan con un contrato Ramón y Cajal, una prórroga de su beca, un año más para acabar la tesis.  Sus historias son conmovedoras, pero no van por ahí quejándose.

No, aquí hemos venido a hablar de la Ministra, quien en su artículo afirma que el gasto de I+D se duplicó en España entre 2005 y 2008.  Me pregunto adónde habrá ido a parar todo ese dinero.  Miro a mi alrededor, y ni mi Departamento es dos veces mayor, ni los investigadores cobran el doble, ni tienen dos veces más material de laboratorio.  Quizá se haya disipado en tiempo perdido; en burocracia inútil; en más y más vicerrectorados, viceconsejerías, vicesecretarías y vicevarios; en pagar facturas atrasadas que debían haberse abonado a tiempo; en investigación militar (¿sabe, querida Ministra, lo que nos ha costado el A400M, o el Eurofighter?  pues averíguelo); en formar a profesionales que luego toman la puerta por falta de oportunidades, o que sencillamente vuelven a sus países de origen.

Habla usted, Ministra, de colocar a nuestros científicos en Europa, lo que resulta magnífico para ellos, y muy triste para nuestro país, porque no podrá disponer de ellos.  Muchos de ellos tuvieron que tomar la senda del Vente a Alemania, Pepe, y cuando políticos como usted les convencen de que vuelvan, bien que se arrepiente más de uno al comprobar que algunas cosas no cambian.

Mejor sería que no tuvieran que irse, y que fuesen los de fuera los que vinieran aquí.  Pero es que ni siquiera podemos retener a los talentos extranjeros. Tuvimos en mi Departamento a un argentino que era un McGyver, tuvo que irse a Austria con sus patentes.  Ahora trabajamos con investigadores de Polonia, México, Rusia, Argentina.

Yo he tenido alumnos de Islandia, de Marruecos, de Finlandia.  Todos ellos, después de investigar con cargo al enorme presupuesto de I+D de que usted se enorgullece, tendrán que volverse a casa porque aquí no hay trabajo para ellos.  Los queremos aquí, pero no podemos albergarlos.  Será en sus respectivos países donde dará fruto su preparación.  Hablar de la fuga de cerebros no es, como usted dice, insultar a los investigadores de prestigio que trabajan aquí;  es insultar a los investigadores de prestigio que NO trabajan aquí, porque han tenido que irse.

Dice usted, Ministra, que la sociedad tiene una percepción negativa sobre el estado de nuestra I+D.  ¿Conoce usted el Informe 2008 sobre Percepción social de la ciencia?

Huy, qué tonto, claro que lo conocerá, si lo hizo su propio ministerio. Debería leérselo, porque aprendería mucho.  Resulta que los ciudadanos den a los médicos y científicos la nota más alta de valoración: 4,2 y 4,1 sobre 5, respectivamente.  Me gustaría pensar que usted creía que la nota máxima era un 10, y por eso nos habían suspendido.  Le diría cuál es la nota que sacan los políticos, pero ¿para qué sonrojarla?

Parece que usted se ha quedado con el párrafo en el que los ciudadanos consideran que la principal motivación de un científico es la propia ilusión por la ciencia.  Resulta el argumento más cómodo para el que tiene que repartir el dinero.  Y la verdad es que es cierto.  ¿Cuántos científicos ricos conoce usted, Ministra?

Yo aún tengo que encontrar una sola persona que me confiese que, si se metió a científico, era por pegar el pelotazo y retirarse al Caribe.  La Ciencia es una profesión que no te enriquece salvo espiritualmente.  Te llena el alma, te da ilusión, te hace ver que realmente puedes marcar la diferencia en un oscuro laboratorio o en un almacén de becarios sin ventanas.  Lees que una investigación en la que has participado ha ayudado a limpiar el cielo de Madrid, o a aumentar la esperanza de vida de los que sufren cáncer, o a crear un motor de explosión que consume un poco menos, y piensas “eh, yo he ayudado un poco en eso.”  Miras por la ventana, inspiras hondo.  Y, por un momento, te sientes el rey del mundo.

Muchas veces, si el éxito llega, es porque aceptamos como hecho consumado el tener que trabajar sin medios, con presupuestos que nunca llegan, en las condiciones que sean.  Somos expertos en hacer más con menos.  Si no tenemos grapas, las traemos de casa.  Si el ordenador del laboratorio es de la época en la que Bill Gates gateaba, lo usamos igual.  Mi primera mesa de trabajo fue un tablero de dibujo en una esquina de un laboratorio atestado de productos químicos. A veces usamos material que ya era antiguo cuando usted estudiaba las cuatro reglas.

¿Cómo se atreve usted, Ministra, a acusarnos de victimistas? ¿Y qué derecho tiene usted a restregarnos en la cara el ejemplo de Cajal, a escudarse tras sus méritos, a apropiarse de su memoria para mayor gloria de su Ministerio?  Don Santiago fue uno de nuestros ilustres científicos, sí.  Premio Nobel, sí.  Investigador ejemplar y ejemplo para los investigadores, sí.  Y todo eso no lo consiguió por ser español, sino a pesar de ser español.  Tuvo que costearse su primer microscopio de su bolsillo.  Hoy, muchísimos investigadores de gran talento no pueden acceder a un contrato Ramón y Cajal.  Los afortunados que lo consiguieron se desviven pensando qué pasará cuando se les acabe, dónde podrán desarrollar sus estudios, cuándo podrán ver cumplido su sueño de contribuir al desarrollo de la Ciencia española y compatibilizarlo con hechos tan mundanos como llegar a fin de mes.

Porque Ministra, nosotros no vivimos del aire.  No somos los típicos científicos de película, demasiado abnegados para darse cuenta de que en el frigorífico solamente hay un cartón de leche caducada.   Pero le diré una cosa, Ministra.  El día que nos veamos en esa situación, nos beberemos el cartón de leche y seguiremos en la brecha; y cuando se nos pase la gastroenteritis, volveremos al trabajo.  Y los que tienen la suerte de contar con los recursos de Empresas Stark, no es que sepan construir un Iron Man, es que nos hacen todo un escuadrón.  Dos escuadrones, si pueden evitarse el papeleo de las subvenciones.

Las palabras que usted nos cita de don Santiago Ramón y Cajal, eso de que la investigación científica en España es cuestión de abnegación y sacrificio, ya nos las sabemos.  Esa es una lección que tenemos muy bien aprendida.  No necesitamos a ninguna ministra para que nos las recuerde.

Fuente:
http://amazings.es/2011/02/25/carta-abierta-de-un-cientifico-sin-complejos/#more-2236

¿Cómo se ve su carrera en Hollywood?

Por Larry Buhl – Yahoo.
Traducción de Claudio Pairoba




Si Ud. mira películas, seguramente habrá notado que algunas profesiones aparecen con mucha mayor frecuencia que otras. Algunos campos (detectives, periodistas y prostitutas, por ejemplo) están sobrerepresentadas, mientras que otras no aparecen por ningún lado. ¿Cuándo fue la última vez que Ud. vió una película sobre las peripecias de, digamos, un Ingeniero en Redes?

Y con frecuencia los guionistas usan estas profesiones como una forma de definir rápidamente a sus personajes. Si bien hay excepciones, muchas películas – incluso las más grandiosas – han usado ocupaciones como atajo para “tipos” de personalidad. Eso está bien a menos que sea su profesión la cual sigue apareciendo – de forma negativa. Nota personal para Hollywood: no todos los periodistas son bebedores empedernidos que se arriesgan a todo y que no pueden mantener relaciones saludables.

Aquí vamos con algunos de los estereotipos laborales más comunes en el cine:
Si un personaje masculino principal es inteligente, sensible, atractivo, apasionado y sobre todo un gran partido, él posiblemente sea un arquitecto.

A diferencia de la gente que trabaja en otras ocupaciones creativas, se asume que los arquitectos son financieramente estables y prácticos. Robert Osborne, el conductor de Turner Classic Movies, dice que los arquitectos están, supuestamente, “más allá de todo reproche y no contaminados como los abogados, jueces e incluso los médicos”. Los arquitectos son tan “cool” que el personaje de Matt Dillon simuló ser uno en Algo sobre Mary. En la película The Fountainhead, cuando Dominique, interpretada por Patricia Neal, se desespera porque nunca va a tener a Howard Roark, interpretado por Gary Cooper, le dice “Ojalá que nunca hubiera visto tu rascacielos”.

Vean tambiéSleepless in Seattle, Indecent Proposal, The Lake House, Intersection, Jungle Fever, The Last Kiss, Breaking and Entering, Love, Actually and My Super Ex-Girlfriend. Giro: arquitecta en One Fine Day.

Si un personaje principal es inteligente, con tendencia al cambio, idealista y un luchador por salvar a la sociedad de a una persona a la vez, entonces puede que sea un maestro. Incluso el maestro adicto a las drogas interpretado por Ryan Gosling en Half Nelson estaba comprometido en ayudar a los estudiantes.
Ver también Stand and Deliver, Dead Poets Society, Dangerous Minds, Lean on Me y Mr. Holland's Opus. (Excepciones: Teachers, Election.)

Si un personaje principal femenino es adicta al trabajo y solitaria, es probable que sea una mujer de negocios. Será fría y ácida pero se enternecerá cuando conozca al hombre correcto. Este es un cliché que molesta a Billy Mernit, novelista y autor de Escribiendo la Comedia Romántica. “Estamos estancados con esta noción simplista de que una exitosa mujer de negocios es fría y calculadora o que solo necesita un hombre para ser felíz,” dice. “Es sexismo escrito en letras de neón.”
Vean también Network, Baby Boom, The Devil Wears Prada y The Proposal.

Si un personaje principal vive torturado, es inmaduro, autodestructivo y centrado en si mismo, seguro que es un artista, un músico o un cineasta. Vean Pollock, Crazy Heart, Letters to Juliet and Adaptation.
Si el personaje principal es un luchador incansable del bien (o del mal), será un abogado, fiscal de distrito o periodista. Vean Presumed Innocent, A Few Good Men, JFK, The Verdict, Michael Clayton, State of Play, Zodiac and The Devil's Advocate. (Excepción el torpe abogado de Mi primo Vinnie.) Giro: secretaria legal con una misión en Erin Brockovich.)

Si el personaje es un bobo convencional, será un contador. El personaje será el centro de las bromas o se embarcará en una arriesgada aventura que revelará su lado salvaje. Vean Midnight Run, Stranger Than Fiction, Date Night, Dinner for Schmucks. (Giro: el tonto liquidador de seguros con un lado muy oscuro en Fight Club.)

El crítico de cine Dan Hudak en cierta medida entiende a Hollywood en su uso de ocupaciones como atajo. “Las películas tienen una cantidad de tiempo limitada para transmitir información, así que si los cineastas pueden mostrar como es su personaje en una o dos escenas, lo harán,” explica. Hudak cree que las series de TV están en mejor posición para mostrar ambientes de trabajo más realistas dado que tienen tiempo para desarrollar sus relaciones y lo que pasa en el lugar de trabajo.

Las películas sobre oficiales de policía, detectives y abogados criminales naturalmente llevan a tener acción e intriga en la pantalla, y nadie quiere pagar 10 dólares o más para mirar gente sentada en una sala de reuniones discutiendo como arreglar fallas en el software. De todas formas, FX Feeney, guionista y crítico cinematográfico de LA Weekly cree que Hollywood podría y debería pensar un poco más en mostrar una variedad de ocupaciones más amplia de una manera realista y entretenida. “Creo que no se celebra el trabajo lo suficiente (en las películas),” dice. “El trabajo forma parte del significado de la vida tanto como el amor. Lo que nos falta en muchas películas es tener una mirada de la vida real.”

Hudak dice que hay otra razón por la cual vemos tantos estereotipos en las películas. “Las películas comerciales tienen una mayor tendencia a reafirmar las creencias de la sociedad acerca de las profesiones antes que cuestionarlas,” dice. “Lo familiar crea dólares en la taquilla y viceversa, así que mientras la gente siga yendo a las películas sobre contadores aburridos y arquitectos románticos, vamos a seguirlos teniendo.”

Fuente:
career-advice.monster.com

viernes, 25 de febrero de 2011

Miradas alternativas sobre combustibles alternativos (Segunda parte): El enfoque de investigadores de la UNR

Los aspectos actuales y las perspectivas futuras de la producción de Biocombustibles son analizados por el Dr. Ing. Sergio Montico y su grupo de investigación de la Facultad de Cs. Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

El enorme potencial de los biocombustibles requiere de un análisis crítico.
Por Claudio Pairoba

El Dr. Ing. Sergio Montico es titular de la Cátedra de Manejo de Tierras de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Montico y su grupo vienen trabajando en el tema de la gestión energética en el sector rural desde el año 2004. Durante la Jornada “Aportes para el análisis de la sustentabilidad de los Biocombustibles” que se llevó a cabo el 3 de Noviembre de 2010 en la UNR, Montico manifestó que "resulta sumamente importante analizar la eficiencia energética de los sistemas productivos agropecuarios representativos de la región en diversos escenarios ambientales. La transformación de la producción primaria en biocombustibles, integrados en una cadena agroenergética, es una cuestión controversial" (1).

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...