jueves, 24 de septiembre de 2009

Conectando obesidad y recaída de pacientes con leucemia

Por Nathan Seppa
Traducción de Claudio Pairoba

Un estudio hecho en ratones sugiere que el exceso de tejido adiposo permite que las células cancerosas no sean destruidas por la quimioterapia con la que se trata a pacientes con leucemia.

Los hallazgos, combinados con pruebas realizadas con líneas celulares de leucemia humana, pueden explicar porque estudios previos han mostrado que niños y adultos obesos con leucemia son más susceptibles a tener una recaída que aquellos pacientes más delgados, según indican los científicos en la edición del 1° de Octubre de la revista Cancer Research.

Otros estudios han dado pistas de que la obesidad puede estar implicada en otros tipos de cáncer, dice Steven Mittelman, endocrinólogo de la Universidad de Southern California y del Hospital de Niños de Los Angeles.

Demasiada grasa puede ofrecer un refugio seguro para las células de leucemia durante la quimioterapia, dice David Hockenberyy, médico de la Universidad de Washington y del Centro para Investigación en Cáncer Fred Hutchinson de la ciudad de Seattle. “Este estudio nos da evidencia experimental muy importante que respalda las observaciones clínicas que indican que la obesidad está ligada con un pronóstico desalentador de muchos tipos de cáncer”.

Para desentrañar los mecanismos biológicos responsables de la conexión entre reaparición de leucemia y obesidad, Mittelman y sus colegas estudiaron ratones de peso normal y obesos. Estos ratones fueron inyectados con células similares a las causantes de la leucemia linfoblástica aguda (el tipo de leucemia más común en niños). A continuación estos dos grupos de animales fueron sometidos a quimioterapia. Resultado: menos ratones de peso normal desarrollaron leucemia y más de ellos sobrevivieron.

A continuación, los científicos cultivaron estas mismas células de leucemia en placas con células grasas o con fibroblastos. Los fibroblastos producen colágenos y otros tejidos conectivos en el cuerpo y sirvieron como control para el experimento. Las células cancerosas en ambos grupos fueron sometidas a quimioterapia, y las células malignas mezcladas con células grasas pudieron soportar mejor el tratamiento que las otras.

Aparentemente las células grasas dieron un “microambiente” que permitió el desarrollo del cáncer disminuyendo los efectos de la quimioterapia, según Mittelman. Las células grasas podrían actuar como una esponja que “se chupa algo de la quimioterapia”, agrega.

Pero el efecto puede ser más que físico. Las células se envían señales entre sí, y las células grasas podrían enviar una señal que evita que algunas células cancerosas se autodestruyan. Las drogas usadas en quimioterapia generalmente atacan a células que se están dividiendo activamente. Una vez que una célula cancerosa está dañada, enciende una señal de autodestrucción y a continuación comienza su ciclo de muerte, conocida como apoptosis. Pero, según Mittelman, en las células de leucemia vecinas a las células grasas cultivadas en una placa de laboratorio, el mecanismo de autodestrucción está interrumpido y menos células enfermas murieron.

Cuando los investigadores examinaron qué genes están involucrados en el mecanismo de autodestrucción, encontraron que 2 genes ya conocidos por bloquear el mecanismo de muerte celular estaban “encendidos” en las células cancerosas rodeadas por células grasas. Si estos dos genes son la clave para el riesgo de una recaída en pacientes obesos, todavía es un misterio.

Las células cancerosas “tienen una relación estrecha con las células que las rodean e incluso reclutan a estas células para ayudarlas a sobrevivir o proliferar”, dice Mittelman. “Hay una comunicación de ida y vuelta. Este microambiente tiene mucho para decir acerca de cómo las células cancerosas se las arreglan en el organismo”.

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