sábado, 19 de septiembre de 2015

Política, fierros, sueños y realidades



Corría el año 1952 y el gobierno del Gral. Perón comenzaba su segundo mandato. La idea de industrializar al país comenzaba a concretarse con acciones definidas.


El auto Justicialista estuvo en exhibición en el Museo del Bicentenario (Foto: C. Pairoba).

Por Claudio Pairoba

La falta de automotores para cubrir la demanda interna no era suplida por las tres grandes automotrices norteamericanas, Ford, Chevrolet y Chrysler. Ante el requerimiento del gobierno, las empresas accedieron a construir plantas ensambladoras. Las partes que llegaban desde las casas matrices se armaban en el país. Era lo mejor que podían ofrecer. El Estado decide entonces comenzar con la fabricación de automotores, y eventualmente motos.

Hablar de la industria automotriz argentina implica hablar de la historia y transformación de la Fábrica Militar de Aviones (FMA), creada en 1927 durante el gobierno de Marcelo T. de Alvear. La razón para la creación de la FMA fue un llamado de atención que volvería a manifestarse en los años siguientes: la dependencia de suministros del exterior. En ese momento, la Primera Guerra Mundial había dejado en claro la situación desventajosa en que la Argentina quedaba ante el desastre que vivía Europa.

La creación de la FMA permitió al país fabricar aviones y motores bajo licencia de fabricantes extranjeros, incluso incursionando en la fabricación de prototipos locales.

La FMA se convirtió en el Instituto Aerotécnico (IA) en 1943, expandiendo el objetivo de fabricar localmente aviones y motores. A esto se sumó la organización de una red de proveedores locales así como el reclutamiento de mano de obra en las escuelas técnicas de Córdoba. Dentro del IA se crearía en 1951 la Fábrica de Motores y Automotores. Los directivos del IA deciden comenzar a diseñar los prototipos de distintos tipos de vehículos: un sedán de dos puertas, una pickup y un furgón de tres puertas.

En 1952 el IA se transformaría en las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME). Uno de sus objetivos era crear las condiciones apropiadas para desarrollar un nuevo sector: el automotriz. El plan era ambicioso y buscaba crear una estructura que luego sería privatizada. De acuerdo al libro “Historia del Rastrojero y la moto Puma”, el Gral Perón expresó en un discurso que “nosotros no queremos industrias, porque nos dan mucha pérdida y quizás a ustedes les puedan dar ganancias”, al dirigirse a un grupo de industriales.

Uno de los productos de aquellos tiempos de proyectos y realidades ambiciosos, el auto Justicialista, volvió a cobrar actualidad en agosto del 2015. El gobierno declaró de interés histórico a una de las 167 unidades fabricadas en el período 1953-1955.

En su momento, uno de los modelos estuvo en exhibición en el Museo del Bicentenario.


Fuentes

1. Picabea, F.; Thomas, H. “Historia del Rastrojero y la moto Puma”. Editorial ‘La Página”, 2015.

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