Muere Donna Summer, reina del ‘disco’
Ganadora de cinco premios Grammy, sus éxitos
todavía suenan en las radiofórmulas. La cantante, que ha fallecido en Florida,
padecía cáncer.
La reina coronada de la era disco, pionera entre
las divas y transgresora en la pista de baile, ha fallecido este jueves en
Florida, a los 63 años de edad, a causa de un cáncer. Donna Summer, nacida en
Boston en 1948, revolucionó las discotecas del mundo entero. Junto al productor
Giorgio Moroder, grabó en 1977 una canción, I feel love, que prescindió de los
arreglos instrumentales y que consistía exclusivamente de una voz –casi un
gemido– sobre una repetitiva base de sintetizadores. Aquel estilo abrió un
camino que seguirían posteriormente todo tipo de productores musicales, hasta
días recientes.
Se trataba de I love to love you baby, de 1975,
comercializada en Europa, y que llegó al número cinco de las listas de éxitos
de Reino Unido. Entonces, Summer vivía en Alemania. Se había mudado allí para
interpretar un papel en el musical Hair. Todavía conservaba su apellido de
nacimiento, Gaines, que empleó para comercializar su primer single, Sally go
round the roses. Se casó, tuvo una hija y se divorció, para renacer, con nuevo
apellido, como la reina del incipiente movimiento disco.
Summer no era una cantante que se recluyera en el
estudio. Exhibía su potente voz en unos directos ricos, aderezados con unos
contoneos para muchos escandalosos, en consonancia con aquella época de
revolución sexual previa a la gran epidemia de sida de los 80. De regreso a EE
UU, sus primeros números uno en la lista Billboard fueron un disco en directo,
Live and more, y el primer single de este, MacArthur Park, una versión de un
tema de Jimmy Webb.
No era una cantante que se recluyera en el
estudio. Exhibía su potente voz en unos directos ricos. Siguió dando giras
hasta años recientes
Su primer éxito masivo fue el disco Bad girls,
con un primer sencillo homónimo dedicado a las prostitutas, en la que cantaba:
“Míralas, por la noche, en la calle, paseando, recogiendo a cualquier extraño,
si el precio es el adecuado”. El disco es a día de hoy el más vendido de su
carrera, dos veces platino, con dos millones de unidades vendidas en EE UU y
cuatro millones en todo el mundo.
Entonces el estilo de Summer se había convertido
ya casi en esquemático: las canciones arrancaban como baladas, con un suave
acompañamiento a su voz, para estallar con ampulosos arreglos con
sintetizadores, toda una explosión disco. Una de las canciones más
representativas de esa técnica es su dueto con Barbra Streisand, No more tears
(Enough is enough), de 1979. Las divas nunca la cantaron en directo.
Su primer premio Grammy le llegó con Last dance,
un himno de baile de 1978, tomado de la película musical Thank god it’s friday,
en la que participó junto a los actores Jeff Goldblum y Debra Winger. En su
carrera, conseguiría otros cuatro Grammy: por Hot stuff en 1979, He’s a rebel
en 1983, y Forgive me en 1984, y por una remezcla de Carry on en 1997.
Summer vivió un profundo cambio en la década de
los 80, y no sólo a nivel musical. Buscaba un nuevo estilo, más pop, y rompió
con su discográfica, Casablanca, para firmar con Geffen. En 1982 editó su
primer álbum sin Moroder y Bellotte, titulado genéricamente Donna Summer y
producido por Quincy Jones. Fue un fracaso, llegando sólo al número 20. En esa
década tendría algunos éxitos relativos, como She works hard for the money o
This time I know it’s for real, pero ninguno de ellos al nivel de sus triunfos
de los 70.
En los 80 le perjudió la deserción de muchos de
sus seguidores gais, molestos por unas declaraciones homófobas, que ella
siempre negó haber hecho
Luego, llegó su gran divorcio de la comunidad
homosexual. Summer, que había sido toda una diva gay antes de que ese término
existiera, se convirtió en una cristiana renacida y una firme devota. Según la
revista dedicada al público gay The Advocate, entre bambalinas, en un concierto
en 1983, dijo a un reducido grupo de fans gais que dios creó a “Adan y Eva, no
a Adán y Steve”. “Rezaré por vosotros”, les dijo, y añadió: “He visto el mal de
la homosexualidad salir de vosotros, el sida es vuestro pecado”. Ella siempre
negó haber dicho esas palabras y llegó a demandar a la revista New York por
volver a poner en circulación esas supuestas declaraciones.
Mito o realidad, lo cierto es que Summer nunca
volvió a recuperarse del todo, comercial y musicalmente. En 1999, en una época
en que grandes glorias como Cher o Madonna se reciclaban con álbumes con
arreglos electrónicos, Summer solo tuvo que volver a su propio pasado. Editó
una segunda parte de su Live and more, titulado Live and more encore, grabado
en directo en los platós de VH1, que dio el exitoso single I will go with you,
una versión disco del tema de Andrea Boccelli Con te partirò. En 2008 grabó
Crayons, que es, ya, su último disco.
Con Crayons, Summer organizó una gira que la
trajo aquí, a Washington. Era una sombra de lo que había sido. Le costaba
caminar, debía llegar acompañada al escenario, tuvo que tomar grandes descansos
para poder cambiarse de traje, algo que sus herederas en el mundo del pop hacen
en cuestión de segundos. Ente el público se notaba el nerviosismo, que quedó
disipado cuando abrió la boca y entonó la primera nota. La carrera de Summer
podría haber pasado por muchos altibajos. Su imponente y prodigiosa voz siguió
intacta hasta el final.
Fuente
cultura.elpais.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario