martes, 4 de julio de 2017

Turquía prohíbe la enseñanza de la evolución – pero la ciencia no es un sistema de creencias

En los Estados Unidos ha habido muchos intentos de eliminar la evolución del currículo escolar o exigir que el creacionismo – la idea de que toda vida fue creada por Dios – se le da el mismo trato en los libros de texto de ciencias. Si bien todos ellos han fracasado, el gobierno de Turquía acaba de prohibir la evolución de su plan de estudios nacional.                         

Wellcome Images/Wikimedia Commons, CC BY


Por César Tomé
James Williams


Los creacionistas estadounidenses quieren que se presenten ambas opiniones, para que los niños decidan qué creer. Los esfuerzos para rechazar esto se caracterizan erróneamente como intentos de coartar el debate o la libertad de expresión para promover una ideología científica, atea, secular, frente a una cosmovisión religiosa más moral, ética y de sentido común.


La decisión de Turquía va mucho más allá. No se trata de reclamar la igualdad de trato, es una prohibición absoluta. El gobierno la justifica alegando que la evolución es “difícil de entender” y “controvertida”. Cualquier controversia, sin embargo, es una fabricada por las comunidades ultra-religiosas que buscan socavar la ciencia. Muchos conceptos en la ciencia son más difíciles que la evolución, pero todavía se enseñan.

Argumentos creacionistas
La evolución, según los creacionistas, es sólo una teoría – no está probada y, por tanto, es debatible. Los árboles evolutivos (especialmente para los seres humanos) se re-dibujan habitualmente después del descubrimiento de nuevos fósiles, demostrando lo pobre que es la teoría. Después de todo, si la teoría fuese correcta, esto no seguiría cambiando. A menudo los creacionistas plantean un reto a la ciencia para que demuestre cómo comenzó la vida, sabiendo que no hay todavía una teoría firme y aceptada. Por último, está el rey de todos los argumentos: si todos evolucionamos de los monos, ¿por qué hay monos todavía?

Estos argumentos están llenos de inexactitudes fácticas y falacias lógicas. La evolución no necesita una explicación de cómo comenzó la vida. Simplemente describe cómo la vida se desarrolla y se diversifica. Los humanos no evolucionaron de los monos – somos grandes simios. Los simios modernos, incluidos los humanos, evolucionaron a partir de especies preexistentes ahora extintas de simios. Estamos emparentados con, no descendimos de, los simios modernos.

Conceptos erróneos fundamentales creacionistas

Darwin lideró un gran avance. Glendon Mellow/Flickr, CC BY-NC-ND

Los creacionistas no comprenden que la evolución misma no es una teoría. La evolución sucede. La vida se desarrolla y diversifica, aparecen nuevas especies. Podemos ver las formas de vida intermedias en este momento, como peces que están en transición de vivir en tierra y los mamíferos terrestres que han realizado la transición a la vida acuática. La “teoría de la evolución” explica cómo se desarrolla la evolución. Charles Darwin y Alfred Russel Wallace describieron por primera vez el mecanismo que impulsa el cambio – la selección natural – en 1858.

Los creacionistas tampoco comprenden la diferencia entre una teoría y una ley en ciencia. Esto es algo que incluso los graduados en ciencia padecen, como he señalado en mi propia investigación. Las teorías explican conceptos científicos. Están respaldadas por pruebas y aceptadas por la comunidad científica. Las teorías son el pináculo de la explicación científica, no sólo un presentimiento o una conjetura. Sin embargo, las leyes tienen un papel diferente, describen fenómenos naturales. Por ejemplo, la ley de la gravedad de Newton no explica cómo ocurre la gravedad, describe los efectos que la gravedad tiene en los objetos. Hay leyes y teorías para la gravedad. En biología, sin embargo, hay pocas leyes, por lo que no hay ley de la evolución. Las teorías no se convierten, si tienen pruebas suficientes, en leyes. No son jerárquicas.

Una tercera cuestión es la falta de comprensión de la naturaleza de la ciencia. La ciencia no pretende encontrar alguna verdad objetiva, sino obtener una explicación de los fenómenos naturales. Todas las explicaciones científicas son provisionales. Cuando se encuentran nuevas pruebas que contradicen lo que pensamos que sabemos, cambiamos nuestras explicaciones, a veces rechazando teorías que antes se creían correctas. La ciencia siempre está trabajando para tratar de falsar ideas. Cuantas más superan esas ideas nuestras pruebas, más robustas son y mayor es nuestra confianza en que son correctas. La evolución se ha comprobado durante casi 160 años. Nunca se ha falsado. La ciencia sólo se ocupa de los fenómenos naturales, no le incumbe ni trata de explicar lo sobrenatural.

¿Por qué la prohibición es peligrosa?
Prohibir la buena ciencia socava toda la ciencia, especialmente teniendo en cuenta el lugar de la evolución como base de la biología moderna, con abundantes evidencias para apoyarla. Para la mayoría de científicos el hecho de que la evolución tenga la lugar no se cuestiona seriamente ni es algo controvertido. Cualquier controversia en las discusiones sobre la evolución trata sobre el papel que la selección natural tiene como motor de la diversidad y el cambio, o el ritmo de ese cambio.

Esta prohibición de enseñar la evolución en las escuelas turcas abre la posibilidad de que ideas alternativas no científicas puedan entrar en la enseñanza de la ciencia, desde aquellos que creen en una tierra plana a los negadores de la gravedad.

¿Cómo tratar el aparente cisma entre la creencia religiosa y la evidencia científica?
Mi investigación y enfoque ha sido distinguir entre religión, un sistema de creencias, y la ciencia, que trabaja en la aceptación de pruebas. Las creencias, incluyendo pero no limitadas a las creencias religiosas, a menudo se mantienen irracionalmente, sin pruebas, y son resistentes al cambio. La ciencia es racional, basada en la evidencia y está abierta al cambio cuando se enfrenta con nuevas pruebas. En ciencia, aceptamos las pruebas, en lugar de “elegir creer”.

La decisión de Turquía de prohibir la enseñanza de la evolución contradice el pensamiento científico y trata de convertir el método científico en un sistema de creencias, como si se tratara de una religión. Busca introducir explicaciones sobrenaturales para los fenómenos naturales y afirmar que existe alguna forma de verdad o explicación para la naturaleza más allá de la naturaleza. La prohibición es anticientífica, antidemocrática y debe oponérsele resistencia.

Sobre el autor:
James Williams es profesor de educación de la ciencia en el Sussex School of Education and Social Work de la Universidad de Sussex (Reino Unido)
Texto traducido y adaptado por César Tomé López a partir del original publicado por The Conversation el 28 de junio de 2017 bajo una licencia Creative Commons (CC BY-ND 4.0)


Fuente
The Conversation

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