El 21 de diciembre de 1824, ninguno de los diarios médicos de la época hizo referencia a la muerte de James Parkinson.
Este botánico y cirujano había estado más de tres décadas ejerciendo la
medicina desde su hogar en Hoxton, a las afueras de Londres. Fue
también uno de los 13 fundadores de la Sociedad Británica de Geología.
Publicó una decena de libros y trabajos sobre campos tan distintos como
la paleontología o la enfermedad de la gota.
Por Beatríz Guillén Torres
Uno de ellos cambió el futuro de millones de personas. En su obra de 1817 “An Essay of the shaky palsy” (“Ensayo sobre la parálisis temblorosa”, en su traducción al castellano), James Parkinson fue el primero en describir con exactitud los síntomas de la enfermedad que hoy lleva su nombre. Han pasado ya 200 años de la elaboración de este trabajo, que nadie recordó ese día de diciembre de 1824, y las causas del mal de Parkinson siguen siendo un enigma.
Portada del revolucionario trabajo de James Parkinson. “Un ensayo sobre la parálisis temblorosa”. Fuente: Wellcome Images |
James Parkinson (Shoreditch, 1755 – Londres, 1824) era hijo de un
boticario y cirujano que ya trabajaba desde la misma vivienda en la que
terminarían haciéndolo las dos generaciones siguientes. Desde pequeño
estuvo interesado en seguir los pasos de su padre, por lo que fue su
aprendiz durante siete años. En esa etapa aprendió a elaborar medicinas,
a diagnosticar enfermedades, y a purgar y sangrar a sus pacientes. En
1776 estudió seis meses en el London Hospital Medical College y en 1784
fue aprobado por la Corporación de Londres como cirujano. Durante este
tiempo, estuvo influido por el reputado cirujano John Hunter, al que
Parkinson hace mención en sus notas por sus descripciones del temblor y
la parálisis, y quien le animó a empezar su propia colección de fósiles.
Ambas aportaciones determinantes en la carrera de Parkinson.
La primera descripción del Párkinson
Durante sus años como cirujano local, Parkinson estuvo interesado en
materias muy dispares: fue quien redactó uno de los primeros escritos
que se encuentran en la literatura médica de Inglaterra sobre la
apendicitis y sobre cómo la peritonitis puede causar la muerte. Pero el
principal trabajo del médico británico fue un ensayo sobre lo que él denominó: parálisis temblorosa. En este trabajo, Parkinson establece la enfermedad como una entidad clínica.
“Un movimiento tembloroso e involuntario, con fuerza muscular
disminuida, en partes que no están en acción, [que ocurre] incluso
cuando están apoyadas; con propensión a doblar el tronco hacia delante y
pasar de un ritmo de andar a uno de carrera. Los sentidos y el
intelecto no están lesionados”, describía Parkinson en 1817 —no se
conoce la fecha exacta—. Esta descripción ha sido la primera y la más
clásica sobre la enfermedad; aunque en términos actuales se considera
limitada. Erróneamente predijo que estos temblores podrían deberse a
daños en la médula espinal cervical —ahora se conoce que se trata de un
trastorno neurodegenerativo crónico—.
El médico había observado a lo largo de su carrera determinados
condicionantes para la parálisis. Sin embargo fue a raíz de la
observación de tres de sus pacientes y tres de sus vecinos,
especialmente en manos y brazos, a partir de los que Parkinson elaboró
la descripción. Hubo que esperar casi medio siglo para que el neurólogo
francés Jean-Martin Charcon añadiera robustez a las descripción de Parkison y utilizara su nombre para clasificar esta enfermedad.
De médico a naturalista y activista social
El investigador de la Universidad de Bristol, Cherry Lewis, señala en The Enlightened Mr. Parkinson, una
de las biografías más recientes sobre el médico inglés: “Parkinson no
solo fue un pionero en medicina, sino que fue famoso internacionalmente
por su trabajo con los fósiles. Reveló un mundo desconocido. Su
exquisitamente ilustrada Organic Remains of a Former World [Restos orgánicos del mundo anterior,
en castellano] colocó el estudio de los fósiles en el mapa de Gran
Bretaña, incluso antes de que la materia tuviera un nombre”. Lewis añade
también que la medalla de oro que Parkinson recibió del Colegio Real de
Cirujanos no fue por sus publicaciones, ni siquiera por su Ensayo sobre la parálisis temblorosa, sino por su trabajo rompedor sobre los fósiles.
Durante toda su carrera médica, Parkinson demostró una preocupación
por la justicia social. En uno de sus trabajos en 1799, trató de ayudar a
las familias con menos recursos a reconocer enfermedades y a entender
cuando debían pagar por ayuda médica. La vacunación fue uno de los
campos en los que estuvo más vinculado: se convirtió en una de las primeras personas en Londres en ofrecer vacunas contra la viruela.
Además, Parkinson se convirtió en un gran activista político
después de la Revolución Francesa. Escribió numerosas publicaciones,
bajo el pseudónimo ‘Old Hubert’, en las que pidió radicales reformas
sociales: como el sufragio universal, educación para los más pobres,
mejores condiciones para los presos… También se manifestó contra un
Gobierno que calificó de corrupto e incompetente, e incluso tuvo un
papel principal en el intento de asesinato del Rey Jorge III. A pesar de
todas sus contribuciones y polémicas, no se conserva ninguna imagen de
Parkinson. J. G. Rowntree, uno de sus primeros biógrafos, lo describió
así en 1912: “Nacido inglés, criado inglés y olvidado por los ingleses y
por el mundo en general, ese fue el destino de James Parkinson”.
Fuente
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