Dos egresados y un estudiante del Politécnico integran el equipo argentino que competirá en el certamen de Singapur.
Fuente
lacapital.com.ar
Nota relacionada
Sebastián Mestre, Luis Aseguinolaza y Ariel Fideleff integran el equipo argentino que competirá en el certamen. Foto: Silvina Salinas / La Capital |
Por Paulina Schmidt / La Capital
El aislamiento social por coronavirus no les impidió a Sebastián, Luis y Ariel entrenar desde sus casas y alcanzar la meta de ser parte del equipo olímpico argentino de informática. Esas prácticas que acostumbraban a realizar en las aulas del Poli, quedándose la mayoría de las veces después de hora, en estos meses fueron online.
De los cuatro estudiantes argentinos que todos los años clasifican en el certamen selectivo de la Olimpíada Informática Argentina y conforman el equipo para la internacional, tres pertenecen al Instituto Politécnico Superior: Sebastián Mestre y Luis Aseguinolaza egresados 2019 de la especialidad informática y Ariel Fideleff alumno de cuarto de informática. El cuarto integrante es Pablo Joaquín Cruz, de la Escuela de Minas Dr. Horacio Carrillo de Jujuy. Desde Singapur y por primera vez en 32 años, la olimpíada internacional prevista entre el 13 al 19 de septiembre se desarrollará de manera virtual.
“Me parece cada vez más divertido competir en olimpíadas y resolver problemas, y esto es lo que me motiva a seguir participando”, dice Sebastián. Con estas palabras define el espíritu olímpico de quienes dejan de lado otras cosas para entrenar y dedicarse a los números y algoritmos. También destaca la importancia de llegar a estos certámenes internacionales a través de una escuela pública. Durante el encuentro que los estudiantes mantuvieron con La Capital por Google Meet hablaron de los entrenamientos, la adrenalina que les genera participar de una competencia con estudiantes de todo el mundo y su pasión por la informática.
Equipo Olímpico Argentino
El examen selectivo, que todos los años se lleva a cabo en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), esta vez se realizó de manera online. Los alumnos accedieron por internet al servidor evaluador, siendo supervisados durante toda la competencia por videollamada, con un protocolo muy estricto en cuanto a la vigilancia.
Sebastián, Luis y Ariel entrenaron desde sus casas y lograron resolver tres ejercicios en 5 horas cada día de la competencia. Tanto Sebastián como Luis cosecharon medallas de oro y plata, respectivamente, en la Olimpíada Argentina de Informática que se realizó el año pasado. Del equipo también participó Ariel, que logró clasificar para el selectivo de este año. Por ser el más chico del grupo y con poco experiencia todavía en este tipo de competencia, destaca la horas de entrenamiento que destinó para llegar hasta acá. No había participado antes de ninguna olimpíada y en un año logró llegar a la instancia internacional: “Siempre me gustó la informática, y cuando el año pasado pasé el jurisdiccional que habilita a la instancia nacional no lo podía creer. Tuve que ponerme un poco más las pilas y en vacaciones de verano practiqué bastante con la ayuda del profe”.
Alejandro Schujman es el coordinador general de olimpíadas del Politécnico y valora el esfuerzo que hacen todos los estudiantes que participan en estos espacios, porque eligen hacer algo más de lo que la escuela propone y continuar bajo este contexto de pandemia. “Tranquilamente —dice— podrían destinar su tiempo a la play station y a otros juegos de internet”.
Entrenamiento no presencial
Sin clases presenciales desde el 16 de marzo por la pandemia, este año los entrenamientos fueron muy distintos. Las prácticas presenciales crean un espacio que en la casa no se encuentra, por falta de tiempo, concentración o disponibilidad de la computadora. “Encontrarse en la escuela está bueno porque tenés a alguien que te guía, en especial cuando estás arrancando o estás aprendiendo una nueva técnica. Pero también podría pensarse que no son tan necesarios porque cuando uno entrena lo más importante es ejercitar”, reconoce Sebastián. Para Ariel, que tiene menos horas de entrenamiento olímpico, los encuentros semanales hacen más sencilla la práctica, considerando que para resolver un problema siempre es mejor plantearlo primero en papel y desglosar las ideas.
Para las prácticas en línea tienen horarios de encuentro pautados con su entrenador Brian Morris y en contacto permanente para las consultas. Unos meses antes del certamen internacional recibieron clases adicionales en los temas más avanzados. “Se trata de un empuje que nos brinda el programa OIA para llegar más preparados. También practicamos con algunas páginas web que proponen semanal y mensualmente competencias no oficiales en línea con personas de todo el mundo. Depende de cada uno que tan entrenado quiera llegar al certamen”, dicen sobre una competencia que se realiza de manera individual.
Competencia internacional
Para Sebastián Mestre, medalla de oro varias veces en olimpíadas nacionales, éste es el tercer año en una competencia internacional, aunque no le gusta marcar esta diferencia con sus compañeros. Con Luis Aseguinolaza estudia licenciatura en computación en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El 2020 es el último año que, por su edad, podrán participar en olimpíadas, un vínculo que ya no tendrán con el Poli. Apasionados por la computación y las nuevas tecnologías, reconocen que resulta “un poco caótico” llevar adelante el cursado de la carrera de manera virtual.
Luis también participa en olimpíadas desde hace varios años, y aunque se había presentado en otros selectivos, este año logró llegar al internacional. “Es la primera vez que le gano a Sebastián”, bromea, haciendo referencia al puntaje y posición obtenida.
Resolución de problemas
El aislamiento social por coronavirus no les impidió a Sebastián, Luis y Ariel entrenar desde sus casas y alcanzar la meta de ser parte del equipo olímpico argentino de informática. Esas prácticas que acostumbraban a realizar en las aulas del Poli, quedándose la mayoría de las veces después de hora, en estos meses fueron online.
De los cuatro estudiantes argentinos que todos los años clasifican en el certamen selectivo de la Olimpíada Informática Argentina y conforman el equipo para la internacional, tres pertenecen al Instituto Politécnico Superior: Sebastián Mestre y Luis Aseguinolaza egresados 2019 de la especialidad informática y Ariel Fideleff alumno de cuarto de informática. El cuarto integrante es Pablo Joaquín Cruz, de la Escuela de Minas Dr. Horacio Carrillo de Jujuy. Desde Singapur y por primera vez en 32 años, la olimpíada internacional prevista entre el 13 al 19 de septiembre se desarrollará de manera virtual.
“Me parece cada vez más divertido competir en olimpíadas y resolver problemas, y esto es lo que me motiva a seguir participando”, dice Sebastián. Con estas palabras define el espíritu olímpico de quienes dejan de lado otras cosas para entrenar y dedicarse a los números y algoritmos. También destaca la importancia de llegar a estos certámenes internacionales a través de una escuela pública. Durante el encuentro que los estudiantes mantuvieron con La Capital por Google Meet hablaron de los entrenamientos, la adrenalina que les genera participar de una competencia con estudiantes de todo el mundo y su pasión por la informática.
Equipo Olímpico Argentino
El examen selectivo, que todos los años se lleva a cabo en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), esta vez se realizó de manera online. Los alumnos accedieron por internet al servidor evaluador, siendo supervisados durante toda la competencia por videollamada, con un protocolo muy estricto en cuanto a la vigilancia.
Sebastián, Luis y Ariel entrenaron desde sus casas y lograron resolver tres ejercicios en 5 horas cada día de la competencia. Tanto Sebastián como Luis cosecharon medallas de oro y plata, respectivamente, en la Olimpíada Argentina de Informática que se realizó el año pasado. Del equipo también participó Ariel, que logró clasificar para el selectivo de este año. Por ser el más chico del grupo y con poco experiencia todavía en este tipo de competencia, destaca la horas de entrenamiento que destinó para llegar hasta acá. No había participado antes de ninguna olimpíada y en un año logró llegar a la instancia internacional: “Siempre me gustó la informática, y cuando el año pasado pasé el jurisdiccional que habilita a la instancia nacional no lo podía creer. Tuve que ponerme un poco más las pilas y en vacaciones de verano practiqué bastante con la ayuda del profe”.
Alejandro Schujman es el coordinador general de olimpíadas del Politécnico y valora el esfuerzo que hacen todos los estudiantes que participan en estos espacios, porque eligen hacer algo más de lo que la escuela propone y continuar bajo este contexto de pandemia. “Tranquilamente —dice— podrían destinar su tiempo a la play station y a otros juegos de internet”.
Entrenamiento no presencial
Sin clases presenciales desde el 16 de marzo por la pandemia, este año los entrenamientos fueron muy distintos. Las prácticas presenciales crean un espacio que en la casa no se encuentra, por falta de tiempo, concentración o disponibilidad de la computadora. “Encontrarse en la escuela está bueno porque tenés a alguien que te guía, en especial cuando estás arrancando o estás aprendiendo una nueva técnica. Pero también podría pensarse que no son tan necesarios porque cuando uno entrena lo más importante es ejercitar”, reconoce Sebastián. Para Ariel, que tiene menos horas de entrenamiento olímpico, los encuentros semanales hacen más sencilla la práctica, considerando que para resolver un problema siempre es mejor plantearlo primero en papel y desglosar las ideas.
Para las prácticas en línea tienen horarios de encuentro pautados con su entrenador Brian Morris y en contacto permanente para las consultas. Unos meses antes del certamen internacional recibieron clases adicionales en los temas más avanzados. “Se trata de un empuje que nos brinda el programa OIA para llegar más preparados. También practicamos con algunas páginas web que proponen semanal y mensualmente competencias no oficiales en línea con personas de todo el mundo. Depende de cada uno que tan entrenado quiera llegar al certamen”, dicen sobre una competencia que se realiza de manera individual.
Competencia internacional
Para Sebastián Mestre, medalla de oro varias veces en olimpíadas nacionales, éste es el tercer año en una competencia internacional, aunque no le gusta marcar esta diferencia con sus compañeros. Con Luis Aseguinolaza estudia licenciatura en computación en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El 2020 es el último año que, por su edad, podrán participar en olimpíadas, un vínculo que ya no tendrán con el Poli. Apasionados por la computación y las nuevas tecnologías, reconocen que resulta “un poco caótico” llevar adelante el cursado de la carrera de manera virtual.
Luis también participa en olimpíadas desde hace varios años, y aunque se había presentado en otros selectivos, este año logró llegar al internacional. “Es la primera vez que le gano a Sebastián”, bromea, haciendo referencia al puntaje y posición obtenida.
Resolución de problemas
La competencia consiste en resolver ejercicios de optimización en alguna tarea específica. En los certámenes de informática —tanto nacionales como internacionales— los jóvenes solucionan problemas en un tiempo determinado, y para hacerlo ponen en juego mucho de lógica e ingenio, además de incorporar conceptos de matemática.
Mientras intercambian miradas acerca de la resolución de problemas, con un ejemplo muy simple Sebastián explica de qué trata una olimpíada. “Al finalizar un partido de tenis, te dan una lista que indica en qué orden se hicieron los puntos de cada jugador. La consigna es saber quién ganó el partido a partir de esa lista. La solución más directa si uno conoce las reglas del tenis podría ser llegar hasta el final leyendo punto por punto. Pero existe una forma más ingeniosa de resolverlo y saltear ese trabajo, y es tener en cuenta que siempre gana el partido quien hace el último tanto. El espíritu de la olimpíada es darte cuenta de este tipo cosas para resolver un problema, teniendo la posibilidad de simplificarlo”.
El profesor de informática Schujman también aporta su explicación. “Cuando se hace un problema primero se aplica la fuerza bruta, es decir haciendo lo que primero sale sin pensarlo demasiado, buscando entre distintas combinaciones posibles el mejor método de resolverlo. También a partir del enunciado se pueden deducir pistas para su resolución”.
Mientras intercambian miradas acerca de la resolución de problemas, con un ejemplo muy simple Sebastián explica de qué trata una olimpíada. “Al finalizar un partido de tenis, te dan una lista que indica en qué orden se hicieron los puntos de cada jugador. La consigna es saber quién ganó el partido a partir de esa lista. La solución más directa si uno conoce las reglas del tenis podría ser llegar hasta el final leyendo punto por punto. Pero existe una forma más ingeniosa de resolverlo y saltear ese trabajo, y es tener en cuenta que siempre gana el partido quien hace el último tanto. El espíritu de la olimpíada es darte cuenta de este tipo cosas para resolver un problema, teniendo la posibilidad de simplificarlo”.
El profesor de informática Schujman también aporta su explicación. “Cuando se hace un problema primero se aplica la fuerza bruta, es decir haciendo lo que primero sale sin pensarlo demasiado, buscando entre distintas combinaciones posibles el mejor método de resolverlo. También a partir del enunciado se pueden deducir pistas para su resolución”.
Sebastián, Luis, Ariel y el docente Alejandro Schujman. |
Cada vez más participantes
Desde 2010, Alejandro Schujman coordina la olimpíada de informática en coincidencia con el año que la escuela retomó su participación en esta disciplina. “Empezamos a crecer y a tener siempre alumnos en la instancia internacional, y en varias ocasiones —como este año— tuvimos tres de los cuatro participantes. Siempre les digo que el día que el equipo completo de informática sea del Poli me retiro, pero parece que todavía no llega”, resalta con humor sobre esta disciplina que lo apasiona.
El profesor está abocado a las inscripciones y también a la tarea de conseguir recursos, algo que no tendrá que ocuparse este año debido a la pandemia y las restricciones establecidas. “El viaje a Singapur de los cuatro estudiantes y los dos acompañantes (director de olimpíadas y entrenador) se llevaría la mitad del presupuesto de la organización”, estima.
Cada año más chicos y chicas se anotan en los distintos certámenes. “Quizás donde menos ha crecido este número sea en informática o química porque requiere de mucha preparación y entrenamiento. Pero habría que buscar otro espacio para quienes no pueden llegar a esa instancia tan avanzada”, resalta el coordinador.
Desde 2010, Alejandro Schujman coordina la olimpíada de informática en coincidencia con el año que la escuela retomó su participación en esta disciplina. “Empezamos a crecer y a tener siempre alumnos en la instancia internacional, y en varias ocasiones —como este año— tuvimos tres de los cuatro participantes. Siempre les digo que el día que el equipo completo de informática sea del Poli me retiro, pero parece que todavía no llega”, resalta con humor sobre esta disciplina que lo apasiona.
El profesor está abocado a las inscripciones y también a la tarea de conseguir recursos, algo que no tendrá que ocuparse este año debido a la pandemia y las restricciones establecidas. “El viaje a Singapur de los cuatro estudiantes y los dos acompañantes (director de olimpíadas y entrenador) se llevaría la mitad del presupuesto de la organización”, estima.
Cada año más chicos y chicas se anotan en los distintos certámenes. “Quizás donde menos ha crecido este número sea en informática o química porque requiere de mucha preparación y entrenamiento. Pero habría que buscar otro espacio para quienes no pueden llegar a esa instancia tan avanzada”, resalta el coordinador.
lacapital.com.ar
Nota relacionada
No hay comentarios:
Publicar un comentario