El biotecnólogo nos cuenta sobre su transición de becario en el sector público a iniciar una carrera en una compañía privada. Reflexiones de 15 años de trayectoria.
Gustavo y una vista de la empresa alemana en la cual trabajó durante el 2020. |
Por Claudio Pairoba
Gustavo Abratti es licenciado en biotecnología de la Universidad Nacional de Rosario. Con varios años de experiencia desempeñándose en el sector privado, es un excelente ejemplo de una historia que se dirigía en un sentido pero cambió.
¿Qué estudiaste?
Soy licenciado en biotecnología de la facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Me inscribí en el año 1988 en la primera promoción de esta carrera cuando todavía era una rama de la licenciatura en química y terminé en 1995. Más adelante, varios años después de haberme graduado, hice un Master en Producción Vegetal de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNdMP) y más recientemente (2017) hice una Maestría en Administración de Negocios en la Universidad Rey Juan Carlos (España), a distancia. La idea era tener un poco más de conocimiento de la parte estratégica y de administración de pequeñas empresas.
¿Qué sucedió luego de graduarte?
En 1995 realicé mi trabajo final para graduarme de licenciado en biotecnología en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (UNR-CONICET). Fue entonces cuando me enteré de que la Fundación para InvestigacionesBiológicas Aplicadas (FIBA) ofrecía una beca para trabajar en biotecnología de plantas. Eso después me permitió tener mejores antecedentes por lo cual accedí a la beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Cuando ya llevaba más de dos años trabajando en esta beca (y como alumno de doctorado de la UNdMP), encontré que el proyecto en el que me desempañaba estaba teniendo algunos problemas en cuanto al razonamiento y la metodología. Distintas cosas que me llevaban a pensar que la posibilidad de doctorarme con ese tema iba a ser bastante remota. En el interín, como parte de los cursos de doctorado y posgrado que había estado haciendo, descubrí el mundo de los marcadores moleculares (genes cuya expresión causan un efecto fácilmente identificable) y el breeding de plantas.
Es ahí cuando surge el primer contacto con una empresa privada.
Así es. Conocí a la gente de la empresa Advanta que en ese momento estaba formando un centro de investigación en la ciudad de Balcarce. Cuando los conocí yo tenía la intención de continuar con el doctorado y no tenía pensado dedicarme a este tema de los marcadores moleculares. Pero algunos meses más tarde me enteré de que buscaban un profesional para su equipo de laboratorio. Me postulé y así fue cómo surgió la posibilidad de trabajar en la empresa. Eso llevó a que no renovara la beca de CONICET. A partir de ahí ingresé a trabajar en la empresa privada.
¿El cambio implicó también una mejora económica?
Siempre me acuerdo que en el momento de acceder a mi primer sueldo, en la empresa privada, el ingreso que yo tenía como becario básicamente se duplicó. Para ese momento ya me había casado, todavía no lo sabía pero mi señora estaba embarazada de un mes. Así que una vez que tomamos la decisión familiarmente ya no había vuelta atrás.
¿Seguiste en contacto con el laboratorio donde fuiste becario?
Después de eso, siempre intenté mantenerme vinculado con las Universidades, a través del máster que hice en la UNdMP y siempre seguí colaborando con el laboratorio donde había trabajado. Básicamente dando seminarios y colaborando como docente en el dictado de alguna materia de biotecnología. Pero no estuve vinculado directamente al ámbito académico, sino siempre trabajando en empresas privadas.
Gustavo frente a la empresa KWS y en su oficina. |
¿Qué trabajo hacés hoy?
Los últimos 12 años he estado trabajando en temas relacionados con asuntos regulatorios. Primero fui gerente de asuntos regulatorios de Dupont Pioneer. Después la empresa se fusionó con otra empresa y quedé como especialista en registros. Luego y por temas de la fusión quedé afuera. Por un año estuve como consultor asesorando pequeñas empresas y haciendo proyectos chicos relacionados con asuntos regulatorios de organismos genéticamente modificados. Durante todo el 2020 estuve trabajando en una empresa alemana, KWS, nuevamente como gerente de asuntos regulatorios.
¿Cuáles son tus responsabilidades?
Todos los que trabajan en asuntos regulatorios de cualquier empresa del mundo se ocupan de demostrar que los productos que la empresa crea son aceptables por los gobiernos y los entes regulatorios de los países donde se venderán o se consumirán. En mi caso particular me ocupo de temas de regulación de organismos vegetales genéticamente modificados y demostrar que son seguros para quien los coma. Que son seguros para usarlos para alimentar animales y para el medio ambiente. También que su uso no generará ningún impacto negativo para que la empresa pueda venderlos teniendo la autorización de los gobiernos. Si uno no tiene en cuenta los detalles y las regulaciones que deben cumplir los productos que desarrollamos como biotecnólogos es una vía para llegar al fracaso.
¿Qué es lo que te gusta de tu trabajo?
Estás en el cuello de botella antes de que se pueda empezar a recuperar toda la inversión enorme que han hecho las empresas en el desarrollo de distintos productos biotecnológicos. Eso permite interactuar por un lado con los grupos de investigación y aplicar un poco los conocimientos científicos, pero al mismo tiempo estar mirando también los detalles del mercado, cuáles son las necesidades del grupo de marketing, los planes de lanzamiento, producción, etc. Me interesa contribuir en ese tramo de la innovación por parte de las empresas que pueden aplicar el conocimiento en la concreción de productos y aportarle un valor a la sociedad así como a la empresa en la cual uno está trabajando.
Por otra parte también disfruto de la sensación de trabajo coral en el sentido de que nada es trabajo individual y de una sola persona. Todo es un trabajo coordinado en equipos muy grandes que están en distintos países con distintas experiencias y uno siempre tiene la oportunidad de hacer un aporte y al mismo tiempo aprender de los colegas. Trabajar en una empresa multinacional implica colaborar con colegas de muchos países y estás expuesto a otras culturas en grupos verdaderamente multidisciplinarios, lo cual también es un plus.
¿Cómo fue tu transición desde el ámbito académico-científico público al sector privado?
De no haber tomado esa decisión, probablemente unos meses o años más tarde hubiera tenido que abandonar la academia porque tenía una sensación de que ese proyecto no estaba yendo en la dirección correcta. Así que fue una transición de alguna manera planeada y buscada. Cuando conseguí el trabajo en Advanta, obviamente fue celebrada. Después cuando me integré al grupo y pude desarrollarme en ese lugar pienso que en ese momento lo viví como un progreso y un cambio buscado. Así que no fue mucho problema. De todas maneras, como terminé en buenos términos con mis colegas y después seguí colaborando por mucho tiempo, entiendo que no fue una transición dolorosa ni problemática ni mucho menos. Siempre igual me queda de alguna manera, la pregunta de qué hubiera podido hacer si hubiera podido terminar el doctorado. Las circunstancias a veces llevan a que uno no pueda hacer lo que quiere sino lo que está disponible en ese momento.
¿Sugerencias para quienes estén interesados en transitar otros caminos?
En realidad es difícil hacer un balance de prácticamente 15 años de carrera y decisiones que uno ha ido tomando. En mi experiencia siempre tengo la sensación de que las oportunidades están en la frontera, en el borde entre aplicar algo que uno está haciendo y tratar de solucionarle algo a alguien que está haciendo otra cosa. Por ejemplo mi primer trabajo fue en el tema de poder llevar los marcadores moleculares y dar ese servicio a los mejoradores que estaban empezando a utilizar esta tecnología en programas de mejoramiento genético de girasol. Hoy en día hablar de PCR y temas similares es muy común, pero en ese momento recién se estaba empezando a implementar. Creo que las posibilidades están ahí, donde eso que uno sabe puede tener algún valor.
Otra cuestión que creo también vale la pena es tratar de adquirir conocimientos que sean valiosos en cualquier parte del mundo y si fuera necesario, estar preparado para ir a trabajar a donde el trabajo te lleve.
Otro tema es adquirir idiomas, y me refiero obviamente al inglés como básico. Pero también otros idiomas como puede ser la matemática para poder comunicarse con los estadísticos, los bioinformáticos. También en la medida en que uno avanza y continúa en su carrera dentro del ámbito profesional, el idioma de los negocios, el de las startups, el de los managers, que por ahí no es necesariamente lo mismo que uno habla en el día a día.
¿Cuál es tu situación laboral en la actualidad?
En el 2020 ingresé a trabajar en una empresa alemana. Me mude a vivir allí, solo, en el medio de la pandemia, con el equipo de trabajo desarrollando sus tareas en forma remota y todo lo que esa nueva normalidad implicaba. Luego de un tiempo mi jefa consideró que mis resultados no eran los que la empresa estaba buscando y me sugirió que, aprovechando mi regreso a la Argentina para las Fiestas, buscara otro trabajo. Me ofrecía un paquete de beneficios para que yo pudiera renunciar en buenos términos. Aunque fue un balde de agua fría, después de reflexionar un poco y luego de considerar todas las complicaciones que generaba la pandemia y la posibilidad de volver a la familia y estar acompañado acepté. Al volver a la Argentina en diciembre actualicé mi perfil de LinkedIn y mi CV y empecé nuevamente a buscar otras oportunidades.
¿Y aparecieron?
A través de amigos y conocidos profesionales pude presentar mi postulación en la empresa rosarina Wiener Lab. La misma fue avalada inicialmente luego de varias charlas y evaluar mis antecedentes. Posteriormente fui convocado por los responsables de la empresa para varias entrevistas y finalmente después de casi cuatro meses de distintos tipos de procesos de selección me ofrecieron el puesto de supervisor de asuntos regulatorios para la empresa.
¿Cómo te preparás para esta nueva etapa?
Estoy muy ansioso y contando las horas para empezar. Pienso que es una oportunidad y un desafió a la vez. El desafío es aprender las reglas de un negocio y un mercado donde hasta ahora no me había involucrado como biotecnólogo, como es el tema del diagnóstico in vitro, e ingresando en el tema de salud. Mientras que al mismo tiempo tengo que alejarme de las aguas más conocidas, las plantas, la agronomía, las semillas, etc. Al mismo tiempo me entusiasma la posibilidad de aplicar habilidades y experiencias anteriores relacionadas con asuntos regulatorios. Estoy muy agradecido por la confianza que Wiener Lab está depositando en mí para coordinar este grupo. Es un desafío muy grande y al mismo tiempo me abre nuevas chances profesionales para el futuro. Empiezo en mayo.
*Bioquímico,
farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en
Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación
Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.
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