BBC Ciencia
Las autoridades chilenas pedirán asesoría a la NASA, la agencia espacial estadounidense, sobre la mejor forma de mantener sanos a los 33 mineros atrapados a 700 metros bajo la superficie de la tierra.
La situación de estos hombres es similar a la que experimentan los astronautas confinados durante largos períodos en la Estación Espacial Internacional.
Y aunque ya se logró establecer contacto y suministrarles alimentos, ventilación e hidratación, se cree que la perforación de un ducto para rescatarlos podría tardar hasta cuatro meses.
En las comunicaciones establecidas con los mineros, estos se muestran optimistas, pero es probable que la situación empeore gradualmente, ya que quedaron confinados en un pequeño espacio de unos 50 metros cuadrados, totalmente oscuro y con una temperatura constante de 36º centígrados.
Hasta ahora no ha habido eventos en los que un ser humano haya permanecido varios meses atrapado bajo la tierra.
La única experiencia comparable, como explica el profesor Pedro Arcos González, director de la Unidad de Investigación en Emergencia y Desastres de la Universidad de Oviedo, España, es la de los astronautas en el espacio.
"Los episodios que ha habido de personas atrapadas bajo la tierra han sido más breves. Un período de tres o cuatro meses es un período muy prolongado", le dice a BBC Mundo.
"Pero tenemos la experiencia vinculada con los astronautas o con otras tripulaciones que se mantienen confinadas en espacios reducidos durante meses y técnicamente no habría problema siempre y cuando se consiga mantener el abastecimiento de aire fresco, hidratación y alimentos".
Tecnología espacial
Se informó que el Ministerio de Salud de Chile le podría pedir a la NASA tecnología y víveres para que los mineros conserven la salud en un espacio reducido y con suministros limitados.
Hasta ahora ya se logró abastecerlos con soluciones de glucosa, cápsulas de rehidratación, oxígeno y medicamentos. Pero se espera que puedan recibir pronto alimentos con altos niveles de proteínas y calorías, similares a los que se diseñan para los astronautas.
Uno de los mayores desafíos físicos que deberán enfrentar en ese espacio reducido es la temperatura.
Se cree que en el refugio donde se encuentran hay entre 32º y 36º centígados, suficiente para causar mucho malestar, privarlos de energía y potencialmente aumentar las tensiones dentro del grupo.
Tal como señala el doctor Alan Richardson, profesor de fisiología del ejercicio de la Universidad de Brighton, Inglaterra, en este tipo de temperaturas un adulto debería beber cerca de cuatro litros de agua al día.
Pero en las condiciones en que se hallan los mineros, podría ser muy difícil hacerles llegar ese tipo de abastecimiento.
"Si no logran suficiente hidratación, perderán fluidos corporales y peso", advierte el experto.
Para evitar el problema de deshidratación en el espacio, la NASA desarrolló una bebida para sus astronautas, una fórmula de electrolitos concentrados basada en citrato y cloruro de sodio.
La NASA también ha dedicado amplias investigaciones a la creación de alimentos que puedan ofrecer una alta nutrición a los astronautas y que, a la vez, sean capaces de sobrevivir en ambientes extremos, tanto de altas temperaturas como de total deshidratación.
La mayoría son productos que han pasado por un proceso de liofilización, con eliminación total de agua y disecados al vacío.
Atrofia muscular
Otro problema que enfrentan los astronautas -y los mineros atrapados- al vivir en un espacio confinado es la falta de movimiento físico.
"El principal asunto que van a enfrentar es la atrofia muscular por no poder moverse como lo hacían en la vida diaria", le dice a la BBC el doctor Richardson.
"Cuando sean rescatados, experimentarán algo similar a haber finalizado un vuelo espacial", agrega.
El especialista afirma que los movimientos de resistencia contra una pared podrían ser beneficiosos para hacer trabajar a los músculos.
La NASA también podría asesorar en este sentido, ya que se han diseñado ejercicios especiales para los astronautas que, aunque no son totalmente exitosos para evitar la pérdida de masa muscular en el espacio, sí pueden tener algún beneficio.
Estos son principalmente ejercicios aeróbicos y de resistencia que también pueden contribuir a mantener la masa ósea.
La actividad física, afirma el doctor Richardson, es crucial no sólo por el impacto físico sino porque psicológicamente puede ayudarles a evitar períodos de depresión.
Actualmente se están llevando a cabo estudios en la Estación Espacial Internacional para probar la efectividad de este tipo de ejercicios en los astronautas.
Pero quizás la asesoría más valiosa que podría brindar la NASA es sobre cómo mantener un buen estado de salud mental.
El doctor Richardson cree que, como mineros, estos 33 individuos deben estar bien preparados para soportar la situación que están enfrentando y lo más probable es que ya hayan formado un liderazgo capaz de ofrecer "buena guía y optimismo".
"Pero para soportar el aburrimiento será necesario que establezcan rutinas -dice- y entre más prácticas sean las tareas, mejor".
"Es crucial que tengan un objetivo que, además de práctico, esté orientado de alguna forma hacia el futuro", afirma el experto.
Fuente:
http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/08/100824_chile_mineros_nasa_men.shtml
miércoles, 25 de agosto de 2010
lunes, 23 de agosto de 2010
Ciencia y música: 1985 fue el año de Miguel Mateos y “perdiendo el colesterol”
Allá por el 1985 Miguel Mateos y su grupo Zas presentaban en el Luna Park su disco “Rocas Vivas”. Uno de sus temas más exitosos fue “Perdiendo el control”.
Ese mismo año un par de médicos norteamericanos, Michael Brown y Joseph Goldstein, ganaban el Premio Nobel en Fisiología o Medicina por sus descubrimientos referentes a la regulación del metabolismo del colesterol.
domingo, 22 de agosto de 2010
Lo nuevo en clorofilas
Cuando ya nadie esperaba algo nuevo en el campo de los pigmentos fotosintéticos, la sorpresa llegó desde Shark Bay en Australia. Tierra de surfers, los Bee Gees y Nicole Kidman, Australia también es cuna de la recién descubierta clorofila f.
Bajo el término clorofila se agrupa a una serie de moléculas químicas que tienen la capacidad de absorber la luz solar. Los organismos que la contienen pueden utilizar dicha energía para sintetizar una gran variedad de moléculas. Recordemos que el espectro de la luz visible se extiende desde el violeta hasta el rojo, con cada color siendo el resultante de una energía con determinadas características. Las clorofilas absorben energías que se ubican en los extremos de este espectro, fundamentalmente en la zona del azul y del rojo. Por esto es que los tejidos de las hojas que contienen clorofila son de color verde, ya que esta es el color de la energía que el pigmento menos absorbe.
El nuevo artículo publicado en la revista Science el 19 de Agosto por un grupo de investigadores de Australia y Alemania, trae un soplo de aire fresco a una rama de la bioquímica vegetal que no ha mostrado mayores cambios en los últimos 60 años.
¿Donde está?
El organismo que contiene este nuevo tipo de clorofila se encuentra en Shark Bay, Australia, en una zona de rocas y algas conocida como estromatolitos. Al poder captar aquella parte de la energía solar que no puede ser usada por otros organismos, los organismos de la bahía australiana pueden fotosintetizar usando lo que otros no usan. Aun cuando se halla físicamente localizada por debajo de otros organismos en los arrecifes donde se encuentra.
¿Quién la hace?
No está claro aún cual es el organismo presente en los estromatolitos que contiene la clorofila f. Este tipo de clorofila se obtuvo junto con clorofila a al recolectar las muestras de Shark Bay. Los científicos piensan que una cianobacteria filamentosa podría ser la que contiene el nuevo pigmento, y que este organismo podría usar clorofilas a y f o solo f.
Lo conocido
Hasta el momento se conocían 4 tipos de clorofila: a (la más común, presente en algas y plantas superiores), las b y c (absorben de forma similar a la clorofila a pero están presentes en menor cantidad de organismos) y la d (presente en cianobacterias). La clorofila f tiene una diferencia química pequeña respecto de otras clorofilas. Esta mínima particularidad es todo lo que este organismo necesita para poder funcionar en condiciones desfavorables para otros tipos de seres vivos.
Los científicos no pensaban que la clorofila f pudiera tener la energía suficiente para romper la molécula de agua (paso que genera oxígeno), pero se sorprendieron al ver que esto era posible con la nueva clorofila. Los conceptos aceptados hasta el momento van a tener que revisarse.
Usos potenciales
Lo primero en que piensan los descubridores del nuevo pigmento cuando se les pregunta sobre sus potenciales usos es en los biocombustibles. Obtener organismos que puedan producir clorofila f abre la posibilidad de tener una producción de biocombustibles más eficiente, algo que sigue desvelando a muchos investigadores en los tiempos que corren, donde los combustibles tradicionales no pueden sacarse de encima los indeseados efectos contaminantes que su uso acarrea.
viernes, 20 de agosto de 2010
Más comunicados, más incomunicados.
Mensajes de texto. Emails. Teléfonos celulares. Downloads. Uploads. Fotos. Tweeter. Facebook. Sé que hay más pero no los conozco. Y en este momento no veo la utilidad de conocerlos. Cada vez tenemos más medios de comunicación que lo único que hacen es desnudar nuestra incomunicación. Es imposible no estar comunicado con alguien en los tiempos que corren. O mejor dicho, es imposible no poder contactarse con alguien en los tiempos que corren. Que del otro lado quieran contactarse con nosotros es otra cosa.
Pero volviendo al tema inicial: ¿estamos más comunicados realmente? ¿O todas las avenidas de contacto que se han abierto por doquier en los últimos años ponen en evidencia nuestra inhabilidad para comunicarnos? No estoy hablando de inhabilidad para usar una tecnología. Hablo de inhabilidad para comunicarnos, para hablar, para expresarnos de manera efectiva, clara, diciendo lo que realmente queremos decir. ¿Hemos alcanzado ese nivel de comunicación? O somos como chicos de jardín de infantes a los que se les dan manuales de comunicación, folletos de celulares, avisos de computadoras, notebooks, etc., etc. que no sabemos en realidad usar más allá de algunas funciones concretas. No sabemos comunicarnos. Y lo que es peor tampoco nos interesa aprender.
Todo emprendimiento, todo proyecto, todo seminario, toda negociación, toda reunión para tomar unos mates, falla a menos que haya verdadera comunicación. Hace un tiempo atrás se empezó a poner de moda la palabra excelencia: podíamos ver excelencia en todo, generalmente en temas conectados con educación o salud. Para mí la palabra excelencia era otra forma de decir hacer las cosas bien. Y si bien uno puede empezar a debatir sobre “qué significa hacer las cosas bien”, creo que todos coincidiremos en que ocuparse de hacer las cosas en primer término es lo fundamental. La acción como actriz principal.
Una vez escuché a alguien decir que podemos leer todos los libros que queramos acerca de cómo acercarnos a una mesa para tomar un café pero a menos que nos acerquemos a la mesa a tomar café nunca lo vamos a hacer. Parece una verdad obvia pero así y todo seguimos leyendo libros sobre cómo hacer para llegar a la mesa y tomar café. Qué caminos tomar, cuántos pasos dar, con qué velocidad hacerlo, usar un camino directo, dar dos vueltas alrededor de la mesa, esperar cinco minutos, tomar la taza con sólo dos dedos, cubrir toda la taza con la mano como un paraguas y luego levantarla...indicaciones, instrucciones, Ud. debería hacer esto, aquello, cuando llegue a concretarlo va a sentir esto o lo otro. Pero seguimos sin dar el primer paso para acercarnos a la mesa.
Con la comunicación pasa, a mi entender, otro tanto. Nos siguen dando medios de comunicación que siguen poniendo en evidencia nuestra incomunicación. Por la razón que sea: porque no tenemos el vocabulario adecuado, porque no sabemos hablar sin enojarnos, porque no aprendimos a decir que no sin sentirnos culpables, porque no sabemos poner límites sin poner mala cara. Los ejemplos de las cosas que no sabemos hacer son interminables. ¿No sería bueno empezar a comunicarnos realmente? De la forma que sea... no se...digo. Pero con interés genuino. Encontrando la forma, y si no la sabemos, aprendiendo.
Que esa es la forma más efectiva para mantenerse joven. Aprendiendo algo todos los días. Y vaya si nos falta aprender en el tema de la comunicación. Lo malo es que no sabemos. Lo bueno es que hoy podemos aprender algo. Poco o mucho. Hoy es un buen día para tomarse un café. Pero tomárselo realmente. No virtualmente. Demos el primer paso hacia la mesa. Antes de que se enfríe el café.
Pero volviendo al tema inicial: ¿estamos más comunicados realmente? ¿O todas las avenidas de contacto que se han abierto por doquier en los últimos años ponen en evidencia nuestra inhabilidad para comunicarnos? No estoy hablando de inhabilidad para usar una tecnología. Hablo de inhabilidad para comunicarnos, para hablar, para expresarnos de manera efectiva, clara, diciendo lo que realmente queremos decir. ¿Hemos alcanzado ese nivel de comunicación? O somos como chicos de jardín de infantes a los que se les dan manuales de comunicación, folletos de celulares, avisos de computadoras, notebooks, etc., etc. que no sabemos en realidad usar más allá de algunas funciones concretas. No sabemos comunicarnos. Y lo que es peor tampoco nos interesa aprender.
Todo emprendimiento, todo proyecto, todo seminario, toda negociación, toda reunión para tomar unos mates, falla a menos que haya verdadera comunicación. Hace un tiempo atrás se empezó a poner de moda la palabra excelencia: podíamos ver excelencia en todo, generalmente en temas conectados con educación o salud. Para mí la palabra excelencia era otra forma de decir hacer las cosas bien. Y si bien uno puede empezar a debatir sobre “qué significa hacer las cosas bien”, creo que todos coincidiremos en que ocuparse de hacer las cosas en primer término es lo fundamental. La acción como actriz principal.
Una vez escuché a alguien decir que podemos leer todos los libros que queramos acerca de cómo acercarnos a una mesa para tomar un café pero a menos que nos acerquemos a la mesa a tomar café nunca lo vamos a hacer. Parece una verdad obvia pero así y todo seguimos leyendo libros sobre cómo hacer para llegar a la mesa y tomar café. Qué caminos tomar, cuántos pasos dar, con qué velocidad hacerlo, usar un camino directo, dar dos vueltas alrededor de la mesa, esperar cinco minutos, tomar la taza con sólo dos dedos, cubrir toda la taza con la mano como un paraguas y luego levantarla...indicaciones, instrucciones, Ud. debería hacer esto, aquello, cuando llegue a concretarlo va a sentir esto o lo otro. Pero seguimos sin dar el primer paso para acercarnos a la mesa.
Con la comunicación pasa, a mi entender, otro tanto. Nos siguen dando medios de comunicación que siguen poniendo en evidencia nuestra incomunicación. Por la razón que sea: porque no tenemos el vocabulario adecuado, porque no sabemos hablar sin enojarnos, porque no aprendimos a decir que no sin sentirnos culpables, porque no sabemos poner límites sin poner mala cara. Los ejemplos de las cosas que no sabemos hacer son interminables. ¿No sería bueno empezar a comunicarnos realmente? De la forma que sea... no se...digo. Pero con interés genuino. Encontrando la forma, y si no la sabemos, aprendiendo.
Que esa es la forma más efectiva para mantenerse joven. Aprendiendo algo todos los días. Y vaya si nos falta aprender en el tema de la comunicación. Lo malo es que no sabemos. Lo bueno es que hoy podemos aprender algo. Poco o mucho. Hoy es un buen día para tomarse un café. Pero tomárselo realmente. No virtualmente. Demos el primer paso hacia la mesa. Antes de que se enfríe el café.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Ese enemigo silencioso
Una señora me comentaba una vez que, luego de sorprenderse cuando su médico le dijo que su presión arterial era elevada, ella le dijo: “Pero doctor, yo nunca tuve presión”. A lo cual el médico contestó: “Señora yo nunca usé lentes”, mientras la miraba por encima del par de anteojos que adornaban su rostro.
No todo está dicho en el tema del tratamiento de la hipertensión, esa amenaza silenciosa que puede estar presente aún cuando no haya síntomas. Para saber un poco más, lea el siguiente informe aparecido en la revista Nature.
Hipertensión: Prediciendo la respuesta al tratamiento
Los individuos que son tratados por elevada presión arterial pueden tener distintas respuestas a los tratamientos, y estas respuestas podrían predecirse en base a características fácilmente identificables. Tres artículos publicados esta semana en el American Journal of Hypertension (AJH), sugieren que una falla al conectar la droga elegida con las características del paciente pueden contribuir a la falla en el tratamiento y que una prueba sanguínea sencilla y económica puede mejorar la probabilidad de que se elegirá el tratamiento óptimo para cada paciente.
La hipertensión es una condición incurable la cual requiere tratamiento de por vida para reducir el riesgo de derrames y ataques cardíacos – las causas principales de muerte en todo el mundo. Casi mil millones de personas son afectadas por hipertensión a nivel global. Aunque los conocimientos actuales en cuanto a tratamiento asumen que todas las drogas son igualmente efectivas para todos los pacientes, solo cerca de la mita de todos los individuos hipertensos tienen su presión sanguínea bajo control.
Stephen T. Turner y un grupo de colegas encontraron que midiendo la actividad plasmática de la renina – una hormona producida por el riñón la cual regula la presión sanguínea – es un método efectivo para seleccionar medicación antihipertensiva para ya sea tratamiento con una sola droga o para agregar una segunda droga cuando los niveles de presión sanguínea deseados no son alcanzados con una sola droga.
Michael H. Alderman y sus colegas hallaron que la presión sanguínea sistólica aumentó durante el tratamiento antihipertensivo en algunos pacientes; esta respuesta no deseada fue más probable de aparecer cuando un tratamiento con drogas contra la renina se usó en pacientes con bajos niveles de renina. En otro estudio, Ajay K. Gupta y un grupo de colaboradores informaron que la presión sanguínea responde a una droga anti-renina de manera menos efectiva para los afroamericanos que para los pacientes caucásicos.
En editoriales separados, Morris J. Brown y Curt D. Furberg por separado, sugieren que los lineamientos para el tratamiento de la hypertension necesitan ser actualizados. Los potenciales beneficios tanto humanos como económicos que pueden lograrse de este avance médico podrían ser significativos.
Fuente:
Revista Nature.
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