miércoles, 18 de agosto de 2010
Ese enemigo silencioso
Una señora me comentaba una vez que, luego de sorprenderse cuando su médico le dijo que su presión arterial era elevada, ella le dijo: “Pero doctor, yo nunca tuve presión”. A lo cual el médico contestó: “Señora yo nunca usé lentes”, mientras la miraba por encima del par de anteojos que adornaban su rostro.
No todo está dicho en el tema del tratamiento de la hipertensión, esa amenaza silenciosa que puede estar presente aún cuando no haya síntomas. Para saber un poco más, lea el siguiente informe aparecido en la revista Nature.
Hipertensión: Prediciendo la respuesta al tratamiento
Los individuos que son tratados por elevada presión arterial pueden tener distintas respuestas a los tratamientos, y estas respuestas podrían predecirse en base a características fácilmente identificables. Tres artículos publicados esta semana en el American Journal of Hypertension (AJH), sugieren que una falla al conectar la droga elegida con las características del paciente pueden contribuir a la falla en el tratamiento y que una prueba sanguínea sencilla y económica puede mejorar la probabilidad de que se elegirá el tratamiento óptimo para cada paciente.
La hipertensión es una condición incurable la cual requiere tratamiento de por vida para reducir el riesgo de derrames y ataques cardíacos – las causas principales de muerte en todo el mundo. Casi mil millones de personas son afectadas por hipertensión a nivel global. Aunque los conocimientos actuales en cuanto a tratamiento asumen que todas las drogas son igualmente efectivas para todos los pacientes, solo cerca de la mita de todos los individuos hipertensos tienen su presión sanguínea bajo control.
Stephen T. Turner y un grupo de colegas encontraron que midiendo la actividad plasmática de la renina – una hormona producida por el riñón la cual regula la presión sanguínea – es un método efectivo para seleccionar medicación antihipertensiva para ya sea tratamiento con una sola droga o para agregar una segunda droga cuando los niveles de presión sanguínea deseados no son alcanzados con una sola droga.
Michael H. Alderman y sus colegas hallaron que la presión sanguínea sistólica aumentó durante el tratamiento antihipertensivo en algunos pacientes; esta respuesta no deseada fue más probable de aparecer cuando un tratamiento con drogas contra la renina se usó en pacientes con bajos niveles de renina. En otro estudio, Ajay K. Gupta y un grupo de colaboradores informaron que la presión sanguínea responde a una droga anti-renina de manera menos efectiva para los afroamericanos que para los pacientes caucásicos.
En editoriales separados, Morris J. Brown y Curt D. Furberg por separado, sugieren que los lineamientos para el tratamiento de la hypertension necesitan ser actualizados. Los potenciales beneficios tanto humanos como económicos que pueden lograrse de este avance médico podrían ser significativos.
Fuente:
Revista Nature.
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