Elio Masferrer nació en Santa Teresa, una localidad cercana a
Rosario. Luego, a sus seis años, emigró junto a su familia a esa ciudad
santafesina. Allí más tarde se recibiría de licenciado en Historia con
orientación en Antropología, además de haber estudiado Psicología. Entre
1974 y 1975 dio la cátedra Antropología Sociocultural en la Universidad
Nacional de San Juan, pero a principios de 1976, antes de comenzar la
dictadura cívico militar en Argentina, tuvo que exiliarse. “A mí me
corrió la derecha peronista. En ese tiempo estaba Oscar Ivanissevich
como ministro de Educación”, recuerda ante esta revista.
Entonces recaló
en Perú, donde realizó un posgrado en Antropología y se especializó en
Antropología de las religiones. Luego pasó a Panamá y finalmente se
instaló en México DF, donde ejerce como investigador y docente y desde
donde publica artículos relacionados con la antropología, la religión,
el poder y la cultura. Asiduamente regresa a su país natal. De hecho,
recientemente estuvo en la UNSJ, donde dictó el curso de Posgrado
“Introducción Antropológica al Pluralismo Religioso”. En esas
instancias, y en días en que la figura del papa Francisco es más
frecuente que nunca en los medios debido a las canonizaciones de Juan
Pablo II y Juan XXIII, Masferrer dialogó con Revista La Universidad.
-Luego de llegar de México, ¿cómo encuentra a los argentinos ahora con un papa argentino?
-Los medios de comunicación masivos hacen mucho énfasis en que los
argentinos están eufóricos por lo que Mario Bergoglio es papa, pero
habría que ver qué argentinos están eufóricos. En concreto, hay un
tercio de la población argentina del cual podría decirse que son
católicos practicantes, que van a misa con cierta periodicidad o que
participan de peregrinaciones y procesiones. Ese tercio sí está
fascinado. Hay otro segmento de católicos que hizo la Primera Comunión
pero no la Confirmación, es decir que están algo alejados de la Iglesia
Católica. Sobre este segmento impacta Bergoglio. Hay otra franja de
personas, un 25 por ciento, que fueron bautizadas por la Iglesia
Católica pero nunca hicieron la Primera Comunión. Aquí las devociones no
son significativas.
-Pero además están los evangélicos…
-En Argentina podemos decir que los evangélicos son descendientes de
migrantes luteranos, bautistas, etc., que llegaron a este país. Otros
son conversos a otras propuestas religiosas. A los protestantes
históricos les parece interesante lo que dice Bergoglio, porque plantea
un diálogo ecuménico, algo que no era el discurso de Ratzinger. Estos
protestantes fueron invitados por la Iglesia Católica argentina a la
Catedral de Buenos Aires en la conmemoración de “La noche de los
cristales rotos”, y ahí fue cuando irrumpió la ultraderecha católica a
tratar de romper esa ceremonia. Por su parte, los pentecostales no
tienen entusiasmo por Bergoglio, dicen que es lo mismo de siempre.
Entonces creo que tenemos que pensar en Argentina como una sociedad
plural, donde no se puede generalizar.
-Usted en un trabajo dice que, en general, los evangélicos tienen
más disponibilidad energética que los católicos, que le asignan más
horas a la iglesia…
-Sí, eso se desprende de un trabajo de mi autoría. En este sentido,
Bergoglio dice que un problema de la Iglesia Católica es el
clericalismo. Con esto quiere decir que un laico dice sobre un
determinado tema “esto no es mi asunto sino del cura”, mientras el cura
dice “ya no me doy abasto para atender a todo este asunto”. Entonces
nadie se ocupa. Bergoglio quiere que los laicos cobren más protagonismo,
pero los curas no quieren que los laicos se metan en su territorio. Los
evangélicos, en cambio, parten del concepto del sacerdocio universal de
los creyentes, o sea que todos los creyentes están obligados a hacer
sacerdocio.
-En un texto usted habla sobre actores simbólicos eficaces, como
aquellos que pueden producir cambios en la realidad. ¿El papa argentino
tiene capacidad simbólica?
-Cuando Juan Pablo II fue a México introduje una pregunta que molestó a
los teólogos: “¿Usted piensa que el papa hace milagros?”. El 25 por
ciento de los mexicanos pensaba que sí los hacía. Las hipótesis que
derivaron de esas respuestas fueron que hay un sector significativo de
la población que considera que el papa no es un cura más, sino que es el
enviado de Cristo en la Tierra. Este sector dice que podría hacer
milagros, es el que le da un cierto grado de santidad aun estando vivo.
-Pero entre tanto, Francisco se ha alejado de discursos conservadores que blandían otros papas precedentes…
-Olvídese de la palabra conservador.
-¿Pierde sentido el término cuando se habla de la Iglesia Católica?
-Es que ese tipo de categorías está tomado de la política, y ya por
ejemplo en Argentina decir que alguien es conservador es decir mucho, si
vemos el pragmatismo de los partidos políticos, en que todos se juntan y
hacen sus frentes, etc. La Iglesia Católica plantea que los valores son
eternos, pero un sector de esa Iglesia plantea que no es tan así, que
la lectura local y temporal amerita interpretaciones. Por ejemplo, hoy
en día un arzobispo bendice un centro comercial, y ese centro trabaja
los domingos, día reservado a Dios. El problema que tenían Wojtyla y
Ratzinger (Juan Pablo II y Benedicto XVI) es que no hacían una lectura
de los mandatos de la Biblia articulándolos con los cambios culturales,
algo que sí hace Francisco.
-Usted también dice en un artículo que el papa Francisco cambia la música pero no la letra, ¿puede dar un ejemplo?
-Digo que cambia la música pero no la letra por lo que dice. Incluso
sobre el aborto, Bergoglio dice “¿cómo no vamos a perdonar a una mujer
que abortó de joven y ahora es una excelente madre que tiene cuatro
hijos?”. Pero no cambió los artículos del Código Canónico que excomulgan
a las personas que participan de un aborto. Ese código excomulga no
sólo a quien abortó sino también a médicos, enfermeras, a quien prestó
una casa para la recuperación de la paciente y a todos los que
colaboraron de cualquier manera. Muchos de esos colaboradores con un
aborto no lo saben, pero están excomulgados.
-Respecto del presunto llamado del papa a una mujer divorciada,
eclesiásticos de San Juan se apresuraron en manifestarse en contra. Uno
de ellos dijo que si un hombre abandona a su esposa él no podría darle
la comunión porque incurriría en una injusticia y promovería el
desorden. ¿Puede un sacerdote arbitrar de esa manera en la sociedad?
¿Qué opinión le suscita a usted ese atribuirse acciones de justicia y
orden?
-Si la gente le asigna ese poder y autoridad, no veo inconvenientes. El
tema es si se predica o no con el ejemplo. No quedaría bien decir esas
cosas y andar después, por ejemplo, trasladando pederastas, personas que
violan derechos humanos de los niños. La pregunta es si la Iglesia
Católica, que anda reciclando pederastas, puede tirar la primera piedra.
-¿Las cárceles siguen siendo territorios fértiles para la “conquista de almas”?
-Sí, en Argentina y otras partes del mundo muchas iglesias tienen lo que
se llama la Pastoral penitenciaria, y tienen una estrategia de trabajo
en las cárceles que en muchos casos les funciona. El penal es un espacio
desordenado, las personas en prisión viven situaciones límites,
angustias, etc., pero eso no quiere decir que todo preso se vaya a
convertir en religioso.
-En los últimos tiempos pareciera ser que figuras populares
“santificadas”, han crecido en devoción social. El Gauchito Gil podría
citarse por caso, ¿qué explicación le encuentra?
-Mi hipótesis de trabajo es que existen procesos sociales de definición
de la santidad, y que esos procesos sociales no necesariamente coinciden
con los institucionales. Usted tiene por un lado al Gauchito Gil, santo
de devoción de mucha gente. Por otro lado, ahora se canoniza a Juan
Pablo II y a Juan XXIII. Las preguntas son: ¿Esa canonización responde a
algo sentido por la gente o responde a cuestiones de política interna
del Vaticano? ¿Cuántos argentinos van a incorporar a Juan XXIII como
santo de su devoción? ¿Cuántos argentinos conocen las virtudes heroicas
de Juan Pablo II o Juan XXIII para adscribirlos como santos de su
devoción? ¿Hasta qué punto la actual jerarquía católica tiene capacidad
para comprender los conceptos de sacralidad en la sociedad argentina? Es
decir, ¿qué hace que la gente atribuya santidad a personajes como el
Gauchito Gil o Gilda? ¿La gente les atribuirá la misma santidad que a
aquellos otros, oleados y sacramentados?
Breve Curriculum de Elio Masferrer
Estudió Historia con especialización en Antropología, diplomado en
Antropología de las religiones, en Desarrollo Regional y Federalismo
Comparado, Análisis de la Reforma del Estado. Estudios de Maestría en
Antropología Social por la Universidad Iberoamericana y Doctor en
Antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Su tesis doctoral: ¿Es del César o es de Dios? Religión y Política en el
México contemporáneo.
Actividades Docentes: en Argentina, Perú y México, fue investigador del
Instituto Indigenista Interamericano. Ha dictado conferencias en
Alemania, Brasil, Cuba, España, Estados Unidos, Colombia, Ecuador,
Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Perú, Polonia,
Portugal, Republica Checa, Rusia, Sudáfrica, Suecia, Suiza y Uruguay y
participado en diversos Congresos a nivel Internacional como: “Congreso
Internacional ¿Es verdad que Dios ha muerto? Diálogos desde la ciencia,
filosofía y teología”, y es el Presidente y organizador del “Congreso
Internacional de Americanistas”, el último realizado en la Universidad
Iberoamericana en 2009
Publicaciones: es autor y coautor de numerosos libros como: Religión,
poder y cultura: Ensayos sobre la política y la diversidad de creencias;
Los dueños del tiempo los Tutunaku (totonacos) de la sierra norte de
Puebla; Votos de castidad, sobre la sexualidad del clero católico; La
explotación de la fe; El círculo del poder y la espiral del silencio,
Globalización religiosa; Sectas destructivas. Escribe en la
Revista Académica para el Estudio de las religiones: Ritos y creencias del nuevo milenio.
Artículos: La configuración del campo religioso después de Acteal; De la
salvación de la gente de Dios, a la salvación de México: La
participación política de los Evangelistas; Religión, Poder y cultura,
la muerte en Mesoamérica.
Fuente