Ferrucio Lamborghini, constructor de tractores, fue cliente de Enzo Ferrari, creador de la Scuderia Ferrari, un día tuvieron un enfrentamiento y el primero decidió crear su propio automóvil deportivo. Así fue que de un cliente insatisfecho nació la competencia.
El mundo de los negocios
está lleno de historias interesantes y una de ellas es la crónica de dos
marcas italianas que lucharon por tener los mejores automóviles
deportivos: Ferrari y Lamborghini.
Era un día
nublado y Loor se había levantado de mal humor. Los días así la ponían
insoportable. En realidad su humor no variaba mucho los días soleados.
Estuve en el programa "En acción" para contar sobre la próxima Jornada de Ciencia y Tecnología
Flavia Padin durante la entrevista.
Tuve oportunidad de charlar con Flavia Padin y Sandra Cicaré, dando detalles de la X Jornada de Ciencia y Tecnología que tendrá lugar el miércoles 26 de octubre en Sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario, Maipú 1065.
La tuna es un fruto rico en minerales benéficos para la salud como calcio, potasio y fósforo.
A fin de
aprovechar sus cualidades, estudiantes del Colegio de Estudios
Científicos y Tecnológicos del Estado de Hidalgo (Cecyteh) crearon
Candittun, azúcar natural ideal para personas con diabetes, es decir lo
metaboliza rápidamente.
Esto se logra gracias a que la tuna
contiene azucares separados a diferencia del azúcar de mesa que contiene
disacáridos unidos. Además, Candittun es un alimento funcional que
aporta vitaminas, aminoácidos libres y antioxidantes, detalló la bióloga
Blanca Esthela Olguín Gálvez, investigadora del CECyTE y asesora del
proyecto.
A partir la tuna, específicamente de la
especie Opuntia ficus, las alumnas Lorena Fuentes Díaz y Lorena Gómez
Vázquez extraen la pulpa y eliminan las fibras, después obtienen el jugo
de la fruta y por medio de un proceso de evaporación crean la sustancia
en polvo.
El resultado puede usarse en bebidas como
café o té, incluso para endulzar los alimentos sin alterar el sabor.
Además, no se le agregan conservadores; sin embargo, su vida útil es de
seis meses.
La investigadora Olguín Gálvez, mencionó
que el azúcar que se obtiene a partir del proceso tiene el mismo sabor
al tradicional y contiene 67 veces menos calorías, ideal para una dieta
balanceada.
Además, por cada kilogramo de tuna se
obtienen 140 gramos de azúcar, que a su vez contienen 12 gramos de
carbohidratos y 18.5 gramos de vitamina.
Las propiedades de la tuna permiten que el
cuerpo tenga mayor sensibilidad a la insulina, por lo tanto se reducen
los niveles de glucosa en la sangre.
Olguín Gálvez puntualizó que México es el
mayor productor en el mundo de tuna y que en estados como Hidalgo,
Puebla y el Estado de México el fruto es abundante, por ello el crear
Cadittun resulta económico.
El proyecto surgió en 2014 y las
estudiantes lo han presentado en diversos concursos como la Feria
Nacional de Ciencia e Ingenierías 2015, realizado en Guadalajara.
Actualmente se busca crear lazos con diversas instituciones para ampliar
el proyecto y en futuro comercializarlo.
En
Victoria hay dos bodegas y unos diez viñedos que buscan una producción
con una nueva identidad; hace más de cien años a esa región se la
llamaba la Champagne argentina.
Foto: LA NACION / Marcelo Manera
Por Germán de los Santos
"El
vino tiene que contar una historia", ensaya Rubén Tealdi, y agrega
enseguida a modo de advertencia que "por supuesto tiene que ser bueno".
Se mueve inquieto entre las parras de su viñedo de 1,5 hectáreas en las
afueras de Victoria, Entre Ríos, donde desde 2006 empezó a tejer el
proyecto de tener una viña y hacer vino en medio de ese paisaje cortado
por las cuchillas, esos campos ondulados, y una brisa suave del Paraná,
que ahora crecido se muestra como un mar.
Tealdi
se apoya en un cartel que indica que una hilera de parras que están más
cerca de la bodega Corrales Vier proviene del Palacio de San José,
donde vivía Justo José de Urquiza, quien hizo plantar en esa tierra, en
1860, vides que había traído de Francia. Tealdi logró que unos brotes
prendieran en su finca y allí están, al lado de las merlot, malbec,
tannat y cabernet en el campo de ocho hectáreas que está ubicado en el
kilómetro 6 de la ruta 21.
Este hombre de 61 años fue el Quijote
del vino en esas tierras, donde hasta la década del 30 existían más de
60 bodegas que desaparecieron de un plumazo, luego de que Agustín P.
Justo estableciera a través de la ley Nº12.137 la prohibición de
producir vino fuera de Cuyo. El espíritu de la norma, considera Tealdi,
era preservar la zona cuyana para la producción vitivinícola, ya que en
esas tierras no crecía trigo ni había pasturas para el ganado.
Según
el INTA, en 1890, en Entre Ríos se cultivaban más cepas que en Mendoza y
San Juan. Incluso, tres años antes se catalogó esta zona como "la
Champagne argentina". Se producía vino de mesa, y más allá de su calidad
tenía como ventaja un bajo flete por la cercanía con Buenos Aires.
Pero
después de la sanción de la ley impulsada por Justo todo se derrumbó y
esa historia quedó guardada en los anaqueles de algunos museos, ni
siquiera en la memoria de los entrerrianos. El Congreso de la Nación
derogó esa ley en 1993, por iniciativa del senador entrerriano Augusto
Alacino, aunque en Victoria no prendió muy rápido el interés por la
producción vitivinícola.
Bodegas, viñedos y productores
En
la zona de Victoria hay dos bodegas, Corrales Vier y Borderío, y diez
viñedos que en total producen una superficie de unas 22 hectáreas. Pero
en Entre Ríos ya existen 60 productores de los departamentos de Paraná,
Diamante, Nogoyá, Victoria, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Colón,
Concordia, Federación y La Paz, nucleados en la Asociación de
Vitivinicultores de Entre Ríos. El desafío es llegar a 2020 con 500
hectáreas sembradas en la provincia y una producción de dos millones de
botellas.
Tealdi, nacido en Brinkmann, Córdoba, con un extenso
recorrido profesional en publicidad en Rosario, retomó esa historia y
empezó a contagiar a otros. Decidió instalarse en 2002 en Victoria y
comenzó a cultivar hace una década lo que define como una "pasión".
La bodegas y los viñedos Borderío, en Victoria, Entre Ríos. Foto: LA NACION / Marcelo Manera
El
interés por el vino germinó en la zona. Y Tealdi, quien produce un
trivarietal de Merlot, Malbec y Tannat, pretende junto con el apoyo del
INTA apuntalar otro anhelo: modelar un vino auténticamente local a
partir de la cepa Marselan, un cruce entre garnacha y cabernet
sauvignon, muy poco conocida en el país. Esta cepa posee una ventaja,
según el productor, madura en enero antes de las lluvias que complican
siempre la cosecha.
El gobierno entrerriano comenzó a ver con
interés el fenómeno y apuesta en un futuro cercano a demarcar un camino
del vino para aportar otro atractivo a su paleta turística. Además,
empezará a funcionar en Victoria una carrera de técnico en enología y
mantenimiento de frutales, con el objetivo de formar profesionales de la
zona.
Desarrollo turístico
Hacia el sur de Victoria,
sobre la ruta 11, Guillermo Tornatore y su esposa Verónica Irazoqui
construyen la bodega Borderío, con una superficie de 18 hectáreas de
viñedos. Es una escala mucho más grande que la finca de Tealdi.
Apuestan
a producir un vino de alta gama, y armonizar el emprendimiento con un
desarrollo turístico, con un hotel y un restaurante en un campo de 330
hectáreas que desde una colina tiene una imponente vista al río. Muchos
piensan que este emprendimiento será una especie de sonajero para tentar
a otros inversores a apostar a la producción vitivinícola en la zona,
ya no como un emprendimiento quijotesco sino como un negocio.
Tornatore
cuenta que "el sueño" de construir una bodega y un emprendimiento
turístico vinculado al vino surgió después de visitar la finca de Donald
Hess en los Valles Calchaquíes. "Esa maravilla la hizo un
estadounidense. Y yo me pregunté por qué un argentino no puede hacer una
cosa así. Y nos embarcamos en esta locura."
En uno de los
espacios de la bodega descansa la primera cosecha de vinos malbec,
merlot y cabernet franc, que modela el enólogo Oscar Laguna, quien
confiesa que cuando le contaron el proyecto tuvo que buscar en Internet
para saber dónde estaba Victoria. "Acá hay una oportunidad de marcar una
diferencia y de rehacer historia, con vinos de calidad y sobre todo
diferentes. Yo apuesto al cabernet franc", apunta.
Guillermo
Tornatore y Verónica Irazoqui provienen de la tecnología. Fueron los
creadores de Dattatec-Donweb, una empresa de hosting que gestaron a
partir de la crisis del 2001 en el living de la casa y hoy es una de las
más grandes del país. "Quisimos encarar un proyecto nuevo en este
campo, pero que tuviera valor agregado. Nosotros provenimos del
emprendedurismo pero aclaramos que esto no es un emprendimiento, sino un
proyecto donde hay una inversión muy grande", advierte Tornatore.
En
el predio que aún está en construcción edificaron una amplia bodega de
paredes que estarán recubiertas en piedra y tejas, donde se elabora y se
guarda el vino, con espacios para que los visitantes puedan degustar
los productos que tornea el enólogo mendocino.
La puerta de
ingreso de seis metros de alto, de madera con remaches de hierro, al
estilo medieval, es el portal de la bodega. Planean producir unas 70.000
botellas. En un subsuelo, con paredes anchas recubiertas de ladrillos
se destaca una mesa de granito de siete metros de largo y el piso
tapizado en parte con los adoquines ingleses de casi 200 años que se
sacaron de las calles de Rosario. Cada lugar tiene un sentido y una
pequeña historia, apuntan. También trajeron olivos de 15 años de San
Juan con el que van a producir aceite y aceitunas. Y en el casco de
estancia se está redefiniendo en alojamiento para los visitantes.
En
la zona más baja, cerca del río destinaron 50 hectáreas para una
reserva de fauna, donde se hace recría de carpinchos que después son
liberados en las islas. Verónica señala que la bodega está pensada como
un circuito completo, para que el turista ingrese al lugar se divierta,
vea el proceso productivo de vino y del aceite de oliva y pase un grato
día. "La idea es llegar a producir vinos de alto nivel, apuntando
permanentemente a la calidad, porque sabemos que la zona puede dar
excelente producción."
Mauricio Cervigni trabaja en la articulación entre las neurociencias y
estas dos poblaciones buscando aplicar los últimos avances. Mejorar las
capacidades que adquieren los alumnos en las escuelas y la calidad de
vida de los adultos mayores entre los objetivos principales.
Somos un grupo bastante pequeño de la facultad de Psicología
sobre todo, ya que a veces se incorporan estudiantes avanzados o de
otras disciplinas. Parte de lo que inicialmente fue la organización del Centro de Investigación en Neurociencias de Rosario en el 2012.
Este centro nucleó a un grupo de profesionales docentes así como a
muchos colaboradores que son estudiantes avanzados o en la mitad de la
carrera. Teníamos inicialmente algunas líneas de investigación, también
en colaboración con el IRICE. En ese caso estaba el Dr. Raúl Gagliardi
como director. Él priorizó una línea que nosotros también implementamos
por un proyecto que estábamos abordando llamado “Potenciación de funciones neurocognitivas en niños con necesidades básicas insatisfechas”.
El objetivo básicamente era abordar poblaciones consideradas bajo
riesgo por vulnerabilidad social sobre todo en un sentido amplio, no un
sentido de considerar la pobreza simplemente material sino simbólico y
de otra índole.
Por ende teníamos un proyecto para tener un buen diagnóstico sobre qué
sucede en los colegios con estos chicos, por qué rinden menos en algunas
funciones que nosotros consideramos vitales. En neurociencias hoy se
habla de funciones ejecutivas, para adaptarse a la vida que tenemos, con
gran incertidumbre y grandes cambios, de mucha flexibilidad y pocas
certezas. Para ello necesitamos un sistema que llamamos ejecutivo, que
pueda planificar bien y por el cual podamos pensar un futuro y podamos
tener flexibilidad ante las contingencias del ambiente. Tener una buena
memoria, de trabajo que nos permita operar en todo momento online para
cambiar el foco atencional.
¿Cómo se ven afectadas estas funciones ejecutivas por la pobreza?
Hay ciertas funciones que consideramos vitales para la
organización y adaptación a un medio tan hostil. Cuando uno evalúa
funciones ejecutivas en niños bajo riesgo por pobreza o por
vulnerabilidad social, vemos que hay un menor rendimiento de la
planificación, la flexibilidad, la memoria. Por ende nosotros pusimos en
marcha un pequeño proyecto con una muestra de 40 chicos en un barrio
que tenía estas condiciones socio-ambientales y también socio-sanitarias
porque no hay que dejar de entender que nuestro pensamiento de la
pobreza es que es un problema político, no es un problema natural, ni
biológico. Es político y por ende muchas veces las propias instituciones
educativas y sociales reproducen también los estereotipos de pobreza.
¿Cómo se da esta reproducción?
Cuando uno analiza la infraestructura de las escuelas que
nosotros trabajamos, te das cuenta que la infraestructura es pobre. El
mobiliario es pobre, los docentes a veces no están a la altura de las
circunstancias. En verdad el Estado debería tener los mejores docentes
para un contexto de vulnerabilidad social a través de un sistema, quizás
de premios económicos, para que se inserten los mejores directivos. La
importancia que tienen los directores en las escuelas con estas
condiciones es central. Vemos que hay mucha variabilidad, escuelas que
están con muy buena gestión y otras con gran nivel de rotación de los
directivos, están de paso y por ende tampoco hay compromiso. De esta
manera, lo que buscamos era un pequeño programa para mejorar esas
funciones cognitivas que considerábamos vitales.
¿Cuál fue el medio para hacerlo?
A través de juegos digitales. Otro problema que veíamos era la
brecha digital. En este tipo de colegios ubicados en la periferia, en
barrios considerados marginales, con baja infraestructura, los chicos no
tienen directamente acceso digital. Están muy poco en la computadora,
todo lo contrario al otro extremo de la clase media alta donde a veces
tienen una sobreestimulación por estos dispositivos. En este caso nos
encontramos con niños que no nacieron en una era digital (lo que hoy se
llama nativo digital), si no que están discontinuamente y por escaso
tiempo. Entonces queríamos ver a través de un programa de juegos
digitales, seleccionados para potenciar estas funciones, si podíamos
mejorarlas. Eso fue el punto de partida de este grupo, que terminó
plasmándose en un centro de investigación.
¿Siguen trabajando con niños?
Sí. Tratamos de ocuparnos de la infancia ya que la
consideramos prioritaria. El cerebro en etapas iniciales es más
vulnerable que en otros momentos críticos como también puede ser la
adolescencia. Pero el cuidado que debe tener el cerebro en estos
primeros años de vida es fundamental. Consideramos que los factores
mediadores son fundamentales para cuidar el cerebro del niño en ese
contexto. Estos factores son los cuidados de los padres, la escuela, los
directivos, o sea los factores que median entre el desarrollo cognitivo
y factores ambientales. La idea era estudiar cómo impacta en un sentido
amplio en este niño que tiene un bajo desempeño en funciones cognitivas
de alto nivel o superiores, las cuales tienen la particularidad de ser
muy desarrolladas en nuestra especie sobre otras especies. Justamente
porque estamos abordando lo que es el lóbulo frontal, que es una de las
últimas adquisiciones tanto onto como filogenéticas.
¿Trabajan con otras poblaciones?
En la actualidad nos extendimos un poco a otra población que
es la tercera edad, a la cual consideramos en riesgo y vulnerable, por
otras razones. No solo por condiciones materiales si no por estudiar qué
sucede en estos años. Y un poco cómo la sociedad le quita relevancia y
descuida a la población de la tercera edad. Con Pablo Martino, otro
docente que pertenece al grupo, estamos dictando un curso en adultos
mayores, que se llama “Introducción a las neurociencias cognitivas”.
Ahí tratamos de informar y poner en juego algunos de los conceptos
centrales de las neurociencias actuales y cómo eso puede llevar a
proteger el cerebro en una edad que necesitamos abordar y trabajar.
Recientemente participaste en el dictado de un curso.
El curso que dimos con Miguel Ángel Alvarez se encuadró en esa
dinámica. Ahí tratamos de abordar una problemática que tiene que ver
con la educación. Hoy es un tema de interés central. A veces tenemos en
la educación pedagogos o modelos educativos muy anacrónicos. En ningún
lugar se forma al docente, no digo que tiene que ser un neurólogo o un
psicólogo que entienda de neurociencias, pero al menos tener 4 o 5
conceptos centrales de cómo se da el neurodesarrollo, cuáles son las
variables que están en juego a la hora de proteger el cerebro en los
primeros años, cómo debemos trabajar en el grupo, en las relaciones para
potenciar funciones ejecutivas como una buena teoría de la mente. Es
decir, saber que el otro tiene intenciones y que a veces son distintas a
las mías y por ende no son malas, o que sean diferentes no implica
tener un temor y combatirlas. Con respecto a estas funciones que son
vitales para la buena vida social, sería muy positivo que algunos
pedagogos empezaran a generar manuales muy básicos con 4 o 5 conceptos y
ver cómo se desarrollan estas funciones. Cómo podemos potenciarlas para
una mejor vida social, para un desarrollo cognitivo apto.
O sea que hay que hacer un replanteo de lo que se sabe.
Uno de los objetivos del curso fue transmitir algunos
conceptos centrales para la vida del aula, para ver cómo algunas
publicaciones van modificando los neuromitos. Estas son informaciones
falsas o falsas creencias, con un lastre de modelos antiguos que hoy se
han comprobado como falsos. ¿Por qué? Por que la psicología cognitiva
parte de una metáfora que en algún momento fue útil, la del ordenador.
Pensar al hombre similar a como se comporta una computadora personal.
Hay un armazón y un espíritu, un alma. Las neurociencias actuales tienen
una visión materialista y monista. Tener una lesión en el cerebro
afecta nuestras facultades cognitivas y mentales. No hay un nivel de
disociación tal, sino que está directamente vinculado y correlacionado.
Esto ha dejado una tradición cognitivista que fue necesaria y útil en su
momento pero ha dejado lastres a nivel pedagógico, estimulando mucho
más las funciones cognitivas en el sentido intelectual.
La importancia
de que el niño se desarrolle intelectualmente, que sea apto para
resolver problemas y sobre todo matemáticos. Hoy en día hay una
revolución sobre eso, en pensar la importancia que tienen las emociones.
En ese modelo cognitivista y mecanicista, que en alguna forma parte del
cognitivismo, era difícil integrar las variables emocionales a la
conducta del niño. Hoy cuando hablamos de cognición las emociones ya
están integradas y la disociación ya no es tal.
Pero los viejos pedagogos siguen cargando con estos lastres. Por
ejemplo, ¿cómo funciona la memoria? Hoy en día la memoria está
completamente reformulada, no nos sirve solamente para evocar el pasado
si no para pensar el futuro. Está distorsionada por el sujeto, lo que
recordamos no es precisamente lo que pasó. En la actualidad sabemos que
hay una atribución de sentido, que la memoria autobiográfica parte de
una íntima vinculación entre lo emocional y el evento.
¿Hay que cuidar que no se desvirtúen los objetivos al buscar mejorar las capacidades cognitivas?
Hay una movida de entrenamiento para adaptación. Hay que tener
siempre la visión de un sujeto activo, crítico, que no se adapte
pasivamente a un contexto determinado para generar mentes aptas para un
contexto laboral como en algún momento podemos pensar políticamente
desde cierto concepto liberal. Potenciar en los chicos funciones que les
van a dar mayor nivel de criticidad y márgenes de acción. Si podemos
mejorar esto, potenciando funciones cognitivas de alto nivel,
lograríamos que el chico pueda elegir sobre diferentes cosas y no estar
atado a cuestiones que restringen su libertad. Esto implica tener
docentes capacitados para trabajar con esta criticidad por parte de los
alumnos.
¿Han podido hablar con funcionarios sobre este tema? A veces
pareciera que vamos entre extremos donde todo queda igual o pateamos el
tablero.
No hemos buscado un apoyo municipal porque las líneas son
jóvenes todavía. Necesitamos mayor tradición y resultados. Sí hemos
tenido apoyo de autoridades aisladas, en este caso te mencionaba a Raúl
Gagliardi. Ël es biólogo de base pero tiene su doctorado en educación,
por lo cual consideraba central que el IRICE, en ese momento cuando él
fue director, priorice los sectores de intervenciones en contextos de
vulnerabilidad social. Por ende, en ese tiempo tuvimos un gran apoyo
institucional del IRICE, visualizamos la temática haciendo jornadas,
exponiendo lo que hacíamos en diferentes eventos. También nos llevó a
institucionalizar la línea de investigación que teníamos en ese caso,
dando posteriormente el centro de investigación. En la actualidad
estamos elaborando un proyecto preliminar de un laboratorio de
neurociencias y psicología social en la facultad de Psicología, que
presentaremos a la brevedad. No buscamos un apoyo político, hasta ahora
no lo hemos hecho porque era todo muy a pulmón y todavía teníamos que
madurar algunas ideas. Pero seguramente en su momento lo vamos a hacer.
Sí tuvimos reuniones con el rector (actual y anterior), por algunas
cuestiones puntuales. Nos comprometimos a presentar un programa de
neurociencias y educación, el cual estamos elaborando. Creemos que es
una línea prioritaria y central que a la universidad le puede dar mucha
visibilidad y podemos trabajar con la población mucho más cercanamente.
¿Están profundizando la parte de extensión?
Hasta ahora nos habíamos abocado mucho más a la investigación
(básica o aplicada) pero con poco nivel de extensión y transferencia.
Por ende, si logramos que se apruebe este programa, estaría más
vinculado a apuntar a un mayor grado de extensión no tanto de
investigación, para abordar los grandes problemas sobre todo con
soluciones lo más sencillas posibles buscando apuntar a una población
mucho más amplia.
Lo primero que vemos transitando por Rosario es que los hospicios de
tercera edad, los geriátricos, están muy abandonados. Uno ve a los
abuelos viendo la nada, pensando casi nada y prácticamente esperando la
muerte. Esto es uno de los focos de interés que nos preocupa. Queremos
tratar de articularlo con la docencia y la extensión que hacemos en la
universidad de adultos de la Universidad Nacional de Rosario.
Uno a veces se pregunta qué hacer con todo el conocimiento de los adultos mayores.
Tenemos mucha información acumulada y poca implementación de
esa información. En estos últimos 20-30 años hemos aprendido mucho sobre
lo que sucede en el cerebro, cuáles son los mecanismos, cómo el
aislamiento deteriora el neurodesarrollo. Por ende, teniendo la
información solo hay que buscar programas o mecanismos para que podamos
poner en juego eso que sabemos, que nos ha dado el laboratorio o
investigación básica y aplicada y ponerlo en juego. Primero tratar de
apuntar desde lo más sencillo a lo más complejo, y tener una llegada
mucho más masiva. Creo que para la vida social en los geriátricos ya
sería un avance, tener un intercambio, que transite gente, que escuchen
música, pintar mejor los lugares.
Es similar a lo que mencionabas antes sobre la pobre infraestructura de algunas escuelas.
Sucede lo mismo, se repite con otras variables pero se repite
lo mismo. También estamos hablando de construir, porque a veces uno no
se da cuenta de las cosas porque no las atraviesa. Uno toma conciencia
de ciertas discapacidades motrices. Cuando va con el carrito de nuestro
niño por las veredas, ahí se da cuenta que difícil es moverse en Rosario
donde todas las baldosas están flojas, donde se rompen las veredas por
distintas razones. Ahí nos damos cuenta de las dificultades de la gente
mayor para movilizarse en esta o cualquier ciudad. La idea es generar
una encuesta para estudiar diferentes variables de los lugares para la
tercera edad. Partir de problemas que muchas veces son groseros y de
fácil solución, donde solo necesitamos la información requerida para
poder intervenir.
¿Cómo es la población de adultos mayores que asiste al curso que Uds. dictan?
Nosotros damos en Rosario y a veces vamos a algunas ciudades
de Santa Fe, a pocos kilómetros. La población de Rosario tiene personas
muy vitales, no son todas consideradas jubiladas o adultas mayores,
también tenemos gente más joven, pero que se ha retirado. Es gente que
busca información o tiene problemas particulares con familiares por lo
cual se interesan por las neurociencias para dar una respuesta a
problemas concretos que se les presentan. Tenemos una población muy
heterogénea: desde ingenieros, economistas, amas de casa, gente que
trabaja en barrios. Esto es muy interesante ya que no solo transmitimos
los pocos conocimientos que podemos tener, si no que es un diálogo
constante. Cada clase termina en discusiones que son muy interesantes y
ricas por el bagaje que tiene el público que asiste.
¿Hay otros grupos trabajando a nivel país?
En Buenos Aires hay un grupo fuerte. Sebastián Lipina en la
Unidad de Neurobiología Aplicada en el CEMIC. Mar del Plata tiene un
grupo fuerte donde vinculan neurociencias y educación. En Córdoba
también hay grupos importantes trabajando. Los objetivos son diversos,
no centrados en los mismos temas.
¿Cuál es el rol de las neurociencias en la educación?
Las neurociencias actuales tratan de revitalizar y
resignificar muchas de las categorías que tenían los pedagogos y que
tienen gran efecto a la hora de educar. Ese es el camino que creemos hay
que tomar cuando hablamos de esta articulación entre neurociencias y
educación. Tratando de modificar, enriquecer y cambiar estos viejos
paradigmas que siguen teniendo efectos porque también nuestra idea de
niño escolarizado es un niño racionalista. En cambio hoy se habla de
gestión de emociones, y la importancia de la gestión de las mismas. A la
par de ser un buen chico que tenga buenos resultados en matemáticas, no
vamos a quitar importancia a lo otro, pero exaltar el valor que tienen
otras funciones que son vitales para la vida social.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo lo que es teoría de la mente lo cual es importante
para una buena vida social. Cuando alguien me mira hago inferencias
sobre qué está pensando el otro de mí, y el otro hace inferencias sobre
lo que yo pienso en base al mapeo de gestos, miradas, semblantes,
fisiología. Por ende, son funciones muy complejas a las que tal vez no
se les daba la importancia debida y hoy las ponemos en agenda escolar
como fundamentales para el desarrollo del niño.
¿Cuáles son los aspectos negativos de las neurociencias?
Tienen un defecto para mi gusto, y es que hay un orden de
prioridad que hace que los neurobiólogos más duros terminen queriendo
bajarle información a los pedagogos. Tiene que haber un diálogo entre
ambas partes que hasta el momento no se da. Eso es peligroso, no estamos
atentos a escuchar lo que sabe el otro. Los que saben cuál es la
dinámica del curso, qué pasa con los niños, son los pedagogos. Cuando
tengamos un mejor diálogo en esa comunidad científico-pedagógica, ahí
vamos a poder enriquecer mucho más la práctica.
A título personal
Universidad Nacional de Rosario
Facultad de Psicología Docente de la Práctica Profesional Supervisada.
Coordinador Área Neurociencia Cognitiva
Docente de Psicología del Trabajo
Docente de la Universidad de Adultos Mayores
Instituto Universitario del Gran Rosario
Carrera Psicopedagogía
Docente titular de Neurociencias aplicadas al aprendizaje, Neuropsicología y Metodología de la Investigación
Instituto Rosario de Investigación en Ciencias de la Educación (IRICE, UNR-CONICET) Investigador Asistente CONICET
Doctor en Psicología
Maestrando de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad de Quilmes.
Los hermanos Wagner
propusieron su tesis sobre la correlación de la cultura chaco-santiagueña
con las del nuevo y viejo continente. La existencia de un Imperio de las
Llanuras con una cultura compleja.
Fue la
discípula de los hermanos Wagner. Realizó importantes descubrimientos sobre las
culturas que habitaron esta tierra. Dirigió los destinos del Museo
Arqueológico, dándole un lugar privilegiado entre las sociedades científicas de
América.
Olimpia
Righetti, quien naciera en Santiago del Estero en 1910. Su padre, Víctor
Righetti, fue un ciudadano suizo y su madre, Palmira Cari, una dama italiana.
Realizó sus estudios pedagógicos en la Escuela Normal del Centenario.
Desde sus
años de escuela se consagró al estudio de las cerámicas chaco-santiagueñas,
hasta que en el año 1936 llegó a trabajar en el Museo Arqueológico, junto a
Emilio y Duncan Wagner, desempeñándose como dibujante. Con el correr del tiempo
se fue formando en los estudios que los hermanos venían haciendo acerca de
aquella civilización.
Cuando
Emilio Wagner falleciera, en septiembre de 1949, quedó al frente del Museo,
prosiguiendo las investigaciones orientadas por el pensamiento y acción de
quien fuera su maestro.
Entre 1950 y 1960 dirigió una misión arqueológica por los departamentos Banda y
Robles (área del río Dulce), zona en la que exhumó bastante material como fruto
de las excavaciones realizadas. A esta actividad se le sumaron los viajes por
países vecinos, donde dictó conferencias, haciendo conocer sobre los
descubrimientos arqueológicos Chaco-Santiagueños y la obra de los Hnos. Wagner.
Entre
tantos destinos, recorrió el Rió Dulce hasta la localidad de Termas de Rio
Hondo, e ilustrando sus hallazgos. A continuación un documental del Canal
Encuentro.