sábado, 4 de septiembre de 2010

Musica y Ciencia 1972: el año de Ramona y los anticuerpos.

Corría el año 1972 y se estrenaba “Argentinísima 1972”, película perteneciente a un ciclo de producciones dedicado a mostrar música, canciones e intérpretes de la Argentina.

En el mencionado film participaba Ramona Galarza, la novia del Paraná, cantante emblemática de la música litoraleña.



Ese mismo año el premio Nobel en Medicina o Fisiología lo ganaban Gerald Edelman (norteamericano) y Rodney Porter (inglés) “por sus descubrimientos acerca de la estructura química de los anticuerpos”.

Edelman sostenía que existe una analogía entre la forma en que evolucionan los componentes del sistema inmune humano y aquella en que lo hacen los componentes del cerebro en el transcurso de una vida. No es raro, entonces, que Edelman se dedicara posteriormente a trabajar en el área de las neurociencias y filosofía de la mente. Tal es así, que es fundador y director del Instituto de Neurociencias y Director de Neurobiología en el Scripps Research Institute. En el siguiente video aparece analizando temas como el cerebro, la conciencia, el darwinismo neuronal y la teoría de selección de grupos neuronales.



Por su parte Porter obtuvo su doctorado en la Universidad de Cambridge, trabajó en el prestigioso Imperial College de Londres y posteriormente fue designado profesor de Bioquímica de la Universidad de Oxford. Falleció en un accidente automovilístico en 1985 a los 70 años.



Fuentes:
www.youtube.com/watch?v=aTl-yEtOpFs
en.wikipedia.org/wiki/Rodney_Robert_Porter
en.wikipedia.org/wiki/Gerald_Edelman
nobelprize.org/
www.bioch.ox.ac.uk/glycob/rodney_porter_lectures/index.html

viernes, 3 de septiembre de 2010

Only time will tell (o filosofando en Viernes)


Me levante con una canción en la cabeza. “Only time will tell”, de la ya desaparecida Laura Branigan (A propósito, ¿se acuerdan de Laura Branigan? Se hizo famosa cantando “Gloria” allá por los 80. Murió en el 2004 de un problema hepático. Algo que mucha gente no sabe; Laura parece haber quedado en nuestra mente como esa joven tan llena de vida que cantaba Gloria…allá por los 80. Y parece imposible que haya muerto).

Bueno, volviendo al tema de la canción. Se llama ‘Only time will tell” y cuenta la historia de una mujer que le dice a su pareja que nadie sabe qué es lo que va a pasar con la evolución de su amor. Que sólo el tiempo dirá. Y me puse a pensar en lo difícil que se nos hace pensar en esos términos. En esta época donde todo es instantáneo, ¿quién se resigna a esperar que el tiempo le diga? Lo que sea, desde si la persona con la que está es el “amor de su vida” hasta si el trabajo que busca va a aparecer o no.

Demostrando lo pequeño del ser humano ante las fuerzas del tiempo, no tenemos otra opción que esperar. Esperar. Tranquilizantes por doquier para matar el estado de angustia. Esperar. ¿Será o no será? Esperar. ¡No tengo tiempo para esperar al tiempo! Esperar. Algo que la tecnología no puede evitar. La espera.

jueves, 2 de septiembre de 2010

1986: Viudas y nervios



Rita Levi-Montalcini y Stanley Cohen recibían el Premio Nobel en Fisiología o Medicina por el descubrimiento del Factor de Crecimiento Nervioso (NGF por sus siglas en ingles). Este factor es necesario para el crecimiento normal de un tipo especial de neuronas.

Levi-Montalcini ha participado en el senado italiano desde el 2001 como senadora de por vida y es la primera ganadora del premio que ha alcanzado los 100 años y que aún vive.

Cohen continuó sus investigaciones en factores de crecimiento celular las cuales han sido claves para comprender el desarrollo del cáncer así como para diseñar drogas contra esta enfermedad.

Ese mismo año el legendario grupo “Viuda e Hijas de Roque Enroll” se presentaba en el ciclo Badia y Cia. cantando "Hawaiian twist II", de su segundo LP “Ciudad Catrúnica” (editado en 1985).



En la banda se destacaban Mavi Díaz (voz), hija del armoniquista Hugo Díaz y sobrina del percusionista Domingo Cura, fundadora del grupo que llegó a vender casi 500.000 discos en Argentina y Latinoamérica entre 1983 y 1987.

También participaba Maria Gabriela Epumer (guitarra) quien más adelante en su carrera formó parte de la banda de Charly García. Epumer falleció en 2003 a los 39 años por un paro cardiorespiratorio. Se la puede ver en el recital unplugged que García dio como parte del ciclo organizado por MTV en Miami (1995).

Fuentes:
http://www.rock.com.ar/bios/0/300.shtml
http://en.wikipedia.org/wiki/Stanley_Cohen_%28biochemist%29
http://en.wikipedia.org/wiki/Rita_Levi-Montalcini
http://nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/1986/

domingo, 29 de agosto de 2010

La renina es argentina



Renina: palabra corta para describir a una sustancia que está en nuestro cuerpo y que tiene poderosos efectos. La renina es una enzima producida en el riñón que se libera al torrente sanguíneo cuando el organismo detecta una disminución pronunciada de la presión arterial (como por ejemplo a consecuencia de una hemorragia). A través de un sistema complejo y eficiente que involucra a otras sustancias, el efecto final de la renina es causar la constricción de los vasos sanguíneos con el objetivo de que la presión sanguínea se eleve, con el objetivo de llevarla a sus valores normales.

Recientemente publiqué un artículo en el cual se destacaba la importancia actual de la medición de los niveles sanguíneos de renina como parte inicial del tratamiento de la hipertensión. El descubrimiento de la renina se llevó a cabo a fines de la década del 30 y ese hecho de trascendencia mundial involucró a la ciencia argentina.

Una historia poco divulgada involucra al Dr. Luis Federico Leloir, premio Nobel argentino, en la historia de la renina. Leloir ganó su premio Nobel en 1970 por sus trabajos sobre los nucleótidos de azúcar y su papel en la biosíntesis de los hidratos de carbono, un tema totalmente distinto.

Pero antes de esto, Leloir había estado trabajando en hipertensión arterial a instancias del Dr. Bernardo Houssay, otro premio Nobel (1947, compartido) que había guiado a Leloir desde sus primeras incursiones en la investigación. Houssay decidió investigar el tema de la hipertensión arterial maligna luego que uno de sus colaboradores más jóvenes y talentosos, Juan Guglielmetti (1891-1922), falleciera a causa de esta enfermedad.



Houssay había hechos experimentos con riñones de perros, lo cual lo llevó a concluir la existencia de una sustancia que el riñón vertía a la sangre con el fin de incrementar la presión arterial cuando ese órgano detectaba una disminución del flujo sanguíneo (y en consecuencia de la presión arterial). En ese contexto, Houssay organizó un equipo de trabajo que incluía a Leloir con el fín de determinar la sustancia o sustancias encargadas de elevar la presión arterial. Después de algunos resultados negativos, los experimentos funcionaron: Leloir y sus colaboradores habían logrado detectar la sustancia hipertensora la cual era transformada por la enzima renina de una sustancia inactiva (hipertensinógeno) en otra activa (hipertensina).

Lamentablemente, al mismo tiempo que Leloir y sus compañeros investigadores llegaban a estos resultados en la Argentina, en un laboratorio de los EE.UU. con mayor cantidad de recursos, otro grupo de investigadores llegaban al mismo resultado.

Como cuentan en la pagina www.bernardohoussay.org.ar “Los resultados del equipo del Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, fueron simultáneos con los del de Irving H. Page en el Laboratorio Lilly para la Investigación Clínica del Hospital Municipal de Indianápolis. El equipo argentino no pudo reclamar un descubrimiento sino, solamente, un co-descubrimiento: "Me acuerdo que cuando leímos el artículo de Page y colaboradores estábamos muy deprimidos. Sí, fue una época de mucha depresión cuando apareció eso".

A pesar de esto, es indudable el rol central que el Dr. Leloir tuvo en el descubrimiento de la enzima de origen renal (renina) la cual al pasar a la sangre en condiciones anormales para el riñón, produce la sustancia más poderosa que se conoce para elevar la presión arterial.

Fuentes:
1. http://www.houssay.org.ar/hh/bio/leloir.htm
2. Houssay, Leloir, Milstein. Premios Nobel de la Ciencia. 1ra ed. Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, 2006.

sábado, 28 de agosto de 2010

Nuestros mejores y peores momentos ocurren dentro de relaciones sociales según un trabajo de investigación

Los estudios contradicen la noción de que los logros individuales son los que marcan los mejores y peores momentos de la vida.



Traducción de Claudio Pairoba
26 de Agosto.

BUFFALO, N.Y. – En el primer estudio de este tipo, los investigadores han encontrado evidencia convincente de que nuestras mejores y peores experiencias en la vida probablemente no involucren logros individuales sino la interacción con otra gente y la realización de una imperiosa necesidad de conexión social.

Los hallazgos, los cuales se oponen a las implicancias de investigaciones previas, aparecen en “Lo que nos hacen sentir maravillosamente bien también nos hace sentir increíblemente mal: El impacto emocional de experiencias independientes e interdependientes.” El estudio cuenta los resultados de experimentos llevados a cabo en la Universidad de Buffalo (UB) y aparecerán próximamente en la edición impresa de “El Yo y la Identidad”.

Shira Gabriel, coautora del trabajo y Profesora Asociada de Psicología de la UB, dice “La mayoría de nosotros dedicamos mucho de nuestro tiempo y esfuerzo a los logros individuales tales como trabajo, pasatiempos y estudios.”

“Sin embargo esta investigación sugiere que los eventos que terminan constituyéndose en los más importantes de nuestra vida, los eventos que nos traen la mayor felicidad y que también llevan el potencial para causar el mayor dolor, son los eventos sociales – momentos para conectarse con otros y sentir su conexión con nosotros.”

La Dra. Gabriel indica que gran parte de la investigación en Psicología Social ha sugerido explícita o implícitamente que los eventos que se experimentan de manera independiente de otros individuos son claves para explicar nuestras experiencias emocionales más intensas.

“Encontramos, sin embargo,” dice, “que no eran los eventos independientes o individuales tales como ganar premios o completar tareas los que afectaban de manera más importante a los participantes; sino que eran los momentos en que relaciones cercanas comenzaban o terminaban; cuando la gente se enamoraba o encontraban un nuevo amigo; cuando un ser amado moría o les rompía el corazón. En síntesis, eran los momentos de conexión con otros los que afectaban de manera más profunda la vida de las personas.”

Los investigadores incluyeron como autores principales a Lisa Jaremja, una estudiante de doctorado en Psicología de la Universidad de California, Santa Barbara y Mauricio Cavallo, Profesor Asistente en Psicología de la Universidad de Oklahoma.
Un total de 376 individuos participaron en los cuatro estudios que formaron las bases de las conclusiones obtenidas por los investigadores.

El estudio 1 se centró en estudiantes universitarios a quienes se les pidió que describieran las experiencias emocionales más positivas y negativas de sus vidas. De manera abrumadora, y sin importar el sexo de los participantes, los sujetos mostraron una mayor tendencia a describir eventos sociales como las cosas más positivas y negativas que hubieran experimentado (comparado con hechos independientes).

El estudio 2 repitió y extendió los objetivos del estudio 1, con resultados similares, y se enfocó en participantes de mediana edad a quienes se les pidió que contaran una experiencia emocional intensa y reciente.

El estudio 3 brindó evidencia acerca de que el fuerte impacto emocional de los eventos interdependientes (o sea sociales) informados en los dos primeros estudios no se debió al hecho de que los eventos sociales fueran más destacados que los eventos independientes.

El estudio 4 demostró que cuando se piensa acerca de eventos sociales e independientes, los participantes clasifican a los hechos de naturaleza social como de mucho mayor impacto que los eventos independientes. El estudio 4 también demostró que los eventos de carácter social obtienen su impacto emocional de nuestra necesidad de pertenecer.

La investigación y la experiencia de Gabriel se enfocan en la naturaleza social del yo, incluyendo aspectos sociales de la interpretación del yo, las funciones sociales del yo, la necesidad de pertenecer y las diferencias de género en las estrategias para conectarse con otros.

Fuente
http://www.eurekalert.org/pub_releases/2010-08/uab-oba082610.php?fb=1

Virus Sincicial Respiratorio: convocan a participar en estudio para vacuna infantil

Un equipo de científicos en Rosario participa de un estudio internacional para desarrollar una vacuna pediátrica intranasal. El objetivo es ...